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Proyecto Bebé
por JD Wordenwood

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Prólogo

Cuando escuché el prolongado soplido del viento, sentí como cada una de las partes de mi cuerpo se helaban de pronto. Miré el cielo y pude ver la abrumadora oscuridad de la noche, ni la luna ni las estrellas me habían acompañado esa noche. El desconcierto que sentía en ese momento era tal que no sabía qué hacer, solo atiné a agacharme y a sentarme en el suelo, el olor a hierba mojada por la garua del amanecer penetró por todo mi cuerpo, sentí ese olor cambiar a ratos por una pestilencia increíble, por un olor a destrucción, por un olor a quemado.

Todavía tenía dieciséis años en ese entonces, y ya era un asesino, tal como lo había dicho la profecía, pero el dolor que perforaba mi pecho y mis entrañas, es que no solo había matado a unos cuantos mortífagos y a Voldemort, si no, también era el culpable de la muerte de muchísimas personas inocentes, de muchos amigos que – por mi culpa – habían aprendido hechizos avanzados y habían estado conmigo esa noche. Pero no. No era solo esa noche. Los había matado a cada uno de ellos lentamente y a través de los años, primero a mis padres, a Cedric, a mi padrino Sirius, al profesor Dumbledore, a Neville, y a tantas personas cuyos nombres me resultaban conocidos y de las cuales había recibido un increíble apoyo incondicional.

El hecho era el siguiente, ¿porqué era yo el elegido para quedarme vivo después de todo?, yo, que era igual culpable que Voldemort de la muerte de todas esas personas inocentes, seguía vivo, seguía vivo para contarlo y para que le pareciera a la gente un dios, para ir a firmar los best seller books sobre mi historia, un libro que ni siquiera yo había consentido que escribiera y que estaba mal escrito.

En ese momento, era una de las dos cosas que revoloteaban por mi mente, la primera, ¿Cómo después de esa larga lista de gente muerta no me iba a considerar igual o peor que Voldemort? Y la segunda que me perforaba el cerebro de una manera inquietante, solo quería saber donde estaban Ron y Hermione, los echaba de menos. Ellos eran lo más importante para mí en ese momento, les debía tanto, y me había dado el lujo de perderlos de vista en medio de la batalla, aunque eso fue lo mejor, haberlos alejado de Voldemort, y de su varita, que a la vez era mía.

Antes de caer inconsciente, me percaté de cuanto les debía a mis dos amigos, la lealtad que me habían dado desde los inicios, en especial la que Hermione me había tenido al creer mi siempre y sin dudarlo, la solidaridad de los dos al seguir siendo mis amigos a pesar del peligro que eso significó en los últimos años, y su comprensión, la comprensión de los dos a raíz de las tonterías que pude haber hecho en momentos de desesperación.

Ahora en mi retraimiento permanente pienso en esos últimos minutos de cordura y conciencia que tuve, cuando me imaginaba la escena de Hermione inerte en el húmedo pasto, sangrando o algo peor, todavía recuerdo las lágrimas saladas que salieron de mi organismo en ese tiempo, las lágrimas que dieron paso a mi noqueo.

Este noqueo del que no se, si, algún día podré salir.

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Realmente, no puedo contenerme de decir esto, pero antes de que sus reviews digan "muy corto" XD, ¡es el prologo! Y ustedes bien saben que mis prólogos son – evidentemente muy cortos – pero lo bueno es que el primer capítulo estará pronto con ustedes. Y lo que estan esperando ¡a Hermione! Sip, nuestra querida Hermione nos estará visitando en el primer capítulo y en todos los demás.

Solo eso, espero sus opiniones sobre este comienzo, y sé que en un tiempo tendrán todo muchísimo más claro.

De nuevo le agradezco muchísimo a Juan Pablo Salemme por sus constantes ideas y historias que le rondan por la cabeza, que, al compartir conmigo las hacemos más complejas e interesantes.

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¡GRACIAS!