ADVERTENCIA: Esta historia es Kenxy (KentinxAlexy) del juego "Corazón de Melón" o "Amour Sucré" si esto no es de su agrado, favor de retirarse por donde vino. Derecho del juego a ChiNoMiko y beemoov.


Chapter 1: "Gris cálido"

Contemplativo, experimentado, sobrio.


Si Kentin tuviera que describir algún momento importante en su vida, seria cuando tenía 8 años, cuando su madre le preparo galletas caseras por primera vez, se inclinó a su altura y le limpio las lágrimas de sus mejillas, regalándole una sonrisa comprensiva, maternal.

En ese momento él se sintió protegido, a salvo. Aun con las rodillas raspadas y el titiritero de su labio inferior.

Durante las tardes de otoño, ella se sentaba en el porche de la casa, junto a él, el viento parisino le relajaba, y ella le contaba cómo era el mundo de colores. En ese momento, Kentin solo fantaseaba con poder contemplar la puesta de sol que su madre le narraba, poder ver como los colores en el cielo se mezclaban de forma armoniosa hasta fundirse con la noche.

Deseaba ver el vivaz amarillo, el suave rosa o el claro azul.

¿Por qué?

En su mundo, en su sociedad, donde el nació. El mundo era en tonos de grises.

Ahí, cuando una persona encontraba a su "alma gemela" como solía llamarlo su madre, su mundo se volvía en colores. Claro, eso solía contarle su madre. A veces, él lo dudaba.

A veces, le aterraba completamente el pensar que nunca encontraría a esa persona que le brindaría una vista más bella de todo, incluso de sí mismo.

Finalmente, a sus cortos 15 años, decidió voluntariamente darse por vencido con ello, lo cual para mucha gente era extraño. Ningún joven a tan corta edad debía de apagar las esperanzas tan pronto. Bueno, ciertamente no cuando la curiosidad y primeros pasos en la vida de un adolescente empezaban.

Tal vez, él solo era un pesimista más.

Por lo cual, en su primer verano lejos de una escuela militar resultaba más agobiante de lo que hubiera deseado. Así que, su decisión se había vuelto simple. Desperdiciaría su verano encerrado en su cuarto.

Después de todo. No había mucho que pudiera admirar haya afuera. Porque todo era gris.

Así, una tarde de Junio, su madre lo saco de la calma de su habitación y lo obligo a salir y distraerse en Bercy, un parque que se encontraba cruzando el rió Sena, relativamente cerca de su vivienda. Con pesar y una terrible cara de pocos amigos, el castaño obedeció a su madre, porque no era capaz de preocupar más de lo debido a su querida mamá. Ella no se lo merecía. A su padre… tal ve.

Él cruzo con despreocupación las calles y cuadras de la ciudad hasta llegar al parque, el suave viento de media tarde despeinada su cabello castaño, y el polen de primavera que aún se mezclaba con el soplar de verano le hacían arrugar ligeramente la nariz con molestia. Quería estornudar.

En su mano derecha sostenía los patines que le regalo su tía en navidad, los cuales no sabía usar, supuso, en cierto momento, que este sería un buen momento para aprender, sin embargo, al ver que la zona de patinaje de aquel lugar estaba ligeramente llena, sus ganas de aprender rozaron el suelo.

Lo último que deseaba era hacer el ridículo ante los demás al intentar aprender.

Kentin se sentó en una de las bancas de madera al otro lado de las pistas de patinaje y se dispuso a ponerse los patines, aunque sabía que no se pondría en acción, solo era para disimular. Por su mete, comenzaron a vagar cuestiones, como por ejemplo ¿Por qué rayos sigo aquí?

Ah, claro. Por su madre.

Al levantar la vista de sus pies, de los nudos de sus zapatos, al otro lado del pasillo, sobre uno de los tablones de patinaje, una mirada de color diferente al gris que le rodeaba lo observaba. Fija, muy fijamente. Sudor frío resbalo por su nuca.

Y recapacito en lo que vio.

Una mirada, mirada de color… Color...

¡Color!

¡COLOR!

-¡Ah...!- Quiso gritar, ese sonido se quedó atascado en su garganta cuando aquella persona resbalo con gracia sobre la rampa.

Y, Oh Dios. Sus ojos, sus ojos eran una mezcla extraña entre dos tipos diferentes de colores. Tan hechizantes que solo atino a verlos fijamente hasta que ese chico se detuvo frente a él. Sus labios suaves curvado hacia arrida dando una sonrisa fresca y sus piernas se balanceaba de un lado a otro salobre el asfalto del piso.

