Quisiera contarle a papá el sueño que tuve anoche, pero él no está por su trabajo. ¿Y mamá? Ella trabaja en la pesca de humanos y no le gustará saber que he soñado con un marinero. Solo me queda acudir donde Ámbar, mi hermanita. Ella es solo un bebé, pero siempre escucha
- Estaba cantando en una roca, y pronto apareció un barco muy pequeño-digo- iba remando un muchacho, un humano. Tenía el pelo rubio y ojos azules muy bonitos, y en ellos se reflejaba el amor que le tenia al agua. Pero había algo más. No lo recuerdo bien pero era algo así como…
Suena una campana. Debe ser mamá. ¿Cómo no lo pensé antes si esta amaneciendo? Debería ir rápidamente a saludarla, pero ayer antes de que saliera a hacer su trabajo peleamos. Desde que era pequeña ella quiso que yo me involucrara en su negocio y fui educada para eso desde entonces, aunque en el fondo no me gusta la idea de ahogar a cada marinero que tenga la mala suerte de trazar su rumbo por aquí. Solo que ayer se me ocurrió contarle a mamá mis ideas liberales y vaya que se me armó. Jamás creí que se pudiera enojar tanto ¡y era solo un comentario! Se que ella lo tomó como si mi intención fuera a millones de años de esta tradición entre las sirenas. Pero en fin ¿Quién quiere pasar su cumpleaños con un padre de viaje y una madre furiosa? Nadie, supongo. Nado por el pasillo hasta la enorme sala de espera. Ahí siempre esta vacío y puedo pensar aún con la mente en blanco. Unos momentos después mamá entra a la casa y me ve con ese aire de expectativa que tanto odio, más que nada por no saber cumplirla. Yo estoy muy quieta esperando el veredicto, pero mamá no dice nada. Vamos ¿realmente está tan enojada? Tendré que sacarle las palabras, no me importa que sean palabras de regaño.
-hola mamá- Cielos, la voz me tiembla ¿Qué me pasa? Vamos no debo dejar que ella me intimide- ¿sabes? Estuve pensando y creo que debería decir que lo siento por…
-¿me puedes explicar- interrumpe- a que se debe esa postura tuya tan vulgar? Creo que ya te repetí mil veces que la cola se mueve elegante y despacio. La espalda derecha, por Neptuno. Ah y haz el favor de ponerte un adorno en esa red enredada que llamas cabello.- mamá hace una pausa y me observa muy fijo, como para asegurarse que no le falto ni un detalle – eso es todo, vete y no vuelvas hasta verte bien.
Bajo la cabezo y me voy hasta mi cuarto "una sirena pescadora debe ser perfecta". Mamá siempre lo dice. Pero ella si sabe como ser perfecta, probablemente lo único de ella que no lo es soy yo. Mejor no pienso en ello hoy. Aquí, en el Caribe el agua es tan suave y hermosa. No planeo pasarme todo el día discutiendo con mamá la forma adecuada de inclinar la cabeza al sentarme sobre una roca. Además como hoy cumplo 17, mamá me va llevar a ver como es el trabajo, pero no ayudar y aprender un par de cosas. Paso enfrente del cuarto de Ámbar. Mamá esta ahí hablando con ella igual que suelo hacer yo. Creo que mamá piensa que a ella la puede moldear para que no sea como yo, para que no tenga la necesidad de vivir afuera de estas paredes. Y justo para allá voy. Sí, voy a un mundo perfecto, pues no existen errores ahí.
Por cierto, mi nombre es Zelda.
Amo este mar. Es tan mágico. Lo llevo en la sangre. Hasta me llamo igual que las hermosas tortugas de aquí.
Nado despacio y disfrutando tanto como me es posible. Adoro ver como flota mi cabello. Lo tengo rubio y solía llevarlo un poco mas abajo de los hombros, pero a los doce, mamá dijo que las sirenas lo llevan largo y desde entonces lo dejo crecer. Si salgo del agua y me siento llega al piso. Pero en el agua flota. Este fue un cambio que me gusto. Lo que no me agrada esque mamá hace que le ponga adornos (como estrellitas de mar, por ejemplo). Un par de aletazos de mi cola verde azulado y la velocidad acelera.
