Editado: 2010
.
Tú eres yo y yo soy tú
Prólogo
.
—¡Hey! — no hay respuesta alguna, sin embargo, ella deja salir un pequeño resoplido mientras coloca ambas manos sobre su pequeña cadera mirando al joven que estaba enfrente suyo con cierto recelo— ¡Oye, despierta! —coloca entonces una mano sobre el hombro de él y lo empieza a mover un tanto brusco, obteniendo por respuesta un resoplido y un: "¡Mmm! ¡5 minutos más!" mientras ella nuevamente fruncía el ceño y dejaba salir su segundo resoplido del día. Odiaba esos días en lo que tenía que actuar como "despertador"…
.
Un tanto indignada, tomó la sábana que envolvía el cuerpo del joven mientras la estiraba con tal fuerza que hasta logró tumbar de la cama al rubio, quien cayó con mucha fuerza en el suelo golpeándose parte de su mandíbula al sentir el frió suelo tocando su piel. Él abrió con pereza sus ojos azulados mientras de igual forma se levantaba tallándoselos, miró entonces a la niña de pelo verde enfrente suyo quien le miraba de forma desafiante y amenazante. Ya saben… una de esas típicas miradas que la gente te da algunas veces.
.
—Saria… ¿qué haces aquí tan temprano?
.
—¡¿Qué?— preguntó exaltada casi como si se hubiera sentido ofendida ante esta cortante pregunta— ¿Cómo que qué? ¡Pues vengo por ti perezoso!
.
—¿Ah? — le miró con curiosidad no entendiendo lo qué decía con claridad, aún con su mirada un tanto perdida y con un toque de pereza— No te entiendo— se encogió un poco de hombros… ¡Demonios! Tenía demasiado sueño como para escuchar las palabras de Saria.
.
—Hay Link…—se llevó ella una mano hacia su cara casi como si aquel chico hubiera dicho una estupidez… que realmente así era— A pesar de que tengas 17 años sigues teniendo esa mentalidad…—le señaló— ¡Nunca recuerdas nada de lo que te digo! — indignada se cruzó un poco de brazos mientras le miraba y hacía una pequeña mueca por la inmadurez del chico rubio.
.
—Creo que tienes razón…— le sonrió— ¡Hey, un momento! ¡No es cierto! — respondió captando demasiado tarde el mensaje a lo que Saria sólo dejó salir una leve risita, causando que Link se sonrojara un poco por la vergüenza— No se me olvidan las cosas…— se rascó un poco su cabeza disimulando un poco su vergüenza que aumentaba a causa de las risas de su amiga Kokiri.
.
—¿En serio? Entonces dime qué se supone que debías hacer hoy "temprano" — le desafió tratando de no reír más por la cara de Link.
.
—Eh, pues…
.
—¡Lo vez! — le señaló de nuevo— No te acuerdas… Se supone que hoy ibas ayudarme con la decoración de la aldea Kokiri por la entrada de la primavera.
.
—¡Es verdad! —exclamó asombrado mientras se llevaba una mano hasta su cabeza recordando lo de la aldea— Lo siento Saria… Ayer no dormí muy bien que digamos.
.
—¿Pesadillas, Link?
.
—Sí, creo que si… Ya sabes, a veces me pasan estas cosas. — se encogió de hombros con fastidio el Hylian rubio— Y lo peor de todo es que odio que pasen, como cuando Ganondorf azotó Hyrule y yo tenía esas pesadillas…— comentó esta última frase en un murmuro, a lo cuál Saria no alcanzó a escuchar.
.
—Bueno, ya nos entretuvimos demasiado Link, mejor ve a comer algo y…— observándolo de arriba abajo le señaló de nuevo— ¡Cámbiate por favor! —gritó sonrojada no sin antes desviar su vista rápidamente Saria.
.
—¿Hu? — Link se miró, viéndose a sí mismo en ropa interior y como Saria soltaba una carcajada— Lo siento…— y simplemente se limitó a darle una de sus típicas e inocentes sonrisas a su amiga ocultado su completa vergüenza y situación.
.
—Bueno, te espero. — entonces se dio media vuelta dispuesta salir de la casa del joven Hylian pero antes de eso le miró de reojo— ¡Ah, es cierto! Espero que no se te olvide que tienes que ir con Zelda temprano. —su amiga Kokiri alzó su mano en señal de despido y después abandono la habitación corriendo.
.
—Mmm… ¿Zelda? Que yo recuerde no tengo nada que hacer…— se puso a pensar un poco hasta que recordó que le había prometido a la chica rubia llevarla hoy temprano al lago Hylia— ¡Oh por las Diosas! ¡Lo olvide! — se dijo a sí mismo mientras corría a comer algo inmediatamente en su desayuno: el cual sólo consistió con un vaso de leche Lon Lon Ranch -regalo de la pelirroja granjera- pan, queso y una Deku Nut que aunque parezca increíble algunas de estas se pueden comer, y de igual forma que devoró su alimento, se vistió como un rayo. Que si había una competencia de poder vestirse más rápido él ganaría una medalla sin duda alguna.
.
Después de vestirse y de comer algo, el joven Link salió de su casa en la Aldea Kokiri, que a pesar de que sabía perfectamente que no era uno de ellos, la mayor parte de su vida la había pasado ahí, y sobre todo, creció en ese bello lugar. Por lo cual, decidió vivir en su "natal" aldea en lugar de vivir en el castillo, donde Zelda le había pedido hace tiempo una y otra vez que viviera ahí, pero él se negó rotundamente excusándose que el Bosque Kokiri era mejor que un lugar tan grande como ese.
.
La verdad no era muy prestado a todo eso de la realeza, por lo tanto, prefería esta vida pacifica y cómoda. Claro, aunque ahora las cosas habían cambiado un poco desde que tenía 10 años, principalmente que era el más grande de todos en la aldea y como no, si todos eran pequeños Kokiris. Pero incluso algunas cosas no habían cambiado tanto en aquel transcurso, y una de esas, era que a pesar de que él tuviera 17 años y fuera todo un hombre, seguía peleando con el mocoso y molesto de Mido… Ó más bien dicho: "el pecoso pecas" como él le había puesto, cosa que no le hacía mucha gracia al niño Kokiri.
.
—¡Oye tú! ¿Qué crees que haces? ¡Ahí no va eso! — logró escuchar como Mido le gritaba a unos cuantos Kokiris presionando el trabajo que hacían para las decoraciones— ¡Eso va arriba, no abajo!
