Vampire Hell ~
I. El amanecer
Corría el año 1940, la segunda guerra mundial llevaba un año de curso de destrucción, dónde la vida de muchos inocentes, hombres mujeres y niños había sido arrebatada, la sangre corría por doquier y todo el mundo estaba envuelto en un caos total, Japón era un país que estaba en uno de los bandos que disputaban este enfrentamiento bélico junto a la Alemania Nazi y a la Italia Comunista. Quienes luchaban contra las fuerzas aliadas de los Estados Unidos, Inglaterra y Francia, estas 2 facciones habían tomado territorios en Europa tales como Polonia, Ucrania, Lituania, Yugoslavia en donde las batallas tanto en aire y tierra eran sumamente devastadoras.
Honoka Kousaka emperatriz de Japón había mandado en varios aviones de transporte blindados, fuerzas militares así como un enorme abastecimiento de armas, para ayudar a la Mariscal de campo Alemana de ascendencia Rusa Elichika Ayase que había tomado posesión de Polonia y Ucrania, estaba rumbo al territorio francés, con un efectivo de al menos 50,000 hombres de infantería, 500 tanques de guerra y 250 aviones bombarderos, a la rubia le llamaban la bailarina de la muerte ya que manejaba a sus tropas de forma tan estratégica que parecía que estuvieran danzando ballet de tan letales y certeras que eran. Por otra parte Honoka le había enviado a una de sus fuerzas especiales de combate, una elite de guerreros samurái e infantería llamada: µ's o "Las musas", que eran comandadas por una letal guerrera samurái de nombre Umi Sonoda una chica de cabello lacio azulado quien estaba en el avión de transporte que iba hasta adelante, sentada en el suelo con su armadura, su espada en uno de sus costados cruzada de brazos y piernas, con la mirada cerrada como si estuviera meditando, en ese momento uno de los subordinados se acercó a la parte de atrás de done traían guarniciones dándose cuenta de que algo largo y grande había ahí, una especie de ataúd negro, cerrado completamente que tenía la insignia del imperio Japonés y debajo de esta la sigla "Nico" curioso por saber que había dentro de esa cosa, la tocaría si no fuera porque antes una voz fría pero firme llamo su atención.
Si fuera tu… no lo tocaría, hace al menos 464, lleva dormida y si la despiertas todos aquí moriremos, aun no debe despertar —
Mi señora… ¿Qué es esto? — Por alguna razón desconocida el estar cerca de ese ataúd era escalofriante.
Su nombre es Nico…. Nico Yazawa, la última descendiente de ese linaje que en la época de 1400 creo todo un caos en el este de Europa arrasando con sus enemigos a tan corta edad, cruel y sanguinaria, esa chica... tuvo un final trágico pero digamos que vendió su alma… al demonio para conservarse y cuando su sueño terminase, poder cobrar venganza contra quienes acabaron con su familia, con su amor Nishikino Maki, así que si eres inteligente no hagas nada estúpido —
Pero… como es que la emperatriz tenía algo así en su poder… ¿Acaso no conocía la leyenda? — Diría alarmado
Por supuesto— Abriendo esos ojos color ámbar fijo esa mirada penetrante en su subordinado, manteniendo ese semblante firme y recto, característico en ella. — El sello que tiene el ataúd bloquea los poderes sobrenaturales que pueda llegar a poseer, por lo menos a la mitad o una cuarta parte, siendo letal de todos modos y además no sabemos qué tanta fuerza tenga, que tanto control posea, por lo que es mejor no tentar a la suerte—
El piloto del avión carguero aviso que estaban cerca de la zona de destino, abriéndose la compuerta trasera del avión el aire frio de la madrugada corría hacia el interior levantándose la samurái caminando hacia donde estaba el ataúd para darle una patada y dejarlo caer en caída libre hacia la tierra muerta francesa entre los límites de Francia y Suiza, en lo que ya era un pueblo fantasma arrasado por las fuerzas Nazis, "Lausana". Los demás samuráis comenzaba a caer detrás de ella con paracaídas, a decir verdad ella era la única sin uno, cayendo a una gran velocidad inclino su cuerpo en posición horizontal como un proyectil teledirigido en picada además el ataúd tomaba más y más velocidad llegando a impactar contra la nieve chocando contra unos árboles destrozándolos en el trayecto, la peli azul cayó sobre otro árbol mientras bajaba lentamente de forma habilidosa llegando a tierra firme sin ningún rasguño, perfeccionista era su naturaleza, volteando hacia todos lados mientras su escuadrón bajaba.
