La clase extracurricular había terminado. El pequeño grupo de alumnos estaba listo para volver a casa esperando con ansias escuchar de parte de Waka-chan que ya podían irse. Ella no estaba muy segura de querer marcharse ya. Ninguna de sus amigas había ido a la visita al acuario porque ninguna de ellas era tutorada por Wakaouji, y a pesar de ello, quería quedarse un rato más con Waka-sensei, mirándolo de lejos, como casi siempre hacía.
-¡Un momento! –alzó la voz el profesor; los alumnos le pusieron atención –La dirección de la escuela me ha pedido que tome una foto grupal después de la excursión –comenzó a explicar; algunos alumnos se vieron entre sí, murmurando –Sí, sí, yo tampoco estoy de acuerdo con la idea, pero es algo que se debe hacer
Ella tragó saliva. Odiaba que otras personas la fotografiaran porque consideraba que se veía fatal en las fotos. Era realmente tímida para esas cosas. Ninguno de sus compañeros pareció darle importancia a lo que ella sentía, pues todos estaban en sus asuntos, esperando la dichosa fotografía.
Waka-sensei sacó su cámara digital, apuntando con ella hacia sus alumnos.
-Así que… párense de éste lado… -dio indicaciones, mientras revisaba la imagen en la cámara
Los otros parecían contentos por ser fotografiados, pero ella no. Ni siquiera se había colocado donde estaban los demás.
-Eh, faltas tú –le dijo el tutor, mirándola; ella dio un respingo
-No, gracias… -contestó, rígida en su lugar
Wakaouji se le quedó mirando fijamente, con la cámara en la mano.
-¡Sensei! –uno de sus alumnos le habló; él volteó, atendiendo el llamado –Yo puedo tomar la foto si quiere, para que también salga usted
-Sí –se apresuró a contestar, acercándose a su alumno para darle la cámara –Tengo que agarrarla a ella para que también salga
-¡¿Eh?! –gritó la joven; sus compañeros voltearon a verla entre sonrisas
El profesor se acercó a ella, y tomándola del brazo, la jaló suavemente hacia el grupo. Wakaouji le soltó cuando ella comenzó a caminar, pero tuvo que acelerar su paso para alcanzarla al ver que estaba alejándose del grupo.
-¡Oye! –gritó -¿A dónde vas?
Al alcanzarla, le jaló de la cintura, acercando sus cuerpos con suavidad. Ella sentía que iba a infartarse: era la primera vez que mantenían ese contacto. Waka-chan comenzó a retroceder, llevándosela consigo, acercándose al grupo, que aguantaba la risa.
-¡No! ¡No quiero! –gritó, haciendo un escándalo; sus compañeros estallaron en carajadas
Al estar con el grupo, ella frunció el ceño, avergonzada. Sin embargo, su malestar dio paso a la sorpresa cuando sintió la mano de Wakaouji apretando levemente su cintura.
-Pero, Sensei, de este lado me pega la luz del son en los ojos –dijo, queriendo zafarse de la actividad
Su compañero apretó el botón, y la cámara emitió un sonido. El chico hizo una mueca al ver la foto.
-Waka-chan, ella no aparece bien en la foto. Voy a tomar otra
Era demasiado para ella. Su compañero volvió a apretar el botón, y el sonido volvió a resonar. Al escuchar ese sonido, aquél que indicaba que se había tomado la foto, ella se tapó la cara con las manos, llena de vergüenza y, sin saber exactamente por qué, buscó refugió en Waka-sensei, poniendo sus manos sobre el torso del profesor, escondiendo su rostro en el pecho del adulto. Escuchó a Wakaouji reír, divertido, y sintió los brazos de su profesor alrededor de ella, dándole un suave abrazo que le reconfortó. Y ella rió también, sintiéndose más tranquila.
Sus compañeros voltearon a verlos. El grupo, de no más de nueve, pareció extrañado con lo que veía. Se miraron entre sí, murmurando, porque no sabían qué más hacer.
