Tetsuna: ¡NUEVA TWO-SHOT SANARAI! ESPERAMOS LES GUSTE

DIAMOND NO ACE NO NOS PERTENECE

TITULO: Como termino...
AUTORA: Tetsuna Hibari (T-H)

RESUMEN: Como termino aquella farsa que comenzó al ser acechado

CLASIFICACIÓN: Todos los públicos
CATEGORÍA: DIAMOND NO ACE
PAREJAS: SanaRai (Sanada x Raichi)
GÉNEROS: Romántico
ADVERTENCIAS: Ninguna.
SAGA: Ninguno.


CAPÍTULO 1.- FARSA…


.

El sonido de las pelotas al ser bateadas, los gritos en apoyo a algún miembro del equipo, las órdenes del entrenador, así como el sonido de la tierra siendo pisada llenaban el campo, pero sobre todo los oídos del castaño, quien con su habitual risa igual de escandalosa, llenaba el lugar transmitiendo la alegría que se debía sentir al practicar un deporte que amas.

Llevaba horas practicando su bateo pero aquella extraña sensación de peligro no lo dejaba en paz. ¿Cuántos días iban ya? ¿5, 7, 10? Realmente no recordaba cuando días eran, incluso quizás ya eran semanas. No quería pensar mucho en aquello, y siendo sinceros, pensar nunca había sido su fuerte, su padre se lo decía siempre, así que no le había dado gran importancia pero… llega un punto en donde se vuelve inevitable cuando sientes peligro a cada rato.

-¡Hey, Raichi! ¡¿Qué crees que haces?! -el grito de su padre lo saco de su mundo.

Detuvo su entrenamiento y miro hacia la dirección de su padre, quien lo miraba con el ceño fruncido, ¿había hecho algo mal? Observo que los demás miembros igualmente lo miraban con confusión, todo indicaba que sí.

-Kahaha…-rio nervioso la no saber en dónde se equivocó.

-¡No te rías! ¡¿Se puede saber qué demonios intentas batear?! -le grito su padre sentado desde la banca.

Miro su entorno y observo que el suelo alrededor de sus pies estaba lleno de pelotas de béisbol, parecía ser que no había bateado ninguna.

-Oh.

-¡Deja de estar en la luna! -le regaño de nuevo Raizou a su hijo, quien asintió frenéticamente al ver su error. - ¡Ahora continua bateando pero hazlo como se debe!

-¡Sí! Kahaha. -volvió a poner atención hacia la maquina enfrente de él.

El menor empezó a batear como se debía en esta ocasión, alejando forzadamente por un momento de aquel sentimiento de peligro que rondaba en su mente, de lo contrario recibiría un nuevo llamado de atención por parte de su padre.

Por otra parte, del otro lado del campo, un azabache observaba seriamente como su lindo kohai comenzaba a batear las bolas lo más lejos posibles como era común. Hacía días que había notado a Raichi extraño; se distraía demasiado en las practicas -lo cual era sumamente extraño sabiendo lo gran fanático del deporte que era- y en la hora de receso, lo veía incómodo y siempre mirando hacia los lados en busca de algo; incluso Mishima le había dicho que los profesores empezaban a quejarse de que Raichi mirara siempre hacia afuera de las ventanas, ignorando lo dicho en las clases.

Dejo de mirarlo para seguir con su entrenamiento cuando su cátcher le regreso la bola, y aunque deseaba ver en que podía ayudar, por ahora se concentraría en su deber, de lo contrario sería ahora él el regañado. Más al rato intentaría sacarle la información a Raichi.

.

.

~Al día siguiente…~

Los gritos alentando a ambos equipos llenaban ahora el campo. Justamente tenían un partido de práctica contra el equipo de la Preparatoria Ichidai, la cual les ganaban por una carrera quedando el marcador en 5-4, encontrándose en la novena entrada. Esa era su última oportunidad para remontar, siendo el turno de bateo del afamado monstruo de Yakushi, quien con su típica risa se posaba en el cuadro; en todo el partido no había podido hacer un home-run como de costumbre, al contrario siempre se atascaba aunque terminaba siempre llegando a base. La razón era simple, el sentimiento de peligro era más fuerte y todo se debía al pitcher del equipo contrario; Amahisa Kousei, quien no despegaba nunca la miraba de su persona y cuando sus miradas chocaban el pitcher le sonreía, razón por la que no había podido estar al 100% en el partido. Le incomodaba la atención del contrario, no sentía el mismo sentimiento con el que comúnmente le dicaban otros pitcher, quienes siempre lo veían como alguien a quien eliminar.

