I: World is mine
¿Por qué no sentimos? Mejor dicho, ¿Por qué creen ellos que no sentimos nada? Que nuestro pecho está lleno de cables y las lágrimas que salen de nuestros ojos de vidrio cuando el público grita enloquecido no son más gotas de aceite de algún sistema averiado. Lo que comenzó pareciendo un sueño en el que despertabas con el mundo a tus pies no tardó en volverse una pesadilla. No tienes pasado, no tienes futuro, ¿Qué pasará cuando tu voz pase a la historia?
"MÚSICO VIRTUAL, ¿MÚSICO REAL?"
YAMAHA Corporation lo ha hecho de nuevo, sorprendiendo a su público con nuevos sistemas que no dejan de impresionar a los medios. Luego de su más popular creación, los sintetizadores de voz VOCALIOID, software revolucionario para darle voz a las canciones que circundaban por la red, ha decidido ir un paso más allá. Tras el creciente éxito de los conciertos holográficos a nivel mundial de los artistas virtuales Hatsune Miku, Kagamine Rin & Len, Gakupo Kamui, Shion Kaito, Megurine Luka, Sakine Meiko y demás personajes célebres de la entrega, han decidido desarrollar lo que parece ser un proyecto piloto revolucionario. Los medios de radio y televisión esperan ansiosos la convención anual de VOCALOID en el edificio adjunto a la sede principal de la empresa en Hamamatsu, prefectura de Shizuoka, Japón –construido especialmente para el desarrollo del proyecto-, donde las cabezas del proyecto han asegurado la revelar lo que parece ser "La gran creación", la cual tiene en desarrollo más de doce años, ¿Dejarán estos chicos de ser imágenes en segunda dimensión?
Fragmento del diario El Asahi Shimbun, 27 de Julio del 2039
A los pies de la tarima, fans, reporteros independientes y de las más aclamadas cadenas de televisión se debatían por los mejores lugares para presenciar el espectáculo que, de acuerdo con la publicidad de radio y televisión de los últimos meses se había sido clasificado como "La cereza del pastel". Entre el murmullos de los presentes se escurría las primeras estrofas de "Ikebukuro Lovers" como música de fondo, cargando la atmósfera de una creciente ansiedad. La gente quería respuestas, saber, ¿De qué se trataba la gran revelación? Mientras tanto la tarima seguía vacía, sin más que una capsula de metal en forma de cilindro dispuesto en forma vertical al parecer sellado en el centro de la misma. Personalidades de todo el mundo especulaban, ¿Se tratará todo de una exageración? ¿Y esa capsula? ¿Puede ver alguien a través del vidrio? ¡Que salga de una vez Makishima!
El sonido de un par de baquetas chocando entre sí seguido de una nota larga de una voz lo suficientemente conocida hizo que todos dirigieran su mirada automáticamente hacia la tarima, que repentinamente se había llenado de humo color aguamarina. El tema musical oficial del proyecto: "World is mine". Finalmente el momento había llegado. La música continuó a medida que dos figuras, un hombre una mujer, se hacían paso entre la cortina. El público los recibió con un explosivo aplauso, lleno de euforia y cierto tono de "¡Finalmente se dignan a salir, maldición!"
El joven, de cabello negro lo suficientemente largo para amarrarlo en una cola de caballo baja vestido con jeans desgastados y una camiseta holgada de un rojo gastado, levantó la mano hacia el publico, pidiéndole su calma y a la vez disculpándose por todo el drama. La mujer a su lado, ataviada con un conjunto de chaqueta y falda ejecutiva color crema, se acomodó los lentes bajando ligeramente la cabeza. Su cara era de pocos amigos, no parecía ser precisamente de esas personas que gustaban subir a un escenario, a diferencia del joven a quien se le veía bastante cómodo dirigiéndose a las masas. Era de esperarse que Makishima Shinosuke, director principal del proyecto piloto "La cereza del pastel", estuviese acostumbrado a trabajar con la prensa, para variar ese era uno de los días menos hostiles que había tenido que enfrentar desde el inicio, pues la naturaleza "Top Secret" del proyectoen numerosas ocasiones le había causado uno que otro enfrentamiento directo con informantes y peridistas –independientes y de grandes compañías también– que buscaban meter sus narices en su pequeño bebé. Era su primer gran momento, no dejaría que nadie se lo arruinara.
