holap! les presento mi nuevo fic bueno al final me desahogo, aclaraciones:
*-naruhina
*-infidelidad, engaño, etc.
*-AU
*-OoC
*-OC(mis gemelitos *u*)
*-lemon(próximamente)
creo que es lo más importante, disfruten!
— ¡Eres una necia! —me gritó, zarandeándome por los hombros. Justo cuando creí que me gritaría cuanto me despreciaba, mis hijos interrumpieron en la habitación.
— ¡Hey, suéltala! —Kai aparto a Naruto de un empujón.
— ¿Estás bien, mamá? —me abrazo Kei.
Mis gemelos habían crecido de manera formidable. A sus 19 años ambos median 1,80. Justo lo que su padre media a su edad, cuando lo conocí. Mientras Naruto era rubio, de ojos azules, piel bronceada, tres distintivos bigotes en cada mejilla y de carácter sereno, frio y calculador; mis gemelos era lo opuesto a él. Kai y Kei eran altos, pelinegros, ojos azul plateado, piel pálida, sin ninguna marca o bigote y su carácter era alegre, cariñoso y ruidoso.
Siempre me había sentido intimidada por la altura de mi esposo, pero esa misma estatura que habían heredado nuestros hijos ahora me proporcionaba seguridad, e incluso confianza.
— ¿Cómo se atreven a entrar así de irrespetuosos a mi dormitorio? —vocifero, colérico. Kai no mostro signos de intimidación en su rostro y Kei, que aún me tenía en brazos, me apretó más contra él. Los gemelos desafiaron a su padre con la mirada.
— ¡Oh, padre, Lo siento! Pero escuchar cómo le gritabas a mi madre y al ver como la zarandeabas, no me voy a detener a en tu puerta a esperar una invitación—se burló Kai.
—Esto no les incube…
— ¡Claro que nos incumbe! —intervino Kei.
—Cuiden su boca, niños—advirtió Naruto. Sabía que mi esposo no diferenciaba a nuestros gemelos, siempre confundiendo sus nombres, por el poco tiempo que les había dedicado.
— ¡Niños! —exclamó Kai. Fingió indignarse. —Siempre eh sabido que eres un hombre poco atento, por no decía NADA atento, con nosotros, tus hijos. Pero ¿tanto padre?, ¿tan IGNORANTE eres en el tema de tu familia, que no te das cuenta de que nuestra niñez termino hace 10 años?
Cuando la última silaba salió de los labios de mi Kai, aguante la respiración. Naruto era un hombre orgulloso de sus conocimientos y de su posición social y económica, las palabras "Naruto" o "padre" no podían estar en la misma oración que "ignorante".
No sé como pero cuando mi marido levanto su mano derecha, me solté del abrazo de Kei. ¡No abofetearía a mi hijo!
— ¡No, por favor! —chille cuando intente proteger a Kai. Lo cual era un poco difícil, ya que, ellos al ser tan altos mi 1,66 de estatura parecía insignificante. —No Naruto, por favor.
—Déjalo, mamá. Que me golpeé, que se siga comportando como un desconocido para mí y para mi hermano—reto Kai. Naruto bajo su mano.
— ¡Largo de aquí! —gruño con los dientes apretados.
—Sí, nos largamos pero de esta estúpida mansión…—empezó Kai.
—Y nuestra madre se va con nosotros—termino Kei. Apenas termino la oración, Naruto mostro esa sonrisa sínica que yo odiaba tanto.
—Para serles franco; ustedes dos no me interesan si se van o se quedan—hizo una pausa. Continuo, más serio-—Pero su madre no pone un pie fuera de esta casa hasta que terminemos de hablar—amenazó.
— ¿Hablar?, ¿Hablar, dices? —reprocho Kei.
—Querrás decir, padre; hasta que termines de gritarle—se burló Kai. —Vámonos, tengo hambre y quiero que mamá me prepare algo en casa de mi abuelo Hiashi.
— ¡Sí! Hace mucho que tampoco vemos a nuestra abuela Hana.
Ignorando la advertencia de mi esposo, mis gemelos me sacaron de la habitación de su padre. Si, Naruto y yo no compartíamos dormitorio, algo que me cuarteo el corazón hace años, esa fue su primera repulsión para con migo. Una vez cerradas las puertas Kai y Kei chocaron los puños y se guiñaron un ojo en signo de victoria.
Me pidieron empacar solo mis objetos más preciados y nos encontraríamos en unos minutos en la entrada principal. No querían que me llevara nada, absolutamente nada que Naruto me hubiera comprado y eso incluida; ropa, zapatos, y cualquier joya. Lo único valioso para mí era mi anillo de plata, regalo de mi hermano Neji, mi libro favorito, mi celular y una foto familiar, la única donde Naruto había accedido a salir. Estos objetos quizás no tenían ningún valor económico aparente, pero eran irremplazables para mi corazón.