.
—Jamás cambiará…—se dijo para sí mismo Link mientras bajaba por las escaleras de su casa en el árbol y se dirigía hasta el pequeño grupo de Kokiris, los cuales estaban casi amontonados haciendo algunas cosas. Al llegar con ellos para ver la situación, la mayoría lo saludaron alegremente a excepción de Mido— Hola chicos, chicas y hola Mido…— mencionó a éste último mientras le enseñaba la lengua de forma algo infantil.
.
—¡Ja! —se cruzó de brazos él— No me digas buenos días, que de buenos no tienen nada… ¡Flojo! — le señaló acusadoramente, Link le miró casi con fastidio metalizándose que tal vez este día todos se la pasarían regañándolo, empezando por el mocoso de Mido.
.
—¿Qué? ¿Flojo, yo? — le contestó con recelo el Hylian— ¡No soy flojo!
.
—¡Sí eres un flojo! Porque no has hecho nada en todo el santo día.— contraatacó Mido— ¡Todos los Kokiris están ayudando en la decoración y tú no te has dignado en hacer nada! —y para más disgusto Link, notó cómo el kokiri pelirrojo arremataba con mostrarle la lengua en forma de insulto.
.
—Y supongo que tú no lo eres, ¿no? Pues que yo sepa, gritarle a los demás es gritar mas no decorar.— Mido sólo se limitó a permanecer callado mientras sentía la mirada de los demás kokiris que anteriormente les estaba gritando mientras se le vienen los colores a la cara en señal de furia, lo cual, causo la risa de Link y de algunos cuantos más — Acéptalo Mido, tú eres el que no hace nada aquí, únicamente que gritar y dar ordenes tontas.
.
—¡Yo soy el jefe de los Kokiris! ¡Y deben obedecerme! — se defendió— ¡Tú no me dirás lo qué debo hacer o no! —gruñó molesto.
.
—¿En serio? — inclinándose un poco Link le hizo frente y así colocar su cara a la altura del Kokiri , mientras ambos se gruñían como un par de críos que peleaban por un dulce—¡Si quieres pelea, con gusto te la daré!
.
—¡No me importa! ¡Yo te ganaré fenómeno! — le retó mientras apretaba sus pequeños puños.
.
—¡Veremos quién es más fuerte enano! — el aludido Mido sólo tragó un poco de saliva al notar la estatura de Link y su complexión— Veamos quién tiene más miedo, ¿tú o yo?
.
—Eh… eh…—titubeó un poco entonces Mido no sin antes gruñir avergonzando— ¡No te tengo miedo! —contestó al fin haciéndole frente al notar como Link sonreía con malicia sabiendo que algo le haría, mas sin embargo, un pequeño como él jamás le ganaría.
.
—¡HEY! —ambos se giraron en dirección de la voz familiar notando que Saria llegaba con una cara no muy amable que digamos, ella se colocó entre ambos mientras les miraba con reproche— ¿Qué no pueden estar un día sin pelear? — ellos giraron su cara en dirección opuesta tratando de evitarse, enojados uno con el otro evidentemente— Por favor maduren un poco, dejen de pelear y pónganse a decorar el lugar. — entonces señaló a su alrededor para que observaran que aún faltaba mucho para la decoración del festival.
.
—Pero Saria…—se excusaron al mismo tiempo, girándose hacia a la kokiri.
.
—¡Nada de peros! Anden, que debemos terminar esto pronto— tronó los dedos— ¡Y no quiero peleas! Mido no seas tan testarudo y tú, Link, madura que no te pongas con alguien más pequeño. — Mido cruzándose de brazos, sacó su lengua a Link sintiéndose un poco victorioso en esos momentos— Y tú, Mido, deja de hacer eso que algún día se te caerá la lengua por grosero. — inmediatamente el kokiri dejó de hacerlo, asustado por su comentario— ¡Bien, a trabajar! ¡ahora!
.
.
—¡Ya muy tarde! ¡Vamos Epona, más rápido por favor!
.
Ante esto, la yegua relinchó de felicidad mientras hacía caso a las órdenes de su jinete. Link logró divisar entonces como no muy a lo lejos, estaba el castillo de Hyrule mientras se preguntaba una y otra vez por qué estaba llegando tarde. Simple: porque todo ese tiempo tuvo que ayudar mucho en la decoración de la aldea por el día de la primavera… Maldijo ante esto, pues sabía que el enojo de la princesa Zelda era muchísimo mayor que el de Saria, y sobre todo, cuando llegaba tarde a una cita.
.
Tragó un poco de saliva sintiéndose un poco mal al saber que llegaría tarde en esos momentos. Lograron cruzar el enorme puente hasta llegar al pequeño centro dentro del castillo, ya saben, ese mercado que está siempre lleno de gente donde los gritos y olores de típicos proveedores se mezclan haciendo una no muy buena combinación. Lo cual, Link decidió bajar de Epona, pues sabía que sí montaba en ella en ese lugar, alguien resultaría aplastado por la pata de la yegua -aunque no resultaba mala idea después de todo, pensó con malicia-.
.
Él se hizo paso entre la gente a duras penas, y chocando con alguien de en vez en cuando y tumbándole accidentalmente las cosas que traía en la mano, dejó a Epona en un lugar seguro ya alejado del gentío. Saliendo del pequeño mercado, se adentró a los territorios del castillo donde el guardia de la reja lo saludó con amabilidad mientras jugaba cartas y lo dejaba pasar sin reproche alguno. Entonces corrió el hylian rubio lo más rápido que pudo, no sin antes tropezar en una curva y caer de cara al suelo. Después del pequeño accidente, emprendió su viaje de nuevo hasta lograr llegar a la entrada principal del castillo, entrando en éste inmediatamente.
.
—¡Llegue!— comentó al momento de colocar ambas manos sobre sus piernas respirando con un poco de dificultad ante la carrera que acababa de hacer— Pensé que no llegaría…— se dijo a sí mismo mientras escuchaba su voz en el castillo, por ser tan grande, el eco resonaba por todas partes.
.
—Pues llegaste muy tarde. — alguien más comentó al fondo, a lo cual Link se heló por completo mientras se giraba lentamente, notando como una joven rubia y de ojos azulados le miraba con una cara no muy amigable que digamos.
.