Sonrió sintiéndose todo un ganador y encendiendo el micrófono inalámbrico que pendía del cuello de su camiseta apoyó una mano sobre el cilindro de metal; los vidrios del mismo se hallaban empañados como si allá adentro se estuviese a varios grados bajo cero. Makishima se sentía justo como la canción y en su mente no dejaba de repetirse "World is mine"; y verdaderamente, si todo salía bien, así sería.
Se llenó los pulmones de aire y un trago amargo de humo aguamarina antes de dirigirse al público.
–¿Alguna persona en el público conoce a Hatsune Miku?
Otra ola de gritos eufóricos y aplausos. Makishima se sentía nuevamente en uno de esos conciertos del verano pasado: Estadios repletos, entradas agotadas, luces de plástico y puerros brillantes. Se limpió un oído.
–Espero que eso sea un sí –Se aclaró la garganta sin quitar esa sonrisa triunfante de su rostro. La mujer permanecía callada– Como sabrán, al menos los que tienen dos ojos y acceso a la televisión, los últimos años YAMAHA Corporation, recibiendo la colaboración de otras empresas, ha estado desarrollando un proyecto especial, dentro de él incluso la construcción del edificio en el que estamos ahora, ¡Un aplauso para nuestros patrocinadores y colaboradores!
Mientras Makishima hablaba el público no despegaba sus ojos de la capsula, sabían que el punto de todo ese alboroto estaba oculto allí y el joven no tardó en darse cuenta que su palabrería comercial no hacía más que causar tensión.
–Entonces ya lo saben, ¿Quieren saber que hay en la capsula?
Otra ola de gritos y aplausos del público.
–Bien, bien. Vuelvo a preguntarles, ¿Alguno conoce a Hatsune-san…?
El vidrio que cubría la parte frontal de la capsula descendió al suelo permitiendo que todo el vapor producto de la baja temperatura comprimida en el cilindro de casi dos metros abandonara el interior de forma abrupta y causando un "shhhh" de salida. Un primer pie, pequeño y delicado se hizo visible entre la mezcla de humo aguamarina y el vapor helado, luego una coleta, una mano delgada, el volado plateado de una falda de color metalizado. Un par de ojos aguamarina, enormes y a la expectativa parpadearon para acomodarse a la luz.
–Damas, caballeros…
Makishima sumergió su brazo entre la mezcla de gases hasta alcanzar una suave, delgada y fría mano que condujo desde el interior de la capsula hacia el resto del escenario. El público estaba mudo luego de tantos gritos y aquellos ojos aguamarina seguían parpadeando, una mezcla de asombro y confusión.
–¡Les presento a Hatsune Miku-san, la primera ginoide de pensamiento artificial completamente autónomo! –Dijo Makishima y luego empujó levemente la espalda de la chica– Vamos, Miku, saludales.
Miku, aún un poco desorientada, asintió algo avergonzada pronunciando "Yoroshiku onegai shimazu" con esa voz propia de ella tan popular pero con un tono aterciopelado, en lo absoluto robótico o automatizado, eso era sin duda alguna una voz a la que podía clasificársele como humana.
El público explotó en aplausos y las cámaras pasaron inmediatamente de Makishima o la capsula hasta la joven ginoide de un metro sesenta de alto, cuyas coletas bailaban con los movimientos de su cabeza y que incluso pestañeaba. No podía ser más humano, era tan real que incluso asustaba. Miles de flashes la apuntaban disparando sus luces sobre ella a toda velocidad.