Lo peor de todo, es que todos sus compañeros le gritaban que dejara de estar en las nubes, el único que no le gritaba era su sempai pelinegro, el cual le decía que no se preocupara y que todos tenían días malos. Suspiro y miro hacia enfrente, el pitcher nuevamente lo miraba con una sonrisa indescifrable para él. Sintió un fuerte escalofrío recorrerle la espalda, más sin embargo no quito su mirada de aquel hombre, tenía que ganar a como diera lugar y si desviaba la mirada como se lo pedía su cuerpo, perdería el trayecto de la pelota.

Observo como el pitcher asintió a la posible indicación del cátcher y se preparó a lanzar…

-¡Bola! -grito el umpire.

-Kahaha. -rio intentando sacar los nervios que sentía por la mirada del chico.

Nuevamente se puse en posición, al mismo tiempo en que el pitcher se preparó para el siguiente lanzamiento…

-¡Foul!

Una slider alta le había sido lanzada, la cual logro batear pero no hizo el mejor contacto, siendo dirigida a las afueras del diamante. Los gritos de apoyo de los chicos de primer año llegaron a él, los nuevos reclutas eran buenas personas y le gustaba mucho el cómo sonaba el "Raichi-sempai" o "Todoroki-sempai" que le decían cuando le pedían algún consejo o lo felicitaban por sus bateos.

-¡Foul!

Nuevamente no logro hacer un buen contacto con la fork que le fue lanzada en el tercer tiro, por lo que comenzaba a impacientar… Si, él se estaba impacientado. Frunció levemente el ceño. Observo como el pitcher lanzaba la bola con una gran sonrisa, abrió los ojos de sorpresa y por instinto su cuerpo giro para batear, bateando así la rápida. No sabía lo que hacía por estar en sus pensamientos, fue algo instintivo. Sorprendido, él simplemente agito el bate y corrió pero…

-¡Out! ¡Fin del partido! -el grito del umpire y los reclamos de sus compañeros lo regresaron en a la realidad…

-¿Eh? -exclamo al no entender cómo es que había fallado.

-¡Nada de "¿Eh?", Raichi! -grito el entrenador más que furioso por haber perdido aquel encuentro. - ¡¿Hacia dónde demonios estabas corriendo?!

El menor observo con detenimiento su entorno, notando que estaba corriendo hacia tercera base. Había sido descalificado por correr en sentido contrario.

-Hahaha. -la risa del pitcher de Ichidai se hizo presente, la escena le resultaba de lo más cómica y tierna.

-Kahaha… -Raichi se sonrojo y empezó a reír por la vergüenza, no había fallado el bateo, fallo en algo tan simple como correr en el sentido correcto.

Por su despistada hazaña habían perdido el partido de entrenamiento, el haber corrido hacia la tercera base era un falta por confundir al equipo contrario, lo que ameritaba a un Out seguro.

Se formaron para dar gracias por el juego, a pesar que miraba hacia el chico que tenía en frente pudo sentir la mirada del pitcher contrario y lo peor aún es que sentía otra mirada encima de él, pero sabía muy bien de quien era aquella mirada, era de su Sempai.

En cuanto acabó el partido su plan fue el alejarse lo más lejos y rápido posibles sin llamar la atención de alguien más, pero fue detenido cuando se creyó a salvo…

-¡Hey! -salto en su lugar por verse descubierto y más por quien lo hizo, no podía confundir aquella voz.

-S-si... -lentamente volteo a encontrarse con Amahisa.

-¿Hmmp? ¿Qué pasa con aquella reacción? Se supone que tú eres más explosivo. -le dijo el chico con la ceja levantada, confuso por la actitud del bateador estrella del equipo rival.

-Ka-haha… -rio con nerviosismo. - Creía que… muchos preferían que… estuviera callado.

-Pues no sé por qué. -respondió con gran honestidad el pitcher- Tu escandalosa risa y tú impulsividad es lo mejor de ti. A mí me gusta escucharte reír.

Palabras tan sinceras el menor no se las esperaba, por lo que inevitablemente se sonrojo. Nadie podía culparlo, era la primera vez que alguien le hacía un cumplido por cómo era y no por ser un buen bateador.

-…Gracias… -hablo sonrojado.- ¿En qué puedo ayudarte? –su tartamudeo se había ido, parecía que ser elogiado le dio una seguridad de que el chico era buena persona. Había recibido tan buen trato, por lo que se sentía en la obligación de regresar la amabilidad.

-Bueno… -el menor lo miro al escuchar el cambio de tono- En realidad me gustaría in…

-¡Raichi! -la voz Sanada interrumpió la conversación.

El pitcher de Ichidai recibió molesto a su homologo por ser interrumpido, estaba a punto de decir algo de suma importancia y estaba seguro de haberse asegurado de que nadie pudiera interrumpirlos. Había dejado que Raichi se alejara lo suficiente para hablar a solas y lejos de las miradas de los demás jugadores, y por lo que había alrededor, se notaba que no era una dirección a la cual se dirigiera seguido alguien. Nadie va por cuenta propia hacia una piscina que está cerrada. A excepción de Raichi, aunque aún desconocía porque el bateador se dirigía hacia allá también. ¿Cómo era posible que el contrario los encontrara? A menos que también los siguiera...

-Sanada-sempai… ¿sucede algo? -preguntó el castaño preocupado.

Su sempai traía el ceño fruncido y se le notaba molesto, algo que era fácil de identificar ya que no era una expresión que usara seguido. ¿Era por él? ¿Por qué por su culpa perdieron el partido? ¿Lo regañaría? Bueno, era obvio que recibiría un gran sermón al no anotar ni un solo punto en esta ocasión, pero creía al menos que podría tener su última cena...

-Raichi tenemos que hablar. -dijo seriamente pero sin quitar la mirada del pitcher.- Ahora.

-¿No puedes hablar con él más tarde? -le dijo Kousei- En estos momentos yo estoy hablando con Raichi ¿verdad? -le dedico una sonrisa al castaño volviéndolo a sonrojar.

Y es que no podía evitar sonrojarse, aquel pitcher le daba mucha atención, a la cual no estaba acostumbrado. Además de que era muy amable con él y lo alagaba en vez de gritarle algún comentario hiriente -aunque fueran juguetones-... aunque también reconocía que había un problema en todo aquello…

-¿Tu no deberías irte ya? -le dijo Sanada con una sonrisa fingida.- De seguro tus compañeros te esperan...

-No tienes que preocuparte por cosas que no son de tu incumbencia. -dijo igualmente fingiendo alegría.

Todoroki solamente podía observar, aquellos dos se estaban matando con la mirada aun cuando mostraban una sonrisa. Él no era tonto y entendía que algo pasaba entre aquellos dos, pero era algo que no era de su incumbencia -al menos eso creía-. Nunca había sido su estilo meterse en asuntos ajenos, así como no dejaba que se metieran en sus asuntos.

Ambos pitcher no dejaban de matarse con la mirada y hubieran seguido con toda aquella guerra de irónicas y sarcásticas palabras fue interrumpida cuando escucharon algunos gritos de los miembros de Ichidai buscando a su estrella y gritándole al invitado que era hora de irse. Kousei contuvo su enojo, y es que le molestaba que no hubiera tenido oportunidad de hablar con Todoroki. Sin una palabra de despedida se alejó de ahí, regresando con su equipo.

Sanada siguió con la mirada a su rival hasta verlo lejos, fue ahí cuando bajo la guardia y decidió mirar a su kohai, el cual ya no se encontraba allí, parecía haber huido en su momento de distracción.

-Ese Raichi…-miro alrededor en busca de él pero no lo visualizo. Regreso al campo donde tampoco obtuvo algo- ¡Hey Mishima! ¿Dónde está Raichi? - pregunto al chico cuando lo vio pasar cerca.

-Se lo llevo el entrenador, parece que lo va a regañar. -dijo con una sonrisa.

-Parece que tendré que esperar. -se dijo así mismo, ya que no podía llegar al despecho del entrenador e interrumpir una plática entre entrenador con su jugador y sobre todo un padre e hijo.

.

~4 horas después…~

-Maldito viejo.-se quejó el castaño al salir del despacho que le pertenencia a su padre como entrenador.

Estuvo recibiendo un sermón por 4 horas seguidas, donde le decían que como pilar del equipo siendo el cuarto bateador no podía darse el gusto de fallar. Claro que sabía eso, pero tampoco era como si fuera su culpa. El sentirse observado todo el tiempo comenzaba a ser espantoso, incluso podría ser considerado paranoico de no ser porque tenía pruebas de que alguien lo miraba.

Siguió su camino para irse a casa, su padre le dijo que se adelantara ya que él llegaría más tarde, por lo que sin perder mucho tiempo tomo sus cosas de los loker dispuestos para los jugadores, en verdad deseaba irse rápido... se encontraba cansado tanto física como mentalmente. Ese día había sido agotador de muchas maneras.