Por otro lado iban cayendo los víveres, armas y municiones en cajas gigantes hacia el suelo en paracaídas alejándose los aviones, la peli azul iría empezando a caminar entre la fría noche con la mirada alerta haciendo movimientos con la mano para asegurar la zona, ir por lo víveres para finalmente ir al campamento de los aliados alemanes, 2 hombres se acercaron al ataúd para cargarlo en los hombros, recorriendo el área mirando hacia todos lados, ya que antes de partir a la misión tenían ya el conocimiento de que algunos batallones franco-suizos aún estaban ocultos en los bosques estando preparados para no ser emboscados, llegaron al pueblo devastado, sin un alma, todo era silencio total. Recorrieron los alrededores vigilando que en verdad estuviera completamente desolado ya que al menos a 5 kilómetros al norte se encontraban los vivieres.
Mantengan los ojos abiertos…. —
Umi daba indicaciones a sus subordinados para que aseguraran el perímetro completamente, siguiendo con su camino pero a menos de 2 kilómetros de llegar a su objetivo de arriba de los edificios salieron varios soldados que les apuntaban con SVT-40 deteniéndose en seco desenfundando sus katanas crearon una línea de defensa, mientras esperaban que detonaran sus armas, los soldados enemigos se dieron cuenta de que llevaban una caja extraña y el líder grito desde uno de los edificios para ser escuchado fuerte y claro.
¿Qué llevan ahí? —
Oh no querrán saberlo, créanme no les conviene… — Respondió con sarcasmo la peli azul
¿Qué llevan ahí?... — Repitió con más fuerza aquel comandante. — Si no lo dicen, abriremos fuego, y todos morirán aquí… —
Llevamos mercancía… — Mintió para que no descubrieran el arma secreta que estaba destinada a ser usada por los nazis
Mienten… Lo repetiré una vez más que llevan ahí… —
Umi miro a uno de sus samuráis e hizo un movimiento con la cabeza y todos se comenzaron a esparcir por los edificios desapareciendo de la visión de los soldados pero antes de eso, se escuchó la orden: "Fuego" comenzando a detonarse los fusiles de asalto, apareciendo de la nada los guerreros de Umi arriba de algunos edificios para comenzar a atacar a esos soldados, derramando sangre con sus espadas, escuchándose las detonaciones de armas de fuego, había sangre y muerte por doquier, caían soldados y samuráis al suelo dejando ríos de sangre esa tierra árida. Las bajas eran más de los franco-suizos que de los japoneses, de un momento la sangre un soldado caído mancharía la tapa del ataúd en medio del campo de batalla que comenzaba a ser succionada mientras aquel sello brillaba, bajando la temperatura del lugar, el cielo se teñiría de rojo así como la luna, murciélagos de la nada sobrevolarían el área generándose un extraño ambiente que no pasó desapercibido por los combatientes de ambos bandos, fijando su mirada la peli azul en el objeto fúnebre, notaria cómo lentamente la tapa comenzaría a moverse hacia a un lado cayendo al suelo escuchándose un eco siniestro, viéndose unas manos apoyarse en los bordes para levantarse una figura espectral, una "chica pequeña" de tez clara como la luz de la luna, una mirada penetrante carmesí, de cabellos lacios tan negros como la oscuridad que emanaba su ser, oliéndose un hedor putrefacto a sangre y muerte se esparcía, ese ente miraba hacia la nada, sonriendo de pronto de forma siniestra.
Lo siguiente que paso fue tan rápido que ni Umi daba crédito de que estuviera realmente sucediendo ya que esa chica que estaba hace un momento saliendo de su letargo de un poco menos de 500 años se abalanzo hacía los enemigos de ella volviéndose una masa gelatinosa de color carmesí escuchándose gritos, sollozos de auxilio, pánico de verdadero terror, crujidos, detonaciones hacían más eco en esa fría noche mientras la pelinegra devoraba a esos hombres como una bestia cazadora que asesinaba a sus presas para saciar su apetito, tan solo pasaron algunos minutos para que todo volviera a ser silencio total, uno completamente incómodo y aterrador.
