CAPÍTULO 1
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Reencuentro
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En el salón de eventos de gala del pequeño pueblito de Konoha, una mujer joven llevaba alrededor de una hora removiendo sus manos con nerviosismo. Se paseaba de un extremo a otro del salón y alisaba unas arrugas imaginarias de su precioso vestido color blanco. Miró con gesto ausente los cuadros que, repartidos por todo el lugar se exhibían y recordó el por qué estaba allí, en la que sería su primera gran noche, el primer día en el que mostraría su talento a alguien más que no fueran sus compradores ocasionales. Por primera vez Sakura Haruno mostraría su trabajo al resto del mundo.
−Sakura querida te ves un poco pálida, ¿estás nerviosa? –preguntó una mujer mayor y regordeta de ojos bonachones.
−Sí, es sólo que esta es también mi primera noche sin Alessa y no me siento nada bien… −respondió la mujer más joven mientras insistía en alisar la parte de debajo de su vestido.
−Ella está con la madre de Sai cariño…debes relajarte, habrán muchos interesados, ya eres toda una novedad con esa crítica tan positiva que hizo de ti el alcalde, hoy vendrá mucha gente importante, pero no por eso debes estar nerviosa cielo, al contrario, siéntete halagada.
Sakura sonrió con sinceridad por primera vez en el día. Desde la mañana cuando visitó la peluquería, cuando ayudó a ambientar el salón o cuando se vestía para el evento en el que se encontraba, sólo podía ofrecer sonrisas hipócritas cuando alguien le preguntaba el cómo se encontraba y ella respondía entre dientes con un muy bien.
La aliviaba contar con alguien como Chiyo, quien la había acogido en su casa en los tiempos más duros. Miró con cariño a la mujer frente a ella. Aún vestida con solamente prendas holgadas se veía como si iluminara toda la estancia con su radiante sonrisa y su sonrosado rostro surcado por las arrugas de la experiencia siempre se suavizaba cuando la miraba a ella. Todavía recordaba como hacía ya 1 año y 9 meses se encontró sin trabajo, sin hogar y con una criatura en camino. Chiyo la recibió como si de su hija se tratase y le permitió tanto a ella como a la pequeña Alessa vivir bajo su cobijo incluso cuando Sakura no pudo trabajar para colaborar con las facturas médicas suyas y de su hija. La joven sentía tanto agradecimiento hacia Chiyo que había jurado en su fuero interno que cada día de su vida sería dedicado a agradecerle y que la anciana nunca, absolutamente nunca, necesitaría de una hija verdadera teniéndola a ella.
−Mira, ya empezó a llegar la gente. Asegúrate de conversar con todos ellos, yo me encargaré de que tengan qué comer y beber. Los canapés están exquisitos. .. –y con un sonrisa pícara la mujer mayor se fue casi danzando, tanta vitalidad que era envidiable.
Miró el cuadro que retrataba a una mujer en un paisaje un tanto melancólico, donde los colores difuminados daban la sensación de tristeza, la joven suspiró, ése había sido su primera pintura oficial y hasta ahora no había tenido el valor de mostrársela a nadie. Se irguió sobre sí misma para infundirse valor y de paso tomar una actitud más digna, ésa era su noche, se había esforzado muchísimo por conseguir todo lo tenía y sonrió cuando un hombre regordete se fijaba en la primera pintura de la exhibición con devoto interés y con paso seguro se acercó a él.
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Sasuke Uchiha llevaba cerca de quince minutos esperando que su viejo amigo de la infancia Naruto estuviera listo para bajar del automóvil. Ambos habían acordado ir a un evento de relativa importancia al pueblo de Konoha donde el alcalde iba a asistir por puro capricho junto a otras personas importantes. El objetivo de dicha visita se debía a que su empresa necesitaba seguir estrechando relaciones con la gente del gobierno para así conseguir las concesiones necesarias de un par de tierras que Sasuke tenía en mente comprar y que la alcaldía se negaba rotundamente a concederle.
− Míralo desde el visto bueno, irán todos los peces gordos de la ciudad, no sólo el alcalde, el viejo ése se ha encargado de invitar a todos los que valiesen la pena, al parecer está interesado en dar propaganda al evento, no me preguntes por qué. –Naruto se ajustaba el traje de etiqueta negro mientras intentaba al mismo tiempo contactar con su esposa con el móvil, aunque que llevaba más de quince minutos (para desgracia de Sasuke) sin resultados.
− ¿De verdad es tan importante que te comuniques con ella ahora? −gruñó Sasuke, si algo no se le daba bien era eso de la paciencia.
−Por supuesto, ¿alguna vez has visto a mi mujer furiosa? Está recién dada a luz, y eso las pone más… hormonales, con nuestro primer hijo fue muy sencillo, pero con este, bueno, se ha portado como una verdadera loca.
−Déjale un mensaje de voz, no hay señal aquí, no es tu culpa.
−No, pero debido a que por tu culpa no podré llegar a casa para cenar y considerando que se pone como una furia cuando no aviso con tiempo y no lo he hecho, estoy seguro de que ella considerará que la falta es mía.
