Prólogo.

Era un día común y corriente en Nueva York, la ciudad se encontraba tapada bajo un manto blanco, que escondía el brillo de los rascacielos, sin embargo, el bullicio de las personas se podía percibir incluso desde el Instituto. Jace Wayland, Alec Lightwood e Isabelle Lightwood se encontraban en la sala de entrenamientos, los parabatai estaban perfeccionando técnicas de combate conjuntas, mientras que la chica estaba descubriendo la forma de atravesarle el pecho a alguien utilizando tacones de aguja. Los padres de los hermanos se encontraban en una reunión con los licántropos de la ciudad, algo acerca de unos asesinatos, les habían dicho, por lo que Max Lightwood, el más pequeño de la familia, con tan solo ocho años, había quedado a cargo de Hodge, el tutor del Instituto; ambos se encontraban en una esquina de la sala de entrenamientos, intentando, infructuosamente, que Max prestara atención a su clase de demonología. A los jóvenes no les gustaba que su entrometido hermano pequeño se encontrara en la sala cuando ellos estaban entrenado, era muy pequeño y tenía muy poco entrenamiento con armas, por lo que era un riesgo para él, y claro, también estaba el hecho de que debían moderar su lenguaje.

–Mierda, Alec –refunfuñó Jace por lo bajo al sentir cómo el cuchillo serafín se incrustaba en su piel generado un corte. Los hermanos se apresuraron a ayudar a Jace, a pesar de que a éste nunca le ha gustado que lo ayuden con sus heridas–. Déjalo así, Isabelle –masculló cuando la pelinegra le intentó vendar la herida–, de todos modos, ver un poco de sangre puede servirme para atraer a las chicas.

–Como si lo necesitaras –contestó Isabelle con una sonrisa, hace unos años se habría sentido celosa con una insinuación, pero esto quedó atrás cuando descubrió que su sentido de protección con Jace era como el que tenía hacia Alec, completamente filial.

De pronto, una luz dorada apareció en el centro de la sala, provocando que Alec pegara un salto hacia el lado, como si ésta lo quemara. De a poco la luz fue disminuyendo su brillo, revelando una caja, por lo que Hodge se acercó hacia el lugar, inspeccionó la caja, la daba vueltas de un lado para otro, como buscando algo, cuando de pronto su cara cambió y despegó una nota de uno de los costados de la caja. Su cara fue cambiando a una de sorpresa mientras leía la nota para él.

–¿Qué es eso? –preguntó Isabelle–. ¿Qué pone, Hodge?

El profesor le dirigió una mirada de advertencia, antes de leer la nota en voz alta.

Queridos Nephilims,

Los libros que les hemos traído, son las historias de una mundana que tendrá un papel muy importante en el futuro…

–¿Y a nosotros qué nos interesa lo que haga una mundana? –Dijo Jace. En general no le gustaban los mundanos, los veía como seres débiles e inferiores, que se complicaban la vida por todo, como si realmente supieran lo que es tener una vida realmente difícil, como si supieran lo que es vivir constantemente en peligro.

–Tal vez deberías dejarme terminar para poder entender, Jace –Replicó Hodge, fulminándolo con la mirada; antes de retomar la lectura.

Antes de leer deben llamar a Magnus Bane. Luego aparecerán una serie de personas, tanto como recuerdos del pasado. Por último, tienen que jurar por el Ángel que no dañarán a ninguna de estas personas, y que todos deben estar presentes al momento de leer los textos.

–Los Hermanos Silenciosos.

Los presentes se quedaron en silencio. Por muy nephilims que fueran, aquello rozaba lo imposible, ¿invitar a un subterráneo y a mundanos al instituto?

–¿Ésta no es una broma tuya, Jace? –preguntó Alec.

–No –respondió Jace–. Pero si es una broma, ¡enhorabuena al bromista!, debo admitir que es bastante ingenioso.

Nadie dijo nada.

–Pues al parecer no es una broma –dijo Hodge–. Isabelle, ¿puedes ir a buscar a Magnus?

–Claro, Hodge –dijo la aludida. La verdad es que no tenía muchas ganas de hablar salir, pero estaba intrigada por el contenido de estos libros, por lo que se apresuró a la puerta. Se instaló un silencio en la sala, que fue roto media hora después, cuando Isabelle apareció en la sala de entrenamientos junto al Gran Mago de Brooklyn.

–¿Qué está sucediendo aquí? –preguntó Magnus, sin hacerle caso a la mirada fulminante que Hodge le lanzaba, pues sabía que él tenía un pasado un tanto oscuro y que no podía esperar amabilidad de alguien que habló tan abiertamente en contra de los Acuerdos.

Al ver que Hodge no se dignaba a responder al brujo, Alec explicó brevemente la situación a Magnus, el brujo prestó atención al relato, así como también a los ojos del mayor de los Lightwood, le recordaban a alguien del pasado, sin embargo, cuando le pidió la nota enviada al pelinegro sintió una descarga subir por su brazo desde el lugar en que sus dedos brevemente se tocaron. Cuando terminó de leer la nota, Magnus hizo aparecer un sillón para él, que era lo suficientemente grande para que todas las personas de la habitación se sentaran, pero ninguna lo hizo.

Otra luz, esta vez de color verde, apareció y de ella surgió un grupo de personas.

–Preséntense y digan su nombre –ordenó Hodge. Uno de los hombres se adelantó.

–Luke Garroway.

–Jocelyn Fray –Magnus la miró fijamente, pero Jacelyn nunca le devolvió la mirada.

–Clarissa Fray, pero díganme Clary –dijo ésta sonriendo, mientras observaba la habitación y las personas en ella, pero su sonrisa cayó en el momento en que notó la penetrante mirada que Jace tenía sobre ella.

–Simon Lewis.

–Maia Roberts.

–Jordan Kyle.

Ambos se vieron sorprendidos, mas no dijeron nada.

–Muy bien, yo soy Magnus Bane, ¿que tanto saben de lo que está pasando?

Los recién llegados explicaron rápidamente la aparición de una nota en sus hogares, firmados por lo hermanos silenciosos, la cual explicaba brevemente que se debían reunir con los nephilim (criaturas mitad ángel, mitad humanas) del Instituto de Nueva York y que adjuntaba la dirección del lugar.

–Sería de mucha ayuda si es que nos dicen también sus nombres –dijo Luke.

El primero en adelantarse, por supuesto, fue Jace.

–Yo soy el asombroso Jace Wayland, el mejor Cazador de Sombras hasta ahora –dijo con arrogancia. Isabelle y Alec rodaron los ojos.

–Isabelle Lightwood, nada interesante que agregar.

–Alec Lightwood, y sí, soy su hermano.

–Hodge Starkweather, director del instituto y profesor de estos chicos.

–Max Lightwood, tengo 9 años y… ¿me gustan los cómics? –dijo el pequeño niño, tan tímido que lo hizo parecer un pregunta.

–¿Te gustan los cómics? –preguntó Simon sorprendido. Max asintió–. ¡Genial! Creo que nos llevaremos bien.

–Muy bien –dijo Hodge–. Vayamos todos a la biblioteca y comenzaremos.

Una vez allí, Hodge, al ser el que llevaba los libros, cogió el primero.

Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso.

Jace se vio sorprendido, después de todo, nunca le agradaron mucho los hermanos silenciosos. Isabelle y Alec se sentaron junto con Max; Magnus hizo aparecer su propio asiento. Y los recién llegados, caminando un poco incómodos se sentaron en los asientos restantes esperando atentamente la lectura.


Hola a todos! bienvenidos a todos los nuevos de esta historia y a los antiguos. Quiero agradecer a las personas que comentaron en mi nota y, como verán, he decidido editar los capítulos que llevaba de esta historia para continuarla, pero no se preocupen, tengo pensado editar entre hoy y mañana, para que, ojalá, el viernes o el sábado poder subir ya un capítulo nuevo.

Aunque sean viejos lectores les recomiendo que lean nuevamente los capítulos una vez que los edite, puesto que diferirán en algunas cosas de la historia original, principalmente porque ahora tenemos más libros de Cazadores de Sombras, por lo que hay más aristas de los personas a considerar, y también porque mi estilo ha cambiado bastante de lo que era a cuando escribí esta historia (2014). Uno de los cambios más relevantes es que eliminé a Raphael de la lectura de los textos, por ahora, pues a lo mejor lo introduzca en los capítulos en que él es relevante. Ahí veremos.

De todas formas, espero que les haya gustado esta introducción a la historia y a los personajes, háganme saber que parejas les gustaría ver más y que tan rápido quieren que se desarrolle el romance.

Que tengan una excelente Navidad! y nos vemos en el próximo capítulo.

¿Review?