Su rostro era bello pero expresaba lo que parecía ser enojo y que había estado esperando un buen tiempo ahí sentada en las escaleras grandes del castillo.
.
—Zelda… ¡Hola! — rió con inocencia pensado que con eso cambiaria la expresión de enfado de la princesa.
.
—Siempre llegando tan tarde Link. — la joven caminó hasta él, quedando frente a frente con cara de que parecía, que le iba dar un sermón bien largo por su impuntualidad; uno que le da un padre a su hijo cuando hace algo malo— Pensé que no vendrías…— comentó al fin.
.
Link suspiró un poco decepcionado al ver su rostro, tan firme y serio como siempre… ¿Qué acaso no podía sonreír ni un poco la chica? Es decir, hace tiempo ella era una dulce y feliz princesa que disfrutaba de todo, que no le importaba nada más que ser feliz y divertirse de la vida… aquellos tiempos en que jugaban juntos y en veces escapaban del castillo emprendiendo una larga búsqueda por parte de los guardias e Impa, quienes hacían que la pobre Sheikah se le hiciera el cabello más blanco por las canas de enojo que le sacaban, literalmente, claro.
.
Sonrió él entonces con dulzura tratando de por lo menos sacarle una sonrisa a la princesa, pero fue en vano, pues Zelda siguió con esa mirada seria e indiferente en su rostro, ocultado siempre sus sentimientos y emociones. Resignado, llevó una mano hacia detrás de su cabeza mientras se la rascaba en señal de que estaba muy avergonzado de llegar tarde esa vez, claro, ya era algo común que llegara siempre tarde a sus citas. Pero esa vez se había excedido más de la cuenta, supusó.
.
—Bueno…— le miró tratando de aminorar aquel tenso ambiente entre ambos. — ¿Nos vamos?
.
—Esté bien.— susurró la princesa mientras ambos se dirigían hasta la puerta del castillo, salieron entonces mientras que Link tocaba la canción de Epona con su pequeña ocarina y minutos después la yegua apareció feliz relinchando para poder encontrarse con ellos.
.
Ambos subieron en ella, mientras que Zelda se situaba adelante de Link y éste pasaba ambas manos sobre su cuerpo, tratando de que la princesa no se cayera obviamente. Pudo notar como la joven rubia se ruborizaba sólo un poco, sonrió ante esto Link, hace tiempo que Zelda no lo hacía y mucho menos que dejaba al flote tan fácilmente sus sentimientos.
.
Link le dio la orden a su yegua de que se echara a correr, y efectivamente lo hizo, mientras emprendía su carrera hacia afuera de los límites del castillo. Cruzaron el mercado mientras la gente esquivaba a la yegua que pasaba corriendo y uno que otro aldeano soltaba una de esas palabrotas al ser casi arroyado por ella… Pasaron el puente de la entrada del Reino del castillo saliendo en si a las praderas y campos verdes de Hyrule. Zelda miraba casi sin emoción alguna el lugar y sólo una media sonrisa se pudo notar en su rostro, por suerte, Link no se percato de eso y dio gracias a las Diosas de que fuera un poco despistado.
.
No pasó mucho tiempo cuando ambos lograron divisar el gran y hermoso lago Hylia. Epona detuvo su carrera mientras se detenía, Link bajó primero mientras colocaba una mano para que Zelda pudiera bajar, ella lo tomó mientras que cuidadosamente descendía de la yegua, quien feliz ante no sentir más peso sobre su lomo, relinchó mientras comenzaba caminar por ahí observando feliz el lago Hylia. Ambos adolescentes se sentaron en el césped cerca de aquel lago; era hermoso y la vista también sin duda alguna. Link lo disfrutaba maravillado, tanto que decidió poner ambas manos a un costado suyo para ver mejor el lugar y sentirse mas cómodo. Mas sin embargo, la joven princesa seguía pensante y distante… casi sin prestar atención a lo que el joven a un lado suyo hacía. Estaba absorta en sus pensamientos, mirando casi sin rumbo fijo al lago, sin ningún algún punto en particular.
.
Link hizo una mueca, al parecer no había nada cómo para poder cambiar la actitud de ella. Suspiró de nuevo mientras miraba al cielo recordando vagamente cuándo había cambiado la princesa Zelda; hace como unos cuantos meses, quizás seis o más, qué sabía él… Ya hasta perdía la noción del tiempo del cambio de actitud de su amiga. Se había vuelto tan seria hasta el punto de ser distante y fría en ocasiones. Impa y él se preocuparon mucho los primeros días de cambio de su forma de ser, ya no era tan energética, era más reservada y hablaba pocas veces, sonreía apenas y no salía mucho que digamos del castillo a pesar de los inútiles y vagos intentos de Link para convencerla… ¿Quién dijo que la gente no puede cambiar de un día para otro?
.
Apenas y logró convencerla de que fueran al lago Hylia para pasar un rato libre, tuvo que insistir casi una semana para que ella aceptara, quería que se divirtiera, que viera el lago con él como hace tiempo lo hacían… Cuando de niños venían a él y jugaban, miraban todo el lugar, molestaban al científico y el pescador de ahí, pescaban un rato, se mojaban e incluso a veces algunos Zoras jugaban con ellos y hasta Ruto, cuando escapaba de su casa para venir a verlos.
.
Esos eran buenos tiempos…
.
Sonrió ante esos recuerdos mientras miraba de reojo a la chica que seguía en las mismas… Y aprovechando la situación, tomó la mano de la joven mientras ambos se levantaban del césped. Él comenzó a caminar más cerca del lago para verlo mejor, mientras que Zelda no decía nada tratando de adivinar lo que el joven quería hacer exactamente. Hasta que se detuvieron enfrente del agua donde sus reflejos se observaron, Link sin soltar la mano de la princesa, se inclinó para ver mejor y le indicó que ella hiciera lo mismo.
.
—Link… ¿qué haces? — Le miró entonces Zelda sin comprender a lo que él quería llegar.
.
—Mira Zelda. —señaló al agua— Dime… ¿qué es lo que vez?
.
—Nuestros reflejos— dijo secamente.
.
—Mmm… ¿estás segura? — Link le observó con aquellos ojos azules enormes que poseía, sin dejar a un lado su sonrisa intentando aminorar la escena.
.
—Sí… ó al menos que te refieras al agua que esta ahí. — comentó ella en tono de sarcasmo— Sólo es un tonto reflejo nada más, ¿qué más puedo ver ahí?
.
