¡Hola de nuevo! Bueno, por si no han leído el mensaje que dejé en la historia original, comenzaré a editar este fanfic debido a que no me había gustado como estaba quedando, y me di cuenta que cada vez era más difícil introducir nuevos personajes. Así que... Si eres nuevo y no has leído To Build a Home antes, bienvenido, no leas el otro archivo con el mismo nombre porque no servirá de nada(?).
SADJFAKL. BUENO. Este capítulo mantuvo gran parte de la historia original, pero pienso cambiar los demás mucho más.
Sin más, ¡Espero que les guste el capítulo y no olviden dejar reviews!
Cam.
Emma observó los ojos de su madre moverse de su rostro hacia la puerta de entrada de su hogar donde los gritos provenían. Se suponía que el domo que había creado al rededor de la gran y antigua casa donde había nacido evitaría que escuchara los sonidos de sufrimiento de su familia. Pero Orihime aún era capaz de escucharlos a la perfección.
—¿Tienes todo lo que necesitas? —La dulce voz de su madre quitó a la pequeña pelinaranja de su trance, asintiendo una sola vez.
—Sí. —Respondió, abrazando con aún más fuerza su bolso contra su pecho. —Llevo fotos por si tus amigos quieren verlas, supuse que deben extrañarte... Deberías venir conmigo.
Orihime sonrió lo mejor que pudo, acariciando con suavidad los brazos de su hija. Con el tiempo se había vuelto una excelente actriz, y si su hija fuese un poco menos inteligente, tal vez hasta la hubiese hecho creer que todo estaba bien.
—Prometo ir lo más pronto posible. —Su sonrisa tembló apenas, y antes de que Emma notara las lágrimas formarse en sus ojos, la abrazó con fuerza, y no fue hasta que sintió la grieta en su escudo que la soltó. —Tienes que irte.
Los ojitos verdes observaron el portal que su tía había abierto para ella con algo de temor, sintiendo las manos de su madre sobre sus mejillas.
—No hay nada de que temer. —La ojigris aseguró, llevando su dedo índice y medio a sus labios, dando un beso allí manteniendolos en el aire. —Te lo prometo.
Emma observó el acto por unos pocos segundos antes de copiarlo, uniendo sus dedos con los de su madre antes de lanzarse a sus brazos una vez más.
—Te amo.
—Y yo a ti.
La menor se separó con lentitud dándole un último vistazo a Orihime para luego dirigirse hacia el portal abierto, sintiendo como una explosión de luz dorada se producía justo cuando este se cerró.
Kurosaki-kun;
Hay mucho que decir, pero ni las palabras ni el tiempo es suficiente para hacer eso ahora mismo. Sé que he estado desaparecida por unos años y sé que tienes muchas preguntas pero espero que esta sea una respuesta del "¿Por qué?" como también espero que entiendas que a pesar de todos estos años eres la persona a quien le continúo confiando mi vida.
Hace unos años me hiciste una promesa de protegerme no importa que, ahora te pido que pases esa promesa a la niña que te está entregando esto. Su nombre es Emma, y todos estos años he luchado para protegerla, pero surgió un problema donde no quiero que esté involucrada (Al menos no más de lo que ya está).
Lamento que con esto llegues a enterarte de las cosas que he hecho por otras personas, pero por favor, hasta que nos encontremos nuevamente, mantén en mente que todo tiene una explicación.
Gracias,
Orihime Inoue.
Ichigo leyó una vez mas la carta que mantenía entre sus manos antes de volver su mirada a la pequeña niña de unos ocho años sentada frente a él. Bueno, eso claramente explicaba la razón de la desaparición de su amiga por tanto tiempo.
—¿Dice por qué no vino? —El chico volvió su concentración a la niña, quien por primera vez en la hora que había compartido con ella había hablado. —Mamá, ¿Dice por qué no vino? —Preguntó nuevamente al darse cuenta que el hombre no le estaba prestando atención.
—No. —Simplemente respondió, mientras dejaba la carta sobre la pequeña mesa que separaba los dos sillones donde estaban sentados. —Pero dice que vendrá pronto. —Intentó dedicarle una sonrisa sincera aunque esta no llegó a sus ojos, mientras que la pequeña volvía a posar su mirada sobre sus manos, las cuales reposaban sobre sus piernas.