Y no, él no podía dejar de ver esos ojos, porque eran de un color suave que no era gris, porque era diferente y extraño.

-¿No vas a patinar?-

-¿Ah...?- En ese momento, cuando escucho su voz, dejo escapar todo el aire que no sabía que estaba reteniendo. La confusión invadió su mente y, después de procesar lo que estaba ocurriendo, carraspeo apenado.

-…No-

-¿No?-

-No.-

Una risita por parte del otro chico invadió el ambiente y Kentin frunció el ceño, ese chico… ¿Se estaba burlando?

-¿Por qué? Es decir, estas en un parque enfrente de la zona de patinaje y tienes unos patines, será… ¿Qué solo trajiste esos patines a paseas?-

El castaño chasqueo la lengua. Evitando por completo el contacto visual, a pesar de que la curiosidad lo incitaba a voltear.

-¡Oh! ¿Es que no sabes patinar? –

-Cierra la boca-

-¡No lo haces! No sabes patinar-

Indignado, y con el orgullo herido, Kentin decidió que tenía suficiente de esa "Charla" así que se levantó de la banca de madera y dio su primer paso a retirarse. Después, se calló.

-¿Estas bien?- Pregunto el chico cuyo nombre no sabía, inclinándose a la altura de Kentin, que se encontraba en el suelo.

-Sí, claro.-

-¿Necesitas ayuda?-

-¡No!-

-Venga, no seas orgulloso.

-No lo soy-

-Puedo enseñarte a patinar si quieres.-

-¡No, no quiero! Tú solo te burlarías-

-No me burlaba, solo era una pequeña broma-

-¡Agh!-

Algunas miradas voltearon a la curiosa escena de ambos chicos, algunas risas se hicieron oír. Kentin enrojeció.

-¡Bien! Pero deja de hacer un escándalo.-

-¿Yo? ¡Pero si eres tú el que está gritando!-

Kentin abrió la boca para refutar eso, pero la volvió a cerrar sin saber muy bien que decir. Por error, volvió a ver esos ojos en frente de él. Luego, volvió a tomar la palabra en medio de aquel silencio incomodo que se había creado entre ellos.

-Lo que sea… Pero no quiero aprender cuando hay tanta gente…-

-¿Eh? ¿Qué tiene de malo la gente? Eres alguien difícil de complacer, ¿he?- Volvio a reír, Kentin, en respuesta, soltó una risa también, sin dejar de observar aquel rostro sonreír con simpleza, como si en este mundo todo fuera perfecto y sin complicaciones.

Después, el joven cuyo nombre no conocía dijo, - En todo caso, ahora somos amigos ¿Ne?-

-¿Amigos?-

-Sí, sí. Ya sabes, interactuar y una charla, quedamos para patinar mañana a las 8, es como una cita de amigos, y entonces tú me dice Alexy, porque ese es mi nombre, y yo te diré por tu nombre, después, nos pondremos apodos, porque eso es lo que hacen los amigos, y luego…-

-Kentin.-

¿Eh…?

-Que ese es mi nombre, Kentin.-

-¿Lo ves? Ahora yo te llamo por tu nombre.- Y volvió a reír, como si esa situación fuera divertida y entonces Kentin se puso a reír también, como si aquella situación le divirtiera. Sin notar que aún seguía tumbado en el suelo, y que Alexy aún seguía arrodillado a su lado.

Entonces, el nombre de Alexy resbalo por sus labios, y sintió un cosquilleo repentino al decirlo, y esto le dio aún más gracias, era… era como si no hubiera reído en mucho tiempo.

Ese fue el momento, en que se percató que el mundo no era tan frio como creía, que no todo era en tono de gris, porque ahora conocía otro color.

Eso le hizo reír otra vez.

Porque estaba feliz.


NOTA DE AUTOR: Tengo esta historia ya escrita hasta el capitulo 9, planeo que sean solo 20 capítulos. Quiero crear un ambiente meloso. No sé, esta idea rodaba por mi mente desde ya hace un tiempo.

El tema de las almas gemelas también me viene interesando desde hace poco, pero no quería usar el mismo punto de "El hilo rojo del destino" Ese ya lo tengo reservado para otra historia.

Así que mientras leía una historia KouMaki, me encontré con la premisa de un mundo donde la gente ve el mundo en blanco y negro hasta que encuentra a su alma gemela, la cual al verla a los ojos su mundo se volvería a color. Me pareció interesante, y decidí utilizarlo también. Como sea. Gracias por darle una oportunidad y leer. Deja tu review si deseas, pues es el motor de todo fic. ¡Buen día!