Hola, les traigo una nueva historia, espero que la disfruten.

Advertencia: Pues, puede haber cambio de roles, así que ya están advertidos.

Nota: Los personajes de KSB no me pertenecen, son propiedad de Hinako-sensei, yo solo los tomo prestados para hacer unas historias con ellos.

Gracias Hikaru por el apoyo, esta historia va dirigida a ti n_n

Gracias a todos los que se animan a leer mis fics, por los fav y follow en esta plataforma y los votos en wattpad, y también a aquellos que se animan a dejarme un comentario. Gracias en verdad, me gusta leerlos.

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Capítulo 1: El encuentro

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La sociedad con el pasar de los años habían sufrido muchos cambios, siendo el más notorio el de la desaparición de los omegas machos como la casi extinción de las mujeres alfa. Ahora mas del noventa por ciento de la población alfa era varón mientras que el cien por ciento de los omegas eran mujeres las cuales se dedicaban únicamente a las labores domésticas y complacer a los alfas.

A causa de eso era bastante normal que jóvenes omegas fueran desposadas a tan temprana edad, apenas cumplían los dieciséis años ya se les estaba buscando pareja alfa con quien enlazar. Las omegas ya prácticamente resignadas a su destino no se oponían a las decisiones que el líder alfa les ordenaba a sus padres los cuales simplemente obedecían, pues era mal visto revelarse al líder del clan, revelarse significaba la muerte en la mayoría de los casos.

Los omegas no esperaban un futuro brillante, con algo de suerte podrían conocer un buen alfa que los cuide aunque nunca tendrían la opción de elegir. Ellos no podían escoger a sus parejas, eran los alfas quienes lo hacían por ellos.

Los alfas se jactaban de su poder, del control sobre las omegas y los betas quienes casi nada podían hacer para desobedecer las ordenes de los lideres de sus respectivos clanes.

Pero los que nadie sabía es que existía un clan donde los alfas eran los que servían como sirvientes para los omegas.

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Era un día de fiesta, de celebración para dos de los clanes mas antiguos del país, ese día se había firmado el pacto de paz entre dos clanes rivales poniéndole fin a las rencillas que siempre tenían.

Un grupo de alfas no dejaban de embriagarse sin dejar de observar a las jóvenes omegas que habían sido desposadas también ese día, ellos no podían esperar por su oportunidad para marcar la glándula omega de su respectiva pareja.

—Ellas no parecen felices— habló una joven omega de cabellos castaños quien llevaba puesto un lindo kimono para la celebración— no lo crees, niisan.

—Cómo podrían estarlo, si prácticamente han sido vendidas por su clan, Kanako— habló con clara indignación en su voz un joven alfa de cabellos largos rubios platinados quien gruñía cada vez que veía a un alfa acercarse a su hermanita, él no iba a permitir que ninguno de esos estúpidos alfas tuviera la intención de saludarle siquiera.—no debimos de haber aceptado la invitación.

Kanako, la hermanita menor de ese gruñón alfa, solo suspiró, si bien ella había tenido mucha curiosidad de ir a la fiesta en la que ahora se encontraban, el ver el rostro decaído de las omegas que habían sido desposadas le hizo tener ganas de huir del lugar. Ellas no habían podido elegir a sus alfas, era el líder del clan al que pertenecían quien había elegido por ellas como parte del pacto de paz entre dichos clanes.

El clan Tatsumi era un clan que había sido invitado a dicho evento, eran un clan mas pequeño, pero no débil, poco a poco se estaban haciendo de un nombre y eran tomados mas en cuenta por los clanes mas viejos, pues estos buscaban aliados para poder seguir manteniendo su poder sobre otros clanes.

El actual líder del Clan Tatsumi era Tatsumi Souji, quienes muchos lo consideraban como un alfa muy fuerte, pero con un carácter demasiado blando, eso en parte porque este prefería muchas veces el diálogo que la pelea a pesar que esta se tenía que dar irremediablemente.

