Capítulo 1 – I found you

Cuando te conocí mi corazón dijo te encontré

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Era una de esas pocas noches frías en un cálido verano, extraña e inusual como la misma figura alta y esbelta que se escondía en la penumbra, ella acababa de percatarse de una insignificante baja de temperatura, quizás uno o 3 grados y simplemente supo que faltaba poco para que una tormenta se desatara.

No más de cinco minutos después estaba empapada, el agua caía por su largo cabello níveo comprendido en una hermosa trenza francesa que descansaba sobre su hombro izquierdo, sus ropajes negros entallados no corrían con una mejor suerte, aun así, no había movido ningún musculo de todo su cuerpo, solo miraba atenta hacia la salida de un gran edificio que ponía en escritura dorada "TecnoMed".

El inmobiliario era muy alto, aun desde donde miraba aquella mujer, parada sobre la azotea de un pequeño edificio de 12 pisos.

TecnoMed era la compañía más importante de Electromedicina en París. Con los ingenieros y técnicos más destacados del país, llevaban la responsabilidad de mantener en óptima funcionalidad todas las máquinas electrónicas usadas en Clínicas, Hospitales, ambulatorios entre otros.

Cuando comenzó a oscurecer, en la entrada del gran edificio empezó el acostumbrado caos de todo el gentío que abandonaba el lugar luego de finalizar su jornada laboral y entre esta horda de pasos acelerados y paraguas abriéndose, aparece una cabellera rojiza alterada por un único y delicado mechón blanco, la dueña de este peculiar cabello, poseía unos hermosos ojos verdes agua que daban paso a una mirada pura y llena de vida.

Una sonrisa casi imperceptible surgió de sus delicados labios rosas al ver la intensidad con la que llovía, este gesto hizo contener el aliento de cierta mujer que la observaba atentamente desde la azotea.

La joven de cabellos blancos se sentó en el borde a mirar como esa hermosa muchacha caminaba lenta y juguetonamente bajo la lluvia sin darle importancia a que su ropa de trabajo estaba comenzando a empaparse. Sobre ella caían miradas de extrañeza por parte de los que pasaban a su lado apresurados y acurrucados en un paraguas sin comprender tan infantil e imprudente actitud de la pelirroja, en sus miradas había desaprobación, pero la rubia albina vio más allá de todo eso, vio envidia, vio amargura, vio como todas esas personas habían perdido su juventud, no por los años, sino por haber perdido el sentido de vivir, por haber sido absorbidos por la rutina y la prudencia, por el que dirán de la sociedad, para ellos era inconcebible que esa joven, niña para algunos, pueda mostrarse tan feliz e indiferente a esos goterones que no hacían más que importunar sus monótonas vidas.

No era primera vez que la rubia esperaba hasta tarde para ver a la sonriente pelirroja salir de su trabajo, más bien era el cuarto día que lo hacía después de haberse topado con ella a principios de semana, casi se sentía un poco sicópata, está bien, muy sicópata pero no podía evitarlo, no comprendía la infinidad de sensaciones que despertaba la ojiverde en ella con solo contemplarla de lejos, aunque la primera vez fue de mucho, mucho más cerca…

Flash back

A comienzo de esa semana, era lunes ya bien entrada la tarde, ella estaba parada al inicio de las escaleras que daban a las grandes puertas del edificio, parecía que no sabía cómo dar el primer paso para subir, miraba sus pies incrédula que no eran capaces de hacer lo que su cabeza le exigían, no se trataba de una parálisis por supuesto, solo miedo, miedo a tantas cosas que había dejado atrás hace ya varios años y que al fin había decidido volver y enfrentar, o eso creía ya que su cuerpo estaba empedernido en no permitir que aquello ocurriera.

Seguía ahí ordenando mentalmente a su pie derecho a levantarse cuando, de la nada solo alcanzo a sentir un aroma extraño, adictivo… un aroma muy peculiar y vagamente conocido que hizo relacionarlo con una extraña imagen en su mente… una visión de cuando tenía 5 o tal vez 6 años, se vio en una sala oscura con una niña dormida en sus brazos… mientras la abrazaba y lloraba, sentía la culpa que la embargaba… pero ¿culpa por qué?...

