Disclaimer: Full Metal Alchemist no me pertenece.

Rating: Variable (?)

Advertencias: Spoilers FMA Shintetsu. No yuri ni FemSlash.

Summary: Hay razones que no se pueden explicar con palabras. Hay sentimientos que solo se expresan con miradas. Hay secretos que únicamente pueden ser compartidos entre balas y llaves inglesas.


¡Hola!

Hace un tiempo empecé a verme Full Metal Alchemist Shintetsu y quedé tan prendada que he decidido –gracias a un impulso xD- hacer un pequeño fic. Serán capítulos independientes, centrados en las relaciones entre Roy y Riza y Winry y Edward. Quizá involucre otros personajes, pero como secundarios.

Espero que los disfruten. Aquí les dejo el primer cap.


De balas y llaves inglesas ´

By: Evelyn Fiedler.

I. Hope

La esperanza es como un ancla. Una tal hecha del metal más resistente capaz de aguantar hasta las últimas consecuencias sin desintegrarse. La esperanza no se construye, es casi un elemento connatural a la esencia humana. ¿Qué haríamos los pobres seres humanos sin ella?

…esperanza de que, a pesar de estar viviendo una guerra, las cosas hallen solución. O que exista la redención a los pecados que se comenten con la ilusión de un sueño inalcanzable. Esperanza de que los sacrificios valgan la pena para alguien o para algo más grande en un futuro.

Esperanza es, en muchas ocasiones, lo que mantiene vivas a las personas, que se aferran a ella cuando no queda más que hacer. La esperanza se basa en ideales. No importa si son tontos o irreales.

La esperanza puede tener muchas formas. Puede estar representada en un objeto que solo tiene el valor que le confiere el alma o la memoria, puede ser un sentimiento o un par de palabras dichas al viento, inclusive puede ser una persona misma o lo que ella simboliza.

Riza se ha aferrado a la esperanza durante toda su vida. Sabe que por más fuerte que parezca cuando se enrola en su faceta militar, en su interior necesita de algo para no quebrarse.

De niña nunca tuvo que pensar en que la vida no era lo que le pintaba su madre. Creía en días de primavera interminables y felicidad eterna. Pero luego la muerte vino y se llevó a su primer gran soporte. Conoció el dolor de la pérdida demasiado joven y debió aprender a la fuerza que las nubes de lluvia a veces se quedan décadas enteras oscureciendo al mundo y que la tristeza se instala en el alma como una enfermedad invisible.

La esperanza apareció por primera vez con la forma de un hombre de aspecto distante y un poco maquiavélico. Berthold Hawkeye siempre fue el padre ausente que solo le prestaba atención cuando ella mencionó algún detalle sobre la alquimia. Riza sabía que él estaba sumamente decepcionado por su falta de interés hacia ello, pero nada podía hacer. Ella no había nacido para la alquimia, de ninguna manera, menos aun cuando fue por culpa de esta que su padre se dejó morir.

Demasiado pronto, la esperanza se evaporó de su vida. Tuvo que esperar al menos unos años para volver a encontrarla.

Ese día estaba arreglando –intentando, mejor dicho- las cañerías del cuarto de baño del segundo piso. Alguien tocó a la puerta y ella fue a ver. Casi se sorprendió al verlo.

Roy Mustang era una persona muy extraña para Riza. No comprendía del todo el por qué insistía en aprender alquimia de su padre. De seguro habría otros muchos afuera dispuestos a hacerlo. Pero él era obstinado y perseverante.

Riza, sin embargo, encontró en él la esperanza cuando le habló de los ideales de proteger a Amestris con ayuda de la alquimia. Eran los sueños de un niño, pero Riza no lo sabía y decidió creer en ellos. Por ese entonces ella era una niña también.

Él se marchó tras haber aprendido los secretos de la alquimia del fuego de su padre gracias al enorme círculo de transmutación en su propia espalda. Ella sabía que tendría que tomar las riendas de su vida finalmente y se enlistó en el ejército. Resultó ser una francotiradora nata y pronto se ganó el respeto y la reputación como la mejor. "El ojo del Halcón" fue el apodo que le dieron tras el primer día de haber pisado Ishval.

La esperanza seguía en su memoria como la figura altiva y militar de Roy Mustang. Pero Ishval la rompió por completo y esa esperanza amenazó con morir bajo la arena manchada de sangre inocente. Riza no comprendió –de hecho aún no lo hacía- como es que estaba matando mujeres y niños que ni siquiera sabían defenderse.

