VOLVÍ!!! Hace mucho que no escribo nada por acá pero estoy atascadísima con el estudio así que tuve que dejar la veta artística algo olvidada. Pero aún así siempre que tenía tiempo me pasaba a leer las increíbles historias que dejan. Mil perdones, prometo ponerme al día con los reviews prontito.
Les dejo algo inspirado en el final de la cuarta temporada, está dedicado a mi propio abuelo, Ángel, a quien no pude conocer...
Bones es de Fox
-1-
- ¡Chico!- Booth giró hacia la puerta con rapidez al escuchar la voz que lo llamaba. El movimiento despertó una puntada de dolor en su cabeza pero no le dio importancia.
El hombre se acercaba a él con la mirada furiosa y los labios fruncidos, no esperó una bienvenida antes de continuar.
- ¿Qué diablos pensabas cuando no me avisaste de esto? ¿Crees que a pesar de vivir a unos cuantos kilómetros de distancia y no vernos tan seguidos no vendría a patearte el trasero por hacerlo todo tu solito?- mientras hablaba se había acercado hasta el borde de la cama del agente que pudo leer todas las emociones contenidas en aquella mirada oscura.
- ¿Perdiste el habla cuando te operaron?- dijo ladeando la cabeza y inspeccionando el vendaje que cubría la cabeza del hombre.
- ¿Cómo te enteraste?- cerró los ojos al escucharse decir eso "Mierda, es la segunda pregunta estúpida que hago en un día" pensó irritado consigo mismo
- Debería haberme enterado por mi nieto pero no… Un jovencito llamó a mi casa, me dijo que se llamaba Candy… Sugar o algo así…
- Sweets- replicó Booth con cautela
- Como sea, me dijo que mi nieto tenía un tumor y llevaba días en coma, ¿qué crees que hice? Tomé el primer vuelo a Washington pensando que estabas muerto y aquí estoy dispuesto a hacerlo yo mismo.
- Abuelo, tranquilízate, tu presión…
- Chico la presión no es lo que me está haciendo enrojecer.
Ambos guardaron silencio, observándose, llenando con sus miradas un vacío que ninguna palabra podía cubrir. Rabia, enojo, tristeza y dolor se cruzaban como rayos en los ojos cansados pero sabios del hombre mayor, todo su cuerpo temblaba, seguramente por el cansancio del viaje y la agonía de no saber, su mandíbula en un gesto apretado no hablaba de odio sino de sufrimiento, de congoja. Booth por su parte sintió que sus ojos se cubrían de lágrimas, allí frente a él, estaba el hombre que lo había salvado de la muerte, de la amargura, allí frente a él, que había estado otra vez al borde de la muerte, se deshacía en pedazos la figura heroica de su abuelo.
Con la voz rasposa de las horas pasadas en coma y la emoción contenida, Booth dijo:
- Lo siento, debí avisarte pero todo fue muy rápido… después, estuve en coma 4 días pero… no sé mucho de eso tampoco.
- Chico- dijo palmeando su hombro- no vuelvas a hacerlo, no tienes que irte antes que yo.
Aún sabiendo que el movimiento le causaría dolor, Booth apretó a su abuelo entre sus brazos como muchas veces el hombre lo había hecho con él, sabiéndolo allí, tan cerca, Booth pensó que las cosas deberían mejorar, con Ángel Booth ahí, nada podría salir mal.
- Chico, esto es algo embarazoso- carraspeó su abuelo separándose de él y mirando hacia al pasillo para cerciorarse que nadie los había visto, Booth sonrió al ver como su abuelo seguía sintiéndose afectado por las demostraciones de afecto entre hombres.
- Digamos que merezco un abrazo dado que estuve al borde de la muerte…- su abuelo lo cortó
- Ni en broma vuelvas a decir eso. Ahora – dijo acercando la silla al borde la cama de su nieto - Tu madre no puede viajar… al menos no en estos días.
Booth no pudo ocultar la mueca de disgusto que se dibujaba en su rostro, por supuesto que no podría viajar, su padre debía de haber vuelto a caer borracho en algún bar, debía de haberse golpeado la cabeza y estar inconsciente en un hospital, esperando que los litros de alcohol abandonen su sistema, mientras su madre se aferraba a la esperanza de que sería la última vez. Siempre era así y Booth todavía se sentía incapaz de soportarlo.