Todos los samuráis salieron del trance de esa escena aterradora para presenciar ante sus ojos, cuerpos mutilados, sangre por doquier, una verdadera masacre para mirar frente a ellos a la misma chica hincada en el suelo, carcajeándose burlescamente, sin ningún tipo de pudor, la demencia era palpable en ese rostro que a simple vista era angelical pero sin duda alguna era el demonio encarnado quién tenía su mano en un charco de sangre, manchando su piel tersa y aparentemente suave levantándola hacia su rostro para lamerla con su lengua con un placer sin igual, para cuando se dio cuenta que era observada se levantó y apareció delante de la chica quien quedó paralizada y sin habla alguna, ¿Cómo logro moverse a tal velocidad? ¿Cómo asesino a esos soldados sin siquiera tener un solo rasguño? Parecía una niña pero sus acciones fueron las de un monstruo sanguinario, que había saciado su apetito feroz o quizás solamente había tomado un aperitivo ya que esos orbes carmesí se fijaron en los ámbar fijamente dejándose sentir una gran tensión entre ellas, que se podría cortar con un cuchillo para exclamar con total locura e ironía.
Un buen aperitivo después de dormir tanto tiempo, nada mal… je… Chica necesito algo de ropa, puedes conseguirla o tomar una de esos hombres que casi se orinan del pánico — Volvió a reír mostrando unos colmillos en su mandibular que sobresalían en cada costado, logrando entender que era ella.
Vampiro… — Susurró
Oh, tenemos una chica lista aquí ¿no? Jajaja, mira te lo pondré así, si no me das algo con que vestirme ese lindo rostro y todos tus hombres terminaran como ellos — Señalo con despotismo hacia el lugar de la masacre, intensificándose el carmín de sus ojos.
Recibiendo un poco de ropa Nico se cubrió su cuerpo pequeño y delgado, con unos pantalones, zapatos, una chaqueta, camisa, bufanda y boina blancos. Caminando hacia uno de los soldados caídos se inclinó hacia él, siendo el centro de atención de unos temerosos samuráis que la miraban detenidamente tomando un arma, una ametralladora MG-17, la cual levantó con la diestra dando la vuelta para caminar hacia Umi y los demás pasando de largo yendo en dirección hacia donde los víveres estaban, como si supiera de ante mano a donde se dirigían todos, pero se detuvo al darse cuenta que era la única que caminaba, para voltear su mirada hacia ellos, sonriendo con un semblante intimidante, lleno de locura, retorciendo los labios.
Que no piensan venir… ¿No nos espera la mariscal Elichika Acaso? —
Sus palabras fueron motivo suficiente para que todos abrieran los ojos y la boca asombrados, por oírla decir que debían seguir con la misión, como si desde un principio lo hubiera sabido pero todo tenía una razón, una de sus capacidades especiales era el de la telepatía, pudiendo leer la mente de cada uno, para después voltearse y seguir con su camino aun con su sonrisa de oreja a oreja, ni Umi ni los demás aun entendían que demonios estaba pasando, Nico llevaba apenas minutos de haber despertado y ya se sentía parte de la misión, era algo tan desconcertante pero no había tiempo para dudar ni mucho menos para perderlo, guardando su espada comenzó a seguir a Nico en medio de incertidumbre sus soldados le siguieron, sin tener otra opción, prefiriendo alargar su vida y tener una muerte honorable a tener la desgracia de morir a sangre fría a manos de esa pelinegra que era todo menos un humano.
Nota del autor: me surgió esta idea hace unas horas y me dije porque no escribirla, jajaja a ver que resulta de esto, informo que desde la próxima semana entre semana actualizare por día cada fic mio, y los fines de semana los dejara en descanso, solo mañana empezare otro que me surgio, jajaja lo se soy alguien con muchas ideas en la cabeza :v nos vemos en la próxima actualización.