Sasuke chasqueó la lengua con fastidio. En realidad el otro hombre tenía razón, no quiso asistir solo a una reunión que consideraba era muy importante. Los bienes raíces y la construcción, así como otra multitud de negocios a veces requerían la aprobación gubernamental, y si bien detestaba todo el rollo burocrático, era su deber como el representante de las empresas Uchiha conseguir el estúpido papel firmado por el alcalde que permitía que dos años de intenso trabajo de los mejores ingenieros, geólogos y arquitectos de su compañía fueran productivos.
− ¿Bueno? Cielo, hoy llegaré tarde a casa, estoy en una… ¿Aló? ¿Cariño? ¿Hinata? –el hombre, de una cabellera rubia y ojos tan azules como el cielo gruñó otro par de maldiciones antes de colgar. El moreno a su lado lo miró con fastidio.
−No vamos a conseguir nada si seguimos aquí esperando a que el maldito teléfono coja algo de señal, iré adelantándome.
Y dicho esto, el hombre se bajó del auto, dejando a su compañero rubio perplejo mientras aún intentaba comunicarse con su esposa. Naruto trabajaba con él desde antes de que ambos terminaran la universidad, habían logrado salir egresados de esta con honores, o bueno, al menos Sasuke lo había logrado, a Naruto le había costado un poco más graduarse con todo el asunto de que se había hecho padre antes de tiempo de su hijo mayor, Minato. Caminó con prisas hacia la entrada del salón, ni siquiera sabía de qué demonios iba todo el asunto, era algo relacionado con unas pinturas, no era gran fanático del arte, pero el hecho es que el ambiente de los museos hasta le relajaba y sinceramente esperaba que algo de eso acompañara el evento de ese día.
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Sakura se sentía extasiada, todo iba a pedir de boca, el alcalde había conversado animadamente con todos, e incluso lo había oído piropearla en un par de ocasiones. La chica se sonrojó con vergüenza cuando lo oyó opinar sobre lo hermosa que eran sus pinturas, "casi tan hermosas como ella misma". Abrumada por los comentarios se excusó y se alejó lo más posible del grupito que se había formado alrededor del importante hombre, no deseaba para nada llamar más la atención de lo que lo que debería por ser la "artista" del evento. Se sacudió el largo cabello de un brillante color rosa para amainar un poco el calor y se dirigió al jardín a toda prisa.
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Sasuke iba caminando a paso apresurado, quizás aún tuviera oportunidad de conversar con el alcalde sino estaba ya ocupado con uno que otro zamuro que lo perseguían con el mismo motivo que él y sus socios. Chasqueó la lengua con fastidio, el alcalde se le antojaba un político soso y aburrido, un hombre sin nada de inteligencia pero con un gran don: la habilidad de idiotizar a quien lo escuchara, incluso él, si no fuera un hombre tan frío y distante en sus relaciones interpersonales podría ser considerado una posible víctima de la labia del dirigente de la ciudad.
Siguió andando por el caminito de piedra que guiaba hacia la entrada del salón, se ajustó por enésima vez el traje negro y estaba dispuesto a entrar cuando algo llamó su atención, específicamente alguien.
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La brisa fresca de la noche le despejó un poco la mente. Prácticamente había salido huyendo del evento en el que se suponía ella era el personaje más importante, era por ella que se había realizado semejante reunión de personas importantes y era su participación la que más relevancia tendría al final de la noche. Sin embargo no podía evitar sentirse insegura, la había sofocado tanta atención y por más que se repitiese que esa era la idea de todo el asunto los nervios la habían traicionado y no pudo con la presión de tantas miradas enfocadas en su persona. Volvió a sacudir su cabello en un intento por refrescarse, ahora que lo tenía más largo (casi por la cintura) se le hacía un poco más incómodo llevarlo suelto, sonrió al recordar con nostalgia el tiempo en que deseó llevarlo más largo cuando aún no estaba embarazada y cierto hombre ocupaba todos sus pensamientos. Era a él al que le gustaban las cabelleras largas y bien cuidadas y ella había abandonado el hábito de cortárselo anualmente sólo para complacerlo y había terminado por dejarlo así, tan largo que a veces se le hacía difícil hasta peinarlo. Luego vino Alessa, quien adoraba tocarlo y rizarlo en las puntas, a la final nunca recuperó su viejo hábito de mantenerlo corto, no tuvo el coraje.
− ¿Sakura? –llamó una voz a sus espaldas. Un escalofrío recorrió por completo su columna dorsal. Ella conocía esa voz, no quería que su memoria le jugase una mala pasada pero tampoco quería estar en lo cierto. Se giró totalmente pálida y estuvo a punto de derrumbarse cuando vio al sujeto que tantas penurias le había causado.
−Sasuke. –dijo simplemente.
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Holas! Aquí voy yo con este fic, al fin me he decidido a publicarlo. No sé cada cuanto actualizaré pero procuraré que cada semana como mucho. Es un Sasuke x Sakura y la verdad espero que no me quede muy Ooc. Obviamente es un universo alternativo, y eso también afecta las personalidades de cada uno. Sin más denle a ese precioso recuadro que dice Review, yo y mi creatividad estaremos impresionadamente agradecidas :3
