Luego de algún tiempo de haber subido este primer capítulo eh decidido editarlo un poco, tanto por el cambio del título original, como por las nuevas ideas y distintas maneras del desarrollo mejor de la historia. Ya que decidí hacer una historia, no va a tener muchos capítulos, pero los capítulos serán algo extensos.

La segunda guerra mundial da inicio reclutando a los jóvenes civiles en edad adecuada para unirse al ejercito, dejando a varias familias sin el soporte de está, incluyendo a la joven familia West. Wallace dejo a Rachel con la promesa de volver, en la guerra todo es incierto, no se sabe si volverá con vida, pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

Esperanza.

Capitulo 1.

La pequeña niña corría por los pasillos con una enorme sonrisa, en sus manos llevaba un álbum de fotos algo viejas.

Por alguna razón estaban muy bien guardadas arriba en el ático.

Su madre jamás le había enseñado esas fotos, siempre que preguntaba por su padre, su hermano mayor la hacía callar con su fría mirada.

Su pequeña travesura se vio interrumpida al chocar con alguien, haciéndola perder el equilibrio y caer.

Esos violetas y fríos ojos la miraban fijamente estudiando cada movimiento, de la niña en el piso.

-¡Barry!_ La niña miro algo asustada a su hermano mayor, siempre que la veía de esa forma, era porque ya sabía que ella se había metido en problemas… de nuevo.

Estaba preparada para escuchar un gran sermón, luego ser acusada y posteriormente castigada por su madre.

-¿Que estás haciendo Ángela?_ Pregunto fríamente mientras su hermanita se ponía de pie y ocultaba el álbum detrás de su cuerpo- Si mamá se entera de que tienes eso se molestará contigo. Llévalo a tu cuarto y escóndelo bien.

Acaricio el cabello violeta de su hermanita, dedicándole una pequeña sonrisa. Dio un paso al frente mirando de reojo el libro, hacía mucho tiempo que no veía ese libro, tendría la edad de su hermana cuando su madre decidió ocultarlo, fue un mes después de que su padre se había ido a la guerra.

Su hermana estaba a penas recién nacida por lo cual no recordaba nada, pero él tenía cinco años y recordaba todo con lujo de detalles.

Las lagrimas que su madre retenía, mientras su padre cargaba al bebé, y aquella sonrisa cálida que le dedicaba a ambos. Desde ese día le habían encargado cuidar de su madre y su hermana.

-Hermano_ Sonrió ampliamente mientras lo abrazaba por la espalda, sacándolo de sus pensamientos- Gracias por entender.

El chico suspiro resignado, su hermana podía ser demasiado efusiva a veces. Le recordaba tanto a su padre, siempre con una sonrisa hasta el final.

-No lo menciones y sí mamá te descubre yo no tuve nada que ver_ Se zafo del abrazo comenzando a caminar a la parte de abajo- Apresúrate a ocultarlo recuerda que hoy vamos a visitar a la tía Iris recuerda ponerte ropa adecuada.

Ángela asintió llevando el álbum hasta su cuarto ocultándolo debajo del colchón. Sus celestes ojos se fijaron en la puerta abierta de aquel armario algo destruido.

Tomo un vestido negro; tenía las mangas cortas, su cintura era sujeta por un lazo negro que amarraba en la parte trasera, la parte inferior caía suavemente llegándole hasta las rodillas. Recogió su cabello en dos moños sujetos por lazos negros en cada lado.

La pequeña una vez lista corrió hacia la parte de abajo, saltando con gran entusiasmo algunos agujeros de la escalera. Una vez abajo camino hasta la cocina encontrándose a su madre y hermano comiendo el desayuno. Ángela tomo asiento en el lugar donde estaba un plato de comida.

-Ángela apresúrate o llegaremos tarde_ Rachel acarició la mejilla de su hija, para luego salir del lugar buscando sus guantes y una sombrilla negra.

OoOoOoOoO

Tres campanas de la iglesia se hicieron escuchar.

El sol estaba sobre las pocas personas reunidas en aquel lugar. Todos utilizaban ropa negra, algunos coches y carruajes se encontraban estacionados en la entrada del cementerio.

La mano derecha de Rachel se encontraba apoyada en el hombro de su pequeña hija, mientras su mano derecha sostenía la sombrilla sobre ella y sus dos hijos.

La viuda Iris Allen se encontraba devastada, intentando contener las lágrimas que salían de sus ojos, al ver la tumba de su amado esposo, una de las muchas víctimas de la guerra esté último mes.

Sus rodillas flaquearon cuando solo quedaban ella y la familia de su joven sobrino, dejándola caer en aquella tierra, sus manos apretaron con fuerza el lugar debajo de ella cerrando los ojos, la había dejado, la había abandonado ahora que más lo necesitaba. El cuerpo de Iris temblaba ligeramente mientras se aferraba con más fuerza de la tierra debajo de ella.

Unas pequeñas manos se aferraron en su vientre haciéndola abrir los ojos. En su espalda se encontraba la pequeña Ángela abrazándola, mientras que frente a ella, el pequeño Barry tenía la mano extendida para ayudarla a levantarse.

Ambos niños comenzaron a caminar con su tía hasta el carruaje, mientras dejaban a su madre un tiempo a solas en aquel lugar.

Un suspiro escapo de los labios de Rachel mientras ponía los lirios en la tumba, decirle a su esposo por una carta que su tío había muerto en uno de los aviones en la batalla del mar del coral destruidos era muy difícil de hacer.

La situación no parecía mejorar, a pesar de los esfuerzos que hacían los soldados por acabar aquella guerra rápido y regresar sanos y salvos con sus familiares.

La joven comenzó a caminar hasta el carruaje que la esperaba, para llevarla a la casa de la mujer mayor. Ambas debían decidir cómo iban a manejar la noticia, no podían ser irracionales en estos momentos.

Los niños se encontraban en la parte superior jugando mientras ambas mujeres hablaban sobre la actual situación.

Al final de la charla que ambas mantuvieron, Iris le pidió a Rachel que le informará a Wallace de lo ocurrido cuando ella lo viera conveniente. La mayor sabía que su ahora sobrina tomaría la mejor decisión. Y no pondría en peligro la vida de Wally.

Esa información estaba mejor en las manos de Rachel, ella comprendí que era peligroso decirle ahora mismo la verdad, Wally quería mucho a Barry, y si intentaba darse de baja podrían tratarlo como traidor… Y matarlo como si un simple peón.

Al llegar a casa pequeña Ángela corrió hasta su cuarto, tomo asiento en la cama comenzando a mirar las fotos del álbum, todas eran a blanco y negro, pero podía detallar a su pequeño hermanito en brazos de su sonriente madre, un hombre estaba al lado de ella estrechándola contra su cuerpo mientras sonreía de oreja a oreja.

Detallo al hombre muy bien, se parecía mucho a su hermano mayor, ese sin duda era su padre, giro la foto mirando una perfecta escritura en la parte de atrás, no sabía que decía pero esa letra era de su madre.

Sus celestes ojos miraron la siguiente foto, estaba su hermanito más o menos de su misma edad con una gran sonrisa, donde se podía notar la falta de un diente en la parte superior, el diente faltante lo tenía el hombre que lo tenía cargado. Acaricio la foto con una sonrisa, siempre había querido conocer a su padre, y ahora lo estaba haciendo mediante fotos. Una pequeña lágrima se deslizo por su mejilla.

Su hermano por ser el mayor había tenido más tiempo de convivir con él, pero ella era un bebé cuando Wallace se tuvo que marchar. Por lo cual jamás había visto su rostro, hasta ahora.

Noto que algunas páginas del álbum estaban completamente vacías, se suponía que las que se tenían que encontrar allí serían las de ella recién nacida, pero no había ninguna.

En otra foto estaba su recién fallecido tío, junto a su padre y su hermano en el puente de San Francisco sonriendo, los dos mayores de oreja a oreja, y su hermano de manera tímida, más sus violetas ojos brillaban como nunca en esa foto. Sin poder evitarlo lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos, mojando levemente la foto.

-Ángela ven a cenar_ Rachel abrió la habitación encontrándose con su pequeña hija llorando con una foto en manos, sonrió melancólicamente y contra todo pronóstico abrazo a su pequeña niña cargándola- ¿Dónde encontraste eso pequeña?

Acomodo a la niña en su regazó mientras la pequeña lloraba en el pecho de su madre, Barry miraba la escena con una pequeña sonrisa y los brazos cruzados desde el umbral de la puerta.

-¿Por qué no se quedo con nosotros mami?, ¿no nos quería?_ Limpio sus ojitos con sus pequeñas manos tratando inútilmente de retener las lagrimas que caía en su rostro.

-Claro que si princesa_ Acaricio las mejillas de ella con una pequeña sonrisa- El nos amaba, por eso se fue, para mantenernos seguros. Pero el regresará tenlo por seguro.

-¿Mami como estas tan segura de eso si hace mucho que no lo vemos?El tío Barry no regreso con vida con la tía Iris, y ella lo quería mucho.

Rachel le sonrió a su pequeña tomando el álbum y sacando algunas cartas, invitando con la mirada a su hijo mayor para que se acerque.

Ya era tiempo de hablar sobre el pasado, sus hijos ya estaban lo suficientemente grandes para entender un poco la situación actual

Tomo la primera carta era la que le había dado la desbastadora noticia de que su esposo debía embarcar y prepararse para la guerra, tenía una semana para estar con su familia y luego irse en los navíos que estaban en el puerto de su ciudad San Francisco.

-Muy bien te contaré toda la historia del porque tu padre se tuvo que ir mi pequeña_ se acomodo mejor en la cama para comenzar con su relato.

OoOoOoOoO

A principios año 1942 la guerra contra Japón había explotado obligando a los civiles en participar, Estados Unidos estaba involucrado por completo en la segunda guerra mundial. Le había declarado la guerra a Japón el 8 de diciembre de 1941.

Usaban los astilleros en San Francisco para la demanda de navíos de guerra, el puerto se había convertido en el principal lugar de embarque con el destino a la guerra del pacífico.

Muchos hombres casados y solteros con una edad prudente fueron reclutados, y obligados a embarcar en dichos navíos para proteger a su país y a sus familias.

La carta de reclutamiento había llegado. La joven pareja estaban tomados de las manos sobre la mesa, los niños estaban en sus respectivas camas descansando.

-No quiero que vallas_ Hablo con seriedad mordiendo su labio inferior, ella no era una mujer caprichosa, pero tampoco aceptaría que su esposo se fuera y arriesgara su vida en una guerra.

-Sabes que no podemos decidir sobre eso Rachel_ Subió su mano derecha acariciando la mejilla de ella, en su rostro estaba dibujada una sonrisa cálida.

-Pero Ángela está muy pequeña_ Titubeo un poco bajando su mirada- ¿Y si te pasa algo?

-Estaré bien, tengo una razón para volver_ Beso la frente de su esposa- No olvides que te amo.

Rachel mordió su labio inferior, apretó la mano izquierda de su esposa reteniendo las lágrimas que se comenzaban a acumular en sus ojos, no iba a remediar nada llorando, inclusive sería para su esposo.

-¿Lo prometes?_ Pregunto levantando la mirada, dándole una angelical sonrisa.

-Lo prometo_ De sus labios escapo una carcajada, la tomo en sus brazos para abrazarla por la cintura.

El fatídico día había llegado, Wallace estaba frente a su casa mirando con orgullo a su familia.

Rachel le sonreía con ternura, más su exterior no reflejaba todo lo que sentía en ese momento, deseaba hacer que su esposo no se fuera.

Wallace envolvió a su esposa con un abrazo teniendo mucho cuidado de no aplastar a su bebé, y beso despacio los labios de Rachel, acariciando con ternura las mejillas de su esposa.

Tomo al bebé en sus brazos haciéndole cariño mientras le sonreía.

-Mi princesa prometo regresar, y retribuirte todos este tiempo de ausencia_ Escucho como la pequeña se carcajeaba al verlo, y jalaba con entusiasmo el cabello naranja de su padre.