Souji veía desde lejos a sus dos hijos, el había pensado que su hijo podría interesarse en alguna de las omegas que se encontraban en la fiesta, pero al ver cara llena de molestia era claro que su hijo mayor, Tatsumi Souichi, tenía ganas de largarse del lugar.

La fiesta siguió sin ningún contratiempo, pero Souichi no se quedó para verlo, él arrastrando a su hermana, decidieron regresar a su casa, no soportaba estar mas tiempo en ese lugar, sabia que a su padre no le gustaría que se haya ido sin despedirse primero de los otros lideres, pero no le importaba.

La idea de quedarse más tiempo en ese lugar le estaba enfermando.

—Hijo, lo que hiciste fue muy maleducado de tu parte—Souji, apenas llegó a su casa, fue directo a la habitación de su hijo mayor para regañarle.

—Desde un principio no quería asistir a ese lugar, y lo sabes muy bien—se defendió Souichi, no le gustaba discutir con su padre, pero realmente le molestaba que él tomara decisiones sin consultarle primero, últimamente estaba pasando eso.—Solo fui para cuidar a Kanako de los pervertidos, eso es todo.

—Eso lo sé, pero aun así debiste ser mas educado, recuerda que estamos hablando de los lideres alfas de los dos clanes mas viejos, ellos se pudieron ofender con tu actitud, no los queremos como enemigos.

—Yo no les tengo miedo, viejo, puedo patearles el trasero y también a todos sus guardias.

—Sé que eres fuerte, pero aun eres un alfa muy joven que todavía no ha tomado a ninguna omega como pareja—susurro Souji para si mismo, pero Souichi lo escuchó bastante claro

—Otra vuelta con lo mismo, ¡cuántas veces tengo que decirte que no estoy interesado en tener pareja!, me gusta ser un alfa sin enlace.— gruñó—ya lograste que Tomoe consiguiera pareja, pero conmigo no funcionará.

—Hablas como si yo hubiese influenciado en las decisiones de tu hermano menor, ¡sabes bien que fue Tomoe quien eligió a su pareja no yo!

Souichi se molestó con eso, para él, su hermano menor cometió el mas grande error al elegir tener una pareja alfa, y para arruinar mas las cosas, un alfa varón.

—Es parte tu culpa por aceptar esa unión, ¡una enfermiza!

—Tomoe se veía feliz a su lado, Sou-kun

—¡Eso no es cierto!—se negaba a aceptar las palabras de su padre— él solo estaba confundido, ¡pero no quisiste escucharme!—no quiso discutir más, y de mala gana se salió de su habitación, necesitaba irse de la casa un momento a tomar aire porque si no sentía que iba a explotar.

Souji solo suspiró, sabía que su hijo seguía molesto con él, no le gustaba las peleas menos con su familia, pero últimamente su hijo mayor paraba bastante irritable, sospechaba que una parte se debía a la ausencia de Tomoe, él se había encargado de criarlo, de ser su ejemplo de líder de manada. Pero al final Tomoe se reveló cuando decidió escoger como pareja a un macho alfa y no a una mujer beta u omega. Esa relación no iba a producirle ninguna descendencia, eso lo sabía, pero Tomoe era feliz con él, por eso no se opuso y le dio su bendición.

Algo que hasta ahora el joven alfa se negaba a aceptar.

Souichi se veía bastante irritado, por eso ninguno de los sirvientes que eran betas y omegas le molestaron, sabían que nada bueno salía de un alfa enojado por experiencia propia. Antes de salir de la casa tomó su fiel katana, necesitaba desahogarse y liberar todo ese enojo que sentía acumulado, así que pensó buscar a Isogai para retarlo en combate, últimamente no lograba ganarle, eran mas derrotas que victorias las que obtenía cada vez que retaba a ese mujeriego alfa.

—Esta vez lo derrotaré—

Con esa determinación salió de la mansión y se internó en el gran bosque que rodeaba su hogar y que servía como laberinto para proteger a su gente, Isogai solía encontrarse en las afueras del bosque, cerca de un pueblo de mala muerte donde los bandidos y mercenarios suelen usar el lugar como punto de reunión. Todavía no entendía como Isogai podía juntarse con ese tipo de gente, aunque gracias a eso se podía obtener buena información de otros clanes y evitar peleas innecesarias. La información era clave.