—Yo veo otra cosa…—lentamente ambos se pusieron de rodillas observando mejor el reflejo en el agua— Yo veo a unos niños.
.
—Link, no somos niños… Ya estamos grandes.
.
—Claro que no, ni siquiera somos adultos, aún nos falta unos cuantos años más. — sonrió un poco él— ¿Por qué no vez mejor?
.
—¿A qué quieres llegar? — frunció un poco el ceño ella.
.
—No lo sé…— y se encogió de hombros un poco, al momento que lentamente soltaba la mano de la princesa, quien suspiró sin dejar de observar su reflejo en el agua.
.
—Yo sólo veo…—susurró ella de forma apenas audible— A una niña atrapada en su propia imagen… Una niña encarcelada en el cuerpo de una princesa, que no esta feliz ahora y una joven que mira incrédula su propia imagen— se giró con fastidio mirándole— Eso es lo que veo, ¿contento?
.
—Sí…— satisfecho, Link colocó su mirada sobre el cuerpo de la princesa con diversión— Aunque te falto una cosa.
.
—¿Cuál?
.
—Te falto: una niña linda y… ¡mojada!
.
—¿Pero qué…?— no pudo terminar su frase, pues sintió un leve empujón en su espalda causado que cayera al lago con rapidez… Pero antes de hacerlo, movió sus brazos y con uno de ellos logró agarrar la túnica de Link y caer junto con él al agua.
.
SPLASH
.
Dio una gran bocada de aire mientras grandes gotas de agua cubrían su rostro, miró a Link quien reía divertido ante al escena. Ella frunció el ceño mirándolo, estaba enojada por lo que hizo pero lo miró mejor… Él reía tan feliz, sin preocuparse y disfrutando el momento, que Zelda suavizó un poco su rostro mientras lentamente desviaba un poco su mirada y veía como algunas ondas estaban su alrededor, sintiendo todo su cuerpo empapado hasta donde no se imaginan… Y ahí fue donde pudo soltar una leve risa que fue escuchada por el joven hylian, quien dejó de reír al instante.
.
—Hey…—le miró Link— Sonreíste.
.
—No es verdad— trató de hacer una cara para no dejar rastro que aquella sonrisa, Zelda le reprochó.
.
—Oh… ¡Claro que sí! — se acercó un poco más a ella notando que Zelda, en su defecto retrocedía— No digas que no lo hiciste porque te escuche.
.
—Pero no me viste.
.
—¿Por qué no sonríes de nuevo? Hace tiempo que no veo que lo hagas.
.
—No te emociones Link… —Zelda comenzó a nadar hasta la orilla del lago con cuidado pero antes de hacerlo, sintió cómo algo jalaba su pierna izquierda causado que se hundiera de inmediato en el agua. Apenas logró tomar aire cuando eso paso, pues esto la había tomado desprevenida… Abrió sus ojos bajó el agua logrando notar a Link que le miraba y sonreía feliz, su cabello se esparcía por todo el agua y su gorro verde flotaba en alguna parte.
.
Frunció el ceño de nuevo la princesa mientras comenzaba a nadar hasta la superficie, donde al fin tomó aire para respirar con un poco más de tranquilidad. Después de aquello, observó como el chico emergía del agua al igual que ella, divertido ante lo ocurrido hace un momento.
.
—¡Eso no fue justo Link!
.
—Pero fue divertido, ¿no?
.
—Nunca dije que lo fuera, me tomaste por sorpresa. Me asustaste…
.
—¡Oh, Vamos Zelda! No fue tan malo…— notó la mirada seria de la rubia, parecía que estaba demasiado enojada y observó como se daba media vuelta para a nadar de nuevo hasta la orilla. Él suspiró un poco sintiéndose un tanto mal, ella no lo había disfrutado como había pensado… al contrario, causo más su enojo. Pero cuando estaba a punto de decir algo, sintió como le arrojaban con fuerza agua a la cara.
.
—¡Anda que ahora yo fui la que te agarró desprevenido! — dijo Zelda notando como Link tosía un poco al tomar un tanto de agua, y ahí fue donde la princesa comenzó a sonreír hasta poder reír con fuerza ante la expresión en el rostro del chico— ¡Jajajajaja mira cómo has quedado Link!
.
—¡Ahora verás! — dijo mientras le lanzaba agua a la princesa, quien de igual forma lo hizo y así sucesivamente comenzaron arrojarse agua los adolescentes. Olvidándose de sus problemas y preocupaciones, pensando cada quien en cómo mojar al otro, ¿y por qué no? En vez en cuando tratar de que se hundiera alguno de los dos.
.
Sus risas retumbaban por todo el lugar con alegría, Link se sentía feliz por ella al saber que después de tanto tiempo podía sonreír como cuando eran pequeños y que por fin había reído ante su seriedad y áspera actitud que había tomado la joven, quien ahora se encontraba disfrutando de felicidad mojándolo constantemente no queriendo dejar nada seco en su cuerpo.
.
Miró por última vez el cielo, el cual ya estaba de un color entre rojizo con algunos tonos anaranjados y amarillos anunciando, que el Sol estaba por ocultarse. Sonrió de nuevo sintiendo como su ropa ya estaba más seca por la tremenda mojada. Link le ayudó a subir de nuevo a Epona mientras ambos emprendían el viaje al castillo, no tardaron mucho en llegar a su destino; pasaron por los verdes campos de Hyrule, por el puente y cruzaron el mercado, el cual no estaba lleno como de costumbre. Se adentraron entonces a los límites del castillo hasta situarse en la puerta de éste, donde Zelda bajó de la yegua mirando su hogar con una amplia sonrisa.
.
—Fue muy divertido. — contestó al momento de girarse para ver mejor al chico, quien apenas bajaba de la yegua— Gracias… Hace tiempo que no me divertía de ese modo.
.
—Pues que bien, que lo hayas hecho— sonrió ampliamente Link notando como no había guardias en esa zona. Entonces logró notar como una figura salía por aquella puerta del castillo y no de entre las sombras como típicamente lo hacía y a veces lo asustaba— ¡Hola! — saludó a la figura con una amplia sonrisa… sonrisa de amigos, podría decirse.
.
—Hola Link— miró a la princesa— Princesa Zelda, que bueno que por fin llega. Sabe que es muy tarde, ¿cierto?
.