- No vale la pena – dijo su abuelo volviéndolo a la realidad.
Asintió con la cabeza aun con la amargura grabada a fuego en su rostro. Ese fue el momento que eligió Brennan para entrar a la habitación, traía un vaso de café en una mano y un pesado bolso en la otra, no más entrar pudo ver que algo había afectadoa Booth y su mirada ya triste se cargó de furia. ¿Quién era ese hombre que estaba atormentando a su amigo?
- ¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí?- preguntó con frialdad al hombre sentado junto al agente – Booth…- inquirió con ternura volviéndose hacia su compañero que aún la miraba como si fuera de otro planeta, el hombre pudo leer que su actitud traía más dolor a sus ojos azules y su pesar lo atravesó como un puñal
Levantando con cautela la mano, explicó:
- Es mi abuelo, Ángel Booth, acaba de llegar de Philadelphia- se volvió hacia el hombre y dijo- ella es…- bajo la mirada, no quería volver a ver el dolor de la traición en los hermosos ojos de la chica- la Dra. Brennan.
- ¡Bones!- exclamó el hombre poniéndose de pie y extendiendo su mano a la mujer – Por fin te conozco, este muchacho aquí no hace otra cosa que hablar de ti.
Era imposible decir cual de ellos, si Booth o Brennan estaban más asombrados por la declaración del hombre
- ¿Te hablé de ella?- preguntó Booth con inseguridad.
- ¿Que si me hablaste? Hiciste que leyera sus libros, me contaste sus métodos para descubrir los asesinatos, lo cual no es bueno que nadie haga mientras te atoras con un plato de tallarines- dijo en tono jocoso pero cuando cayó en la cuenta de lo que acababa de suceder, se volvió hacia su nieto- Seeley, ¿qué sucede aquí?
- Según los médicos es transitorio, muy probablemente sea una respuesta a los efectos adversos de la anestesia, los estudios de imagen no mostraron lesión alguna en la corteza cerebral y el tumor no había afectado áreas corticales relacionadas con la memoria a la largo plazo por tanto es una amnesia selectiva reversible- explicaba Temperance más para sí misma que para Ángel- Debería volver a la normalidad en un par de días.
Ángel asintió sin saber si había entendido mucho del embrollo de términos médicos que la Dra. Brennan le había bombardeado pero se dijo así mismo que era mejor no preguntar, la joven parecía más afectada de lo que mostraba.
- Voy a estar bien – dijo Booth mirando a Brennan
- Lo sé chico- contestó su abuelo- Eres de buena madera, te recuperarás- agregó mirando afectuosamente a su nieto.
Brennan tragó con dificultad, ver a ese hombre ahí, protector con Booth le recordó aquella horrible anécdota que le contó en el consultorio de Sweets, por alguna extraña razón sentía que debía agradecerle a ese hombre durante toda su vida y ahora, que la rabia de su llegada se había disipado pudo ver el gran parecido entre los dos hombres. Los mismos cálidos ojos chocolate, la misma barbilla voluntariosa, la misma sonrisa franca, Ángel Booth era la versión madura de su compañero y se encontró a sí misma preguntándose si Booth se parecería a él cuando la luz del mañana bañara su perfil…
- ¿Estás bien?- la voz del agente trajo a Brennan a la realidad
- Sí- susurró dejando el bolso en el piso y el café sobre una mesa
Casi como una autómata sacó del bolso la ropa de Booth y la acomodó sobre un sillón, mientras comentaba:
- Debe disculparme- decía Brennan a Ángel- le pedí al Dr. Sweets que se comunicara con algún familiar de Booth pero olvidé que usted podía ser ese familiar.
- No se preocupe, agradezco su preocupación…
Mientras su abuelo hablaba con Brennan, Booth miraba como ella seguía sacando sus enseres personales y acomodándolos en la habitación. Había dejado su afeitadora, su cepillo de dientes y su colonia a un lado, seguramente para llevarlas al baño; había acomodado junto a su mesa de noche un par de historietas y una foto de Parker y volvió a preguntarse con una leve sonrisa en sus labios si todo aquel sueño no era en parte una realidad.
