Au. UsUk. Mpreg.
si no te gusta, no lo leas... la idea no es ofender a
nadie...

Bueno, aqui Maggie al Habla, trayéndoles un estúpido y sensual fic Mpreg UsUk... Espero sea de su agrado y si, este será más serio que el primer que hice, ese en el que se casaban y bueno... mejor lean y juzqguen ustedes. En el siguiente capitulo explicaré como Iggy, siendo un humano, pudo quedar embarazado. Les advierto, este capitulo tiene hard, si se lo quieren saltar, ahi ustedes...

Hetalia y sus persoajes pertenecen a Himaruya Hidekaz

disfruten el gacuen conalep llaoi usuc (?


Teen British Momy and American Teen Dady
1: Crear una vida vida.

Alfred no dejaba de golpear a aquellos muchachos. Sus manos estaban rojas, sus puños ensangrentados, aun así, el héroe no se rendiría. Los dos chicos se pararon en cuanto pudieron, y corrieron lejos del americano, quien de a poco bajaba la guardia. Estaba acostumbrado a agarrarse con sus compañeros en los recreos, después de todo, al ser el capitán del equipo, cada vez que perdían algún partido, los aficionados lo acorralaban para golpearlo, pero siempre salían perdiendo, ya que el chico tenía una fuerza descomunal. Pero esta vez no los golpeaba por haber perdido un partido, sino que estaba enfrentándose a puños con aquellos muchachos por haberse mofado del presidente del consejo estudiantil, con quien había comenzado a salir desde hace ya dos meses.

-Te encuentras bien, Arthur…

Dijo Alfred, ayudándole a pararse al rubio de gruesas cejas, quien yacía tirad, sucio y ensangrentado en el piso.

-Idiota… no era necesario que hicieras eso.

-Por favor, Mírate cómo estás.

-No, fue mi culpa por haber acortado los recreos de los de la mañana para que puedan retirarse más temprano y no se topen con los de la tarde. Debí haber convocado a una asamblea previa.

-No te culpes, esos son unos miserables.

-Pero… mira como quedaron tus puños.

-Con Alcohol se pasará. Dime… ¿Quieres que te lleve a la enfermería?

-No hace falta… Muchas gracias Alfred.

De todos modos, Alfred le ayudó al chico a ponerse de pie, y lo llevó a la enfermería. Que idiota el arquitecto de esta escuela, pensaba Alfred. ¿Cómo se le ocurrió hacer la enfermería en el segundo piso? Una vez que llegaron dificultosamente, no había nadie. La puerta estaba abierta, y había un cartel, el cual anunciaba que la enfermera no se encontraba disponible por motivos personales. Alfred depositó con cuidado al chico en una camilla, y fue a ver si había alcohol, o Yodo para curarle sus heridas.

Arthur miraba la espalda del menor. Este cursaba un año menos que el inglés. Arthur estaba en el último año de escuela, se graduaría con honores e iría a la universidad de Cambridge el año entrante. Estaba viviendo en Norteamérica por asuntos familiares. Alfred se volteó, con un poco de algodón y agua tibia para limpiarle antes de desinfectarle, de este modo le dolería menos. El pobre Arthur tenía heridas en su rostro, su torso, sus piernas y su espalda. Esos matones le golpearon sin piedad, pero debía reconocer que lo habían dejado mucho menos herido que aquella vez que golpearon al idiota de Feliciano.

Cuidadosamente, Arthur se quitó su ropa, quedando tan solo en bóxer y calcetas blancas. Su delgada figura, clara y levemente sonrojad piel, y aquellos ojos verdes que brillaban temerosos, hicieron que Alfred sintiera algo que jamás había sentido. No podía negar que le gustaba este chico, por eso lo seguía y lo cuidaba sin que este se diera cuenta. Pero ahora no podía contenerse. Estrujó un poco de algodón y lo comenzó a pasar por el delicado y suave cuerpo de Arthur. Veía como al pasar el algodón por sobre su piel, se notaba que tenía cueros rotos y sangre seca mezclada con tierra. Arthur gemía fuertemente de dolor, lo que le dificultaba las cosas a Alfred.

