Título: Welcome back.
Tipo: Drabble.
Género: Quiero pensar que sobrenatural.
Advertencias: Es mi primer escrito en este fandum, perdonen por favor cualquier desajuste en la personalidad de los personajes o cualquiera que sea mi error.
Realizado para un desafío. Los dados no me han favorecido mucho [sobrenatural, Inuyasha, basado en la palabra "creer"] y he hecho un pequeño fiasco, pero espero no lo odien tanto .
Palabras: 500.
Welcome back.
Las manos le tiemblan y siente el viento frío, helado, cruel y frívolo que le raspa las mejillas. El sudor le recorre las sienes y aunque enfoca los ojos todo lo que puede no hay para ella más que densa oscuridad. Gime, hipa y lloriquea, sintiéndose acunada por los asquerosos brazos de la desesperación.
¿Cómo puede salir de ahí?
Es entonces cuando los ve; esos rojos ojos de animal salvaje, los ojos que claman por sangre, que se bañan en maldad… los ojos de aquél que quiere robar su alma.
Grita, se echa hacia atrás y cae de manera estruendosa al frio suelo de tierra. Las lágrimas han bañado su hermoso rostro de doncella, pero ella no se percata de ello pues está más concentrada en esa sensación de terror puro que le carcome las entrañas y le causa arcadas.
El hombre de los ojos temibles se acerca con parsimonia. Su voz es tan calmada y profunda como su misma presencia cuando le llama por su nombre, también es igual de tétrica.
—Rin.
Su mente no lo procesa, su cuerpo se siente de piedra. Niega frenéticamente y, aun siendo presa de la desesperación y el horror, es consciente de la magnificencia del ser frente a ella; es más hermoso que cualquier humano en el planeta, desprende un aura tan hipnótica como terrible, evoca los sentimientos más oscuros y, a su vez, parece ser un Dios que merece la más fiel y eterna adoración.
—¿Q-qué es usted? —puede balbucear a duras penas, arrastrándose hacia atrás todo lo que puede en un patético intento de guardar las distancias.
—Un demonio.
Cierra los ojos y se cubre los oídos. No quiere oírlo, no quiere verlo, quiere volver a su casa, correr al cuarto de su abuela Kaede y arrullarse en sus cálidos brazos. —Esto no está pasando, no creo en los demonios… —murmura con desespero—no lo creo, usted… no existe.
Lo mira con fiereza, como esperando a que desaparezca por esto y, en menos de un segundo, él está a su lado.
—No es cuestión de creer o no, las cosas son como son.
Ella no piensa, no grita ni se queja cuando la espada le atraviesa el pecho. Sólo está él, el hermoso hombre de cabello blanco, que la mira sin expresión… sólo está él y luego sólo está la oscuridad.
—Colmillo sagrado…
Se incorpora de golpe. El cabello negro se le pega a la frente, no puede dejar de jadear y siente irreales sus propios sollozos mientras el corazón casi le atraviesa el pecho… ¡El pecho! Se palpa con desespero y, para su alivio, descubre que está como debe estar: seco y cerrado, cubierto de piel.
Está en su cuarto, sentada en su bella cama y todo ha sido una mentira.
—Ha sido sólo un sueño… —afirma con un suspiro, pero el rechinar de su colchón y la respiración helada en su cuello asesinan su anhelo.
—¿Crees ahora?
Es real. Está ahí. Ella lo recuerda.
—Seshomaru-sama…
—Bienvenida de vuelta, Rin.
FIN.
