Para Natsi XD


La bañista

Era hermosa. En medio de la soleada playa de arena blanca y espuma olorosa de mar, su cabello rojo, su piel tostada, sus ojos mansos y misteriosos, su perfil de gacela, en fin, todo en ella, hacía que aquellos muchachos, Taichi y Yamato, no pudieran quitarle la vista de encima.

Taichi, en especial, parecía haber sido alcanzado por un rayo, un rayo pelirrojo de muslos bruñidos como el aceite. Ella, la salvavidas, vestía siempre una malla roja ajustada, muy recatada de frente, pero con un arrebatador escote en la espalda, una espalda larga, flexible y de un color que se volvía cobre sedoso en el sensual canal de su columna. Daban ganas de lamerla para así catar el sabor de su piel, seguramente mezclado con sal marina, pensaba Taichi, y admirándola no sentía el azote del sol en su propia espalda morena, que de tanto quemarse se había puesto casi negra.

El rubio Yamato, siempre enfurruñado por el calor, sentado debajo de la sombrilla con sus gafas de sol oscurísimas y su camisa de hilo, rasgando su guitarra, no era tan obvio como Taichi, pero giraba el cuello de tanto en tanto, disimuladamente, viendo a la escultural muchacha encima de su puesto de vigilancia.

—¡Rápido, Yama! Dime cómo pregunto el nombre de esta playa en francés, o alguna tontería de esas. Tengo que hablar con esa hermosura sin parecer un pervertido obsesionado— suplicó Taichi, demasiado absorto admirando a la beldad, que en aquél momento se comía una paleta helada de color cielo mientras acicalaba su corto cabello naranja detrás de la visera, con un gesto concentrado que a él se le hizo extremadamente seductor.

— ¿No te enseñaron modales? No se debe mirar así a una persona, menos a una muchacha, y que está trabajando, por añadidura. — regañó Yamato secamente sin dejar de tocar sus lentos acordes, aunque por detrás de sus gafas oscuras tenía los ojos puestos en aquellas femeninas pantorrillas, esculpidas por la natación.

— Lo que sería una falta de modales sería dejar de admirar semejante regalo de la Naturaleza por unos escrúpulos idiotas, de esos de los que estás lleno— dijo riendo Taichi, picando a Yamato— Sólo mírala, estoy seguro de que está muy consciente de lo que provoca en los demás, y que le gusta. Es una mujer de fuego disfrazada de hielo. Basta con mirar ese pelo corto y ese escote en la espalda. Lo hace a propósito.

La muchacha, en ese instante, bajaba de su atalaya, dando un salto lleno de donosura, caminando con gracia después hacia unos niños que pedían algo muy sonrientes. Yamato, mirando el vaivén de sus caderas, equivocó una nota, y Taichi sonreía con un gesto arrobado que rayaba en la idiotez.

La pelirroja notó la atención de los dos chicos, y, disimuladamente, llevó su corto cabello detrás de su oreja, sonriendo como un rayo de sol a Taichi, y volviendo después a su puesto tranquilamente, luciendo su espalda delgada y su cabello corto.

Yamato miraba babear, literalmente, a su amigo, que seguro ya tenía quemaduras de primer grado en la piel, ocasionadas por esos ojos de té rojo y esas largas piernas broncíneas.

— No podrías nunca disimular que eres un pervertido obsesionado con esa chica, por mucho que quisieras— dijo Yamato riendo con desprecio, aunque justificaba en lo profundo a su amigo, desde la primera vez que lo acompañó a admirarla casi todas las tardes en las que la canícula de agosto lucía su fulgor en ella. La guitarra vino con él desde la segunda vez.

— Es cierto… sé que se llama Sora. ¿No te parece que tiene el nombre perfecto? — decía Taichi con fuego en los ojos, muriéndose por ella — ¿Por qué dejaste de tocar? Toca esa canción que tanto le gusta, esa, la de la muchacha en la playa brasileña…


Hola Natsi. ¿Te acuerdas? Aquí está XD. Fue culpa de la Garota da Ipanema jajaja