Aún no recuerdo que fue lo que dio nacimiento a el hecho de que me gustase realmente ese chico, tan callado, serio, reservado, ah pero eso si, para nada tímido, pues se tatúo en mi mente y corazón las primeras palabras que salieron de su boca esa mañana, dedicadas especialmente a mi
-apartate de mi camino niña, estorbas- manifestó ese chico nuevo el primer día que llego a la escuela
No puedo negar que es un chico muy atractivo, alto, cabello y ojos castaños, facciones masculinas bien definidas, sin duda alguna es de muy buen ver, pero como en todo, hay un gran defecto para algo aparentemente perfecto, y es que es una pena que tenga un fuerte temperamento.
Así qué tomando en cuenta eso expondré el hecho que orilló el que despertara mi sentimiento hacia él
Desde qué estaba en sexto grado de primaria me gustaba el mejor amigo de mi hermano mayor, Tsukishiro Yukito, un chico atractivo y caballeroso, sin duda alguna el hombre perfecto, y después de alrededor de cinco años de quererle secretamente le expuse mis sentimientos una helada tarde de invierno sucediendo lo que me temía desde el nacimiento de aquello llamado amor, me rechazó y cabe aclara que lo hizo de una forma cordial, dejando entrever que él no podía corresponder mis sentimientos y haciéndome ver que yo realmente no le quería de esa forma, sino que lo quería como a alguien mas de mi familia, gran detalle de su parte.
Pero a pesar de eso, no pude evitar llorar mi pena, ¿donde? que mejor lugar que el parque del rey pingüino, lugar en el que me encontré con un Syaoran con disposición a escuchar, cosa que ni en un millón de años hubiese imaginado. Quien permitió que desahogara aquello que me afligía, abrazando no solo mi cuerpo, sino también mi tristeza y dándome palabras de aliento diciendo que él sabía que encontraría a alguien que me amase como yo decía amar.
Sí, tal vez no fue su físico o su manera habitual de ser, tal vez fue lo sencillamente cálida que me hizo sentir con ese abrazo aquella fría y triste tarde de invierno, momento en el que intuí eso que en principio temí. Yo por él estaba albergando fuertes sentimientos de algo cálido que me abrigaba el pecho en aquella tarde de diciembre.
Y es que lo sencillo y noble que fue su corazón logró cautivar el mío a partir de ese momento.
