Capitulo 1. Ami y Liz.

Habían desembarcado en esa isla principalmente por falta de comida y eso en la tripulación de los Mugiwara era tan importante como los tesoros lo eran para Nami, aunque más bien era una prioridad por el apetito del capitán más que por otro motivo. Luffy, decidió acompañar a Sanji por la curiosidad de conocer el pueblo y para asegurarse de que comprara mucha carne, además de que en el Nuevo Mundo seguro que cada isla por más tranquila que pareciera podría guardar algo interesante

-¡Oi Luffy! –Grito Sanji para llamar su atención-Voy a ver por aquel lugar si hay especias, tú ve a buscar carne.

-¡Sí!-contestó emocionado corriendo en dirección contraria.

-Pero no te gastes todo el dinero en eso, maldita sea-murmuro entre el humo de tabaco que se escapaba de su boca.

Ambos estaban muy metidos en lo suyo como para notar que alguien los observaba con intenciones maliciosas detrás de un puesto de ropa donde se habían separado. Los hombres dueños de esas intenciones se hicieron una seña y cada uno siguió a los piratas, tan discretos y silenciosos como un felino en su caza.

El pueblo estaba bastante tranquilo para ser esas horas de la mañana. Ami y Liz, habían llegado luego de robar un pequeño barco a los nobles de la isla anterior en la que estuvieron solo para encontrar que en esta no había ni un solo pirata para unirse a su tripulación. Liz, suspiro encendiendo un cigarrillo ya entre sus labios pensando que tal vez si debía haber formado su propia banda cuando pudo pero no tenia madera de capitana y Ami no entregaría su lealtad a cualquier postor. La de pelo negro a su lado y más pequeña que ella en muchos sentidos parecía buscar algo con la mirada mientras apretaba las piernas de forma cómica, sin prestar la más mínima atención en las miradas de los pueblerinos sobre ella.

-¿Qué diantres te pasa, Ami?-pregunto mirándola.

-Ya no aguanto-murmuro en un tono rozando la desesperanza-Y no quieres que haga entre los arbustos-se mordió el labio inferior.

-No somos salvajes-la señalo con el cigarrillo-No hacemos nuestras necesidades en cualquier lado.

-¿Y eso que importa?-casi gritó, notablemente cabreada-¡Vamos a ser jodidas piratas! ¡Debemos ser algo salvajes!

La rubia le asesto un golpe en la cabeza que casi la hace caer. Ami parecía no comprender que no tenía que gritar a los cuatro vientos que querían ser piratas y que tenía que cuidar su lenguaje al ser una dama o algo que se le pareciera. La peli negra iba a decir algo pero solo dejo escapar un gritito de alegría al ver un bar, donde seguro había un baño. Corrió desapareciendo tras las puertas del recinto y la más alta solo suspiro vencida, siguiéndola.

Se sentó a la barra ni bien entro, sin notar la seña que un hombre de una de las mesas le hizo al cantinero. Pidió sake y el hombre algo nervioso se lo sirvió con parsimonia dándole la espalda sin dejar ver lo que servía. Se lo entrego con una sonrisa fingida y ella se lo bebió de un largo trago. No paso más de un minuto cuando súbitamente cayó al suelo inconsciente y el hombre de la mesa se acerco con algunos más levantándola sobre su hombro muy tranquilo ante las miradas cobardes del cantinero y la clientela, llevándose a la rubia fuera del bar.

-Por suerte llegue-suspiro aliviada Ami saliendo del baño.

Enseguida noto la densa atmosfera, parecía como si alguien acabará de morir, pero no había indicios de ello. Se acerco a la barra y noto que había un vaso vacío sobre esta, no le prestó demasiada atención, solo pensaba donde diablos se había metido Liz.

-Es una pena-escucho un murmullo desde una de las mesas-Ya no habrán turistas si esto sigue así…

-Es verdad-afirmo otro hombre murmurando-¡Se los llevan ni bien tienen la oportunidad!

-Me pregunto qué harán con esa rubia-comento apenado el primero.

-Oí que tiene una recompensa por cincuenta millones de berries.

-Con suerte quizás solo la entreguen a la marina.

La pelinegra palideció de repente, era demasiada coincidencia que Liz se tardará tanto y que encima esos hombres hablarán sobre un secuestro a una mujer rubia con recompensa igual a la de su compañera de aventuras. Por instinto olió el vaso vacío sobre la barra y como temía el aroma de sake la impregno. Levanto por la camisa al cantinero atónito por sobre la barra.

-¿A dónde la llevaron?-inquirió furiosa.

-¿De qué hablas?-trago saliva con dificultad.

-¡No te hagas el tonto!-levanto un puño frente a su cara-¿A-donde-la-llevaron?

-A un claro, un claro en el bosque-soltó tapándose el rostro-Deben estar allí, cerca hay un arroyo y una cabaña-cerro los ojos con fuerza-¡Es todo lo que sé!

Lo dejo caer bruscamente y se dirigió con caminar firme hacia donde estaba su amiga. La muy estúpida se había dejado atrapar, seguro habían usado algún somnífero fuerte y algo de kairouseki para dejarla fuera de combate. Sabía que Liz era muy fuerte, que saldría de esa, pero solo pensar en perderla hacía que le doliera el pecho como nunca.

Luffy, había devorado toda la carne que compro como supuesta provisión para el Sunny. Iba camino al centro del pueblo con el último pedazo de carne de Rey de mar que no se comparaba con ninguna otra que haya probado, hasta la comida del Nuevo Mundo era diferente. Cazaría hasta hartarse y haría que Sanji cocinará todo, tenía ganas de celebrar un banquete pero no había nada que celebrar particularmente… Aunque era Luffy, seguro encontraba algo que celebrar o lo inventaría. Se acerco a un cumulo de gente que parecía observar algo. Por la pura curiosidad que lo caracterizaba se adentro entre ellos hasta llegar al frente, viendo asombrado a un hombre y una mujer con máscaras y un cubículo que parecía misterioso.

-¡Damas y caballeros!-empezó el hombre con los brazos extendidos-Yo soy el mago Ian y ella es mi asistente Leiah-señalo a la chica que sonrió coqueta al público-Pero no todo es lo que parece-se quito la capa roja que llevaba en la espalda.

Cubrió con la tapa a su asistente y tiro de ella casi enseguida, dejando a un hombre barbudo que vestía el mismo vestido que la chica apretado a su musculoso ser.

-¡Increíble!-exclamo Luffy con brillitos en los ojos al tiempo que aplaudía junto con los demás.

-Pero eso no es todo-continuo intrigante-Nuestro gran número de hoy será desaparecer a una persona-las exclamaciones de asombro e incredulidad se hicieron presentes-Necesitó a un voluntario.

-¡Yo! ¡Yo!-levanto la mano Luffy dando saltitos en su lugar.

-Sí, el joven entusiasta-lo señalo.

El Mugiwara se acercó emocionado al mago, mientras que el asistente demostraba que no había ningún truco en el cubículo con el que harían el acto. "Leiah" saco unas cadenas con candado de una maleta, mientras el mago se dedicaba a presentar al voluntario.

-¿Cómo te llamas?

-Luffy-se acomodo el sombrero de paja con una sonrisa.

-Luffy, es muy valiente al aceptar ser parte de este truco-explico-Podría desaparecer para siempre-dijo siniestro-Pero hasta ahora eso nunca nos ah pasado. Luffy, necesito que te dejes colocar estas cadenas.

-¡Claro!-se dejo encadenar totalmente despreocupado.

Cuando el click del candado sonó pudo sentir que se debilitaba de a poco, sin embargo no le prestó atención ya que tal vez era parte del acto, además estaba muy emocionado como para reparar en esas cosas. Lo metieron en el cubículo cerrando la puerta también con candado, el mago hizo una reverencia y en un abrir y cerrar de ojos lanzó una bomba de humo que dejo casi ciegos a los espectadores. Cuando el humo se disipó, no había nadie, ni el bello asistente, ni el mago, ni el cubículo con el tal Luffy.

-¡Impresionante!-gritó alguien y comenzaron a aplaudir.

Había pasado más de una hora desde que se había separado de su capitán, en todo ese tiempo pudo piropear a las lindas muchachas del lugar, comprar especias, sake para el marimo, dulces para sus damas y carne, algo le decía que el de goma no había hecho su parte ni por asomo. Miró sobre su hombro hacia atrás, en todo ese tiempo alguien lo había estado siguiendo, no hizo nada porque al parecer no tenían la intención de atacar frente a tanta gente así que se dedico a llevarlos a una zona desolada. En cuanto llego dejo las bolsas en el piso, se llevo el cigarro a la boca y levanto la pierna.

-Oi, quien sea que este ahí, que se muestre ahora mismo, joder-soltó con tono amenazante.

Dos hombres fornidos se dejaron ver, sonrió de lado y enseguida se lanzaron sobre él.

No fue difícil vencerlos, no eran débiles pero se había fortalecido desde que salió de ese infierno. Iba a dejarlos sin más ya que no le importaban demasiado pero notó un papel que sobresalía del bolsillo de uno de ellos. Lo tomo entre sus manos notando que era el cartel de se busca de Luffy, sintió un mal presentimiento.

-¿Qué pretenden hacer con mi capitán?-pregunto al que todavía estaba consciente.

-El jefe aún no lo sabe-dijo débilmente-Entregarlo a la marina o venderlo en un shop human.

El rubio arrugo la frente recordando lo que había pasado en la isla Sabaody, si Luffy caía en manos de los Tenryubitos sería su fin. Aunque claro, ahora era mucho más fuerte, no se dejaría atrapar.

-Kuroashi-llamo su atención el que estaba tirado en el piso-Mi jefe tenía un excelente plan para atrapar a Mugiwara-rió-Seguro ahora ya lo están llevando a la cabaña.

Lo levanto desde el piso agarrándolo por la solapa de su camisa haciendo que escupiera donde estaba esa cabaña. Ni bien se lo dijo, tomo sus cosas y salió rumbo a ese claro en el bosque, algo le decía que su capitán estaría allí.

Liz abrió los ojos con lentitud, miró a su alrededor con la vista aún borrosa pero pudo verificar que ese no era el bar, ni ningún lugar que conociera. Trato de levantarse inquieta pero no pudo hacer nada, el cuerpo le pesaba como si llevara durmiendo siglos, la cabeza le dolía y se sentía muy débil. Intento activar su akuma no mi pero nada ocurrió, miró sus muñecas por instinto, unas esposas seguramente de kairouseki le apresaban y otras lo hacían en sus tobillos. No podía moverse aunque quisiera, encima podía ver en una esquina a sus dos queridas katanas enfundadas, hasta eso le habían quitado. Ese sake sí que había sido fuerte.

-¡Suéltenme, maldición!-escucho una voz proveniente desde fuera.

Abrieron la puerta con brusquedad y tiraron a un chico moreno de sombrero de paja ante sus pies, totalmente encadenado y retorciéndose molesto.

-¡Malditos, que me suelten!-seguía gritando, incluso cuando los dejaron solos.

Paso un buen rato hasta que se cansó de gritar, Liz, eligió ese momento para entablar una conversación y así averiguar qué ocurría.

-Soy Liz-le habló, el chico la miró curioso.

-Luffy-conocía ese nombre, pero no recordaba de donde-¿Qué quieren con nosotros?

-A saber-se alzó de hombros-Iba a preguntarte lo mismo, pero tampoco lo sabes-sintió un mareo tan fuerte que cayó de cara contra el piso.

-¡Oi! ¿Estás bien?-pregunto preocupado.

-Sí, sí-sonrió apenada-solo es este maldito kairouseki…

-¿Eres una usuaria?-se intereso.

-Sí, de pequeña por accidente me comí la tenshi tenshi no mi.

-¿Tenshi tenshi?-parecía confundido.

-Soy una mujer ángel, puedo volar inclusive.

-¡Increíble!-casi grito con brillitos en los ojos-¡Debe ser increíble poder volar!-se sentó con rapidez-Eh, ¿quieres unirte a mi tripulación?

-¿Tripulación?-alzo una ceja incrédula.

-Sí, ¡Yo voy a ser el Rey de los Piratas!-su entusiasmo se apago por la debilidad causado por el kairouseki-AaAh-se quejo.

Entrecerró los ojos como si quisiera verlo mejor, ese sombrero, esa sonrisa de idiota y esa confianza…

-¡Imposible!-grito-¡Eres mugiwara! ¡Uno de los supernova, Monkey D. Luffy!-sus ojos brillaron de emoción-¿Enserio el capitán de los mugiwara me pide que me una a su tripulación?

-Sí-contesto serio sin perder su sonrisa.

Fuera de la cabaña se encontraban los secuestradores hablando como si esperaran a alguien. Sanji, todavía no se había movido por el terrible recuerdo que le causaba ver a ese okama con una máscara en mano, por lo que hablaban Luffy estaba allí dentro pero simplemente no podía moverse.

-Joder-encendió un cigarrillo llevándolo a su boca.

Escucho un crujido cerca de él, miró solo viendo a uno sombra de forma humana en un parpadeo la sombra ya no estaba y en su lugar, frente a aquellos hombres había una chica de cabello negro. No pudo evitar sentirse atraído por ella, realmente era hermosa y ese vestido violeta ajustado dejaba poco a la imaginación, además de que parecía querer enfrentarse a esos tipos, en su bello rostro una mueca de ira se dibujaba, pero eso no le quitaba lo hermosa. Volvió en sí cuando la escucho hablar.

-¡Hijos de puta!-dijo a toda voz-¡Devuélvanme a Liz!

-¿Ah? ¿Esa rubia?-rieron socarronamente-¡Ni hablar! ¡Nos dará un buen dinero con ese par!-señalo su propio pecho.

-Que me la den-alzo los puños.

-¿Tú y quien más van a obligarnos?

