Declaro solemnemente, y para que sirva también en los ulteriores, carecer de cualquier tipo de derecho de propiedad sobre los personajes de Candy Candy... de ser así, hubiera sido mucho más explícita en su final y la serie hubiera dejado de ser para menores.
NUESTRA PRIMERA VEZ
Ya no quedaban óbices ni subterfugios entre ambos. Las ropas habían sido desterradas lejos, al país de las inhibiciones…
Aquí, en nuestro epicúreo refugio del bosque, donde nos escapábamos de las mutuas obligaciones, dónde se cimentó un día nuestra complicidad, nuestros cuerpos se presentaban deseando reconocerse en un diálogo ancestral y primitivo.
Tus ojos recorrían y acariciaban cada rincón del mío, los míos devoraban el tuyo a la expectativa de lo que estaba por venir.
Nuestras manos, tentativas, extendían las miradas, allí donde estas no llegaban, sin ignorar tampoco lo que disponíamos a nuestro alcance. Tu pecho, tu firme y suave vientre, o la sedosidad de tu cabello ensortijado entre mis dedos.
Y el aroma, que se diferenciaba en cada recodo, aportando matices adicionales al paladar y a nuestras beligerantes lenguas, cuando huían en retirada o simplemente en exploratoria contraofensiva, de nuestras bocas a nuestros cuellos, barbilla, hombros…
Suspiros, sollozos, gemidos y resuellos, adulaban nuestros oídos, engalanados con tiernas o apasionadas confesiones de amor, de deseo, de necesidad, de rendición.
Mi deseo me incitó a empujarte ligeramente para extenderte en el lecho, colocándome entre tus piernas. Con mis manos trepé desde tus rodillas a tus muslos, acariciando y apresando posesivamente tus carnes, hasta tus caderas.
Me acerqué un poco más a ti, para volver a buscar tu boca, apoyándome ligeramente en la almohada tras tu cabeza. Temblaste y me regalaste un delicioso gemido que degusté como el mejor vino de reserva. Sentí mi propio sexo convulsionarse en respuesta, con un agradable pero acuciante ardor, que exigía satisfacción, mientras con una mano acariciaba el tuyo.
Enlacé mi otra mano con la tuya y mientras me decías que me amabas, me ayudabas a pasar mis piernas a ambos lados, acaricié también mi sexo para facilitar la entrada del tuyo, y fundiendo así, al fin, nuestras bocas, nuestros sexos, nuestros corazones y nuestras almas.
Fic presentado en la Guerra Florida 2011 + adaptación fan art en el FORO ROSA