Aun con la vista perdida en esa extraña imagen, un recuerdo perdido tal vez, sintió como el piso la recibía con fuerza al mismo tiempo que una mano se depositaba bajo su cabeza para que no rebotara con el cemento, con lo rápido de los acontecimientos, recién al respirar por tercera vez, se percató que había un cálido peso sobre ella, abrió los ojos y vio una trenza roja a milímetros de su rostro, la dueña de esta trenza tenía su cabeza alojada en el cuello de la rubia, la que sintió un cálido aliento en su oído al escuchar pronunciar casi sin voz un "auch".

Lo siento, ¿estás bien?, soy despistada por naturaleza y no sé cómo paso esto, solo sé que estoy encima tuyo en plena ciudad y aun no salgo de tu cuello que es muy acogedor por cierto y lo siento, no quise decir eso, no de esa manera al menos, por favor haz algo para que cierre la boca y de paso levanta tu cabeza que ya no siento mis dedos, ¡oh Dios! qué vergüenza… - divagaba la pelirroja.

La otra ahogó una risa en sus labios y se movió para quedar de lado y mirar finalmente a la que hace un momento la había arrollado y no supo que decir, ni siquiera supo cómo volver a respirar, solo miraba a la joven más hermosa que había visto en su vida, la que por cierto aún no abría los ojos, vio que tenía el rostro sonrojado y se mordía fuertemente el labio inferior, un perfecto labio suave y bien formado… "¡pero qué te pasa tonta! Deja de mirarla con la boca abierta y ¡haz algo!", recrimino a sus pensamientos y reacciono.

- ¿estás bien?, puedes abrir los ojos si quieres – "muy bien, ¡elocuente! perfecto" se felicitó mentalmente.

- Lo siento, yo solo… - la pelirroja termino la frase en un balbuceo ininteligible al mirar finalmente a la chica que hace un momento tenía debajo... no pudo evitar caer en unos bellos y profundos ojos azules que la observaban detenidamente y su cerebro hizo algo más que solo asombrarse en silencio - …hermosa… espera ¡¿Qué?! no, no ,no, no digo que no lo seas porque uff, sí que lo eres y ¡por Dios! Solo quiero cerrar la boca, eso es todo, me arrastrare hasta la calle para que me atropelle un autobús ahora… ¡auch! – termino la pelirroja cuando se apoyó en su mano herida por el golpe al detener la cabeza de la otra mujer en la caída.

La muchacha de cabellos níveos reacciono al notar que la dueña de esos adictivos ojos peculiarmente verdes estaba herida.

- Ey, tranquila, hay sangre en tu mano, déjame verla – dijo tomando la mano dañada de la pelirroja – uy tus nudillos están muy raspados, cierra la mano, eso es, ahora abre, muy bien, que suerte, solo es superficial – termino el examen.

- Gr – Gracias – dijo la pelirroja aun balbuceante luego del agradable tacto frio y electrizante de la otra.

- De nada, solo ponle hielo cuando llegues a tu casa, deja que te ayude – dijo la rubia mientras la ayudaba a pararse – Soy Elsa por cierto.

- Anna, Anna Summers, lamento haberte arrojado al piso y haber dicho tantas cosas que no pensaba porque yo nunca pienso, ¡no! Si pienso, no creas que soy estúpida, solo que no pienso cuando las digo y solo salen cuando estoy nerviosa…

- Entiendo, por favor respira – dijo Elsa sonriendo por cómo se enredaba nuevamente la pelirroja "nunca había conocido a alguien derrochar tanta ternura de manera natural" pensaba mientras la miraba – No entiendo que he hecho para ponerte tan nerviosa, Anna – dijo con picardía.

- Y-yo... t-tu… - solo faltaban dos hojitas verdes sobre la cabeza para que la pobre pelirroja pareciera un tomate.

- Calma, solo bromeaba – dijo riendo, "¿cómo puede lograr ser aún más tierna? ¿eso no es ilegal de alguna manera? ¿quién es esta mujer?"

- Muy graciosa, dime ¿Qué hacías parada acá entorpeciendo el paso a la gente trabajadora?

- Perdona, tienes razón, yo… no me decidía a entrar.