Mientras caminaba por las calles pensó en sentir aquella sensación de ser observado pero la descarto al no sentirse en peligro. Esa noche parecía que estaría en paz y muestra de ello fue que llego a su casa sin interrupciones. Se quitó sus zapatazos dejándolos en la entrada y poniéndose unas pantuflas, prendió la luz del comedor, dejando en la mesa su mochila y bate de madera. Ingreso a la cocina para agarrar un plátano y subir a su habitación la cual estaba escombrada a pesar de que se esperara lo contrario.

Se sentó en su cama recargándose en la pared, empezando a comer su plátano cuando su celular vibro. Lo tomo notando que era un mensaje de su sempai, se atraganto un poco con la fruta ya que se le había olvidado que su sempai quería hablar con él.

De: Sanada-sempai

Asunto: Hablemos.

Raichi tenemos que hablar. Mañana en la azotea a la hora del receso.

Duerme bien.

Le dio un escalofrió, estaba seguro que a pesar de no parecerlo por su mensaje, su sempai también lo regañaría…

De: Todoroki Raichi.

Asunto: Re: Hablemos

Como usted diga Sanada-sempai.

Que descanse bien.

Miro otra vez el mensaje de su sempai cuando recordó algo que deseaba hacer…

-Hablar… necesito hablar con Eijun… -rápidamente marco el número de su amigo.

Se había hecho amigo de Sawamura durante un partido de práctica que tuvieron hacia unos meses, siendo que en cuanto comenzaron a hablar notaron que tenían gustos, opiniones y sentimientos muy similares. Desde entonces debido a que no podían verse a diario, por las noches después de los entrenamientos o incluso entre el día, comenzaban a charlar ya fuera por llamada o por mensaje aunque no era del diario. Pero últimamente se había hecho rutina hablar con el pitcher rival debido a la situación en la que vivía y no había hablado con nadie más. Espero a que le contestaran, lo cual no demoro mucho ya que fue al tercer tono.

-¿Bueno? -la voz del pitcher de Seido se hizo presente con el mismo tono alegre de siempre.

-Kahaha. Eijun te…

-¡Waaa! ¡Espere! ¡Kuramochi-sempai!-se escuchó la exclamación del pitcher en el otro lado de la línea.

Los gritos que se alcanzaban a escuchar, indicaban que el menor estaba siendo torturado por su sempai como era costumbre entre ellos dos, por lo que Raichi espero pacientemente -lo más que podía-, a que terminaran.

-¡Hyahaha! -La risa de Kuramochi se hizo presente- ¡¿Quién te crees para estar hablando con una chica a estas horas de la noche Bakamura?!

-¡No es Wakana!

-¿No lo es…?

-No.

Mientras aquellos dos hablaban Raichi escuchaba todo comiendo su banana, para cuando se terminó la fruta, se acostó en su cama esperando por hablar con su amigo, compadeciéndolo por tener que vivir siempre sufriendo con de las llaves maestras de aquel mayor.

-Tsk. ¿Quién te crees para no estar hablando con Wakana? -pregunto irritado el peliverde al saber que la llamada que tanto esperaba no era la que atendía su kohai.

-¡WAA! ¡Me rindo!

El pitcher sufrió una vez más una llave de lucha y el oyente lo sabía porque se escuchaba como el menor pedía clemencia.

-¿Y cómo sabe usted que Wakana me iba a llamar?

-Leí su mensaje.

-¡Que deje mi privacidad en paz!

Raichi asintió de acuerdo en lo dicho por su amigo, él también sufría de eso. Cada vez que se descuidaba, encontraba a Sanada siempre revisando el contenido de su celular, no entendía que ganaba su sempai con ello pero tampoco era que le molestara, tenía gran confianza en su superior. Muy diferente a cuando su padre le quitaba de las manos el aparato, y es que su viejo no se media a la hora de intentar ligar a alguna mujer atra vez de su número y tampoco le gustaba que su padre quisiera curiosear en su celular.

-Soy tu sempai, es obvio que un fabuloso sempai como yo tiene que revisar tus mensajes para cuidarte. ¿Qué tal si te vas por el mal camino?

-¡No es necesario!

-Ya regrese… -otra voz se escuchó en el cuarto en el que estaban aquellos dos.

-Oh, Hiro. Juguemos. -se escuchó la voz del campo corto sin presunción como antes.

-Claro, sempai.

-Hahaha. Solo esperen a que acabe de hablar y los venceré. -exclamo Eijun con gran determinación.

-¡Ya quisieras Bakamura!

-Ahora si… ¿Bueno? ¿Raichi?

El bateador noto que había estado riendo ante lo que escuchaba, y es que a su parecer, la vida en los dormitorios se sentía divertida.