-¡Chottou mate! –Se escuchó otra voz conocida, más aguda, de la parte trasera del escenario.
De inmediato brincó en el centro una pequeña niña rubia, colocándose en frente de Makishima. La pequeña le hacía pucheros y pateaba una de sus rodillas.
-¿La primera? ¿Qué hay de nosotros? –Reprochó la pequeña, girándose al resto del público.
¡Es Kagamine Rin! No tardaron en gritar entre el público y más flashes volaron por todos lados. Fotos de Miku, fotos de Rin, fotos de la cara avergonzada de Makishima.
Nosotros. Rin había dicho nosotros.
-¡Por favor, Rin-chan! ¡Recuerda lo que dijo Makishima-san! –Dijo otro pequeño rubio.
Un poco más alto que ella, Len sostuvo su muñeca bruscamente para poder bajarla del escenario pero la pequeña seguía resistiéndose, haciendo una rabieta.
Y en ese momento Makishima cayó en cuenta que tal vez hacerles del todo automatizados no era una buena idea. Sólo pensaba "Odio a los niños, no quiero ser una maldita niñera" mientras sonreía falsamente a las cámaras como si nada malo hubiese pasado.
…
Miku abría y cerraba su mano en forma lenta tratando de probar sus articulaciones mientras que sus ojos, parpadeando varias veces para acostumbrarse a tantas formas y prismas, recorrían toda aquella habitación detallando cada cosa para almacenarla en un espacio de su memoria permanente. Este será tu hogar, le había dicho ese joven desaliñado a quien todos trataban con demasiado respeto para lo joven que era. Aquel era un extraño hogar, o más bien, un hogar demasiado "hogareño" y valga la redundancia para referirse a él. Paredes color crema, estantes repletos de CD's, una biblioteca en una de las esquinas, un televisor, varios sofás… aquello sin duda era la sala de estar de una casa común y corriente. Lo único extraño era precisamente la ubicación, uno de los pisos del edificio construido para el hasta ese día secreto proyecto "La cereza del pastel". Y verdaderamente, aquello era la cereza del pastel, el punto culminante, la punta del iceberg de la tecnología VOCALOID. Al fin ellos estaban verdaderamente vivos. O algo así.
-¡Mii-chan! –Chilló Rin antes de arrojarse sobre Miku y abrazarla por el cuello bastante emocionada- ¿Sabes cuánto tiempo llevaba esperando que despertaras? Len es tan aburrido.
Su gemelo, que se encontraba apoyado en la pared junto a la puerta, le dedicó una mirada asesina. Rin le respondió sacándole la lengua.
-Etto… yo… -Tartamudeó Miku, aún desorientada.
-No la molestes, Rin –Suspiró acercándose con las manos en los bolsillos- Debe estar muy confundida todavía.
Rin se giró a la chica y comprobó su expresión. Se separó de ella y puso de pie junto a su hermano, ambos frente a la jovencita aguamarina.
-Mi nombre es Kagamine Rin, él es Len –Señala con el pulgar a su hermano- El aburrido de la casa. Y por allí debe venir…
-Sakine Meiko –Dijo alguien con voz cantarina a espaldas de Miku colocando la mano sobre su cabeza y despeinándola bruscamente- Yo-roshi-ku~
-Rin, Meiko, Len… -Susurraba Miku tratando de procesar toda la información.
-¡Lo que hiciste estuvo muy mal, Rin! –La reprendió Meiko, ella se encogió y bajó la mirada avergonzada- Sabes que Makishima quería…
-¡El dijo que ella era la primera! ¡Pero la primera fuiste tú!
-Rin… -Dijo Len en voz baja, tomándole la mano.