Estuvo corriendo por alrededor de media hora por el bosque evitando las trampas que ya se sabia de memoria donde se habían colocado para los intrusos, hasta que un aroma le hizo detenerse.

Un alfa, era el aroma de un alfa que no pertenecía a alguien del clan Tatsumi, él se sabía de memoria todos los aromas que eran de su gente y ese era uno que nunca antes había olfateado. Así que de manera sigilosa trató de localizar al causante de eso olor, una vez que lo halló fue a su encuentro mientras sujetaba con fuerza su katana, se estaba preparando para una pelea.

—¡¿Quién eres y quién te envió?!, ¡responde! — preguntó apenas le estampó en un árbol cercano esperando alguna respuesta convincente de aquel alfa rubios y de ojos claros el cual no parecía sorprendido de que lo hayan localizado, y de tener una espada cerca de su garganta, mas bien parecía que había estado esperándolo.

—Eso es algo que no te concierne, joven alfa— habló con una tranquilidad demasiado perturbadora, no parecía intimidado a pesar de tener el filo de la espada amenazando en cortar su cuello. —

—¡Claro que sí!, ¡estás en mi territorio! —dijo acercando cada vez mas la espada en el cuello del otro alfa causándole un leve rasguño del cual salió un poco de sangre—eres un intruso, así que mas te vale que hables si no quieres que tu cabeza termine rodando por este bosque y tu cuerpo se convierta en alimento para los lobos.

—Los lobos es a lo que menos hay que temer, además ellos nunca me harían daño, son más sociables y fieles que muchas personas que he conocido por estos lugares.

Souichi no entendió lo que quería decir, así que soltando un fuerte gruñido decidió acabar con el intruso, uno menos de quien preocuparse, pero justo cuando el filo de la espada estaba a punto de rebanar el cuello del rubio intruso, un ataque le hizo ponerse en guardia, dejar a su presa y defenderse del nuevo intruso.

Esta vez un hombre de larga cabellera azulada.

—¡¿Cómo llegaste hasta aquí?!—Souichi no entendía como era posible que esos dos extraños hayan podido llegar tan lejos sin mostrar signos de haber sido atacados antes, ¿es que acaso las numerosas trampas que se encontraban colocadas estratégicamente en ese bosque no habían funcionado en ellos?, o ¿alguien les había ayudado con eso?, ¿había un traidor en el clan Tatsumi? — ¿dime quién eres?, ¡¿por qué invaden mi territorio?!, ¡¿Qué es lo que buscan?!

El alfa de cabellos largos estaba molesto y preocupado a la vez, temía de una invasión de algún clan vecino, pudo observar como el alfa rubio de cabellos cortos le susurraba algo al oído al hombre de largos cabellos azulados del cual no podía definir con exactitud a qué casta pertenecía.

Su aroma era suave, que podía pasar desapercibido, así que supuso que podría tratarse de un beta, un guerrero espadachín al percatarse que este tenia bajo su poder dos katanas, una de ellas desenfundada cuando le atacó.

—Tetsuhiro, yo…—

—¿Cómo te encuentras, Masaki-san? — preguntó el hombre de cabellera azulada señalando su cuello, al ver la sangre, se preocupó—¡fuiste muy descuidado al permitir que ese hombre te acorralara y te pusiera una espada en el cuello!—

—Lo sé, pero en parte se debía para ocultar su presencia, Tetsuhiro-san— respondió el rubio de cabellos cortos, su deber era cuidar de su amigo a toda costa.

Tatsumi al ver que ninguno de los dos intrusos parecía prestarle atención, comenzó a gruñir.

—¡¿Qué tanto están hablando?!, dejen de ignorarme y respondan mi pregunta si no quieren que su sangre se derrame en este frío bosque—les amenazó mientras se ponía en posición de ataque, sería dos contra uno, pero tenía plena confianza en sus habilidades, no pensaba perder por ningún motivo contra ninguno de los dos.