- Si quieres puedo ayudarte, puedo enseñarte a subir las escaleras – Dijo Anna en tono de burla.

- (risa) muchas gracias pero yo puedo sola, un placer conocerte Anna, e-espero verte de nuevo – "no puedo verla de nuevo, no puedo ser tan egoísta como para pensarlo siquiera…" pensó Elsa mientras corría escaleras arriba.

- Pero… lo siento. Adiós – dijo Anna en tono triste por la fugaz escapada de Elsa "¿dije algo malo?"

Fin Flash back

Resignada Elsa espero que la pelirroja se perdiera de su vista para bajar de la azotea y dirigirse a su auto, cuando llego a casa, la que muchos catalogarían como mansión, bajo de su Audi R8 azul eléctrico y cruzo el amplio jardín de entrada, en la puerta la recibió su ama de llaves Gerda, quien prácticamente la crío, ya que de pequeña tuvo que separarse de sus padres.

- Buenas noches Elsa.

- Hola Gerda, ¿Qué tal todo?

- Muy bien, en la tarde llegó tu hermano de su recorrido por Europa, está en la sala de videos – dijo la señora de avanzada edad con una sonrisa en el rostro.

- Gracias Gerda, voy a verlo ahora ¿sabes si ya cenó?

- No cariño, dijo que te esperaría.

- Bueno, entonces prepara todo, voy a buscarlo para cenar - Dijo la rubia mientras depositaba un cariñoso beso en la frente de la señora.

- En seguida, pequeña.

Elsa se dirigió a la sala de videos en el segundo piso y vio a un rubio sentado en un cómodo futón frente a una amplia pantalla, este ágilmente movía los dedos sobre un joystick y maldecía mientras un espectro azul recibía infinidad de golpes.

- Raziel saldrá muy malherido de tus manos hermanito – dijo Elsa conteniendo la risa.

- ¡Elsa! ¡Qué alegría verte al fin! ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿3 años? – dijo el joven parándose de un salto y dando zancadas hacia su hermana.

- 4 años Kristoff y por Dios como te extrañe – dijo Elsa abalanzándose a los brazos de su hermano.

- ¡4 años maldita mujer!

- Lo siento, sabes que…

- Si Elsa, tranquila, lo sé, era necesario, me alegra tanto verte de nuevo – dijo el rubio mientras se separaba de su hermana – ¡Cielos! ¡Cuánto creciste! Y te ha sentado de maravilla estos años.

- Gracias Kriss, tú también estas muy guapo – dijo Elsa mientras lo miraba con cariño – Hable con mamá esta mañana y no me contó que venías.

- Le pedí que no te diga, era una sorpresa, espero que te haya gustado hermanita.

- Por supuesto, ¡me encanto!, ven, vamos al comedor que Gerda sirvió la cena.

En el comedor, los hermanos disfrutaban de una hermosa velada contando sus últimas aventuras y recordando anécdotas de la infancia.

- Elsa… - dijo Kristoff algo nervioso

- ¿Qué pasa Kriss?

- ¿Cómo te fue en Alaska?

- Y-yo… bien Kriss, fueron 4 largos años que me ayudaron a crecer.

- Eso es bueno hermanita… - dijo manteniendo voz firme pero apartando la mirada al fin.

- ¿Kriss? mírame…

- Por favor no vuelvas a irte por tanto tiempo… papá y mamá también extrañaron mucho no tener contacto contigo… sé que nunca crecimos como una familia común, solo nos reuníamos en los veranos, ni siquiera sé si recuerdas como es Noruega pero, yo te recuerdo, cuando pequeña intentabas correr por la nieve recién acumulada y reías y…. – los ojos del muchacho de pronto estaban al borde de las lágrimas por la emoción contenida.