Mientras acomodaba castamente mis cosas en una pequeñísima maleta, y recordaba con cierta tristeza y nostalgia cada momento en esta habitación. La puerta se abrió y cerro, casi al instante.
— ¿Los vas a seguir?
—Si—corrí el cierre de la maleta y la cerré.
—Eres conscientes de que todo esto es por tu…
— ¿Por mí que, Naruto?, ¿por mi culpa?, ¿por mi dificultada para concebir un bebé? O quizás ¿por mi falta de belleza? —lo encare, segura.
—Te lo dije desde un principio, Hinata. Tú no me lo diste, y quizás no puedas dármelo nunca, así que solo busque a alguien que si pudiera dármelo—sus palabras eran amargas, acidas. Me mantuve firme.
—Te diré algo, Naruto, y quiero que me escuches bien por qué yo a diferencia de ti no voy a gritar ni a empujarte. T e entregue todo, completamente todo y sin titubear. Me case contigo apenas 2 semanas de conocernos, y aunque mi virginidad no la tomaste de la forma más romántica o amable siquiera, tuvimos a Kai y Kei. Ellos desde pequeños buscaron tu atención y cariño, pero tú tan frio y estricto con ellos que a los 5 ya te tenían miedo como… como si fueras un cuarto oscuro y frio donde tuviesen que pasar unos minutos castigados que pareciesen horas, solos. Siempre tan inteligentes, cariñosos, alegres, y cuando entraron en la pubertad, atractivos, pero eso a ti no te fue suficiente. Y conmigo tan indiferente, siempre reprochándome, siempre burlándote de mí saliendo con jovencitas más lindas que yo o coqueteándoles, justo frete a mí narices, en todas las fiestas de los Namikaze—me trague el nudo que se me formaba en la garganta con cada recuerdo. Seguí. —Y todo porque… porque no pude darte una niña. Después de Kai y Kei, no pude tener una hija tuya.
—Yo quería un hijo no gemelos, pero los acepté. Y cuando quise tener una niña tú ya no podías, o no querías, no lo sé, pero no tuvimos más hijos.
—Te equivocas, Naruto, en todo te equivocas. Tú no aceptaste a los gemelos. Yo quería más hijos, y por supuesto una niña, pero enferme, lo siento. Pero eso no justifica lo que hiciste, nada lo justifica. Me engañaste, me traicionaste, a nuestro matrimonio. ¡Te acostaste con una jovencita! —le reproche con todo resentimiento guardado en mí.
—Te lo dije antes de casarnos-repitió. —te lo advertí. Yo no buscaba a una chica tonta e interesada solo en modas y revistas. Me case contigo por tus estudios; una chica graduada y con conocimientos en economía y finanzas, capaz de jugar el papel de mi esposa.
— ¿Papel? —gruñí.- —¿Jugar un papel? Perdón, pero no recuerdo haber postulado para actuar en una obra. Pero lo que si recuerdo es haber aceptado casarme con Namilaze Naruto, amarlo, cuidarlo y protegerlo, estar con él en salud y enfermedad. Y lo eh cumplido, pero no eh recibido el mismo trato, ¿verdad? No, claro que no.
La diferencia de estatura era muy notable, pero aun así, lo miraba fijamente. Él apretaba las manos en puño, conteniendo su cólera. Yo me mordía la lengua en un intento de apaciguar mi resentimiento.
El toquido en la puerta nos hizo cortar el contacto visual. Kei entró.
—Vamos, mamá. Mi hermano nos espera en el auto. —mi hijo acababa de ignorar admirablemente a su padre. Antes de salir de la habitación, un susurro de esperanza me hizo dudar. ¡Detenme Naruto!, ¡Vamos, grítame un "no me dejes"!, ¡Algo, has algo! rogo mi último hilo esperanza y amor. Nada. Sus azules ojos me miraban como a una desconocida. Me reí internamente de mi patético amor. Y aun así, me dolía que mi amor no fuese correspondido.
les gusto?
espero que si
bien, este fic esta basado en "Jardín Sombrío" de V.C Andrews quinto libro de la saga "Dollanganger" más específicamente de la "relación" que tenían Olivia y Malcolm(como lo odio! DX) solo tomare algunas temáticas y situaciones, pero AVISO: Naru y Hina si terminan juntos! 3 no se preocupen pero hasta entonces...
ya saben comenten, opinen, regañenme lo de siempre
MATTA NE
ATT: menma uzumaki