—Su clan no es nuestra prioridad, solo veníamos de paso, ya nos retiramos— habló calmadamente el recién llegado, este no deseaba causar problemas, tenía una misión que cumplir, aunque no iba a negar que el alfa que tenía en frente le había llamado su atención.

—¡Eres un idiota si crees que los dejaré ir tan fácilmente, además que tu explicación no me convence para nada!— exclamó irritado Tatsumi, se estaba preparando para atacar, por ningún motivo iba a permitir que ese par de intrusos fueran a escapar, pensaba llevarlos como prisioneros.

—Ese es su problema—fue la respuesta seca del beta.

El alfa de cabellos largos se enfadó y decidió atacar primero, ante esto, Masaki ya se estaba preparando para atacar, pero el joven de cabellera azulada que respondía bajo el nombre de Tetsuhiro, se le adelantó.

A Masaki no le quedó otra opción mas que esperar, mientras observaba como su amigo, Morinaga Tetsuhiro, se defendía con total tranquilidad y elegancia los ataques del alfa de cabellos largos, no pudo evitar suspirar, su amigo lo estaba haciendo de nuevo. Estaba midiendo las fortalezas de su oponente mientras se defendía.

Tatsumi atacaba con sus mejores técnicas, pero estas no servían al parecer contra el extraño estilo de combate del beta.

Su estilo de pelea no parecía pertenecer a ninguna escuela de espadas, era tan extraño y atrayente a la vez, era como una danza donde se levanta la espada solamente cuando lo sintiera necesario.

El beta se dedicaba esquivar todos y cada uno de los ataques que el alfa le daba mientras analizaba el estilo de combate al que pertenecía para tener una idea de cómo desarmarlo por completo, era una suerte haber estudiado los diferentes estilos de combate con espadas durante sus viajes, eso le daba una idea de las posturas que podía tomar el alfa llamado Souichi y tomarlo por sorpresa. Sonrió ante ese pensamiento.

—¡¿Acaso te causa gracia tu propia muerte?!— preguntó indignado el alfa por el hecho de que su oponente no parecía tomar en serio el combate—¡desenfunda tu otra espada! — le ordenó, algo le decía que su rival era un especialista con el uso de ambas espadas a la vez. —¡te demostraré que no debes tomar a la ligera a un miembro del clan Tatsumi!

—Eso ya lo veremos—respondió sin sentirse intimidado, estaba acostumbrado a esos ataques de furia en sus rivales—

La pelea era observada por el alfa rubio, Masaki le estaba preocupando el que su amigo no tomara en serio a su rival, temía lo que planeara con el alfa rubio platinado. Había captado el interés que Tetsuhiro tenía en el alfa. Eso no era bueno.

—¡Ya me hartaste, es hora de ponerte en tu lugar, maldito! —

—No lo creo, alfa—dijo mientras daba un leve gruñido que escarapeló todo el cuerpo de Souichi. ¿Qué había sido eso?, se preguntó, ese pequeño momento de distracción fue aprovechado por Tetsuhiro quien desenfundó su otra espada y en un rápido movimiento, desarmó al alfa rubio platinado mandando la espada de este a volar.

—Creo que he ganado, alfa— dijo con voz algo ronca, esto hizo sonrojar a Souichi, ¿había perdido?, no lo podía creer a pesar de encontrarse arrinconado en un árbol con la punta de la espada apuntando su garganta, un movimiento en falso y su cabeza rodaría sin ninguna misericordia.

Había perdido totalmente.

—Eres fuerte, no lo voy a negar, pero desperdicias mucho tiempo en movimientos inoportunos, te dejas llevar por el enojo, eres impulsivo, lo sabes, ¿cierto? —hablaba Tetsuhiro sin dejar de apuntar con la punta de su espada la garganta del alfa—Aun así, creo que eres un alfa interesante.

—Si vas a matarme, ¡hazlo de una maldita vez! —estaba asustado, pero no se lo iba a mostrar al enemigo. Tenía que levantar la cabeza en alto, aunque estuviera cerca de la muerte.