-¿Qué fue todo eso? -pregunto aun sabiendo la verdad.

-Lo mismo de siempre cuando se trata de Wakana. -le contesto el chico con cansancio en su voz.

-¿Tu amiga de infancia?

-Sí. ¿Por qué tú eres el único que me comprende en que solo es mi amiga?

-No lo sé...-se encogió de hombros y es que en verdad no comprendía porque los demás no le creían al chico, aun mas sabiendo que tenía pareja oficial ya.

-¿Y bien? ¿Qué paso? ¿Te siguen acosando? -se oía en su voz un tono preocupado.

-Sobre ello… creo que ya sé quién es quién me veía a lo lejos…

-¡¿Quién?!

-El pitcher de Ichidai…

-¿Ichidai? Mmm…-sabía que Eijun intentaba recodar.

Algo que también comprendía, ya que si alguien le hablaba de esa manera, él también tardaría en identificarlo. No era muy bueno a la hora de memorizar.

-La tercera preparatoria Ichidai...-quiso ayudarle a recodar.- El pitcher diestro... calvo... tercer año...

-Mmm... ¿Kuramochi-sempai cuál es la tercera preparatoria Ichidai? -al final Eijun termino preguntando a su sempai al no poder recordar al tipo que molestaba a su amigo.

-¡Bakamura es el equipo con el cual jugaron Yakushi antes que nosotros en la final del torneo de otoño!

-¡Oh! ¡Ya recordé! Gracias… ¡¿Qué?! ¿Es enserio? ¿Ese pitcher te…? ¿En serio? -el pitcher no podía creerlo, aquel sujeto se le hacía admirable por dejar fuera de juego al gran bateador que era el contrario.

-Sí. Lo descubrí en la tarde...

-¿Cómo? ¿Se te acerco? ¿Te hablo? ¿O cómo?

-Tuvimos un partido de practica contra ellos y ahí fue cuando me di cuenta que cuando me miraba era la misma sensación a la de los días anteriores. Además de que al final del partido se me acerco y me dijo cosas…

-¿Qué tipo de cosas?

-Que… -se sonrojo, recordar aquello era vergonzoso- ...Le gustaba mi risa y mi impulsividad…

-¡Wao! Le has de gustar mucho.

-¿Eh?

-¿Y qué hiciste? ¿Te dijo algo más?

-Pues no hice nada porque en ese momento Sanada-sempai llego a interrumpir, diciendo que quería hablar conmigo.

-Mmm… ¿crees que se te declare?

-¿Eh? ¿Por qué tendría que hacer eso?

-Porque es obvio que le gustas. Te ha estado acosando desde ¿cuándo? ¿Un mes? ¿O dos?

-¿Tantos días van ya? -pregunto alarmado el pequeño de Yakushi.

-Sí. -contesto solemne el miembro de Seido.

-¿No crees que solamente quiera ser mi amigo y tu estas malinterpretando las cosas?

-No. -Dijo seguro- Ese chico te acosaba y si te dijo cosas bonitas es porque le gustas.

-¿Cómo puedes estar tan seguro? -pregunto Raichi al no comprender de donde venía aquella teoría.

Tal vez el chico era tímido por eso lo observaba desde lejos, hasta que se armó de valor para hablarle, al menos eso es lo que sucedía con él, nunca había sido bueno a la hora de interactuar con los demás, Amahisa podía ser igual. Era posible que solo buscara amistad.

-Influencia de Miyuki Kazuya. -fue la simple contestación que recibió la víctima, entendiendo al instante todo.

-¿Qué debo de hacer? -pregunto preocupado, ahora no tenía la menor duda de que corría peligro.

-Lo mejor es que le dijeras a la policía…

-Vamos a empezar el torneo pronto.-le recordó.

-Es lo único malo. ¿Y si hablas con él? Para aclarar las cosas.

-¿Crees que me escuche?

-De que te escucha, te escuchara. Lo malo será si te hará caso o no. Puede que termine hasta acosándote peor.

-¡No quiero eso! -exclamo alarmado ante esa posibilidad- Por su culpa me han estado llamando la atención durante los entrenamientos, los partidos e incluso en clases. No me puedo concentrar en mi vida.

-Pues habla con él…

-¿Y si no me escucha?

-Pues no se… jamás me he enfrentado a un acosador tan peligroso…

-¡Bakamura! -El grito del campo corto se hizo presente de nuevo.- ¡Deja de hablar con Miyuki! ¡¿Que no ves que estamos esperando por la llamada de Wakana?! ¡Si tanto quieres ver a tu noviecito vete a su habitación pero deja tu celular por si llama Wakana!

