En contra del destino
Capitulo 1
La Promesa
Cady estaba saliendo del hotel en donde había buscado a Terry y en lugar de verlo había conocido a Susana Marlowe. En su mente seguían las palabras de la joven actriz y en su corazón sintió de nuevo ese sentimiento que solo Terry podía inspirar en ella: celos.
La noche se estaba poniendo fría pero la calidez de sus pensamientos no le permitía notarlo. Quería por sobre todo verlo, sentir esa mirada calida que no pudo ver desde que el había dejado Londres. Pero a esas horas en donde podría encontrarlo: "No, será mejor que regrese al hospital, me daré un baño y pensare que hacer".
Decidió esperar en la esquina de una cuadra un carruaje. Había caminado por mucho tiempo y se sentía completamente agotada. Al mirar por la venta pensaba que si el destino o algún poder supremo le negaban la dicha de ser feliz desde el momento de su nacimiento. Nunca había habido alguna recriminación de su parte contra los giros del destino desde su infancia, pero en ese momento sentía que ya no podía más. Candy se había cansado de tener siempre la felicidad a la vuelta de la esquina y tener que ver, con frustración, como le era arrebatada de las manos una vez más.
Haber sido "compañera de juegos" de Eliza en lugar de ser adoptada, tener el primer amor de su vida y después perderlo de una manera trágica que la hizo pensar que su corazón estaría seco para siempre, ser obligada a dejar su hogar para a viajar a un lugar desconocido y frió como le parecía Inglaterra en aquel entonces, para después darse cuenta que su corazón renació como un ave fenix al encontrar el verdadero amor al lado de Terry. Pero nuevamente la desilusión de perderlo cuando al fin había entendido que lo amaba como a nadie en la vida.
No, la vida le debía la felicidad y no iba a tenerla hasta estar con Terry. Pero que podía hacer. "Dios mió -pensaba- nunca he pedido nada para mi. Todo ha sido para mis seres queridos pero esta noche, buscándote en el cielo Dios, quisiera pedirte que me dejaras verlo y decirle lo que siento. Quiero decirle que lo amo y que quiero estar todo lo que resta de mi vida junto a el. Dios por favor, dame esa alegría. Si el no siente lo mismo lo entenderé, pero solo quiero la oportunidad de sacar los sentimientos que me están desgarrando el alma, siempre me he detenido por pensar en los demás pero ahora siento que me estoy ahogando. El esta tan cerca y yo anhelo tanto verlo y confesarle mi amor que no me sentiría tan mal si después de decirlo el me rechaza. Solo quiero darle paz a mi ser y seguir adelante.
Mientras Candy hacia su petición en silencio, el carruaje recorría tranquilamente las calles de Chicago. La media noche era un horario tranquilo y callado que le permitía continuar con su plegaria y en silencio agradeció que el cochero tomara la ruta mas larga para llegar al hospital, tal vez con la intención de que aquella joven le diera una mejor propina.
El sueno iba lentamente apoderándose de ella la voz del cochero la volvió a la realidad.
-Señorita, el hospital esta a la vuelta de la esquina. Quiere que la deje en la entrada principal o en la puerta de emergencia?-pregunto aquel hombre con voz cansada .
-Déjeme en la puerta principal por favor- contesto la rubia mecánicamente.
La puerta del carruaje se abrió y nada la pudo haber preparado para lo que vio fuera del hospital.
Terry estaba sentada en la calle viéndola fijamente. Ninguno de los dos hizo algún movimiento, ella tenia un pie en la escalera del carruaje y el se había levantado de golpe como si un resorte invisible lo hubiese empujado.
Candy pensó que el cansancio por fin la había vencido y el subconsciente le estaba haciendo ver visiones. Su mente estaba jugando una broma cruel, aprovechándose de las infinitas ganas que tenía de verlo. Solo basto parpadear un par de veces y percibir un calido olor que ella conocía perfectamente para darse cuenta de que no era así.
El estaba ahí!!! Esperándola? Si, tenia que ser el o porque otra razón podía estar Terry fuera de un hospital? No podía encontrar una respuesta pero tampoco podía articular palabra o moverse.
La petición que había hecho al cielo momentos atrás se había cumplido. Dios le había enviado a Terry. La pregunta era que era lo que iba a hacer ahora?
-Señorita, son dos dólares por favor – dijo con impaciencia el cochero viendo que la joven dama no bajaba.