Wallace miro ahora a su hijo mayor, que estaba como un perfecto caballero frente a su madre, su mirada era seria, y su expresión era completamente serena, era tan similar a su madre, aunque tenía su color de cabello, había heredado los ojos y el carácter de Rachel.

Se acerco a Barry con una gran sonrisa acariciándole el ya revuelto cabello, pego la frente a la de su hijo sonriéndole con cariño.

-Prométeme que cuidaras a tu hermanita y a tu madre, ahora eres el hombre de la casa y debes ser fuerte, no dejes que tu hermanita se meta en problemas_ Se separo de el niño extendiéndole la mano al pequeño, Barry la tomo sin dudarlo.

Lagrimas aparecieron en las mejillas del niño mientras trataba de detenerlas con su brazo libre, Su madre puso su mano en el hombro de su hijo, mientras con la otra mano sostenía a la bebé.

-Debo irme_ Beso la frente de su esposa para voltear y ver el auto que estaba lleno de hombres.

Rachel mordió su labio inferior aguantando las ganas que tenía de correr y evitar que su esposo se marche. Miro el gran auto alejarse, dejándole una última imagen de su sonriente esposo.

Imagen que guardaría en su memoria hasta que volviera a verlo.

Rachel detuvo su relato al notar a sus pequeños dormidos en sus brazos.

Acomodo a ambos en la cama y se puso de pie, caminando a la ventana para cerrarla, el cielo nocturno era el más hermoso que había visto alguna vez, una estrella fugaz pasó frente a sus ojos sorprendiéndola un poco.

-No importa donde estés, siempre estaremos bajo el mismo cielo pase lo que pase_ Sonrió con melancolía cerrando las ventanas, sabiendo que su esposo había visto lo mismo que ella.

En algún lugar del océano pacifico un hombre sonrió mirando la estrella pasar por sus celestes ojos. En sus manos estaba la carta recién llegada de su esposa, en algún momento terminaría todo eso, y podría volver con su familia. Era lo que más deseaba en ese momento.

El cielo los conectaba, a pesar de las distancias.

-Wally fuera luces_ Su compañero de camarote se acerco a él- Algún día deberás presentarme a tu esposa, cuando recibes una carta de ella vuelves a sonreír viejo.

Wallace volteo a ver a Garfield regalándole una gran sonrisa, su rostro adquirió un color rojizo, y tus ojos adquieren un brillo distinto. El más joven se acerco para leer la carta, pero se vio interrumpido por las acciones de su amigo.

-No puedes leerla_ Aclaro tomando un baúl algo grande de debajo de su cama, y archivándola con las otras con un lazo rojo atado, en el baúl no solo habían cartas, también habían algunos dientes de leche en dos frascos distintos, eran los dientes de sus hijos, incluso había un collar que su pequeña Ángela le había hecho con flores de papel, tomo un candado y las sello devolviéndolas a su lugar.

Ese era su tesoro más preciado, cada carta le decía con lujo de detalle cada cosa que hacía sus hijos, no era lo mismo que verlo con sus propios ojos, pero por ahora debía conformarse, a veces las cartas llegaban con paquetes algo aplastados, que contenían distintas cosas, desde regalos de sus hijos hasta algún alimento de parte de su esposa. Pero lo que más lo alegraba eran las fotos que venían adjuntas a las cartas.

Todo esto valía la pena si su familia estaba a salvo, y sus hijos podían crecer seguros con su madre.

Continuara…

Este fic se sitúa en California, ya que según el mapa de cerebro, en ese estado es donde se sitúa Jump City. No creo ser la única que noto el parecido a la ciudad de San Francisco y Jump City que por "coincidencia" se sitúa en el mismo estado.

Estuve investigando y leyendo cosas sobre la segunda guerra mundial para apegarlo más a los sucesos de esa época.

Al principio iba a ser un One-Shot pero ahora será una historia un poco más larga. El segundo capítulo será subido junto a esté.

Nos leemos luego.

Sovereignty-Perfection-Doll.