-¡Miyuki Kazuya no es mi novio! -negó Eijun

-¿No lo es? -preguntó incluso Raichi.

-¡No! -debido al grito tuvo que alejar un poco el aparato de su oreja.

Ya se imaginaba a su amigo todo sonrojado, provocándole una risa leve.

-Claro y yo soy un pervertido.-escucho a lo lejos al peli verde.

Incluso él guardo silencio, por cómo le contaba siempre Eijun, Kuramochi era un pervertido. Por lo que no había defensa o contradicción ante aquella frase.

-¡Maldito Bakamura no soy pervertido! -grito el sempai al no recibir una contradicción de ninguno de sus kohai.

-¡Waaa! ¡Claro que lo eres! ¡Onii-san la otra vez dijo que lo dejaste adolorido por tus actos pervertidos!

-¡Bakamura, ¿cómo demonios sabes eso?!

-¡Ya te dije que Onii-san nos lo dijo!

-¿Nos? ¿A quiénes?

-A Haruchii, Furuya, Miyuki Kazuya y a mí… y fue porque Miyuki Kazuya le pregunto porque estaba cojeando…

-Ese Miyuki ¡Maldito Tanuki!

Raichi no pudo evitar reír durante toda la pelea que escuchaba a través de la línea, la cual concluyo cuando escucho a lo lejos un azote de una puerta.

-Waaa… Miyuki Kazuya morirá… -escucho en voz baja- ¿Entonces que harás Raichi?

Una sonora carcajada salió de su garganta al ver que su amigo se preocupaba más por él que por su novio, algo que lo hacía de cierta manera feliz.

-Creo que… intentare hablar con él...-contesto más animado.

-Entonces suerte, y espero que ese acosador te deje en paz. Mañana te hablo.

-Claro. Buenas noches.

-Buenas noches…bip…bip…

Cerró su celular, acomodándose en su cama mirando el techo, ¿en serio le gustaba al pitcher de Ichidai?

-Mmm…

Él no entendía sobre esas cosas del amor, lo que lo hacía problemático, por lo que prefirió dejar de pensar en ello tan profundamente. Incluso el día de mañana tenía que recibir el reclamo que le daría su sempai, siendo esta la primera vez que Sanada le reclamara algo… ¿Y si no le iba a reclamar nada y él lo estaba acusado injustamente? Su sempai siempre había sido una buena persona con él, quizás debería de confiar más.

Sonrió. Sanada jamás lo regañaría, por el contrario, era posible que hasta le preguntara por sus preocupaciones ya que lo estuviera preocupando.

Cerró los ojos. Tenía mucho sueño, probablemente debido al cansancio de todo el estrés de ser vigilado por ya varios días...

.

.

~Al día siguiente…~

El timbre toco anunciando el primer receso por lo que rápidamente se dirigió a la azotea de la escuela, donde se encontraría con Sanada. Pensaba saber de lo que quería hablar su sempai, puesto que era de lo que algunos de sus compañeros le preguntaban constantemente; su extraño comportamiento.

Debido a que salió del aula en cuanto sonó la campana, no tardó en llegar a la azotea. Al cruzar la puerta lo primero que pudo observar fue que el mayor, ya estaba allí esperándolo, con la miranda a la lejanía mientras tomaba un jugo de uva.

-Sa…Sanada-sempai. -llamo la atención con nerviosismo.

El susodicho al escucharlo volteo a verlo y sonrió, gesto que tranquilizo al menor. Con ese recibimiento era posible que en verdad no fuera regañado por mentalizar al equipo.

-Oh, Raichi. Llegaste temprano. Pensé que huirías. -el azabache confeso con una sonrisa.

El menor se detuvo a algunos pasos al clasificar aquella sonrisa como falsa. El miedo había regresado. ¿Por qué la sonrisa alegre de Sanada se había convertido en una sonrisa forzada? ¿En verdad iba a regañarlo?

-¿De… de que es lo que quiere hablar, sempai? -pregunto con nerviosismo.

-Creo que sabes muy bien de lo que quiero hablar, Raichi. -el mayor comenzó a acortar la distancia-¿Qué es lo que tiene tan preocupado en estas semanas? -pregunto de manera directa y seria.

-No sé… no sé de qué es lo que me habla. -bajo la mirada nervioso, nunca había sido bueno para ocultar cosas, mucho menos para mentir.