Arthur intentaba no quejarse mas el dolor físico mezclado con el contacto del chico que le gustaba, le hacía un revoltijo de emociones que ni el mismo lograba comprender. Solo sabía, que necesitaba los labios de Al, tal vez es le ayude a calmar un poco el dolor. Cuidadosamente, jaló a su novio de la corbata, acercándolo a su cuerpo para besarle. Alfred comprendió, por lo que le proporcionó un largo y apasionado beso, mientras lograba dificultosamente limpiarle las heridas. Una vez que ya había removido la tierra y restos de sangre, untó pedazos más grandes de algodón en alcohol, luego deslizó estos por las heridas y costras de su amado. Arthur aguantaba el ardor, el líquido estaba frio y sentía como le quemaba la piel al desinfectar las heridas de su cuerpo.

Alfred cuidadosamente, se quitó su chaqueta, la colocó sobre los hombros de Arthur, quien recogió su ropa y sus zapatos, colocándolos entre sus brazos con cuidado, mientras Alfred lo levantaba y cargaba hasta su vehículo, donde lo sentó cuidadosamente en el asiento del copiloto, y lo cubrió con una manta. Luego fue al edificio por sus cuadernos y los de su novio, los colocó en el asiento trasero y se subió para poner en marcha el vehículo e ir a dejar a su novio a casa, antes que sus padres se molesten con él.

Al llegar, antes de bajar a su novio, fue a llamar a la puerta. Ni Alice Ni Scott, los padres de Arthur, salieron a recibir a la puerta. Alfred abrió con la copia que había sacado, y fue a buscar a su amado al carro, Lo cargó en sus brazos escaleras arriba hasta la habitación del inglés, donde lo dejó suavemente sobre la cama. Cuando se dio media vuelta para largarse, fue detenido por Arthur, quien entrelazó sus manos con el americano, y sonrió levemente. Alfred tuvo miedo por un instante. Dos veces antes intentaron hacerlo, pero como según su novio "la tenía muy grande" Alfred no alcanzaba a Penetrar hasta llegar al clímax, por lo que debía aguantarse y luego "calmar a Alfredito en el baño". Lo cual era doloroso para él, pero debía hacerlo, prefería mil veces eso antes que dañar a su novio.

Arthur se colgó del cuello de Alfred, lamiendo y rasguñando suavemente la espalda de este. Era su punto débil. Alfred encorvó la espalda, cayendo sobre el torso desnudo y herido de su amante. Si, Amante. Ni su madre, ni los padres de Arthur sabían lo de su relación, solo los chicos de la escuela. Alfred estaba completamente rendido y dispuesto a esta vez, terminar con aquel trabajo que intentó varias veces antes.

-Alfred… Mis padres llegarán en la madrugada… ellos fueron a una tocata.

El padre de Arthur era baterista, su madre cantante. Lo tuvieron a él cuando aún estaban en la escuela, por eso que son padres jóvenes, y a veces logran avergonzar al inglés, quien a decir verdad, es muy maduro y centrado para ser un jovencito de diecisiete años.

-Está bien cariño… ¿estás seguro que quieres dar este paso?, digo, las veces anteriores te has arrepentido.

-Las veces anteriores no estábamos solos ni con toda la calma de mundo.

Arthur tomó las mejillas de Alfred, para que este le mire a los ojos. Al se quitó su uniforme escolar, quedando completamente desnudo. Bajó la ropa interior de Arthur, dejando al descubierto su erección. A pesar que no era más grande que la de Alfred, este comenzó a calmarle con las manos, mientras con la punta de sus dedos retiraba el lubricante que salía desde el miembro de Arthur, para hacerse pasó con los dedos en el interior de este. El inglés abrió sus piernas, dándole paso a los dedos de Alfred, mientras se afirmaba como podía su miembro, para facilitarle el trabajo a su novio. Alfred no se aguantaba por mucho, sentía la latente necesidad de penetrar en el cuerpo del inglés, pero este aún no estaba listo ni completamente lubricado.

La razón por la cual las veces anteriores no había funcionado, era porque sus ansias le impedían lubricar a su novio, por lo que en medio de la primera penetrada, este gritaba desgarradoramente de dolor, sin contar que estaban con poco tiempo, o a escondidas en algún lugar con más personas. Esta vez, Arthur ya estaba lo suficientemente lubricado, y sami abierto con lo de las veces anteriores. Estaba dispuesto a entregarle todo a Alfred, por lo que se aguantaría esta vez el dolor, para garantizarle a su amante que tenga el mejor clímax de su vida. Con cuidado, Alfred fue entrando en el interior de su novio, mientras entrelazaba sus dedos con los de este, tirándolo con fuerza contra la cama. Una vez que estuvo completamente dentro, comenzó a moverse despacio y con cuidado. El hecho que la tenga tan grande, le dificultó la entrada, por ende, intentaría no salirse en las primeras embestidas, para no provocar mayor dolor ni incomodidades a su amado uke.