Candy volvió a la realidad al escuchar su voz y comenzó a buscar el dinero en su pequeño bolso. Pero esta ve vez la voz que interrumpió era una que Candy conocía a la perfección y que hacia que su cuerpo vibrara de la cabeza a los pies.
-Aquí tiene señor y disculpe cualquier inconveniente que haya pasado –dijo Terry acercándose al cochero y estirando la mano para ayudar a Candy a bajar del carruaje.
El cochero al contar el dinero y ver la propina generosa que aquel joven le daba se sitio un poco avergonzado por su actitud y decidió esperar al frente del carruaje el tiempo que aquella pareja necesitara. Con el dinero que tenia en la mano era como si hubiera trabajado todo un día completo, por lo que darles el tiempo que necesitaran era lo menos que podría hacer.
Candy bajo del carruaje con un ligero rubor en las mejillas. Había pensado mucho en lo que diría al verlo y ahora no podía ni siquiera abrir la boca. Pero le había hecho una promesa a Dios a cambio de verlo y tenia que cumplirla aunque el estomago le diera vueltas y las piernas le temblaran.
Terry aun no podía creer que ella estaba frente a el, que no tenia que ir a Inglaterra por ella como había planeado. Había tantos preguntas que se había hecho y tantas cosas que esperaba decirle cuando por fin la tuviera frente a el y ni siquiera podía abrir la boca.
-Pero porque no puedo hablar- se preguntaba mientras seguía sosteniendo su mano. No era que le molestara pero los minutos pasaban y el silencio no era roto ni por el ni por ella.
Terry comenzó a mirar cada detalle. Su pecosa había crecido desde la última vez que la viera en el establo. El cabello era mas largo, aun recogido, esas maravillosas pecas se hacían mas tenues pero aun estaban ahí para su beneplácito, su cintura era mas breve y en general su cuerpo había ganado rasgos mas femeninos dejando atrás el cuerpo de niña que lo había enamorado desde aquella noche en el barco.
Ahora su Candy estaba convirtiéndose en una mujer bellísima y una pregunta se instalo en su cerebro –Candy sentirá lo mismo por mi? En su corta estadía en el colegio los dos habían tenido una relación que iba mas allá de la amistad, de eso estaba completamente seguro. Pero nunca se habían hecho novios formalmente, ni siquiera después de que la besara en Escocia y después, cuando el se fue, la carta que le escribió no era nada mas que una lacónica despedida y los buenos deseos de un "buen amigo" para el bienestar de ella.
Como habría tomado Candy su carta? Tal vez ella pensaba que el se había ido a buscar su camino y al no decirle nada de sus sentimientos ella habría dado por hecho que no había relación alguna.
Una serie de preguntas sin respuesta estaban instaladas en los pensamientos de los dos, hasta que Candy tuvo el valor de romper el silencio y trato de averiguar que hacia el ahí.
-Terry… –dijo con un temblor en la voz que no pudo disimular- yo… quisiera saber que es lo que haces aquí? Como me encontraste? -Su pregunta no había salido como lo planeado pero el hecho de hablar era mucho más de lo que ella esperaba sabiendo que el nerviosismo que sentía podía dejarla petrificada toda la noche.
Terry se quedo pensando un momento en lo que debía contestar y lo primero que le vino a la mente fueron 5 líneas de su obra de teatro favorita y que sabia que ella conocía bien:
"El amor, que me indujo a preguntar.
Él me dio consejo; yo mis ojos le presté.
No soy piloto, pero, aunque tú estuvieras lejos,
en la orilla más distante de los mares más remotos,
zarparía tras un tesoro como tú…"
William Shakespeare-Romeo y Julieta
Candy reconoció de inmediato que las palabras eran de Romeo y Julieta, y su cuerpo se estremeció al entender el mensaje implícito en ese párrafo.
-Candy yo… yo me acabo de enterar por tu familia que trabajas aquí como enfermera y vine a buscarte. Mañana me voy pero no quiero irme sin antes hablar contigo. Hay muchas cosas que tenemos que decirnos - fue la respuesta del joven
-Si Terry tenemos que hablar pero no aquí, yo quisiera que fuéramos a otro lugar – contesto la muchacha armándose de valor porque sabia que era hora de poner sus sentimientos en claro.
-Creo que mi hotel será el lugar perfecto
Los ojos de Candy se abrieron y su rostro en general lucia alarmado. Terry pensó que la propuesta de estar con el a solas en un cuarto de hotel la había asustado y se detuvo de hacer una broma que podía haber aligerado el momento pero que hubiera confundido mas a la joven.
-Candy si quieres podemos hablar en el restaurante del hotel, no quisiera que pensaras que mi propuesta es… pero el joven no termino de hablar cuando fue interrumpido por ella
-No, no es eso es que yo olvide tienes que descansar, tal vez la función te agoto y –Candy recordó entonces a Susana y las palabras de Elisa. Que tal si Terry tenia algo que ver con esa muchacha. Ella le había dejado entrever sus sentimientos al preocuparse porque Terry descansara después de la función
Terry intuyo algo y se animo a preguntarle
-Tu no estas así por estar sola conmigo verdad? Vamos a mi hotel y ahí vamos a hablar-dijo Terry con una voz firme jalando la mano que nunca había soltado desde que ella bajara del carruaje.
Terry le dio las instrucciones al cochero y después los dos jóvenes subieron al carruaje. Terry y Candy no hablaron en todo el trayecto. Estaba claro que había muchas cosas que decirse pero querían esperar a estar completamente solos. Terry hacerle bromas sobre sus pecas, quería abrazarla, quería besarla pero primero quería saber si tenía una oportunidad. Quería saber si iban a entablar una relación formal para seguir luchando por el futuro que el quería para los dos.
Y sumidos en sus propios pensamientos el carruaje llego a su destino y sus dos ocupantes por fin estaban solos dentro de la habitación del actor
-Quieres tomar algo?-pregunto el joven después de indicarle que podía sentarse en la silla junto a la ventana
-No gracias,-fue su respuesta y el actor dejo su abrigo en la cama y se sentó en la orilla de esta.
-Candy quiero que escuches por favor sin interrumpirme, después podrás decirme lo que quieras. De acuerdo? –se apresuro a decir el joven
-Esta bien-contesto Candy.
-Cuando pase la noche tocando la armónica tuve muchas horas para tomar la decisión de dejar el colegio. No fue una decisión fácil, créemelo, pero era la única forma de lograr la meta que me había propuesto. Siempre, en el fondo de mi corazón, estaba esa idea de ser actor pero también estaba consiente de que al ser hijo del duque de Grandchester, tenia una obligación que cumplir. - añadió él frunciendo la comisura izquierda de sus labios en un gesto que denotaba pesar al recordar su poca decisión en ese tiempo.
Terry estaba dejando entrar a Candy en su alma como en la época del colegio. Pero ahora la situación era diferente porque ya no había reglas que seguir y cada uno empezaba a recorrer el camino que habían elegido. Candy comprendió que ella tendría que abrirse de igual manera, aunque no fuera algo fácil.
-Hubiera continuado perdido entre mi indecisión de seguir la profesión que yo amaba o la innegable responsabilidad que llevaba sobre mis hombros al ser el primogénito del duque- continuo el. Pero fue entonces que te conocí en el barco. No te imaginas el cambio que diste en mi vida Candy. Al principio fue solo la atracción física que sentí por ti. Eras tan diferente porque no caíste rendida a mi como cualquier otra chica. Tenías ese aire de independencia y una decisión que no había visto en mi o en alguien de nuestra edad. Trate de bloquear ese sentimiento por miedo a salir lastimado. Dios sabe que mi vida no ha sido fácil y que todo lo que yo he anhelado se me ha ido como agua de las manos.
Al escuchar esto último Candy sintió un nudo en la garganta. Ella sabia bien lo difícil que había sido para Terry haber sido separado de su madre, sus problemas con su padre y que en general; tampoco la vida había sido justa con el. Al escucharlo hablar comprendía que sus vidas eran tan similares, que los dos buscaban su hogar y no precisamente una casa donde vivir, sino el hogar que se encuentra en los brazos del ser amado.
-Pero al irte conociendo, sin quererlo, caí rendido a tus pies. Buscaba cualquier pretexto para verte y el beso que te di en Escocia fue mi primer beso de amor verdadero-concluyo el joven con una leve sonrisa en los labios.
Candy no pudo evitar sonrojarse al recordarlo también y volvió a recriminarse el haber terminado aquel momento con una cachetada.
Terry pareció leer sus pensamientos y se apresuro a decir.
