Sentado en ese anden, está un joven adulto de ojos verdes viendo llover, recordando con nostalgia, con sus ojos aguados confundiéndose bajo el llanto del cielo, viendo los carros pasar rápidamente, la gente corriendo como tratando de huir de la lluvia.

-Que ingenuos.

Como si hubiera algo perturbara a Fudou, él joven se levanta de su sosiego, camina unos cuantos metros hasta aquel puente, ese en el que tal vez todo terminaría y levantado su cara afilada al cielo, sintiendo el agua fría caer sobre su rostro y su cabello castaño, comenzó a recordar…


El cereal crujía, los dientes se movían, los ojos pardos estaban fijos, quietos, inmóviles como un antílope cautivado por los ojos amenazantes de un león hambriento.

Cucharada tras cucharada el cereal ingresaba en esa boca, esa boca roja a la que quería besar, esa boca roja que le susurraba cosas al oído.

Su cabello era azul, o verde, o aguamarina, era abundante, era cabello y ya.

-¿Alguna vez te has tirado de un edificio en llamas? ¿Has sentido la adrenalina que corre por tus venas al huir de una pelea callejera? ¿Has sentido el vidrio cortar tu cara, y la cerveza tocar tus ojos?

-¿Y a ti que te pasa? Claro, luego que "Kaeru me siento mal, Kaeru tengo resaca…". Te dije que el alcohol y la droga no hacen buena mella Akio.

Nos sonreímos mutuamente.

Él era así, era adrenalina, era Lsd y marihuana. Era una jeringa, una línea de cocaína hecha en el infierno. Era odio a la gente en general, pero él no era gente, él era él y ya está.

Solíamos sentarnos en el piso, contra la pared y ver el techo estrellado, lleno de manchas, de mosquitos, de escritos, de porquería.

-Francamente, si sigues conmigo, terminaras perdido en ningún lugar.

-Resulta que ese suena como un lugar al que iría.

Un suave beso en los labios. Ya no necesitaba droga. Él era mejor que el éxtasis, que la cocaína y la marihuana, todas juntas, con un Red Bull, o tal vez una Peak. Él era él.

Le decía nada, pero aun así sabia más de lo que yo quería que supiera. Era un hombre misterioso, un gitano, un embaucador, era un sábado a las 10:15 y un porro de 15 centímetros. Era un trip con la lengua de los Stone, el chico nada, el chico todo. Era el chico que se había ido con mi corazón envuelto en una cobija sucia y me había dejado encerrado, moribundo, alcohólico y melancólico en un hotel de mala muerte en el centro de una ciudad Cosmopolitan, llena de edificios y vagabundos desnudos, de travestis que putean y de actores porno en progreso.

Era el amante en mi cama… y la pistola en mi cabeza…

-Kaeru, Kaeru, Kaeru…


¡Hola!

Si están leyendo Caso IE113, tranquilos, esto es solo un one-shot que tenía que añadir a este maravilloso mundo, sí seguiré mi otra historia.

Quisiera pedir disculpas de antemano, puesto que mis horarios de escritura –por tanto los de actualización– están un poco descuadrados, pero recién entre a estudiar y la carrera demanda mucho de mi tiempo. Aun así me doy tiempos para escribir.

Referente a dos reviews que recibí en Caso IE113, quisiera responderles por aquí, puesto que aún se demora el capítulo nuevo de susodicha historia.

Sakura: Bueno, muchas gracias por palabras tan gentiles, espero seguir manteniendo tu gusto por mi escritura. Debo decirte que no, el odio es algo con lo que no estoy familiarizada. Te aconsejo dejar a un lado un sentimiento tan agotador y que adoptes una postura más elegante: desea con toda tu alma que a tal mujer (y si alguien más lee estas palabras, acomódenlo a su situación) le vaya muy bien en la vida.

¿Por qué hacer esto? La respuesta es muuuy simple: saldas una deuda con el Karma y no volverás a sufrir tontamente. ¡Que le vaya tan bien que le ofrezcan un gran trabajo en la otra punta del mundo! ¡Que le den una beca en una universidad prestigiosa fuera del país! Si tus problemas escalan otros niveles (acoso, un nivel físico, etc.) dile a alguien que esté en condiciones de ayudarte. Un profesor, un jefe, un psicólogo de tu lugar de trabajo, alguien. Nunca caigas tan bajo de liarte a golpes, pues, seas hombre o mujer, nunca hay razón para violentarse de manera física. No temas por alguna represaría por exponer tus problemas, puesto que puedes encontrar a un amigo de los problemas (¡Experiencia!) o la solución. Mantén la fe, pues esto es lo único que nadie te puede quitar.

Espero, de corazón, que te haya ayudado. Y si quieres comentarme algo más, no dudes en contarme como te fue. Estaré atenta por si algo, y pediré a los dioses por tu bien.

L: Es una grata sorpresa encontrar este tipo de mensajes. Acepto tu petición: escribiré algo sobre mi vida amorosa. Si te contará algo, perdería el toque de intriga que siempre busco en mis historias, pero si puedo contarte que me he enamorado (estoy, de echo) y he sentido el desamor. Me han herido, he llorado y reído. Y más que nada, quiero invitarte a ti y a todos a que abracen al amor. Amar y ser amado es algo complejo, puedes encontrar muchos sapos en el camino, pero siempre habrá un príncipe al final del camino. ¡Experiencia!

¡Un beso, un abrazo y hasta la próxima, esperando que no sea lejano!