—Sí…—susurró un poco desviando su vista— Es tarde, se me había olvidado por completo que tenía que llegar temprano hoy. — llevo una mano hasta su cabeza en señal de fastidio— ¿No podemos dejarlo para otro día, Impa? — preguntó entonces mirando intensamente a su nana.
.
—No lo creo— la sheikah se cruzó de brazos esta vez, mirando con cara de reproche a la princesa Zelda— Ya sabes cómo se pondrá tu padre sí se da cuenta que faltaste a una clase.
.
—¿Clase? — Link les miró sin entender nada.
.
—Tengo clase de literatura en la biblioteca…— dijo sin mucho animó la princesa mientras se encogía algo de hombros, y pensar que este día era perfecto.
.
—Y más vale que nos vayamos princesa.
.
—Sí, no tardo. Espérame ahí si quieres Impa.
.
—De acuerdo.— dio media vuelta no sin antes despedirse de Link mientras seguía el camino por el cual había llegado. Zelda se giró para ver al chico, el cual notó como su rostro se había tornado otra vez serio.
.
—¡Vaya! Pensé que tu seriedad había desaparecido.— colocó ambas manos sobre su cadera el rubio— Pero veo que no fue así.
.
—…— Zelda trató de sonreír un poco pero sólo una media sonrisa se formó en su rostro con demasiado pesar— Creo que ya no estoy de humor…—confesó al fin al recordar su dichosa clase de literatura.
.
—¡No puedo creer que tengas clases ahora! — dijo Link— Qué fastidio…
.
—Sí, siempre las tengo… casi todo el día. — dio un suspiró ella.
.
—Qué diversión…— dijo con sarcasmo su compañero. Ante eso, la princesa le miró extrañamente.
.
—Así es la vida de una princesa, quieras o no debemos hacer esto— contestó un tanto molesta por el comentario de Link.
.
—Yo no te he dicho nada.
.
—Sí, cómo no…— se cruzó de brazos mirándolo con seriedad— Sólo falta que digas que soy una aburrida.
.
—¡Oye, oye…!— el chico movió sus manos queriendo tranquilizarla— Jamás he dicho eso, es sólo que no lo sé… ¿No será pesado tanto estudio? — e inclinó algo su cabeza mirando con determinación la expresión de la princesa.
.
—Por lo menos tengo uno— dijo por lo bajo ella.
.
—¡Hey! ¿Qué fue lo que dijiste? — preguntó Link antes de tomar una postura altanera.
.
—¿Acaso estás sordo? — le miró con cierto modo de molestia Zelda.
.
—Espera Zelda, para empezar no hagas que las cosas vayan por rumbo equivocado… No es mi culpa que siempre estés de malas.
.
—¡Eso no es verdad!— se acercó aún más a él para serle frente— Nunca estoy de malas.
.
—Sí, como no…— y fue el turno de Link contestarle con sarcasmo.
.
—¿No me crees?
.
—La verdad no…—confesó él antes de mirarle de arriba abajo— Zelda, te conozco desde hace mucho tiempo y sé como has cambiado.
.
—Tú no sabes nada Link.
.
—Claro que sí, lo sabes perfectamente… Soy tu amigo.
.
—¡Vaya amigo que tengo! — comentó con frialdad la jovencita.
.
—Sólo te diré que si sigues con esa actitud no llegaras muy lejos, princesita.
.
—¿Ha sí? ¿Y tú que sabes de eso? — le miró expectantemente Zelda perdiendo en esos instantes ya la paciencia y preparada, para lo que sería un buena discusión—No sabes nada Link.
.
—Claro que sí, al menos no soy el pesimista entre los dos.
.
—Pues sí no te gusta mi humor, ¿por qué no te vas?
.
—Por que trató de ayudarte.
.
—¡No estoy enferma para que lo hagas! —con un gruñido, y apretando su puño, la paciencia de la princesa poco a poco comenzaba a desvanecerse. Estúpido Link, él no entendía nada de su situación como para restregarle cosas en la cara.
.
—Trató de ayudarte de ese humorcito que tienes. Trató de ayudar a la "Srta. Perfecta seriedad"
.
—No te incumbe mucho si soy seria o no.
.
—¡Claro que sí!
.
—¡Que no y punto! — le contestó ella de mala gana— No te incumbe en lo absoluto mi cambio de actitud, ¿sabes?
.
—En verdad sí que vas de mal en peor… ¿Qué no lo vez? — frunció el ceño Link— Siempre trato de ayudarte y no lo notas… ¿Lo agradeces? ¡No! No vez nada de lo que la gente hace por ti, y tu humor está irritando a todos. Deja de ser tan pesimista ¿Quieres? Harías un gran favor— con frialdad en su actitud, la princesa indignada por sus palabras atinó apretar sus puños con fuerza ante las palabras de Link.
.
—¡Hay…! ¡Pues perdóneme su gran majestad!— se inclinó un poco mientras arrastraba el sarcasmo entre sus palabras— No sabía que le molestaba a la alteza de Link mi tonta actitud.
.
—Tu actitud sí que debe de cambiar. —comentó él cruzándose de brazos.
.
—¡Tú no me dirás lo que tengo que hacer o no! ¡Y no me importa lo que hagas!
.
—Eres una malagradecida. — le espetó.
.
—¡Y tú eres un mal amigo!
.
—Pues toma en cuenta que soy el único que tienes.
.
—¡Pues no necesito de amigos! — le señaló— ¡Puedo estar sola y no me molesta! — gritó furiosa.
.
—Si eso lo sé… ¡No necesitas de amigos por que ellos no te necesitan! — entonces ella abrió los ojos enormemente mirando al hylian enfrente suyo, le había alzado la voz Link y jamás lo había hecho. Ni siquiera cuando sabía perfectamente que ella estaba equivocada o él no estaba de acuerdo en algo. Link era demasiado paciente pero todos tenemos nuestros límites, incluso el más paciente de todos. Ella sólo se limitó a sentirse un tanto incomoda ante la situación y frunció el ceño mientras le miraba penetrantemente.
.
—¡Tú no sabes nada! ¡Eres un tonto Link! — le gritó humillada. Basta. La situación se estaba saliendo de control, tanto así, que habían llegado a esos límites de una discusión.
.
—Mira quién habla de ser tonta. Que para ser una princesa, no lo aparentas…
.
—¡CÁLLATE!
.
