¿Celos? Él no lo describiría así, o talvez. No estaba muy seguro. Ver a su amigo y hermano Yuiichiro con sus nuevos amigos, su nueva familia. Fue un duro golpe al corazón. ¿Podría ser eso posible? Es algo tonto, los vampiros no tienen corazón mas sabe que una pequeña parte de él sigue siendo humana. Es allí, sus memorias, su nuevo corazón. Su motivo para vivir en la muerte. Una vida eterna que gira alrededor de su único amor, su hermano, su amigo, su ángel, su refugio. Yuiichiro.
La noche ha caído. Han pasado cinco días desde que nos reencontramos. No fue lo que esperaba. Pero lo ví. No ha cambiado. Se ha vuelto más fuerte -Justo como dijiste que sería, que orgulloso me siento Yu-chan- Tuve que retirarme de lo contrario me matarían. Pero, hoy voy a tu rescate.
-Debemos mantener nuestras formaciones, no sabemos cuando los vampiros volverán a atacar. Por lo pronto, refuercen la parte del muro perimetral destruido. ¡Vamos!- Hmm... Soldados, no debo ser visto...
Yu-chan, la vida nos ha dado una segunda oportunidad para estar juntos. Nada me gustaría más que tener a toda la familia reunida... Aunque eso no se pueda, no te perderé a ti. -Hospital de Shinjuki- No hay ningún soldado. Es más no hay señales de vida. Deben estar descansando. -Perfecto-
Me deslizo a por las orillas de los largos pasillos ¿Dónde estas Yu-chan? En este caso agradezco ser un vampiro, la velocidad me ayudará a encontrarlo con mayor facilidad. No me lleva mucho cuando logro ver una puerta entre abierta. -¿Yu-chan?- Susurro mientras me deslizo cautelosamente dentro de la habitación. -¡Yu-chan!- Digo conteniendo un grito de alegría. Estas bien. Los tontos humanos no te han hecho nada. Me alegro. Debo sacarte rápido. No soportaría verte en brazos de esos sucios humanos de nuevo.
-Yu-chan, despierta..- Digo suavemente a tu oído hincado en la orilla de la cama como si pidiese a Dios. No sería mala idea. Debería pedir que Yu-chan no me rechace. Te remueve un poco. No estoy seguro que haya sido buena idea haber venido. Que valor el mío, debería irme.
-Mn...- Abres y rascas delicadamente tus ojos en un intento de volver a la realidad. Mi voz te ha confundido. Has de pensar que es un sueño. Demasiado tarde para huir, así que decido ocultarme en la oscuridad. Después de todo eso hacen los vampiros. -¿Mika-kun? Me pareció escuchar su voz... Fue un sueño nada más.
-Has despertado, me tenías preocupado- Salgo y me siento en la cama. Acaricio tu rostro. Tu piel sigue siendo tan suave como cuando eramos niños.
-Mika-kun... ¿Qué haces aquí?- Miras alrededor, pareces nervioso.
-No te preocupes Yu-chan, he venido solo. Quiero que escapes conmigo.
-¿De nuevo con eso?- ¿De nuevo?... Te miro algo confuso, acaso... ¿No te agrada mi proposición?
Las lágrimas quieren escapar. Esas palabras provenientes de mi única familia hieren, mucho. Más que las palabras, esa expresión. ¿Enojo? o es solo que estas harto... Claro, soy un vampiro. ¿Cómo querrías huir conmigo? o son esos estúpidos humanos...
-Kya- Se sujeta la cabeza. Estas sufriendo. No te has recuperado del todo. Me duele verte así.
-Sht, Yu-chan. No hagas ruido. Pueden venir humanos. ¿Qué ocurre?- Tomo tus manos en las mías y clavo mi vista en esas cautivadoras esmeraldas.
-Duele.. kya...- Una lágrima escapa de esas joyas. -N-no recuerdo nada.- Con que de eso se trata...
-Tranquilo Yu-chan. Estoy yo acá. No trates de recordar. -Te tomo en mis brazos, me recuesto en la cama y te coloco sobre mi pecho. Que cálida sensación... A pesar de lo que digan acerca que los vampiros no tienen corazón, podría apostar a que el mío late a mil por hora. Yu-chan, te acomodas y me abrazas. No lo esperaba de ti. Pero me gusta. Gracias.
-Mika-kun ¿Por qué quieres que escape contigo?- Esa pregunta... Es tan difícil. Ni siquiera yo lo sé.