Raichi no podía decirle a su sempai que era acosado por el pitcher de Ichidai, se moría de vergüenza confesar que siendo hombre era acosado por otro, y más a alguien que admiraba y respetaba como Sanada. De seguro si le contaba, su sempai buscaría una manera de ayudarlo, lo que agradecía pero todo ese embrollo era problema suyo, no quería involucrar a nadie por si las cosas se ponían peor con el acosador. No conocía las intenciones, ni los límites a los que podía llegar el hostigador.

-Eres pésimo mintiendo Raichi. -comento el mayor- O me lo dices por tu voluntad o te lo saco a la fuerza.

El bateador levanto la mirada para encarar al mayor e intentar convencerlo, no obstante rápidamente se arrepintió por aquella acción, ya que el azabache lo miraba con el ceño frunció, se encontraba molesto. Como nunca había visto a Sanada.

-¿S…sempai?

Su siempre amable y alegre sempai estaba molesto; agregando que lo que empeoraba sus emociones, era que estaba molesto con él, por su propia culpa. Una punzada de dolor se hizo presente en su pecho, no le gustaba aquella mirada que el mayor le dedicaba en esos momentos.

-Háblame con la verdad Raichi. -exigió el pelinegro.- Me preocupo por ti.

Raichi bajo de nuevo la mirada, frunciendo levemente el ceño, las palabras de Sanada eran un peso extra al sentimiento de culpa que comenzaba a ser irritante. Un sentimiento de dolor que para nada le gustaba.

-¿Porque? -pregunto levantando de nuevo la mirada molesto, su esencial sonrisa había desaparecido- ¿Por qué tengo que hablarle sobre mí? Usted y yo solamente tenemos una relación de sempai y kohai, de compañeros de equipo. Nada más. ¿Por qué se preocupa de más? ¿Por qué se preocupa solo por mí? Tiene varios kohai de los cuales puede preocuparse.

-Raichi…-Shunpei no supo que decir.

Ok, aquello no se lo esperaba. Nunca se esperó que la sonrisa de Raichi se borrara y la remplazara una mueca de molestia. Parecía ser que aún no conocía todas las expresiones del contrario, algo que hubiera sido muy entretenido en otras circunstancias, no ahora. Jamás creyó que alguien tan positivo, impulsivo y alegre como Todoroki, tuviera un lado de enojo.

Aunque pensándolo bien, era normal enojarse. Todo el mundo poseía emociones y sentimientos. Pero aquella conclusión no disminuía el asombro que le provoco, conocer la parte enojada del menor. Miro con detenimiento el rostro del chico enfrente de él, identificando estrés, falta de sueño, cansancio, presión… Todo aquello se veía en la cara de Raichi. Lo conocía bastante para descifrarlas sin temor a equivocarse.

Suspiro para tranquilizarse, ahora incluso se encontraba irritado de que el castaño no se apoyara en él. Quería saber su preocupación y ayudarlo, quería ser su sostén en momentos buenos y malos.

-Si me disculpa Sanada-sempai, me tengo que retirar. -dijo para darse la vuelta y correr rápidamente.

-¿Eh?... ¡Espera Raichi!

Cuando reacción era demasiado tarde, el menor ya no se encontraba. Tuvo lo intención de seguirlo pero se detuvo cuando su mirada se posó en el suelo, identificando un objeto que llamo su atención. Recogió el celular de Raichi, que probablemente se le habría caído al correr.

Dio un pequeño respigón cuando el aparato empezó a sonar, al mirar la pantalla el nombre de: "Sawamura Eijun", se mostraba al ser una llamada entrante. Aun con una mueca confusa decidió contestar, ¿por qué el pitcher de Seidou llamaba a su Raichi?

-¿Bueno?

-R aichi ¿Cómo te encuentras? ¿Ya pensaste que decir?-la voz del pitcher se hizo presente.

-Raichi no está.

-…. -silencio.- ¿Quién eres? -pregunto con voz temerosa.

-Soy Sanada.

-Oh, Sanada Shunpei-san. -sonaba aliviado de que fuera alguien conocido- Etto ¿y Raichi? Se encuentra bien, ¿verdad?

-¿Porque lo preguntas?

-Bueno… Etto… Yo…

La duda en la voz contraria fue lo que hizo que Sanada sospechara que posiblemente Eijun estuviera al tanto de la situación en la que se encontraba Raichi, tal vez no conociera del todo al pitcher rival pero por lo que Raichi había dicho en algunas ocasiones, sabía que no le contarían nada, era fiel a sus amigos, por lo que decidió fingir conocer la verdad y hacer al otro hablar de más.

-¡Oh! Ya entendí a qué te refieres.-fingió recordar algo- No tienes que preocuparte. Yo soy su sempai, cuidare de él. ¿Estas preocupado por su problema, cierto?

