Disclaimer:

Kuroshitsuji no me pertenece. Todos los derechos reservados a Yana Toboso.

Notas de la autora:

Un drabble basado en el capítulo 36 del manga y el 10 del anime: Book of Circus. Si no los han visto aún y les interesa la serie, dejo advertencia de posibles spoilers.

Espero que lo disfruten

¿Ellos iban a volver...?

Fue una noche intranquila, el viento azotaba con fuerza mi carpa y sus murmullos acarreaban aullidos lejanos. Webster no deseaba ser pesimista, pero sugirió la posibilidad de que esos signos eran un mal augurio para el amanecer que se avecinaba. Las horas pasaron lentas, tortuosas, haciendo de nuestra existencia un tanto miserable, mientras nos consumíamos en la preocupación y el miedo.

Lo harían, ¿verdad?

Una gélida mañana se presentó ante mí, quien salió a esperarlos rayando el alba, sentado sobre un par de cajas de madera apiladas cerca de los límites del área asignaba al circo. Diez minutos, treinta minutos, sesenta minutos… Eran tantos que no podía contarlos con los dedos y el frío lo empeoraba todo. Soplé mis manos, hundí la nariz en mi capa, crucé los brazos frente a mi pecho, las serpientes se amontonaron en mi tórax con el único propósito de mantener el calor, unidos.

Cuando el personal entero se despertó más tarde y sus palabras desconsoladas alcanzaron mis oídos, la esperanza escapó de mis labios en un resoplido, formando una tenue nube que se deshizo dos segundos después. El descontento fue proyectándose paulatinamente en mi semblante sereno. Más que eso: Mi dolor. El sonido de mis pisadas parecía tan lejano, arrastraba los pies con parsimonia y me alejaba, en menos de lo que le tomaba a Emily inyectar su veneno. Sí, me alejaba. Dejando atrás un hogar y los recuerdos que producían sentimientos nuevos, cuya calidez rebozaba en mi pecho. Cuando me detuve frente a la puerta de entrada, mis ojos se clavaron un par de segundos en el gran letrero escrito con impecable caligrafía:

Noah's Ark Circus

Respiraba, pensaba. Respiraba, pensaba. Respiraba…

Me pregunté por qué. ¿Por qué rompieron su promesa? ¿Por qué, a pesar de que el día transcurría, no habían arribado aún? ¿Por qué me dejaron atrás?Sumido entre tantas interrogantes como me encontraban, era imposible responderlas. Mis salvadores, mis amigos, mi familia

Todos desaparecieron, sin dejar rastro alguno. Sin poder escuchar jamás mis palabras de sincero agradecimiento. Sin poder recordarles lo importantes que eran para mí. Pero yo no podía esperar un segundo más para decírselos; no cuando el mundo que tanto amaba parecía desmoronarse y la vida se empeñaba en recordarme que los monstruos nunca tendríamos un final feliz. Fue en ese instante de crueldad y auto-compasión entremezcladas, que la respuesta a una única pregunta se me presentó más clara que antes, como la pureza de la nieve cayendo a mi alrededor:

Ellos no iban a volver

Pero si no lo hacían,

Iría a buscarlos mientras mis piernas caminaran,

Y mi corazón se aferrara a una última luz.

Dentro de un silencio donde incluso el constante siseo de Oscar parecía inaudible, aparté mi vista del cartel. Di media vuelta sobre mi propio eje y sin intenciones de mirar atrás otra vez, emprendí marcha sin rumbo fijo, deambulando por ese camino de tierra y piedras, decorado por grandes árboles esplendorosos, que me llevaría a algún punto desconocido de Londres. Muchas cosas carecían de sentido todavía y el agudo malestar hincando mi pecho me generó un nudo en la garganta.

Estar solo es muy triste