—Tengo otros planes en mente, alfa

—¿Tetsuhiro? — preguntó preocupado Masaki al ver como su amigo dejaba de apuntarle a su rival para enfundarla de nuevo.

"Eso no es bueno" fue lo que pensó el alfa de cabellos cortos mientras aterrado observaba como su amigo poco a poco acorralaba a su rival con su cuerpo impidiéndole que escape. "Que sea solo alguno de sus absurdos coqueteos" rogaba internamente.

Por otro lado, Souichi se sentía abrumado, de un momento a otro su cuerpo quedó atrapado entre el árbol que estaba apoyado y el cuerpo del beta con el que hace poco estaba peleando, tan cerca se encontraban que incluso podía sentir la respiración del pelo azul.

—Oye, ¡aléjate!—el alfa gruñía buscando intimidar al beta, pero este no parecía afectarle ni intimidarle nada de lo que hacia—¿acaso eres un alfa?—esa era la única explicación que encontraba Souichi para que sus gruñidos no funcionaran, para que su cuerpo no le hiciera caso, pero había algo que no le cuadraba.

—Deberías dejar el interrogatorio para después, alfa— susurró en el oído izquierdo de Souichi haciendo que este le provocara cosquillas y jadeara—Eres bastante sensible, eso me gusta—volvió a susurrar Tetsuhiro ante el enorme sonrojo que pudo notar de su rival.

Souichi no entendía que le estaba pasando, su cuerpo estaba reaccionando de una manera extraña, no le estaba respondiendo como debería, se estaba dejando seducir por la voz profunda del otro espadachín. De un alfa.

—¿Q-quién eres?— preguntó mientras se le escapada un vergonzoso gemido al sentir una mano sujetando su miembro viril, Morinaga no había perdido el tiempo sacándolo de su confinamiento—Esto que haces no está bien…— susurró temiendo que el otro sujeto lo tomara a la fuerza, una práctica bastante común entre alfas que buscan humillar a otros de su misma casta.—¡Basta!

—Pero te gusta, puedo sentir como tu pene se endurece cada vez más mientras te hablo al oído—le sonrió mientras sujetaba con una mano una de las muñecas de Souichi y con su otra mano masturbaba con rudeza el erecto miembro el cual estaba a punto de soltar toda su semilla, Tetsuhiro se lamió los labios ante ese pensamiento.

Souichi, en cambio, quería golpearlo, pero su cuerpo se sentía débil ante la rudeza con la que era tratado su miembro, trataba de no gemir, no quería sucumbir al placer que le estaban obligando a sentir. Necesitaba detener esta locura.

—¡Basta!, ¡Detente!— ordenó con su voz alfa buscando nuevamente intimidar a su agresor, pero este solo le sonrió, se asustó ante lo que podría hacer Tetsuhiro.

—Sera que deseas que sea mi boca la que te de placer— susurró Tetsuhiro, ante esas palabras, Souichi trató de sacarse del agarre, pero no lo consiguió, porque la orden que su agresor lo detuvo— quedare quieto, te haré sentir mejor— dicho esto, lo soltó

—Espera, ¡Ahhh!—

El alfa de cabellos azules no dudó en meter el pene de Souichi a su boca, brindándole olas de placer en cada succionada, convirtiendo al alfa de cabellos claros en una masa temblorosa que trataba inútilmente en detenerlo, pero que al mismo tiempo movía sus caderas buscando mas placer.

Souichi gemía y su cuerpo no dudaba en dar embestidas a la boca de su rival, mientras se sujeta de los hombros de aquel que le estaba brindando placer, eso era nuevo para él, la calidez de la boca del otro alfa era placentera, exquisita, sentía que pronto se iba a correr, el solo imaginar que su semilla mancharía a ese pervertido le causaba morbo.