-Se que te asustaste porque era tu primer beso también-afirmo –Lo se por la reacción que tuviste, eso lo comprendí después. Me sentía inseguro de que pasaría con nuestra amistad, pasaba las noches pensando en que si no sentías lo mismo jamás me dirigirías la palabra pero después comprendí que sentías algo por mi y quise saber si podría aspirar a ser alguien permanente en tu vida. Pero nuevamente el destino quería arrebatarme la mayor felicidad que había conocido en la vida. Sentado fuera del cuarto del castigo por fin pude tomar la decisión de seguir mi camino. Lo que tú no sabes es que la decisión la tome pensando en los dos.
Candy abrió sus enormes ojos verde esmeralda al escuchar la declaración que Terry le estaba haciendo.
Sin permitirle decir nada Terry se levanto y siguió su declaración.
-Yo no quería seguir dependiendo de mi padre y tenia que probarte a ti y a mi mismo que podía abrirme camino solo. Si lograba ir a Broadway y conseguir un trabajo de actor sin las influencias de mi madre lucharía por convertirme en el mejor actor y así podría regresar por ti a Inglaterra. Pediría tu mano a tu familia o sino simplemente casarnos y llevarte conmigo con la certeza de que todo seria con lo que hubiera ganado con mi esfuerzo. Como puedes ver mis planes van tomando el rumbo que me propuse. Tengo un trabajo en la compañía Strandford y un pequeño apartamento que acabo de comprar con mi sueldo. Lo único que no esperaba era encontrarte aquí. Ahora entenderás porque estaba afuera del hospital esta noche. Yo te hacia en Inglaterra y esperaba que estuvieras ahí los 3 anos que faltaban para terminar tu educación. En 3 anos yo habría llegado a ser el actor principal de la compañía y con el sueldo podría haber regresado por ti. Se que aun somos menores pero lo que yo siento por ti Candy no tiene que ver con la edad. Si pudieras ver mi alma comprenderías que no es un amor de adolescente. Este amor es profundo y estoy seguro que no habrá en mi vida otra mujer que no seas tú.
Candy apenas pudo contener las lagrimas de todas las emociones que experimentaba en un aquel momento. El había dejado el colegio para conseguir un futuro mejor para los dos. Todo tenia que ver con ellos como pareja. Terry la amaba eso lo decía todo. Estaba feliz y agradeció a Dios el regalo que le daba compensando las injusticias que los dos habían pasado a lo largo de sus vidas. Si la condición para vivir ese momento en que Terry le confesaba su amor era pasar nuevamente por todas las tristezas, Candy las pasaría gustosa. Nada se comparaba a la inmensa alegría que ahora experimentaba.
Terry suspiro al fin esperando el turno de Candy para abrir su corazón de igual forma. Se sentía exhausto pero en paz, por fin había sido honesto con la mujer que amaba y solo esperaba escuchar que ella sentía lo mismo. Volvió a sentarse en la orilla de la cama esperando el momento en el que Candy comenzaría su relato.
Ella se levanto de la silla y le dio la espalda a Terry para mirar por la ventana. Para ella iba a ser más fácil declarar su amor sino tenia que ver esos profundos ojos azules que la ponían nerviosa.
-Yo entre a tu cuarto para buscarte cuando la hermana Grey me levanto el castigo- comenzó ella a narrar.- Al leer tu carta, sentí que el corazón se rompía en mil pedazos. De pronto nada tenia sentido en mi vida y mucho menos mi estadía en el colegio. Tu sabes que el abuelo me mando y yo no estaba muy de acuerdo en ir. Estaba muy triste por la muerte de Anthony…-estas ultimas palabras hicieron que Terry apretara las sabanas de la cama queriendo controlar los celos que aun sentía al escuchar ese nombre en labios de ella.
-Cuando te vi esa noche en el barco sentí una fuerte atracción por ti. A pesar de tus ironías y de esos cambios de humor que mostraste no pude dejar de pensar en ti. Me intrigaba tu comportamiento, eras indescifrable eras defensivo, altanero, pero a veces eras tan protector y sensible que no sabia que pensar de ti. Al irte conociendo mas comprendí que debajo de esa mascara de fortaleza y seguridad había un hombre sensible y tierno. Estabas tan solo y la historia de tu vida me conmovió. Pasamos poco tiempo juntos pero esos momentos los he llevado en mi alma durante este tiempo. Me ayudaste tanto Terry. Me hiciste comprender tantas cosas. Yo tampoco quería la responsabilidad de ser la hija de una familia adinerada con un futuro escrito. Quería encontrar mi propio camino y tu partida solo confirmo que yo no quería estar en ese colegio para convertirme en una dama… una dama…-sonrió Candy con ironía al mencionar la palabra. -.