Estoy nadando tan rápido que si un muro de arrecife apareciera sin duda chocaría contra el. Cambio de dirección. Ahora estoy nadando hacia arriba cada vez más rápido. Me estoy acercando a la superficie. Falta solo un poco. Salto afuera del agua, como hacen los delfines. El viento acaricia mi rostro en una veloz ráfaga que termina con un agradable calor refrescante cuando vuelvo a entrar al agua. Entonces es cuando el tiempo se detiene y olvido donde estoy. Pero esta sensación dura solo un instante y otra vez me encuentro nadando despacio y disfrutando tanto como me es posible.
Veo un banco de pececitos ángel, nadando allá, mas abajo. Desde arriba se escuchan los molestos chillidos denlas gaviotas. Adelante solo hay azul.
Y atrás, algo se acerca. Nado hacia allá, pues creo saber que me espera. Y tengo razón. Es Ilia, una amiga.
Ella tiene el pelo rubio, mucho más corto que el mío, pero sin ningún estúpido adorno. Su aleta es color crema y lleva un morral rosa que no me gusta.
-hola- dice
-hola- respondo yo- ¿Qué cuentas?-
Ilia siempre tiene algo que contar. Le gusta inventar historias, pero de final triste. Y con esa creatividad, sabe como hacer que todo suena más interesante. Eso me sienta como hace que me sienta como una ostra, porque lo único creativo que yo tengo (si se le puede decir así), son mis sueños, y al contarlos divago tanto que acaba por sonar tedioso para todos menos para mi, o al menos eso se me figura.
- Nada, por ahora- contesta Ilia – y tu… ehem… soñaste… ¿que me cuentas?-
¡Anchoas! Es obvio que quiere burlarse. Pero bueno, ya que ella lo pide…
- un sueño- le digo- mira, estaba en una roca cantando y vino un barquito, pero aparte de un chico, había otra cosa – intento hacer memoria y continuo- persona, pero con una cosa, muy larga, o eso creo, no lo recuerdo. Sí, como un bastón de hechicero. La agita, cae un trueno y el agua se pone roja. Luego todo cambió. Estaba en el fondo del mar, pero no se sentía como nadar. Digo, es un sueño, no hay sensaciones. Pero en este casi, y no era como nadar. Creo que así se siente caminar. Ya sabes, como los… humanos-
¿Ven ahora porque me siento tan tonta al contar algo?
Una pausa incomoda. ¿Porque le conté eso? Pero, yo nunca soy así.
Nunca me arrepiento de algo que hice, al menos que sea muy malo. Si en alguien se confiar, es en mi misma.
- ¿y bien?- digo-¿Qué piensas?
- la verdad no entendí nada- responde desafiante
-¿te lo repito?-le digo como aceptando su desafío, de malhumor
-no gracias-dice en un tono muy raro- ya me aburrí lo suficiente
- ¿y tu crees que no aburres con tus tontas historias,-grito sin poder contenerlo- y ese modo tan pedante de contarlas? ¡Tienes el talento de pensarlas, pero deberías guardártelas para ti en vez de presumirlas a todo el mundo! ¡Porque, sí, eso es lo que haces!
Ilia se cruza de brazos. Creo que en verdad la herí, pero es tan orgullosa que jamás lo admitiría. Odio eso de ella. Ahora que lo pienso hay en verdad pocas cosas que me agraden de ella.
-Yo cuento historias increíbles, y lo hago con mucho estilo y clase, a diferencia de ti, su alteza- dice Ilia y se va nadando muy lento.
Yo me quede con un horrible sabor de boca. ¡Me llamó "su alteza"!, aún cuando hace años le confesé lo mucho que odio ese titulo. Es que mi mamá es una pescadora de las más importantes, y eso la hace casi de la realeza. El que me llamen a mi o a alguno de mis hermanos así hace que me sienta atrapada en la red de mi mamá.
Ilia no había llegado muy lejos, cuando se volteo, me miró, y grito con sarcasmo antes de escapar a toda aleta:
-ah, se me olvidaba, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!-