La sonrisa amigable de Meiko desapareció, siendo sustituida por una línea delgada y recta sin expresión alguna. Rin también cayó en cuenta de lo que acababa de decir y guardó silencio. Y mientras tanto en el medio, la joven aguamarina seguía mirando a esas personas de las cuales tenía una vaga idea pero no sabía si conocía. Recordaba que varias veces una voz le había dicho "Tienes buenos amigos, los conocerás más adelante y prometo que se divertirán mucho juntos, Miku"… ¿Eran ellos de los que hablaba la voz? Porque no se estaba divirtiendo en lo absoluto, tanta información la tenía abrumada, agotada, tantas voces, olores, colores y texturas la sobrecargaban y apenas había abierto los ojos por primera vez esa mañana.
¡Cierto! Abrir los ojos por primera vez… la voz había dicho también algo acerca de eso.
-Ya basta, chicos –Habló esa misma voz, la voz que Miku recordaba.
-Makishima… -Se le escapó a Meiko.
El joven, que había entrado sin ser visto en la habitación durante la pequeña discusión, se acercó a ellos y les sonrió a todos.
-El cerebro de Miku-chan aún está en proceso de iniciación, traten de no abrumarla demasiado, ¿Si? –Dijo en tono amable y luego se inclinó hacia la jovencita para acariciar su mejilla- Nee, ¿Te acuerdas de mí?
Esa era… sin duda era la voz…
-M-makishima-san… -Tartamudeó ella al momento que sus mejillas se ponían coloradas, gracias al mecanismo artificial integrado, por supuesto. Eso le causó gracia a Makishima.
-Ese soy yo –Tomó su mano y la ayudó a levantarse. Luego se dirigió a la los demás- Me aseguraré de que todo su sistema esté marchando bien, ustedes, cálmense.
Los otros tres VOCALOID sonrieron avergonzados.
-Gomen, Mii-chan –Se disculpó Rin con una sonrisa torpe- No pensé que…
-D-descuida… -Dijo avergonzada y luego se giró a Makishima, buscando su aprobación. El sonrió y le asintió. En efecto, era lo que ella debía decir en un momento como ese.
Mientras se dirigían al estudio de Makishima Miku no pudo evitar mirarle, analizar cada detalle suyo y guardarlo en su memoria permanente. Empezaba a recordar todas las veces en que aquella voz le había hablado cuando su cerebro aún estaba almacenado en un computador, cuando no poseía brazos, piernas o una boca para responder a aquellas gentiles palabras. Para ella, ese joven desaliñado y algo extraño era deslumbrante, era real.
-¿Estás analizándome, cierto? –Le dijo mientras sacaba de sus amplios bolsillos un manojo de llaves con grupos llaves de varios colores y abría la cerradura.
-¿Eh?
-Te programé para hacerlo, analizar y almacenar todo aquello que al juicio de tu software fuese importante y necesario, ¿Lo estás haciendo?
-S-sí… -Respondió avergonzada.
-Bien. Pasa –Le abrió la puerta como todo un caballero- Siéntate por allá, ¿Te resulta familiar todo esto?
Miku asintió y se sentó en un banquillo frente al computador. En aquella habitación todo era de color blanco, plata y aguamarina. Un CPU gigantesco conectado a varios monitores de gran tamaño era la estrella del show.
-Esa eras tú –Señaló el gran computador y luego se puso a buscar algo en uno de los estantes.
Ah, claro. Eso lo recordaba. Había muchas cosas que recordaba sin estar consciente de ello.
-¿Te cuesta hablar? ¿Te molesta la estructura de la mandíbula? –Dijo sin quitar la vista del estante, aún buscando.
-Eh, no…
-¿Entonces?
-Es que no sé qué decir.
-Uhm… -Por fin tomó lo que parecía un pequeño dispositivo del que salían cables USB y se sentó en el banquillo a su lado, mirándola fijamente- ¿Está fallando tu software de japonés y escucha?
-No, estoy bien –Dijo desviando la mirada y con sus mejillas ligeramente coloradas otra vez.
Makishima sonrió y conectó ambos cables en un punto en su cuero cabelludo, tras sus coletas. Sólo aquel que supiese exactamente donde estaban podría encontrarlos.