La carta que escribiste no hablaba de tus sentimientos hacia mi pero al leerla comprendí lo que yo sentía por ti y que el momento de partir había llegado. Viaje de regreso a América y entre a la escuela de enfermería yo siempre supe que quería ser independiente y encontrar una profesión que me permitiera ganarme la vida y al mismo tiempo ayudar a la gente.
Terry escuchaba las palabras de la joven sin poder creerlo. Ella me ama- se dijo a si mismo. Terry se levanto de su silla y se coloco detrás de la chica aun dudando si debía abrazarla en ese momento o esperar a que ella terminara su relato.
Candy sintió su presencia cerca de ella pero su historia iba muy adelantada y lo mejor era terminarla. –Annie y Steir me dijeron de la función que tu compañía presentaría en Chicago. Casi no dormí por imaginarte en el escenario. Los latidos de mi corazón no dejaban que descansara. Pero nada me había preparado para lo que sentiría. El verte en el escenario fue un sentimiento tan poderoso. Dios, no representabas el papel principal pero aun así tu actuación fue la mas destacada. Estoy tan orgullosa de ti Terry, siempre lo he estado. Eres un maravilloso ser humano y yo no podía conformarme con verte de lejos. Necesitaba verte y fui a buscarte al hotel en donde te hospedabas pero una actriz me dijo que te dejara descansar en paz…
Que? Tu fuiste a buscarme al hotel? Susana!– Terry sintió el coraje correr por sus venas. Sabia que la actriz estaba interesada en el. Pero el creyó haber sido bastante claro al decirle que no estaba interesado en ella. Si Susana era capaz de decirle a Candy mentiras para que ella no lo viera, en el futuro tendría que tener mucho cuidado. Haber subestimado a Eliza les había costado la expulsión del colegio y ese error no volvería a cometerlo por más que pensara que Susana no tenía el mismo corazón que Eliza. Esta vez Candy nadie va a volver a separarnos, eso te lo juro – pensó el joven.
Candy ya no pudo hablar e interiormente se recriminaba el haberle confesado a Terry lo de su compañera actriz.
Candy no pudo contener la emoción que la embargaba pero el le había confesado su amor y ella tendría que hacer lo mismo.
Terry tomo los hombros de la muchacha y con un gesto suave la acerco hacia el. Recargo su frente en su espalda y así se quedaron por largos minutos. La confesión de su amor estaba hecha y en ese momento nada en el mundo importaba.
-Te amo –dijo Candy con una voz apenas audible
Candy se dio vuelta lentamente y se encontró con dos hermosos azules y una pequeña sonrisa en el rostro de su amado. Terry tomo su rostro entre sus manos y la acerco lentamente. Candy sabía que Terry la iba a besar en ese instante y estaba segura que esta vez le correspondería.
-Yo tambien te amo Candy –y finalmente Terry la beso.
El beso comenzó de una manera tierna, casi casta, para ir haciéndose más y más profundo. Después de un breve instante Terry la separo de su abrazo lentamente.
-Pecas, quieres ser mi esposa? –pregunto el joven llenándose de un optimismo aun nuevo para el
Candy abrió sus ojos por la sorprendente pregunta. Creyó que el le pediría ser su novia pero eso era algo que nunca imagino. Entonces no era un simple adolescente enamorado, la amaba de verdad tanto como ella a el.
-Se que es una propuesta inesperada y algo precipitada pero esta vez tomare las decisiones sin pensar en nada. Te amo y te quiero conmigo para siempre. –se aventuro a justificar al ver que la chica aun no respondía.
-Por supuesto que si Terry!!! Dios voy a ser tu esposa!! –gritaba la joven dando vueltas en los brazos de Terry.
Por fin Terry la soltó y volvió de nuevo a besarla. Al separarse, Terry recordó que al siguiente día tendría que partir, por lo que aun había que discutir los planes para su futuro. El aun estaba al comienzo de su carrera y ella estaba en la escuela de enfermería. Pasaría algún tiempo antes de que los dos estuvieran juntos, pero al saberse dueño del amor de Candy, tener un poco mas de paciencia le daría la gran recompensa de no separarse nunca más.