-¡Uh! Sí -respondió Eijun un poco confuso.

-No tienes que preocuparte, yo lo estaré ayudando.

-Ahh… -suspiro aliviado- Me alegra escuchar eso. Con eso de que un acosador esa detrás de él, me tiene preocupado…

*Con que acosador…* pensó el moreno con una leve sonrisa sádica, no dejaría que nadie lastimara a su lindo kohai.

-Te entiendo. Te entiendo…

Después de engañar a Eijun y este le confesara un poco la situación en la que se encontraba Raichi, busco a su kohai durante los recesos y clases libres. En cuanto tenía oportunidad corría al salón de clases de segundo pero nunca lo encontraba, ya había huido. Por lo que su última oportunidad seria en el entrenamiento del equipo, era algo seguro que el castaño no faltaría, por mucho que últimamente no estuviera en forma jamás faltaría.

.

De camino al campo se maldijo una vez más por no estar tan pendiente de la persona que más le importaba. Si siempre lo veía, ¿cómo es que nunca se dio cuenta que estaba siendo acosado, por alguien más que él?

Saludo con su característica alegría a los miembros del equipo que se encontraba en el camino, no quería que los demás también se involucraran y más al no estar del todo enterado. Aun así, en ningún momento se encontró con la persona a la que más deseaba ver -en muchos sentidos-.

-¡Hey, Mashima! ¿No has visto a Raichi? -pregunto al compañero que tenía más cerca. El entrenamiento estaba por comenzar y no había rastro del bateador.

-Se encuentra en la entrada, tiene visitas. -contesto tranquilamente el jugador.

-¿Visitas?

Pero antes de que le dijeran de quien se trataba, el entrenador dio la orden de que comenzaran a correr como calentamiento. El recorrido comenzaba por la puerta trasera del colegio, continuaba por algunas calles alrededor del perímetro, pasando por la puerta principal y terminando de nuevo en el punto de salida -los campos de béisbol-.

Sanada decidió que cuando pasaran por la entrada se escabulliría como tantas veces en el pasado -cuando se saltaba los entrenamientos-, solo que en esta ocasión seria porque debía cuidar de Raichi, esa era una razón poderosa. Al pasar por la entrada visualizo la silueta de espalda del bateador quien hablaba con alguien más -se dio cuenta por los exagerados movimientos de brazos de Raichi-, pero al no poder ver de quien se trataba se desligo de manera silenciosa del grupo, acercándose a los otros dos, que no lo notaban por estar sumergidos en la plática, la cual se notaba incomodaba al más pequeño.

Y aunque era una posibilidad, no creyó ver a Amahisa y Raichi juntos, justamente en ese momento. Pensaba que el acosador se acercaría de manera más discreta, no de manera tan directa y a plena luz del día. Su intención inmediata fue interferir sin embargo se decidió por escuchar primero mientras se mantenía oculto con ayuda de una padre cercana de que hablaban, ya que por muy seguro que él estuviera de que el degenerado gustaba de Raichi, según Sawamura eso no estaba del todo definido, escuchar un poco antes le podría ayudar a pensar en alguna solución rápida para resolver ese embrollo y por fin declararse a su amado.

-Yo…Yo en verdad no creo…

-Vamos. Solo es una pequeña cita. -interrumpió el chico de Ichidai- Una salida a donde tú quieras.

-No… yo…

Por lo poco que alcanzaba a escuchar, Sanada concluyo que el contrario insistía en tener una salida romántica con Todoroki, algo que no iba a permitir por dos simples razones. La primera, no dejaría que su amor secreto se expusiera al peligro saliendo con un delincuente, sabía que podía defenderse pero aun así era un no. Y la segunda razón y probablemente la más importante, nunca permitiría que Raichi saliera por primera vez con alguien más que con él, estaba decidido a ser quien experimentara al lado de bateador todas sus primeras veces.

-Él no ira. -dijo el moreno acercándose y tomando a Raichi de la cintura sonrojándolo.

-¿Eh? ¿Sanada-sempai?

-¿Solo porque tú lo dices? -dijo el pitcher de Ichidai desafiando inmediatamente al contrario.

-Sí, porque yo lo digo. -afirmo Sanada no intimidándose con la mirada ajena.

-¿Con que derecho tu…?

-El derecho que me da hacer esto. -dicho esto, tomo de la barbilla al distraído bateador para besarlo.


.

Notas Finales:

Tetsuna: Ciao~ Ciao~

Marlene: ¿Les gusto? Esperamos que si

Angelice: En algunas cuantas horas les subimos el capitulo dos.

Nos vemos~

Bye~ Se cuidan~