- Lo sé, lo sé, Kristoff – dijo la rubia mientras tomaba una mano de su hermano – a mí también me apena nuestra situación pero ten por seguro que aunque sea a la distancia, podía sentir todo el amor de ustedes, mamá y papá me llamaban todos los días, tú lo sabes, sabes también que tu has sido un pilar fundamental para mí, sentí mucha soledad cuando vine con Gerda, por los dioses, solo tenía 5 años Kriss, pero el saber que cada verano vería de nuevo a mis padres, y más que eso, a mi hermano mayor, mi único hermano, a mi héroe, me mantuvo firme, incluso después de lo que paso hace cuatro años Kriss, si no fuera por ti, no habría podido dar una solución a lo que estaba ocurriendo, sé que fue drástico, pero ayudó, te prometo que ayudó hermano, te prometo que ahora estoy mejor… no te puedo negar que tengo miedo a volver atrás, pero, lo estoy intentando con todas mis fuerzas y sé que llegará el momento en que pueda volver con nuestros padres… solo espero que no sea tarde.

- Ambos hermanos se abrazaron y lloraron por un buen rato, luego de sacar toda la angustia que tenían, se fueron a sus respectivas habitaciones bien entrada la noche.

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Mientras en un acogedor pub de Paris

- ¡Ey! ¡Anna! Despierta mujer.

- ¿Qué pasa?

- Estoy contándote algo importante que me paso hoy y tú no existes… simplemente eres como un positrón… ¡una maldita antimateria! - dijo una muchacha de cabellera dorada.

- Perdón Punzy, es solo que… quisiera volver a verla – dijo Anna con mucha pena en la voz

- Hablas de esa chica misteriosa, ¿Elsa verdad?

- Si… fue todo tan extraño, tan electrizante, tan incómodo y cómodo a la vez… tan agradablemente conocido… siento que aún estoy perdida en su mirada.

- Pfff te pego fuerte amiga

- No, de echo yo le pegue… la tire al piso ¿recuerdas?

- No tonta, me refiero a que te pego fuerte el amor, no me vas a decir que no logras notar por qué esa chica te tiene así – dijo Rapunzel algo sorprendida por la inocencia de su amiga

- ¿Qué? – dijo Anna más asombrada que su amiga – acaso crees que…

- Que te gusta, si, sentiste atracción a primera vista por Elsa, o la chica de mirada profunda como tú le dices (risa).

- No puede ser, estas equivocada Punzy, no es posible, eso no existe.

- Bueno amiga, como quieras, sigue cegada, pero por favor préstame atención cuando quiero contarte algo ¿sí?

- De acuerdo, perdón, cuéntame, ¿de quién te enamoraste ahora? – dijo Anna aun pensativa con las suposiciones de su atracción hacia la rubia que conoció hace menos de una semana y que no volvió a ver.

- ¿Sabes qué? Te lo contare mañana, cuando estés más concentrada y de mejor genio – dijo Rapunzel algo molesta – Ah y por favor averigua quien es esa famosa Elsa y encuéntrala antes que te vuelvas loca y lo que es peor, ¡me conviertas en asesina de mi mejor amiga! O sea ¡TU!

- Ok Rapunzel, creo que ya la fregué ¿verdad?

- Ajam…

- Perdón, creo que es mejor que nos vayamos, no he dormido bien y me está afectando, por favor déjame recompensártelo mañana llevándote a tomar un helado ¿te parece? – dijo Anna sonriendo ahora.

- Tú y tu maldita sonrisa angelical, está bien, vamos, te llevo a tu casa.

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Ya de noche, Anna se encontraba en su cama mirando por la ventana la infinidad de estrellas del cielo nocturno, pero solo lograba distinguir unos ojos azules que la miraban con tal intensidad que la hacían temblar "estoy segura que Punzy está equivocada, esa chica no me atrae como ella cree, solo me da curiosidad" pensaba mientras el sueño acumulado por tantas noches de insomnio la vencían finalmente – Elsa… - dijo Anna entre sueños.

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En otra casa mucho más grande que la de Anna se encontraba una joven con su cabellera nívea ahora suelta sobre toda su espalda, parada frente a la ventana de su cuarto contemplando el infinito del cielo mientras unos ojos verde agua que cruzaban por su mente le sacaban una tierna sonrisa en sus labios "como quisiera ser diferente para poder acercarme sin miedo a ti, Anna… tal vez hasta lograría invitarte a salir" pensó con tristeza la rubia mientras se metía en su cama para poder conciliar el sueño, con un último suspiro antes de quedarse dormida, una palabra escapo de sus labios… – Anna…

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