LOS QUE UNA VEZ FUIMOS

Lúthien99


Disclaimer: Todos los personajes y lugares que aparecen en este fic pertenecen a su creadora, J . K. Rowling. Yo únicamente me divierto con su maravillosa creación.

¡Bienvenidos una vez más a una de mis locas creaciones! Primero de todo quiero avisaros que este fic contiene material yaoi, así que todo aquel que no quiera leer este tipo de relaciones me temo que esta no es su historia. Pero déjenme decirles que ustedes se lo pierden, ya que el fic tiene muchas más cosas que la sexualidad de dos personajes. Nada más.

Bueno, breve resumen. últimamente tengo una gran obsesión con Los Merodeadores y me he visto obligada a empezar otro proyecto. Todavía no he acabado Debilidades (para quien no sepa de ese fic, puede ir a mi bio y encontrara El Secreto y Debilidades. Son la primera y segunda parte de la historia de Sirius y Remus) y ya estoy empezando otro fic. Luego pasa lo que pasa y no acabó ninguno. ¡Pero no va a ser este el caso! Aviso que no sé cuantos capítulos voy a hacer, no hay máximo. Iré escribiendo y como son viñetas cortas, si veo que hay demanda (que no creo) subiré con más frecuencia.

Cualquier pregunta o sugerencia dejen un comentario y les responderé encantada.

¡Disfruten!


I.

Sirius Black apenas había articulado palabra. Seguía callado aun cuando entraron en la habitación después de una primera cena algo incómoda. Había conocido a un chico en el tren que había calado a la perfección en su lista a posibles candidatos para mejores amigos, y es que él y James eran demasiado iguales y a la vez tan completamente distintos, que sería imposible creer que no acabarían entablando una gran amistad. Habían otros dos chicos que conoció en el tren que se unieron a su compartimento después de conocer a James Potter. Fue producto del azahar que a los cuatro les tocara en Gryffindor y que, como consecuencia, hubieran decidido compartir la habitación.

Había cuatro camas, una para cada uno. Cuando llegaron a la Sala Común corrieron hacía la habitación ansiosos por escoger una. Pero, en cambio, después de subir corriendo las escaleras los cuatro chicos se quedaron inmóviles frente a las camas. No sabían cual escoger. Hacía pocas horas que se conocían y ninguno de los cuatro se atrevió a dar el primer paso con la elección.

—¡Esta será la mía! —James Potter salió corriendo hacía una de las camas del medio y, pegando un salto, quedó tendido de pie sobre el colchón. El chico comenzó dar brincos y animo así a su nuevo amigo.

—¡Yo me pido esta! —Sirius fue corriendo, al igual que James, y se tiró de espaldas al colchón quedando boca arriba. Él escogió la cama de al lado de James, una de las dos que ocupaban el centro en la formación.

Los dos otro chicos se acercaron a las camas que faltaban por ser ocupadas, las dos camas a los lados de las de Sirius y James respectivamente.

—¿Te vienes a dormir a mi lado, Lupin? —dijo Sirius mientras fijaba su mirada en el niño que caminaba hacía la cama de al lado. Remus se quedó parado por un momento, sintiéndose indefenso ante la fuerza de los ojos de aquel niño. Apenas habían compartido unas palabras y la sonrisa que había provocado que Remus durmiera a su lado, había despertado en Sirius una sonrisa que no podía compararse a ninguna que hubiera visto antes—. ¡Genial! —Sirius se acercó hacía el chico y intentó susurrarle algo al oído que no escucharan ninguno más de la habitación—. Me alegro que seas tu… Pettigrew tiene pinta de olerle los pies, ¿no crees?

Remus soltó una carcajada pero estaba demasiado asustado como para poder contestar a la broma de aquel chico de ojos grises. Lo hubiera hecho pues a Remus se le encantaba reírse, pero estaba experimentado demasiadas nuevas emociones y todavía no conseguía entender como era que ya tenía compañeros de habitación que podrían llegar a ser sus amigos. Remus no salía de su asombro y no podía ser más feliz.