Ichigo tomó ese momento para inspeccionar a Emma. Su cabello era igual que el de su madre, cayendo sobre su espalda con un color naranja oscuro mientras que sus ojos eran diferentes, de un tono verde a diferencia de los grises de Orihime aunque mantenía las facciones de su rostro muy similares a las de ella cuando era pequeña. No pudo evitar fruncir aún más su ceño al pensar quien podría ser su padre. Es decir, no recordaba haber visto a la más inocente de sus amigos ser tan cercana con un chico... De esa forma. Suspiró con frustración pasando sus manos por su cabello despeinandolo aún más. ¡Sabía que podía ser distraído, pero no a ese punto! ¿Como no pudo notar que Orihime estaba embarazada?
Soltó un suspiro pesado e intentó calmarse recordando que la niña aún estaba frente a él.
—Emma. —Al escuchar su nombre, la pequeña llevó sus grandes ojos verdes hacia Ichigo. —¿Inoue...? —Le tomó un momento darse cuenta de su error antes de lograr corregirse. —¿Tu madre dijo algo antes de dejarte aquí?
Emi llevó su pequeño dedo índice hacia sus labios mientras su mirada se iba al techo pensando en las últimas palabras de su madre antes de aparecer frente a la clínica Kurosaki, acto que a Ichigo le recordó demasiado a su vieja amiga.
—Dijo que debía confiar y obedecerte a ti solamente, que me comportara, y que prometería cuidarse y encontrarse conmigo lo más pronto posible... Y luego me dijo que te entregara esa carta. —Su pequeño dedito apuntó al papel doblado sobre la mesa. —Pero nada más.
El joven escuchó con atención, refregando sus manos sobre sus ojos mientras su cuerpo se recostaba completamente en el respaldo del asiento con cansancio. El día había sido largo de por sí gracias a su trabajo en la clínica, pero aquello le había hecho recordar sucesos que prefería no revivir. Agradeció que Yuzu y Karin se encontraran en el colegio y que su padre estuviese en un pequeño viaje por su nuevo trabajo en el hospital de la ciudad, ya que no estaba preparado para contestar preguntas que no sabía como responder.
Quitó el celular de su bolsillo y abrió la aplicación de mensajes.
Para: Uryuu, Chad, Rukia.
Tengo un... asunto en casa. Vengan lo antes posible, es importante.
Pulsó enviar y tiró el artefacto sobre la alfombra bajo sus pies, sin importarle demasiado las respuestas que pudiese recibir por parte de sus amigos.
Pasaron unos veinte minutos antes de que alguno de los dos hablara de nuevo.
—¿Estás molesto conmigo?
Esa pequeña voz hizo que separara las manos de sus ojos y comprobara que la que estaba sentada allí era Emma y no su madre. Es que por Dios, si esa niña era la copia casi exacta de Orihime.
—Le dije a mamá que podía cuidarme sola, supuse que sería algo molesto estar en la casa de otra persona... —Continuó diciendo mientras pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos, aunque Ichigo pudo notar que estaba haciendo su mayor esfuerzo para no derramarlas.
Ahora con su ceño menos fruncido, Ichigo abrió su boca buscando algo que decir, pero antes que siquiera pudiese soltar aire sintió la presencia espiritual de Rukia detrás de él, lo que causó que los ojos de la niña se agrandaran con miedo y que él se diera media vuelta aún sentado para así enfrentarla.
—¿Que parte de importante y lo antes posible no se entiende? —Preguntó claramente molesto, notando como Rukia ni siquiera le estaba prestando atención.
—¿Inoue? —Al escuchar su confusión al ver a la niña, le entregó la carta que yacía frente a él, finalmente notando el porqué de la confusión de la Shinigami.
Emi tenía su ceño fruncido mientras sus manos estaban colocadas frente a ella creando así un escudo que él ya conocía lo suficientemente bien, aunque este no era de un color tan brillante como el de Orihime.
Rukia leyó la carta con rapidez, abriendo cada vez más sus ojos con cada oración que leía, mientras que una sonrisa se formó sobre sus labios sin siquiera notarlo cuando volvió su vista a la pequeña.
—Tranquila, no te haré daño. —Susurró en una voz tranquila, mientras se acercaba a ella con lentitud. —Soy Kuchiki Rukia, tu madre y yo fuimos buenas amigas.