-Entonces sólo eres algo tímida –Observó la pantalla del pequeño dispositivo, que empezaba a llenarse datos- Al parecer todo marcha bien –Desconectó ambos cables y palmeó su cabeza dulcemente –Quedaste mucho mejor de lo que imaginé.
Miku dio un ligero brinquito en su silla, avergonzada.
-Makishima, la prensa te espera en el lobby.
Esa misma mujer ataviada con el conjunto color crema había aparecido fantasmalmente y su espalda reposaba en el marco de la puerta. Su mirada seguía siendo la misma, seria e inexpresiva.
-Hai, hai –Dijo con pereza levantándose del banquillo, dejando el dispositivo a un lado y besando la frente de Miku- Explora cuanto quieras, pero obedece a Meiko, ¿Si?
La joven asintió varias veces, nuevamente con las mejillas coloradas. Estúpido y delatador mecanismo artificial integrado.
Makishima se rió un par de veces antes de salir con la mujer de traje caminando tras él pero sin ponerle atención, ella estaba muy ocupada enviando un texto importante desde su Smart iPhone 9.12' o haciendo cualquier otra cosa importante de personas de traje con sus móviles.
Explora cuanto quieras.
Y aquello no era una mala idea, Miku deseaba saber más acerca de ese enorme edificio que sería su hogar. Aún se sentía nadie en ningún lugar, aún se sentía que todo eso era una imagen procesada por el ordenador en el que residía su inteligencia artificial hace unos días. Se preguntaba, ¿Qué hago aquí? A medida que iba pasando las puertas de aquel largo pasillo, algunas de ellas identificadas con colores particulares: Amarillo, azul, rosado, púrpura, rojo, aguamarina. Casualmente el color de esas puertas coincidía con las coloridas llaves de Makishima, eso era algo que también había almacenado en su memoria permanente. Todo acerca de Makishima era importante, desde su mano ayudándole a salir de la capsula hasta sus labios tocando delicadamente su frente. Ojos marrones con verde, manos grandes y cálidas, ropa desaliñada, pómulos pronunciados, nariz perfilada, labios rosados, húmedos y carnosos. Esos y otros datos insignificantes eran organizados y codificados en el expediente Makishima junto con el sonido de su voz, la forma de caminar… ¡Espera! La joven parpadeó varias veces y detuvo su caminar, otra vez lo estaba haciendo, pensar como una computadora. La voz –con nombre e incluso un rostro ahora- le había dicho "Tienes que ser más flexible y dejar que tú mismo cerebro se encargue de pensar, a partir de ahora serás un humano" pero aquello resultaba más difícil de lo que en el momento parecía. Estaba acostumbrada a ser una computadora y de cierta forma seguía siéndolo, no podía cambiar eso.
Se apoyó en la pared y suspiró tratando de relajarse y permitir la entrada de aire frío a su sistema, se estaba recalentando un poco. Miró a ambos lados para asegurarse que Makishima no estuviese cerca, le avergonzaría que él la viese así de tonta y perdida, ella le había asegurado antes –cuando aún residía en el súper ordenador- que ya estaba lista para intentarlo, para tener un cuerpo y ser humana.
Oh, otra cosa que recordaba sin estar consciente de ello, ¿Era eso cosa de humanos?
Sacudió su cabeza varias veces para alejarse de esos pensamientos. Fue en ese momento cuando se percató de que una de las puertas de colores, azul, estaba entreabierta. A través del delgado hilo entre la puerta y el marco logró observar una capsula muy parecida a la suya –de la que había salido- apoyada de la pared. Dentro de ella el gas comprimido no era tan denso, podía distinguir la sitúela algo fantasmal de un hombre de piel blanca y cabello azul durmiendo en su interior.
¿Durmiendo o… desactivado?
-¿Qué estás haciendo? –Preguntó alguien poniendo una mano sobre su hombro.