—¡NO ME CALLO! —gritó aun con más fuerza. Notando como la princesa se acercaba más a él apretando con fuerza su semblante, sintiéndose realmente de malas en esos momentos. Y tal como si estuviera perdiendo una batalla estúpida pero para ella importante— ¡NO HARÉ CASO DE LOS SIMPLES REPROCHES DE UNA PRINCESA COMO TÚ!
.
—¡ERES UN TONTO!
.
—¡TÚ UNA PRINCESA MIMADA!
.
—¡ERES UN CUALQUIERA LINK! ¿ME OYES? ERES COMO TODOS LOS DEMAS, PENSE QUE ERAS DIFERENTE… ¡PERO NO, ESTABA EQUIVOCADA!
.
—¡MIRA QUIÉN HABLA DE DIFERENCIA, LA PRINCESA QUE CAMBIA DE ACTITUD Y QUE LA GENTE AYUDA! ¡Y QUE NO AGRADECE PARA NADA!
.
—¡NO NECESITO DE TU AYUDA! ¡Y NUNCA LA NECESITE!
.
—¿Ah sí? Pues dime quién fue el que salvó a Hyrule por culpa de un descuido de alguien. No fuiste ni siquiera capaz de salvarlo tú, que se supone que esta es tu Tierra y tú la princesa, futura Reina de este lugar— entonces, como obra cruel del destino, la princesa abrió un poco sus ojos ante sus punzantes palabras llena de verdad— Además, no creo que hayas podido contra Ganondorf… ¡Mírate! ¡Apenas y pude con él…! Acéptalo, necesitabas MI ayuda… ¡Y no lo niegues Zelda!
.
—¡Pues mejor te hubieras hecho el indiferente y no hubieras salvado nada! "Héroe del Tiempo".
.
—Sí, como no… "Princesa del Destino". Que yo tenía el deber de hacerlo: ¡Por qué no eras capaz de hacerlo tú! — le señaló.
.
—¡Eso no es verdad!
.
—¡Claro que sí! ¡Era mi deber salvar esta Tierra!
.
—¡Yo no lo creo porque tú no tienes deberes!
.
—¿Y tú cómo lo sabes, eh? No sabes muchas cosas de mí.
.
—¿Sabes qué? Ya me hartaste Link…— dijo finalmente mientras se cruzaba de brazos. Esto ya la estaba saturando más de la cuenta sin duda alguna. Malditas discusiones que sólo le causaban dolores de cabeza.
.
—¿Y tú no vez como estoy harto yo?
.
—¡Pues no se nota!
.
—¡Pues trato de que no se note!
.
—¡Yo estoy harta de ti Link!
.
—¿NO LO ENTIENDES? ¡YO SOY EL QUE ESTOY HARTO DE TI! Y NO SOY EL ÚNICO, SEGURAMENTE LOS DEMAS TAMBIEN. ESTOY HARTO DE TU HUMOR, DE QUE SEAS PESIMISTA, DE QUE NO VEAS LAS COSAS COMO SON, DE QUE SEAS UNA PRINCESA MIMADA, YA ESTOY HARTO. TE AYUDO, TE AYUDO ¿Y QUÉ? ¡NO PASA NADA! HASTA PARECE QUE CADA DÍA ESTAS PEOR Y CADA DÍA TE SOPORTO MENOS, MEJOR NO HAGO NADA POR TI Y DEJO DE PREOCUPARME ¿POR QUÉ MEJOR NO LO HACES TÚ SOLA? QUE DATE CUENTA QUE NO TODOS ESTARAN CONTIGO SI SIGUES CON ESE HUMOR QUE TIENES ¡QUE PARA SER UNA PRINCESA NO TIE …!— mas sin embargo, sus ojos se abrieron de par en par mientras que se callaba de golpe y sentía como su mejilla izquierda ardía fuertemente. Volteó su rostro para ver fijamente como la chica tenía su mano extendida en el aire, le miraba con furia y sus ojos estaban casi llenos de lágrimas… pero éstas estaban retenidas por orgullo mismo. Zelda lo había cacheteado con fuerza.
.
—Eres… eres… ¡UN ESTÚPIDO LINK! ¡TE ODIO! — gritó al fin mientras dejaba fluir con fuerza sus lágrimas. Se dio la media vuelta rápidamente mientras salía corriendo de ahí en dirección de la entrada del castillo. El Hylian sólo miraba casi anonado lo que acaba de ocurrir, no había medido sus palabras esta vez.
.
No dijo nada, sólo dio un resoplido mirando por última vez por donde la princesa se había ido. Se sentía un poco mal, su mejilla le dolía con fuerza y se mantenía de un color rojo por la cachetada, pero frunció el ceño… ¿Él tuvo la culpa realmente de todo esto? Quién sabe… No lo sabía con certeza, pero sí sabía que la había herido pero… ¿Ella también hizo mal, no? Dejando a un lado sus pensamientos caminó hasta la yegua mientras montaba en ella. Epona relinchó apenas, que aunque fuera un animal podía sentir el cambio de humor de su amo. Ella comenzó a trotar casi con lentitud alejándose del castillo, sabía a donde tenía que dirigirse: al Bosque Kokiri, donde seguramente Link quería estar solo en esos momentos.
.
.
—Hola Link, ¿cómo te…?— ella parpadeó un poco mirando a su amigo que bajaba de Epona, se guardó entonces la ocarina entre sus bolsillos mirando como él le sonreía a duras penas…
.
Una sonrisa fingida.
.
Ella sólo se le quedó mirando angustiada ante esto.
.
—¿Qué te paso? — preguntó al ver como su mejilla estaba toda roja y casi inflada, el rostro del chico se tornó por unos segundos algo serio pero después le dedicó una sonrisa a su amiga—¿Link…?
.
—Nada Saria… No me paso nada. — sonrió un poco— Sólo me golpeé ya que me caí en el lago, es todo.
.
—Eso no parece un golpe Link.— notó como él pasaba a un lado suyo mientras comenzaba a caminar en dirección de su casa. La pequeña kokiri de cabello verde suspiró mientras se levanta de su asiento y corría tras él— ¡Link, espera! ¡Déjame ver tu herida!
.
—No es nada Saria ya te lo dije. Sólo me caí. — contestó sin ni siquiera verle, seguía caminando ya que faltaban sólo unos cuantos metros para llegar a su casa. Saria se detuvo entonces, mientras miraba desde lejos a Link.
.
