Es una historia de amor entre Edward y Roy, donde viven en la aldea de la Hoja, están mezclados los personajes de Naruto y Fullmetal Alchemist, es una historia muy hermosa con romance sorpresa y muchos celos. Espero que les guste.


Hola a todos, este es mi primer fic que subo a Internet, espero que les guste.

Atentamente: Sole o Naru.


La lluvia repentina hizo que Edward se mojara apenas el uniforme, llevaba su típica campera negra con su sobretodo rojo, sus pantalones de cuero y

sus botas tan cómodas. Ya era la segunda vez que tenía que ir a ver al coronel a su trabajo, solamente porque se olvido unas páginas de su informe,

pero no tenía remedio si quería encontrar la piedra filosofal.

Ya dentro del cuartel entro sin saludar a nadie, ya dos veces era mucho y más si eran como 10 personas allí adentro todas juntas viendo unos mapas y

sin golpear a la puerta entro de una a la oficina del Taisa, cerrando esta fuerte.

- Pero… ¿Qué demonios? –Pregunto un Roy Mustang enojado, al parecer se había quedado dormido. –¡Elric! ¿Cuántas veces tengo que decirte que

TOQUES LA PUERTA? –Pregunto gritando las últimas palabras.

- Disculpe, es que como ve tuve que ir casi corriendo por la lluvia y demás. –Dijo Edward que no estaba de ánimos para pelearlo. –Aquí tiene lo que

faltaba del informe. –Dijo tirando dos o tres papeles que llevaba al escritorio. –Adiós.

-Espera. –Dijo Roy aun molesto. –Toma, es una misión, léela que en tres días la tendremos que hacer y tristemente para tu gusto no puedes llevar a

Alphonse.

Edward tomo un papel grande y rectangular, donde decía los datos de la misión.

Misión: Clase A.

Detalles: Ir a cuidad Mangosta. Investigar sobre asesinato por homúnculos. Nueva identidad vacacioncitas.

Integrantes:

Roy Mustang.

Maes Hughes.

Edward Elric.

Relaciones: Roy Mustang – tutor de Edward Elric. – Maes Hughes acompañante, amigo.

-Aja… -Dijo Edward sin ánimo. -¿De qué me sirve esto con la piedra?

-Primero que nada, tienes que hacer todo lo que los militares te piden, luego, creo que los homúnculos saben algo. Eso es todo Acero.

Edward se despidió en saludo militar y salio de allí, pensando que en unos días tendría una misión con Mustang y Hughes, eso si sería raro.

La lluvia ya había cesado, solo quedaba el cielo nublado, amenazando con llover nuevamente, Edward ya estaba frente al cuartel, caminando por la plaza, mientras miraba de reojo las estatuas de personas, al parecer los hokages que habían estado gobernando años atrás, eran más modernas que la de las montañas.

-¿Eh? –Edward al ver un nombre se quedo quieto, releyéndolo. –Naru… Naruto Uzumaki… -Susurro tan suave, como si ese nombre fuera algo sagrado y siguió leyendo casi en un susurro. –Sexto Hokage. Salvador tres veces del mundo. Murió salvando a la aldea de la "bestia y el demonio", haciendo que este fuera transportado a un universo distinto. Muchos dicen que vive, otros dicen que no, pero siempre estará en nuestros corazones.

-Así es. –Dijo alguien detrás de el, Edward sorprendido pego un gritito y se dio vuelta, era un joven de cabellos marrones oscuros, ojos del mismo color y piel morena. Llevaba una cicatriz en forma de curva sobre su nariz y estaba vestido en forma de Ninja. –Naruto fue mi alumno de chico y era un escandaloso, pero luego fue cambiando y siempre fue muy querido.

Edward miro con cara de ¿Te conozco? al hombre, que debería de tener unos 40 o 45 años, luego se dio cuenta que ese hombre estaba…

-Perdón, es que te escuche que leías eso y… me entusiasme. Mi nombre es Iruka. Un gusto…

-Edward Elric. –Le tendió la mano y sonrío alegremente, Iruka se ruborizo ante la sonrisa.

-¿Eres Ninja Edward? –Pregunto Iruka examinando al joven de pies a cabezas.

-Si. Bueno empecé hace 3 años en el ejército, tengo 15 años y ahí me hicieron estudiar muchísimo y aprobé todos los exámenes además del de alquimista estatal.

-¡Valla! ¡Claro, ya había escuchado tu nombre! ¡Todos hablan maravillas de ti! ¡Eres un genio! –Exclamo Iruka sorprendido. –Bueno ahora tengo que ir a enseñar clases, si quieres un día pásate y te enseñare algunas cosas, como jutsus o como pegar, si es que no lo has aprendido.

-Pues algo se, pero capaz me hace falta capacitarme, cuando pueda me paso, muchas gracias. Hasta luego. –Edward le dio la espalda y saludo con su mano, caminando hacia la posada.

Al llegar a la posada y explicarle a Alphonse lo de la misión, le pidió por favor que fuera a la casa de Winry hasta que este terminara todo esto y este con gusto acepto.

-¿Sabes Al? –Dijo Edward, Al que estaba cocinando se dio vuelta, era bastante grande su armadura como para no golpear nada, por eso siempre andaba muy lento en lugares chicos, como ese. –Ya encontrare la piedra, ya verás y podremos ir a vivir con Winry y los demás, todo irá bien, ya verás, te lo prometo por mi vida.

-Hermano… No prometas nada, yo confío en ti. –Dijo Alphonse dulcemente, volviendo a cocinar.

Edward se recostó en el sofá y se quito las dos camperas, dejándose la musculosa negra para revisarse su automail, si en 2 días era la misión, tenía que controlar que estuviera todo perfectamente, no quería ser una molestia.

Al pasar los dos días Edward esperaba ya en la estación de trenes, con una pequeña maleta marrón junto a Alphonse que se despedía de el mientras esperaban a Mustang y Hughes.

-Ni san… Cuídate ¿Si?

-Claro Al, tu igual. –Dijo Edward y su hermano menor asintió.

-¡Ed! ¡Al! –Saludo Maes corriendo hacia ellos para saltarles encima y abrazarlos.

-Vamos Hughes compórtate. –Hablo Mustang detrás de ellos con cara de pocos amigos. –Entren al tren.

-¡Adiós Al! ¡Saluda a todos de mi parte! –Grito Edward sonriéndole mientras el tren apenas cuando subieron empezó a partir.

-¡Adiós ni san! ¡Cuídate! –Grito Alphonse con su voz metálica y hueca.

Edward le sonrío y siguió a los dos hombres militares para buscar un compartimiento vacío y lo encontraron, casi a lo último de todo el vagón.

-Bueno… -Dijo Edward bostezando. -Despiértenme cuando lleguemos.

-Nada de eso Elric, tenemos que hablar de nuestras estrategias. –Dijo Roy seriamente.

-Pfff… Ya se que tu eres mi tutor y Maes es un amigo. ¿Qué más? –Pregunto Edward con ojos cansados.

-Hay que inventar la historia idiota. –Dijo Roy sabiendo que no lo aguantaba cuando hablaba así a Edward.

-Pues que soy huérfano, que tu me adoptaste, que eres un profesor, no lo se… ¿Algo así? Y que vamos a ese Mangosta de vacaciones.

-Bien, bien, lo dejaremos así que no quiero reñir contigo. Duerme si quieres, ya que puedes dormir en cualquier lado. –Dijo Roy sabiendo que esto le gustaba, molestar a Edward.