Arthur acallaba sus gritos de dolor con los tiernos besos que le proporcionaba Alfred, mientras movía sus caderas hacia adelante y hacia atrás, penetrando lentamente al inglés. Una vez que ya se acostumbraron, Alfred dejó los labios de su novio, para acomodarse desde arriba y así poder potenciar el vaivén, penetrando con más fuerza, y dando envestidas más cortas. Alfred le preguntó a Arthur si quiera detenerse, pero su corazón estaba tan acelerado, al punto de no querer que eso acabe jamás. Le pidió que le penetre desde atrás, con más fuerza, por lo que Alfred se salió del interior, volteó bruscamente a su novio, y comenzó a penetrarle desde atrás, esta vez con mayor intensidad, haciendo que incluso Arthur mueva sus caderas desesperadamente. Se sentía demasiado bien aquella sensación que, a pesar de ser brusca, involucraba los sentimientos de ambos.

Para Alfred, el interior de su amado era suave y delicioso, cada segundo, con cada envestida, le hacía tocar el paraíso. A su vez Arthur, sentía como el ser que más amaba en toda la existencia entraba y salía desesperadamente de su interior, encontrando de esa manera su punto sensible, y siendo uno con el amor de su vida. Estuvieron varis minutos ambos, gimiendo y jadeando, mientras se gritaban palabras de amor. Alfred estaba a punto de correrse, pero no quiso anunciarlo, ya que se apenaría mucho si lo hacía antes que su amado. Por suerte, o tal vez el destino, no fue así, ya que Alfred se afirmó fuertemente de la cintura de Alfred mientras se corría, a la vez que Arthur, estando de rodillas y con la cabeza afirmada en la cama, se tocaba su miembro, el cual eyaculó justo al mismo tiempo que lo hizo su novio en su interior.

Ambos gritaron, luego jadearon cansados. Alfred respiraba pesadamente, mientras que Arthur lo hacía suave pero rápidamente. El inglés sentía el extraño y tibio líquido recorrer su interior, mientras que Alfred, con cuidado, se recostó junto a su amado, sin salir de su interior, y lo abrazó de manera protectora, mientras que Arthur seguía jadeando apoyando sus manos en el pecho de Alfred, y su cabeza en su brazo. Ambos se quedaron dormidos en esa posición, tan solo cubiertos por una manta verde.

Alfred abrió sus ojos, encontrándose con su novio, lucia como un ángel mientras dormía. Con cuidado y procurando no despertarlo de su profundo y reconfortante sueño, salió del interior de su amado y comenzó a recolectar su ropa. Si no llegaba a casa, su madre lo mataría, y eso que ya tenía tres llamadas perdidas de ella, o sea, el infierno asegurado. Recolectó su ropa, se vistió, depositó un tierno beso en la frente de su amor, mientras que con cuidado lo arropaba con todas las tapas de la cama. Limpió un poco, para no levantar sospechas, y salió de la casa.

Habían pasado dos semanas. Arthur estaba muy cambiado desde entonces. Ahora admitía su relación con Alfred abiertamente con todos, excepto sus padres, claro. Paseaban de la mano, almorzaban juntos, se recostaban en el césped a ver las nubes, incluso se picaban las piernas por debajo de la mesa en clases. Alfred amaba al nuevo Arthur. Realmente disfrutaba de su novio sin que este se cohibiera y le golpeara o se escondiera de él. Pero no todo podía marchar color de rosa, ya que aquella tarde, algo nuevo había florecido en el interior de Arthur.

Alfred caminaba por el pasillo del tercer piso. Se dirigía a su clase de aritmética, cuando decidió entrar al baño antes para enviarle un texto a su novio. Al entrar a los baño, escuchó algo extraño. Alguien no se sentía bien, ya que notoriamente vomitaba en la segunda cabina, arrodillado frente al excusado. Alfred reconoció los zapatos y el bolso de Arthur, por lo que se preocupó y bruscamente abrió la puerta de la cabina, encontrándose a su novio, con los ojos llenos de lágrimas, mirando hacia arriba con el rostro extremadamente apenado. Alfred no comprendía lo que sucedía… ¿Le habría hecho mal las porquerías que cocinaba?... lo peor, no alcanzó a preguntarle.

-Alfred… c-creo que… creo que estoy embarazado.


yaay! ESO ES TODO POR HOY, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y QUE TENGAN UN MUY BONEETOH DIA

nos olemos luego...

-Maggie c: