Mi nombre es Sakura Haruno y mi edad no resulta relevante en estos momentos pero será importante la que hace algunos años tenía, para ello mismo nos retornaremos hace unos años cuando tenía 22 años, mi vida es era la de un "adulto responsable" cualquiera, cursando el último año de la universidad día a día me encaraban personas que me cuestionan sobre lo que haría con mi vida y si le llego a ser sincera a alguien, nunca tuve la menor idea de lo que haría con ella pero ¿Alguien la tiene?
El invierno se encontraba en su más puso esplendor, un nuevo año comenzaba y todos nos encontrábamos felices con las escasas pero bien agradecidas vacaciones que disfrutábamos junto familia y amigos. Por mi parte yo acababa de mudarme a un departamento para vivir sola era una gran experiencia, la soledad no me preocupaba no había soledad física que me preocupara pero a mis padres siempre les preocupó el que viviera sola fuera del campus.
Terminaba de acomodar unas cosas cuando el timbre de la puerta sonaba anunciando una visita que no podía ser más que mi mejor amigo, Naruto. Al abrir aquella puerta de nogal el conocido rostro del rubio se encontró ante mi regalándome una de sus características y amplias sonrisas que dejaba ver lo energético que la mayor parte del tiempo era; sinceramente siempre me pregunté como hacía para encontrarse tan enérgico.
— ¡Sakura-chan! ¿Estás lista para ir al centro? — Poco me había faltado para olvidar que saldríamos aquel día pero no tardé en tomar mi abrigo y mi bolso para salir con aquel risueño ojiazul.
Conversaciones absurdas, bromas y otros temas serios se enlazaron con los pasos que nos llevaron al centro de la ciudad, Naruto quería comprar algo para regalarle a Hinata y yo como buena amiga debía ayudarlo para que no terminara comprándole una bolsa de papatatas jumbo. Habíamos terminado en una joyería donde al ver algunos aretes y collares Naruto se había embobado en un anillo, uno de compromiso.
—¿Será bien tiempo? —Preguntó mientras sostenía a contraluz un anillo con un delicado y modesto diamante en el centro.
—Eso es algo que solo te puedes responder tú ¿Te sientes listo? Y sobre todo ¿Es la indicada?
—Lo es —Sus palabras fueron un susurro mientras sonreía, Naruto podía ser torpe y algo despistado pero era alguien muy dulce y sincero, por algo se ganó mi afecto de aquella manera.
Mi mirar se había desviado por el aparador hasta que se topó con un dije en particular, uno que me hizo saborear un amargo sabor por la boca y la garganta, así se sentían los recuerdos. Era el mismo dije que alguna vez había portado con tanta alegría y que en esos momento sabía a un amargo recuerdo, y claro no pude evitar pensar en él, en quien en algún momento me lo regaló con una sonrisa orgullosa y quizá algo pedante pero que yo amaba. Como una película me atacó el recuerdo de Sasuke entregándome aquel dije en una pequeña caja el día de nuestro aniversario como pareja, ¿Quién podría imaginar que no habrían transcurrido más de 3 meses para cuando él se dedicaría a jugar a un estira y afloja con mis sentimientos hasta aburrirse y botarme?
La sonrisa agridulce surcó mis labios y pude sentir como el aire me faltaba, sentía aquel lugar sofocante, pequeño y agobiante.
—Naruto, saldré a comprar una bebida mientras tu terminas de comprar ¿sí? Te veo en el puesto de siempre — Solo escuché a Naruto gritar que estaba bien pero yo ya me encontraba fuera inmersa en mis pensamientos andando hacia aquella cafetería que tanto frecuentábamos. No me percaté de que había alguien detrás de la puerta para cuando yo la empujé haciéndole derramar un poco de su café sobre su mano, mi atención volvió cuando lo escuché maldecir haciendo que inmediatamente me disculpara por mi error. Aquel chico alto y de cabellos azabaches viró hacia mí y su piel nívea y ojos azabaches me helaron por un momento, había algo tremendamente familiar en él y a su vez desconocido para mí.
—Está bien, no se preocupes.
Ignorando aquel repentino shock y a la vez las palabras del pelinegro fui inmediatamente a tomar algunas servilletas para acercárselas, este alzó la mirada escudriñándome con detenimiento antes de tomar las servilletas y limpiar su mano, y parte de su saco.
—Gracias, señorita.
—Sakura — Respondí sin pensarlo y ¿Quién da su nombre así como así? Pero el pelinegro solo sonrió haciendo bola las servilletas.
— Un placer Sakura. Itachi — Terminó presentándose al extenderme su diestra y aunque aturdida la tomé pues era una falta de respeto no hacerlo.
—Un gusto — Y parecía la conversación haber muerto ante un silencio un tanto incomodo que me hizo reaccionar que llevaba más tiempo del cómodo tomando la mano ajena por lo que le solté como si me hubiese quemado — Lo lamento — Pensando que aquello quedaría allí, me di vuelta para ir a la barra a pedir un par de capuchinos, uno caramel para Naruto y uno sin azúcar para mi, pero aquella voz grave del pelinegro volvió a resonar indicándole a la joven tras la barra que me diera un capuchino doublé shot con café francés tostado a medio término y que omitieran la canela. Mi visión se giró a posarse en aquel chico, parpadeando incrédula pero él solo dedicó una sonrisa.
—Sabe mejor así.
—Soy yo quien debería estarme disculpando y es usted quien da recomendaciones de café, eso es algo vergonzoso — Pero no pareció prestar mucha importancia a ello pues sus hombros solo se encogieron restando importancia y sacando una conversación casual mientras esperaba aquella bebida que vaya si tenía razón en pedirla de aquella manera.
Un sonido familiar interrumpió aquella conversación, era un whatsapp de Naruto disculpándose por no poder ir donde ella pero se había topado al primo de Hinata que era más un hermano que un primo y lo ajusticiaba por respuestas. Sin opciones respondí que no había problema pero al parecer mi gesto dijo más de lo que yo quería provocando que el pelinegro preguntara, y desde luego no reparé en decir lo que sucedió ¿A caso estaba loca? ¿Por qué tenía que ser transparente con un completo extraño? Sin embargo, aquello solo llevó a otra conversación que enlazó muchas más mientras tomábamos asiento en una mesa.
Sin darme cuenta ya estábamos bromeando y riendo al punto que casi me hacía escupir el café que comenzaba a tornarse un poco frío al prestar mayor atención a la conversación.
— ¿El hacerme escupir el café con la risa es la venganza por haberle hecho derramar el suyo?
—Podría ser así — Respondió con una risita que me hizo reír por igual.
¿Para qué contarles más detalles si basta con decir que intercambiamos números? Y para mi parecía alguien de una conversación casual pero resultó que al apenas despedirnos y yo tomar mi rumbo él comenzó a mensajearme por whatsapp, algunas bromas, unas cuantas imágenes cómicas y tonterías que decíamos me acompañaron aquel día y muchos más.
Rápidamente nos volvimos cercanos y terminamos incluso haciendo algunas videollamadas; Naruto no veía con muy buena cara que tuviese aquella relación con quien para él era un extraño y que para mí prácticamente lo era pero no le di mucha importancia, para mi eran celos de Naruto pro sentirse desplazado como amigo, así que solo le presté un poco más de atención al rubio celoso.
No hace falta decir que comencé a verme con Itachi, nuestras salidas se volvieron recurrentes y como idiota yo terminé prendada de su forma de ser tan relajada y divertida, de su atractivo físico y psicológico, hacía tiempo que alguien no me gustaba y él, él había conseguido gustarme.
Un día de primavera, en medio de una comida tranquila en la cafetería que solíamos frecuentar, había tomado la determinación para exponerle mis sentimientos, quizá podía ser rechazada, quizá no pero era justo el momento.
—Estaba demente, lo juro —Terminaba de exponer el pelinegro entre risas al tiempo que daba un trago más a su bebida —Mh, aún hay algo más que contar — Prosiguió justo cuando yo había abierto la boca para hablar, así que decidí esperar, un minuto más no importaba — Hoy se me declaró Izumi, la chica que te presenté de mi trabajo — Vaya noticia la brindada, los colores del rostro seguro se me fueron a los talones y no estoy segura de que tan buena haya sido mi actuación para ocultar que la noticia no me sentó de lo mejor.
— ¿Ah sí? …Ya te había dicho que le gustabas, era más que obvio
—Yo no me fijo en esas cosas, pero si, tenías razón.
— ¿Y qué pasó después de que se te declaró? — Un Oscar debieron darme por mi actuación al no parecer afecta, solo un tanto cotilla.
—Pues decidí hacerla mi novia —…Un minuto más no importa ¿eh? Bueno al parecer en esa ocasión importó lo suficiente para helarme la sangre y no saber que decir por unos segundos.
—Muchas felicidades, hacen una linda pareja— Con la falsa sonrisa en los labios que el pelinegro no notó, busqué a tientas mi móvil para activar la llamada falsa no tardando en sonar, hice la falacia de responder y a Naruto colgando apenas un minuto después —Debo irme ya, Naruto necesita ayuda en algo hablamos más tarde ¿vale? —Y dejando el dinero por la comida sobre la mesa, tomé mis cosas y salí a toda velocidad, el menos tiempo que pudiese estar allí era lo mejor. Ahora tenía una novia… Una hermosa novia y yo me iba silenciosa a la friendzone.
Aquella noche pase hablando con Naruto y lo boba que había sido en fijarme en Itachi, era obvio que yo no era del tipo de chica de la que él podía gustar. Izumi era delicada, femenina, hermosa, algo seria, era prácticamente perfecta, ahora comprendía que le gustaban las chicas totalmente opuestas a mí y eso dolía en lo más profundo del ser, sin embargo él no tenía por qué saberlo y desde entonces tuvo el puesto de mi mejor amigo junto a Naruto.
Las cosas continuaron su cauce, yo seguí mi vida con normalidad y Naruto un día me presentó a una chica que sin esperarlo parecíamos tener tanto en común, era una hermosa rubia de ojos aqua que portaba el nombre de Ino Yamanaka, Naruto bromeaba mucho con ella molestándola con dejarle calva y con el tiempo ella me pedía defenderla de él, éramos bastante juguetones.
Por cosas de la vida yo decidí presentar a Ino con Itachi quienes de inmediato comenzaron a llevarse de maravilla, siempre era agradable ver que se pudiera llevar bien con alguien que fuese amigo mío, no como el caso de Naruto.
Fue apenas un mes después en una de esas casuales salidas mientras hablábamos que me topé con otra inesperada noticia, una con la cual no sabía de qué manera debería de sentirme.
—No me provoca nada, Izumi no me provoca nada, creo que me aburrió.
— ¿Y por qué sigues con ella?
—No sé cómo terminar con ella.
—Mmm, pues tampoco está bien que se sigan engañando así, deberías poner en claro lo que quieres y no estar jugando con ella ¿sabes?
—Mhh.
—Piénsalo Itachi, te veo mañana ¿vale? Bye bye…
Con esas palabras le deje en aquel banco pensando sobre su juego titulado noviazgo y yo me fui pensando en lo rápido que se aburría de un sentimiento ¿Así sería siempre? Si alguien tan linda como Izumi le había aburrido así ¿Qué podía esperar yo? Ni siquiera una mirada.
No tardó más de unas horas para cuando un mensaje de whatsapp había llegado a mi móvil, era de Itachi y aún recuerdo bien sus palabras ‹Ya terminé con Izumi› eso había sido muy rápido casi tan rápido como lo que tardó en coquetear con alguien más, con su superior directa, otra chica de cabellos oscuros, un poco más curvilínea y madura su carácter era lo más seco y rudo que había conocido en mujeres y como es costumbre él parecía embelesado por ello y yo como buena mejor amiga había de escuchar todos sus sentimientos por aquella joven, cuando no sabía si confesarse o no, que solo quería verla sonreír cuando la veía triste, y claro, mi papel era darle el mejor concejo para que fuese feliz, aun si cada paso que daba él a su felicidad era uno a mi infelicidad. No importaba, yo había decidido hacerlo así.
Me resultaba en verdad sorprendente la facilidad con la que Itachi parecía fijarse sentimentalmente en alguien, esa toma de sorpresa cuando me comento de Kate y de cómo habían tenido unas horas un poco candentes entre besos y caricias. Si él hubiese conocido el daño que me causaban sus palabras ¿Las habría pronunciado? … Pero de cualquier forma como siempre, yo sonreía.
Los días pasaron y yo me alejaba un poco de Itachi y me acercaba más a Naruto, nuestra amistad parecía haberse reforzado aún más, al igual que su odio hacia el pelinegro ya que después de saber que me había gustado, Naruto pareció odiarle aún más.
Una noche de copas puede ser una noche de malas decisiones y aquella lo había sido. Yo me encontraba en mi departamento, en medio de la oscuridad, miserable y acompañada de unas botellas de licor y mi soledad. ¿La peor idea? Tomar mi teléfono y llamar a Itachi; él pareció reírse mucho de las tonterías que estaba diciendo hasta que la madrugada llegó y él debía dormir para presentarse a trabajar al día siguiente.
—Sakura, ebria loca, debo colgar ya y dormir.
—Espera, espera, quiero decirte una última cosa antes de que cuelgues…. Pero deberás prometer que lo olvidarás y que harás como si nunca lo hubieses escuchado porque…porque eso ya fue, ya pasó.
—…¿ok? ¿Qué es?
—¡Prometeloooo!
—De acuerdo, de acuerdo, lo prometo, loca —Respondió entre algunas risas y yo tomé aire como si eso fuese a darme el valor faltante que el alcohol no había alcanzado a dar.
—Hace tiempo me habías gustado —Salió finalmente de mis labios, y pareció más sencillo de lo que había pensado — Me habías gustado y fue como ¡¿Qué?!... y le iba a decir entonces pero ese día te pusiste de novio con Izumi…fue muy gracioso ¿sabes? Lo bueno es que ya pasó así que eso era…buenas noches, descansa y que no te piquen las pulgas — Siempre las mismas palabras para desearle buenas noches pero hubo un pronunciado silencio del otro lado del teléfono que yo no estaba segura de como tomar.
— ¿Ya pasó?
—Si, ya pasó, por eso te lo digo, porque ya lo superé — La mentira más grande de mi vida.
—Bien, entonces hablamos luego.
—¡Si! Bye bye.
Y con esas palabras la llamada se cortó y yo tuve rienda suelta para llorar en mi inmundicia y miseria con un deje de alivio de al menos habérselo dicho.