El cocinero se preparo para salir a la acción, pero de un solo puñetazo mando a volar al principal. Asombrados todos por igual no les dio ni siquiera tiempo de devolverle los golpes, no solo porque era muy rápida sino también que sus puños ocasionaban un nock out casi por defecto, cuando los mandaba a volar se llevaban consigo un par de árboles o al ser estampados contra el piso creaban un cráter de su tamaño. Cuando termino con todos, sus manos chorreaban sangre de los damnificados, les había roto tantos huesos del cuerpo como le había sido posible. Sanji, salió de su escondite un tanto asombrado, había conocido mujeres fuertes pero ninguna con esa fuerza brutal en tan solo un par de puños.

-¿Quién eres?-pregunto nerviosa lista para atacar.

-¿Quién soy?-se acerco a ella bailoteando hasta tomar una de sus manos y besarla con suavidad-Soy un afortunado al tener tal belleza frente a mí ojos.

Ami, no lo había golpeado por la confusión que le causo y porque el rubio parecía un buen hombre, miró hacia otro lado casualmente retirando la mano con delicadeza y se aclaro la garganta.

-Tengo que-señalo la cabaña-Sacar a alguien de allí.

-Yo también-por un momento Sanji recordó a su capitán.

Sin mediar más palabras, tiro la puerta de una patada. Tanto Luffy como Liz sonrieron aliviados al ver a sus salvadores. La peli negra cambio su actitud radicalmente, sus ojos se llenaron de lágrimas y con un gemido se lanzó a abrazar a la rubia.

-¡Liz!-sollozo apretándola contra sí-¡Pensé que iba a perderte para siempre!

-Tonta-cerro los ojos hablándole con cariño-Nunca te abandonaría.

-¡El hecho de pensar que te venderían como esclava me aterraba! ¡Pobre del que te comprara!

-¿Qué quieres decir?-la miro sombría.

-Es que…-hipo-No sabes hacer más que rebanar y encender cigarrillos, y eres terca y bebes mucho…

-Vale-rodo los ojos.

-Y ninguna ropa te queda, comes demasiado, eres vir…

-¡Que te calles!-empezó a retorcerse en el suelo-¡Solo cállate y quítame las esposas!

Luffy rió sonoramente ante aquella escena, Sanji parecía no haber escuchado nada, a través de su filtro de corazones solo veía a dos chicas sumamente hermosas en un reencuentro esperado y emotivo. Ami, logro tranquilizarse al cabo de un rato, con un golpe de palma abierta dirigido a las esposas logró hacer un cráter en la tierra, la estructura se movió peligrosamente pero nada ocurrió. Y las esposas seguían ahí, intactas.

-Ah-se rasco la cabeza confundida-Aún no puedo romper el kairouseki-se encogió de hombros-Que más da-saco un llavero de entre su pechos-Tendré que usar esto.

-¿Solo querías hacerte ver? Estoy segura que lo hiciste para eso-le murmuro molesta la rubia a la peli negra.

-Increíble-murmuro Luffy, ni Nami en sus peores días, había logrado el daño que había hecho la chica -¡Ella también debería unirse!

-¿A qué?-pregunto la susodicha mientras le sacaba las esposas al de goma.

-¡A ser mi nakama!-sonrió entusiasmado en un salto.

-Por primera vez estoy muy de acuerdo contigo, Luffy-hablo serio el cocinero, escondiendo la felicidad que lo embargaba.

Hizo lo mismo con el candado de las cadenas del moreno y salieron fuera de la cabaña. Luego de que Liz le revelara la identidad de Luffy a su compañera esta casi se cae de espaldas, festejaron dando saltitos ante la posibilidad de unirse a una banda de piratas tan reconocida como la de los sombrero de paja era más que un sueño hecho realidad. En medio de su festejo se detuvieron para mirar seriamente a su futuro capitán.

-Luffy-san-empezó Ami-¿Realmente quiere que nos unamos a su banda?

-Sí-sonrió de oreja a oreja-Molan bastante, será flipante tenerlas en el barco.

Ambas soltaron un grito muy agudo mientras se sonrojaban y se tapaban avergonzadas la cara, nunca nadie les había dicho que molaban, lo más lindo que habían oído decir hacia su persona era "¿Cuánto cobraba?" o "Eres como un maldito dolor en el culo"

-Sanji-el capitán alzo los brazos-¡Comida!

-Sí, si-suspiro, se volvió hacia las chicas y las rodeo maravillado entre corazones-¡Ami-chuan! ¡Liz-swan! ¿Tienen hambre? ¿Querrán luego un postre?

-Sanji-san-sonrió la de pelo negro-Primero queremos conocer a nuestros nakamas.

-Aunque un poco de carne no vendría mal-razono en voz baja la rubia.

-¡Sí!-la secundo Luffy.