Fue inevitable que con unas cuantas succionadas, su orgasmo llegara, haciendo que su semen terminara en la boca de Tetsuhiro quien, de manera sumisa, no dudó en tragarlo todo dando pequeñas lamidas para no desperdiciar nada. Las piernas de Souichi no pudieron soportar más su peso y terminó cayendo de rodillas en el frío césped, era la primera vez que el orgasmo lo dejaba tan débil, tan agotado, y aun así…

—Te dije que te gustaría— susurró Tetsuhiro para después tomar el sonrojado rostro de Souichi para besarle, este último correspondió el beso pudiendo saborear un poco de su propia semilla.

Tatsumi se aferró a los brazos del otro alfa sin dejar de besarlo, se sentía bien, quería más, necesitaba más de ese cuerpo, mas de ese alfa de cabellos azules. Era la primera que se sentía a gusto con su alfa interno, con el deseo de dejarse dominar.

—¡Tetsuhiro, es hora de irnos! — exclamó Masaki quien se había ausentado unos momentos para darles un poco privacidad, aun así, no estaba de acuerdo con las acciones de su amigo, por eso regresó para evitar que llegaran mas lejos además de advertir del peligro que corrían pues llegó a oler aromas de otros alfas. — ¡es peligroso quedarnos mas tiempo aquí!

Ante esas palabras, Morinaga Tetsuhiro cambió su semblante a uno muy serio, su amigo tenía razón, era lo hora de la retirada, así que tuvo que terminar el beso, algo que hizo gruñir al alfa de cabellos rubio platinados. Este se aferró a Morinaga haciéndole entender que no estaba de acuerdo con terminar lo que habían iniciado.

—Tetsuhiro, ¡debemos irnos antes de que otros alfas vengan a atacarnos! — insistió al ver que su amigo se había quedado quieto analizando al otro alfa

—Necesito comprobar algo. — susurró Morinaga mientras sentía como Souichi comenzaba a restregarse a él, estaba marcarlo con su aroma, esto hizo que el joven de cabellos azulados abriera los ojos de la impresión por el descubrimiento.

—¡Tetsuhiro! — gritó Masaki desesperado comenzando a desenvainar su espada en caso de que tuviera que obligar al que llamaba, la retirada.

—¡Tsk!, está bien—respondió de mala gana el joven de cabellos azulados, se puso de pie acción que fue imitada por Souichi quien todavía se negaba a soltarlo, Morinaga sonreía complacido por eso—Ya tengo que irme, alfa, la próxima es que nos veamos te haré mío—le dio un último beso mientras se soltaba del agarre de Souichi—trata de ser paciente, Tatsumi Souichi

Dio unos pasos hacia atrás sin dejar de mirar el rostro avergonzado de Souichi quien parecía recién darse cuenta de sus acciones, Morinaga se retiró sin agregar nada mas e ignorando la cantidad de insultos que salieron de la boca del alfa de cabellos largos. Masaki solo suspiró y siguió el camino que su amigo siguió en su retirada.

Por otro lado, Souichi trataba de explicar sus acciones, se había dejado tocar por un completo desconocido, uno que bien podría ser un espía en busca de hacer daño a su familia, a su manada, ¡en qué demonios estuvo pensando para permitir eso!

Lo peor de todo es que lo había disfrutado, nunca antes se había dejado dominar por su lado animal, siempre había buscado tener control de su alfa interno, pero en esa ocasión había sido diferente, por primera vez había deseado fundirse, conectarse y perderse en la bruma del placer con un … ¿alfa?

Esto último era lo que más lo desconcertaba, ¿por qué con un alfa?, siendo él también uno de la misma casta y del mismo sexo eso no tenía ningún sentido, era algo tan antinatural, pero que curiosamente no se sintió incorrecto cuando comenzó a besarlo, a marcarlo con su aroma. Tal parecía que su alfa interno había elegido a su pareja en un alfa, en aquel hombre al que escuchó se llamaba Tetsuhiro. Aquel espadachín que le derrotó en la pelea de espadas y que, de alguna manera, embrujó a su alfa interior.

Horas más tarde se daría cuenta que ese sujeto sabía su nombre sin que él se hubiera presentado.

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Hasta aquí se queda este capítulo, espero que les haya gustado n_n

Les agradezco los reviews por adelantado :)

Gracias por leer

Atte: Mari-Chan