—Ese no fue un golpe…— se dijo a sí misma mientras un ceño de tristeza se veía en su rostro y lograba observar como él llegaba a su casa. Resignada, dio media vuelta mientras suspiraba un poco y se iba por el camino por donde había venido.
.
Subió por las escaleras de su casa mientras entraba en esta, malhumorado se dejó caer pesadamente sobre su cama casi gimiendo por el dolor producido en su mejilla. Realmente le dolía demasiado ese golpe, no pudo evitarlo y llevó una mano hasta su mejilla maldiciendo por lo bajo por sentir el dolor. Se cruzó de brazos mientras miraba por su ventana, tal vez eran como las 8 de la noche aproximadamente, algunos Kokiris ya estaban dormidos y cansados de tanto decorar. Suspiró un poco mientras veía por la ventana como a lo lejos Saria corría hasta su casa… Se sentía un poco mal por mentirle a su amiga, ya que jamás lo hacía pero hoy… simplemente sólo quería olvidar el encuentro con aquella princesa. Mejor después le contaría todo a Saria, igual hasta le podría dar uno de sus buenos consejos.
.
Miró entonces la vela que estaba sobre la mesa y sin más que decir, se acercó hasta ella mientras soplaba un poco y la apagaba. Entre la oscuridad comenzó a quitarse las botas y las demás piezas de su ropa, quedando casi semidesnudo ya que esa era una de esas noches calurosas y lo mejor era dormir con poca ropa, sobre todo fresca preferiblemente. Se recostó de nuevo sobre su cama mientras comenzaba cerrar sus ojos lentamente, pensado qué pasaría mañana. Es decir… ¿hablaría con Zelda? Quién sabe. Se acomodó entre las sábanas mientras movía un poco su mano izquierda, pues sintió como un escalofrió le recorría por ella. No le importó mucho que digamos, pero sólo basto un poco para que se quedara profundamente dormido. Lo cual no pudo notar, como en su mano izquierda el símbolo de la Triunfeza brillaba intensamente…
.
.
Los rayos del Sol comenzaron a filtrar entre las ventanas de aquella habitación lujosa y hermosa. Sobre la cama estaba el cuerpo de una chica, su cabellera rubia se esparcía por todas partes del colchón suave mientras que sus ojos se encontraban cerrados. A los lejos se escucho a un cucco cantar un par de veces. Ella se movió entre sus sábanas mientras con su almohada envolvía su cabeza no queriendo escuchar ese ruido molesto, pero el cucco seguía cantando y molestando. No dijo nada mientras trataba de dormir un poco más hasta que, para su mala suerte, alguien llamó a su puerta interrumpiendo su sagrado sueño.
.
Murmuró por lo bajo al momento de escuchar el que había tocado la puerta se alejaba. No pudo evitarlo y abrió perezosamente sus ojos. Miró el lugar, no podía ver muy bien que digamos ya que su vista esta casi nublada debido a la falta de sueño. Se talló los ojos con delicadeza, parecía como si anoche había llorado mucho o algo así pero no recordaba haberlo hecho, pues sentía algo hinchados sus ojos. Se recostó un poco sobre el margen de la cama mientras extendía sus brazos y bostezaba un poco, retiró despacio y con cansancio algunos mechones largos de su cuello. Éstos eran rubios y hermosos, podría decirse que le llagaban casi hasta su cintura…
.
¡¿Mechones largos?
.
Abrió de golpe sus ojos mientras miraba todo a su alrededor; un armario hermoso y lujoso, tocador fino y con algunas cosas sobre él como joyas y demás accesorios irreconocibles, algunos peluches sobre su cama, una ventana grande y cortinas rosas cerca suyo, un pequeño pajarito sobre el margen de la ventana que le miraba intensamente. Miró hacia arriba… el techo que era generalmente de madera no estaba. Miró su cama… grande y hermosa, y unas sábanas de color rosa cubrían su cuerpo. Se las quitó de encima inmediatamente logrando notar como tenía puesto un vestido muy livianito y corto que le llegaba un poco más arriba de sus rodillas. Sus manos le temblaron mientras se levantaba de su cama de golpe y corría hasta el espejo más cercano de la habitación. Ahí se miró… No, más bien dicho, no era quién creía ser. Pues en ese espejo había una chica hermosa y de cabellera rubia, la cual estaba casi esparcida sobre su rostro fino y blanco.
.
Se llevó una mano hasta su rostro mientras no dejaba de mirarse, estaba casi en shock... ¿Era una pesadilla? ¡Quién sabe! Ante esto se pellizcó con fuerza su brazo izquierdo, lo cual hizo que sintiera un fuerte dolor en él. Dio unos pasos hacia atrás mientras respiraba con dificultad y entrecortadamente, eso no podía estar pasado… No podía. Tomó un poco de aire por fin mientras se relajaba un poco, para después soltar un tremendo grito de guerra.
.
—¡HAAAAAAAAAAA! — su grito se escucho por todas partes, hasta hizo que el pobre pajarito de la ventana se fuera volando asustado. Escuchó unos pasos correr hasta ahí y logró ver como alguien entraba por la puerta rápidamente alarmado por el grito.
.
—¿QUÉ OCURRE? — preguntó exaltada una sheikah mientras miraba a la princesa en medio de la habitación, la cual se giró para verla y de nueva cuenta gritaba casi como si hubiera visto un fantasma— ¡Zelda! — corrió hasta ella mientras colocaba ambas manos sus hombros y trataba de tranquilizar a la chica— ¿Te encuentras bien? ¿Qué sucede pequeña?
.
— "¿Zelda…?" —pensó mientras veía a Impa de forma curiosa, no podía ser cierto… No. Él no era Zelda— Impa, ¿qué hago aquí? —preguntó al fin mientras se estremecía un poco al escuchar su voz femenina y no masculina.
.
—¿Zelda qué te ocurre? — la sheikah le miró con curiosidad— Tú vives aquí y estás en tu habitación…
.
—¿Habitación…?— se dijo a sí mismo mientras abría de golpe los ojos.
.
—Así es…— le acarició un poco su cabeza— Tranquilízate un poco, ¿quieres? Anda, cámbiate que tienes que ir a desayunar, que se te hace tarde…— le dio un calido beso en su frente mientras salía de la habitación dejando a la princesa en ésta, quien se dejó caer pesadamente de rodillas sobre el suelo mirando vagamente por la puerta donde segundos antes había salido Impa.
.