O tal vez sí. Yu-chan, ¿como decirte que te quiero para mi?. Huir es la única forma de estar juntos, solo nosotros dos. Nuestra, ahora pequeña, familia. ¿Cómo decirte... lo que siento por ti? Sí, Yu-chan. Mi amor por ti va más que el amor a un hermano. En el tiempo en Sanguinem me he dado cuenta de ello. No dejo de pensar en ti. Pero, no puedo confesarte mis sentimientos. No sé como reaccionarias. Aunque, conociéndote... Te reirías.
-¿Mika-kun?
-Ah... No quiero que esos sucios humanos te toquen Yu-chan. Ellos no son buenos.
-¿Por qué lo dices?- No puedo decirte lo que ocurrió en el campo de batalla, aun no. Eso empeoraría tu estado actual.
-Ellos... Son malos Yu-chan. Simplemente es eso.
-Ya veo. Pero Mika-kun...- Te sueltas de mi agarre para sentarse en la cama.- no puedo acompañarte.
Justo como una daga al corazón. Tus palabras vuelven a herir. Y ¿dónde refugiarme del daño que me haces? Mi único refugio eres tú Yu-chan.
Lo abrazo, haciendo que te recueste nuevamente en la cama. Ahora yo me encuentro sobre tu pecho tratando de no dejar mi peso sobre ti.
-Ellos, te han hecho daño. Yu-chan, no quiero que te toquen. Tú eres mío. Mi Yu-chan.- Las lágrimas que contuve cuando lo vi, y las que he contenido con sus respuestas filosas como mis colmillos. Una mezcla de bien y mal, amor y dolor; se dejan escapar. -Hace cinco días, luego de lo que pasó. Cuando volviste a la normalidad... Ellos te tomaron en sus brazos. Esos humanos no tienen el derecho de tocarte. Porque tú me perteneces... Pareciera que me has olvidado y ahora los quieres a ellos.- Y ocurre en el momento menos esperado... Me confieso. -Te amo Yu-chan. Más que a un hermano. Me lo he estado guardando.
Siento como te estremeces bajo mi cuerpo. Mi confesión te ha tomado con la guardia baja. Me haces a un lado y te recuestas sobre el costado derecho de tu aún herido cuerpo. Has de haber notado el tono carmesí de mis mejillas pues sueltas una sonrisilla, seguido de un quejido.
-Kya...- A como puedes te colocas encima mía. Me dejas atrapado entre la camilla del hospital y tu cuerpo. Tus piernas a cada lado de mí, al igual que tus manos colocadas a ambos lados de mi cabeza. No puedo ver nada más. Simplemente fijo mi vista en tus cautivadores ojos. Unos inmensos ojos esmeraldas.
-Yu-chan.. ¿Qué ha...?- Tu dedo índice se posa sobre mis labios. No me dejas terminar mi frase.
-Sht. Mika-kun, no hagas ruidos. Alguien nos puede escuchar- No me diriges la vista, estas nervioso al igual que yo. ¿Qué planeas hacer? Desabrochas mi capa. Esta capa blanca que me protege de la luz solar. Te miras tan inocente y a la vez tan sensual.- Allí está mejor. Esta capa no te sirve de nada ahora mismo. Sigues escondiendo tu mirada. Puedo escuchar tu corazón. Late muy rápido.
-Yu-chan, ¿que haces?.- Digo entre risas. Te ves tan hermoso así. Tus mejillas rosas, tus manos temblorosas, tu cabello despeinado. Eres un sueño. Eres mi sueño.
Te sientas en mis piernas y me miras fijamente. Tus ojos están llorosos, ¿ahora que sucede? Me siento y te abrazo. Que mis brazos sean tu refugio como tú eres el mío.
-Mika-kun...- Dices entre sollozos casi inaudibles. Tomo tu cabeza y la pego a mi oído. Acá te oiré mejor cariño mío.- Te extrañe. Pase cuatro largos años creyéndote muerto.- Me abrazas. Te vuelves mi refugio Yu-chan. Yo también sufrí sin verte tanto tiempo. Aunque te veía en sueños no me era suficiente.- Ahora... Estás acá.- Te separas un poco para clavar tus esmeraldas en mis diamantes color azul.- Y, me dices que también me amas...- Sonríes. Un momento... ¿También? Yu-chan, estás diciendo que...
-Yu..
Y atrapas mis labios entre los tuyos.