-Mañana me voy en el tren de las 12 y por mas que quisiera llevarte conmigo pecas, aun no puedo ofrecerte lo que quiero, además todavía no terminas la escuela y quiero que cumplas tus sueños aun estando comprometida conmigo..
-No me falta mucho pero quiero terminarla aquí. La maestra que tenemos es enérgica pero estoy aprendiendo mucho de ella.
-Cuando te gradúes entonces pedirás trabajo en algún hospital en Manhattan y entonces no volveremos a separarnos, entiendes? –el joven afirmo.
-Solo se que te amo y que te seguiré al fin del mundo si es necesario, Terry
-No vamos a ir tan lejos pecosa, solo estaremos en Nueva York –respondió Terry que aun no comenzaba a acostumbrarse a escuchar las espontáneas declaraciones de amor de su amada. La volvió a besar y con cada nuevo beso ella aprendía a corresponder abiertamente.
-Tienes hambre Candy?- fue la pregunta que hizo Terry al separarse de Candy.
-Si pero a estas horas no hay nada abierto.
-El restaurante del hotel esta abierto las 24 hrs. mi amor- Terry sonrió al ver como Candy se sonrojaba al escucharlo decirle mi amor.
-Bueno si no te gusta que te llame así seguiré diciéndote tarzan pecosa –y soltó una carcajada cuando termino la frase
-Terry!! –fue lo único que alcanzo a decir antes de cruzar los brazos y fingir estar enojada con el.
El la tomo de la cintura y la levanto en el aire.
-Cuando regresemos de cenar me convencerás para decirte de otra manera.
Terry y Candy cenaban tranquilamente sin notar la presencia de un par de ojos azules que los miraba con rencor.
-Finalmente se salio con la suya y logro verlo. Pero esta guerra apenas comienza y yo tengo una ventaja. El va a estar de gira conmigo. Yo lo quiero como nunca he querido a ningún hombre y no lo voy a perder por una mujer que a simple vista no tiene nada de extraordinario. Y aunque lo fuera. Terry es mío y no lo voy a perder.
Con gran dolor Susana vio como Terry pagaba la cuenta, y para su sorpresa, Terry y Candy subieron las escaleras. Un dolor agudo atravesó el pecho de Susana cuando noto que iban al cuarto de Terry. No se quedara con el. Así sea lo último que haga.
Dentro de la habitación, Candy no sabia que hacer. No se sentía segura de estar con Terry pues aun eran muy jóvenes y había tanto por hacer. Terry la tomo por la cintura y recargo su frente en la nuca de ella.
-Por mas que me muero por hacerte mía esta noche mi amor, quiero que cuando lo hagamos no tengamos que separarnos al siguiente día. Por ahorita me es suficiente con que descansemos juntos hasta lo hora en que tenga que partir, estas de acuerdo mi amor?
-Si mi vida-fue la respuesta de Candy
Terry entro al baño para darle privacidad a Candy. Ella se puso la pijama de Terry y lo espero dentro de la cama. Terry se metió bajo las sabanas también y los dos permanecieron unos minutos en silencio solo mirándose.
Candy le dio las buenas noches y cerro los ojos.
- Y me dejas tan insatisfecho?-dijo Terryy Candy reconoció inmediatamente las líneas de Romeo y Julieta por lo que siguió el juego.
-¿Qué satisfacción esperas esta noche? Contesto ella siguiendo la línea que Terry había comenzado.
-La de jurarnos nuestro amor –contesto el viendo fijamente los ojos esmeralda que tanto amaba.
-Terruce Grum Grandchester, yo Candice White Andrey te amo y te quiero como mi esposo para amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Terry nunca se imagino esa respuesta y sintió como una lagrima recorría por su mejilla cuando contesto los votos que Candy le había dado.
-Candice White Andrey, yo Terruce Grum Grandchester te amo, te adoro y te quiero como mi esposa para amarte y respetarte todos los días de mi vida y aun después en la eternidad.
Y después de jurarse amor eterno se quedaron profundamente dormidos. Esa noche era su noche y nada podría borrarla de sus mentes mientras estuvieran vivos. Pero en la mente de la joven Susana Marlowe había otros planes. El odio y el rencor se acababan de instalar en el corazón de la joven actriz y esos sentimientos la iban a llevar a cometer toda clase de acciones con tal de tener a Terry.
-Disfruta la única noche que tendrás junto a mi Terry porque mañana la historia será diferente- fue la promesa que Susana Marlowe hacia en silencio mientras miraba hacia el lago Michigan
Continuara.