Su alma fue entumeciéndose en su interior a causa del horror de una guerra que no discriminaba a nadie, del aliento de la muerte constantemente acechando como un buitre ávido de carne podrida. Llegó a ser una asesina sin corazón con un arma y una puntería perfecta. Una fina máquina de exterminio.

En esa época Riza recuerda el letargo de su mente. Era una autómata que caminaba y disparaba por inercia. No comía, no dormía, no hablaba. Se limitaba a respirar para vivir. Perdió mucho peso y estaba constantemente enferma, pero no le prestaba atención. Nada tenía importancia más que esperar a morir o que todo se acabase. Lo que ocurriera primero.

Pero entonces lo volvió a ver. En su interior osciló una llamita olvidada y se propuso hacer el último intento. Fue a su encuentro y le recriminó los porqués que la consumían día y noche.

Él no tuvo respuesta, pero Riza no buscaba razones.

Los ojos oscuros de Roy eran los de un asesino como ella, martirizados por la pena y el arrepentimiento, tenía ojeras profundas y el rostro demacrado…pero en el fondo –casi el final de su mirada- aun brillaba la determinación del cambio. Aún confiaba en sus ideales.

Y eso le bastó para creer de nuevo, para aferrarse a la esperanza.

La meta fue entonces, sobrevivir a costa de lo que fuera. Y lo hizo. Incluso cuando decidió destruir definitivamente los lazos que la unían con su pasado en casa de su padre y casi muere en el proceso, no se rindió.

En esa ocasión había visto en Roy el pánico que nunca habría imaginado él podría sentir. "Quémalo, por favor." Le había pedido –casi suplicado- "Necesito asegurarme de que nadie pueda volver a utilizarlo…" sabía que eso lo había herido, pues la alquimia de la flama había sido la principal arma de aniquilación masiva contra los ishvalís junto con las explosiones de Kimblee.

El dolor fue casi insoportable. Creyó que iba a morir, pero no podía bajo ningún concepto. Por ello aguantó, por ello aguantaría si volviese a ser necesario. Porque no debía morir hasta ver el sueño de él cumplirse.

Descubrirse en la casa del doctor Knox fue toda una sorpresa, pero lo fue más el verlo en estricta vigilia junto a ella, con la rabia más honda plasmada en sus facciones y hecho un desastre. Luego se separaron, no hubo ningún tipo de despedida efusiva o dramática, tan solo se dieron la espalda tras el saludo militar de rigor.

Ella ni siquiera sabía si volverían a encontrarse, pero tenía la…esperanza de que así fuera.

Meses después de que terminó su entrenamiento avanzado en las montañas del paso de Briggs en el norte, fue llamada a Ciudad del Este ante su presencia. Ahora era coronel.

El despacho al que entró era lo suficientemente amplio y desprovisto de personas como para sentirse vulnerable. Solo estaba él, mirándole con una fijeza absoluta y una expresión indescifrable. La felicidad aleteó con fuerza en su pecho aunque nunca alcanzó a reflejarse en su rostro.

Él la había elegido como la Reina de su tablero, la pieza más poderosa del tablero, la compañera y guardiana del Rey. La encargada de vigilar, no solo su seguridad personal sino la seguridad de sus ideales de alguna insensatez.

Ella le aseguró con firmeza, sin vacilación que lo seguiría hasta el infierno si quería. Y así sería. Ya había estado en el infierno, no tenía problemas en regresar ahí con tal de ayudarle a cumplir los ideales que eran la Gran Esperanza de ambos y de muchos otros.

Ya no tenía esperanza de ser redimida, ni de obtener la salvación o el perdón por sus atroces pecados. Tenía la esperanza humilde de ser parte de la construcción de un futuro distinto para las generaciones venideras…para personas como los hijos de Edward y Winry o para los que tendría Alphonse con May Chang.

¿Y luego?

Una sola esperanza más…

…morir lejos de todo, cuidando la espalda de aquel que era su faro de esperanza, uno que nunca la había abandonado.

Ese era su significado personal de Felicidad…

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Agradezco a todos los que leyeron, ojalá les haya gustado. Y bueno, como ya saben, lo que hay que hacer ahora es ir al botoncito de abajo y dejarme un comentario ¿Verdad? ¡Claro que sí!

Okay, trataré de no tardar más de diez días en publicar el próximo capítulo. Y será centrado en Winry Rockbell.

¡Los quiero!

Evelyn Fiedler.