Al escuchar eso, Emi pestañeó un par de veces antes de cerrar su escudo y colocar una pequeña sonrisa sobre su dulce rostro.
—Mamá habló de ti, dijo que te gustaba dibujar. —Comentó mientras alzaba su mentón con orgullo de sí misma por recordar su nombre y algunas cosas de las varias conversaciones que su madre había tenido con ella sobre su amplia lista de amigos. —También algo sobre los conejos... —Frunció su ceño intentando recordar aquel extraño nombre. —¿Happy? Lo siento, no soy buena con los nombres...
Ichigo casi rió al ver la emoción en el rostro de Rukia al escuchar aquello mientras sus ojos comenzaban a brillar por la felicidad. Desde que Orihime había desaparecido luego de la graduación, su vida y la de sus amigos parecía haber perdido una parte de la luz y felicidad que ella brindaba con tan solo una sonrisa, parte que fue imposible recuperar en esos ocho años sin verla.
La pequeña charla que se había generado entre Emi y Rukia fue interrumpida por el timbre de la puerta de entrada el cual resonó por toda la casa, donde luego de unos segundos y un grito de "¡Esta abierto!" por parte de Ichigo sus dos amigos entraran, teniendo la misma reacción que la pelinegra.
—¿Que...?
—Inoue. —Interrumpió Ichigo a Ishida en voz baja mientras se acercaba a él para que la niña no los escuchara. —Es la hija de Inoue.
Ambos chicos abrieron sus ojos como platos al escucharlo decir aquello, mientras sus miradas viajaban hacia la niña quien reía ante unos dibujos que Rukia le había hecho en una servilleta.
—¿Y porque está aquí? ¿Dónde está Inoue? —Preguntó claramente confundido Chad, esperando la peor respuesta aunque negándose a aceptarla. ¿Acaso estaba muerta? Luego de tantos años sin verla... Era una posibilidad que había preferido no pensar, pero una posibilidad en fin.
Ante la pregunta, Ichigo se encogió de hombros dándole una mirada rápida a la pequeña para luego volverla a sus amigos.
—No la vi, sólo dejó una carta y está claro que no quiere que nadie sepa su ubicación hasta que vuelva... Por Dios, es claro que está en problemas pero su presencia espiritual no está por ningún lugar cercano. —Antes de que pudiese arrancarse los cabellos de su cabeza, la mano de Chad se posó sobre su hombro intentando brindarle algo de tranquilidad.
—La encontraremos, Ichigo.
—Podemos hacer una búsqueda a fondo del territorio de la ciudad e incluso de sus afueras. —Interrumpió Ishida mientras arreglaba sus lentes con un movimiento de mano. —Después de todo, ¿Hace cuanto que la niña está en tu casa? No pudo haberse ido tan lejos.
Ichigo lo pensó por unos segundos. Incluso aunque se hubiese ido en auto, podía alcanzarla en su forma Shinigami si se apresuraba. Asintiendo una sola vez, quitó su insignia de su bolsillo pegándola sobre su pecho, separando así su cuerpo de su ahora forma Shinigami.
—Emma; Rukia, Chad y Uryuu te cuidarán mientras yo salgo por unos minutos. —Comenzó a caminar hacia la puerta de entrada antes de escuchar que la niña aclaraba su garganta.
—Si vas a buscar a mamá, no la encontrarás.
Ichigo se dio media vuelta frunciendo su ceño aún más.
—¿A que te refieres? —Cuestionó, notando como la pelinaranja pasaba sus ojos por todos los presentes con confusión antes de volver a él.
—Pues por que está en casa.
Esta vez fue Rukia quien habló, intentando mantener su sonrisa.
—¿Y donde es tu casa, Emma?
La pequeña sonrió recordando su hogar.
—En Jarbidge, Nevada.
Cada uno abrió sus ojos con sorpresa, mirándose entre ellos.
—¿Nevada, Estados Unidos? —Ichigo agradeció que fuese Ishida quien hablara, ya que él ya no tenía energías como para preguntar.
La niña asintió aún más confundida que antes. ¿Por qué los mejores amigos de su madre no sabrían donde ella está? Mientras tanto, Ichigo apretó el puente de su nariz dejándose caer contra el sillón nuevamente.
—Estoy muy viejo para esto.