—No es posible…-— susurró— ¡Yo no soy Zelda! — se llevó ambas manos sobre su cabello mientras lo revoloteaba con desesperación— ¡Yo soy Link! —se dijo a sí mismo mientras inconscientemente llevaba una mano hasta su mejilla. La tocó… no había ningún dolor ahí. Miró su mano izquierda donde pudo notar como esta era de un color pálido y era fina, y el símbolo de la Triunfeza en su mano derecha— No es posible…— se levantó de ahí mientras corría de nuevo hasta el espejo y se miraba una vez más. No se veía a él, si no a Zelda en aquel cruel reflejo— ¡ESTE NO ES MI CUERPO!
.
.
GRUCH*
GRUCH*
.
—Mmm… ¡Cállense! — susurró por lo bajo el joven rubio mientras perezosamente se envolvía entre sus sábanas y escuchaba el ruido de lo que parecía ser una cierra— ¡Oh, vamos! Trato de dormir…— dijo casi entre sus sueños mientras que el ruido no cesaba. Malhumorado, se levantó de su cama rápidamente mientras veía con enojo a su alrededor— ¿Podrían callarse por favor? ¡Hay una princesa que trata de dormir…!— dijo mientras de nueva cuenta se acostaba en su cama tratando de recuperar el sueño y de no recostarse sobre su mejilla izquierda, porque extrañamente le dolía.
.
Abrió sus ojos rápidamente mientras veía el lugar con detenimiento… ¿Desdé cuando dormía en una habitación totalmente de madera? Sus ojos estaban abiertos de par en par mientras comenzaba a ver todo: la cama de madera, la cual era un tanto pequeña. Miró que detrás suyo, estaba una ventana y no muy a lo lejos una puerta, una mesa y un cofre, algunos cuadros colgados en la habitación y demás cosas.
.
Se miró así mismo. Su cuerpo se sentía un poco más pesado de lo normal… Retiró alarmada sus sábanas mientras veía su cuerpo con detenimiento y asombro… ¡No era su cuerpo! Ahogó un grito de terror. Estaba en shock que no podía ni hablar, sólo balbuceó un poco mientras se veía de pies a cabeza: cuerpo musculoso, alto y pesado, sus manos eran más gruesas y el color de su piel era un poco más bronceado, su cabello… ¡Su cabello era corto! ¡Argh!
.
Se levantó inmediatamente de ahí. ¿Qué sucedía? ¿Por qué estaba ahí? ¡No entendía nada! Sólo recordaba que anoche había dormido en su habitación y nada más… Se asomó por la ventana logrando ver aun pequeño grupo de niños que cortaban un tronco muy grande y unos cuantos construían algunas cosas, otros tantos llevaban sus alimentos a sus propias casas. Había una gran cantidad de flora en ese lugar… Esto debía ser una pesadilla… ¡Debía de serlo! Un pellizco… ¡Sí, esa era la solución para despertar de ese extraño sueño!
.
Estaba a punto de pellizcarse su brazo cuando escuchó unos leves pasos que se dirigían a la casa, como si alguien subiera por algunas escaleras. Se giró un poco logrando notar a una niña de pelo verde que entraba ahí, no pudo evitarlo y echó un grito causando que cayera de espaldas y se golpeara con fuerza su cabeza… Que por cierto, la sentía más dura que de costumbre. Logró notar como esa niña se posaba enfrente suyo mientras colocaba ambas manos sobre su cadera… No recordaba muy bien pero había visto a esa niña en alguna parte pero no sabía dónde. Logró notar también, como ella suspiraba un poco mientras tomaba algo de aire, al parecer iba a decirle algo.
.
—Link…—susurró la niña mientras que el joven sólo abría sus ojos enormemente… ¿Había dicho Link…? Pero él no era Link ¡Él era Zelda! Es decir… ¡Ella…! — Levántate por favor.
.
No dijo nada, simplemente se levantó como pudo del suelo aún sin captar muy bien lo que había dicho… ¿Acaso esa niña no sabía diferenciar a Link de Zelda? Ella era Zelda y no Link… Cuando estaba a punto de decir algo de nueva cuanta sintió el dolor en su mejilla, no pudo evitarlo y llevó una mano hasta la adolorida zona, donde vió la cara de preocupación de la niña peliverde.
.
—¿Te duele mucho? — no contestó. Simplemente le observó con asombro— Mmm… para ser un simple golpe debe dolerte demasiado.— le miró detenidamente la pequeña peli-verde— Espérame aquí, no tardo. Iré por algunos medicamentos para que no sientas dolor. — de nueva cuenta el chico no dijo nada, aún estaba en shock y sólo observó como la niña salía corriendo de aquel lugar rápidamente.
.
Sus manos comenzaron a temblar y sin saber por qué, se dirigió hasta el pequeño espejo que estaba por la cama. Suspiró con algo de miedo mientras se armaba de valor y se miraba ahí. Sonrió de forma un tanto estúpida mientras se echaba a reír como loca. No… ¡Esa no era ella! Ese no era su cuerpo…. ¡¿Qué sucedía?
.
Se pellizcó.
Sintió dolor…
.
.
¡No era un sueño! Pero… debía de serlo, ¿no?
.
Se golpeó contra la pared con fuerza sintiendo algo de dolor, en los sueños no sientes dolor eso está claro. Entonces… ¿esto no era un sueño? ¿Qué era todo eso? ¡¿Por qué demonios estaba en ese cuerpo? ¡ELLA ERA ZELDA, NO ERA LINK! ¡NO LO ERA! Simplemente se dejó caer pesadamente de rodillas mientras se llevaba ambas manos hasta su cabello, cerró sus ojos con fuerza con la esperanza de que cuando los abriera todo esto desparecería… Todo.
.
Que esto no podía pasar, no podía.
.
Ahora era una chica atrapada en el cuerpo de un hombre… Que no sabía qué hacer en estos momentos.
.
.
.
Continuará…
.
Jejeje algo corto el prologó lo sé xD Pero desde hace meses que tenía esta idea, y bueno, me lancé en hacerla. Soy tan feliz, espero no tardarme en el próximo capítulo. Las cosas se complicaran eso esta claro, esto simplemente era el prólogo. Ya saben que los demás capítulos serán mucho más largos xD Si tienen dudas o comentarios pueden dejarme un review ^^ ¡Bien, nos vemos! Se cuidan mucho xD Besitos y gracias por estar leyendo este humilde Fanfic y el apoyo incondicional de todo este tiempo (:
