Hola, quisiera presentar mi primer fic. Tengo toda una historia armada en mi cabeza y quise compartirla con ustedes a ver que tal. Espero que les guste.
Antes que todo quisiera decir que "Hey Arnold" no me pertenece, al igual que sus personajes. Solo la historia es invento mio y solo lo hago con fines de entretencion, tanto para mi como para los lectores que aman esta serie :)
Sin mas, he aquí es primer capitulo.
Capítulo I: El primer día
-¡Este año si o si debe ser diferente! – Se decía a sí misma mientras bajaba corriendo las escaleras de su casa.
-¡Pero Helga! - La llamo su hermana, la cual estaba de visita. -Parece que te hubieras peleado con la peineta. -Le menciona de forma suave. -No me digas que piensas salir así. - Olga la recorre de arriba abajo con la mirada y se fija en su rubio pelo alborotado, su holgado polerón rosa, sus jeans azules, un poco holgados también, y por ultimo sus cómodas, pero no tan a la moda, zapatillas deportivas.
-¿Cuál es el problema? Siempre me visto así. Además, voy casi atrasada a tomar el autobús, esta inútil conversación solo hace que me retrase más. - Dijo de forma un poco despectiva y desinteresada.
-¡Ay hermanita! Tu eres hermosa, pero ¿por qué esa costumbre de no sacarte partido?
-Bla, bla, bla, bla… ¡Me voy a la escuela! - Grito y salió rápidamente de su casa pillando justo el autobús. -Qué extraño…- Dijo mirando por todos lados. -Phoebe no está, ni modo tendré que viajar sola. – Pensó mientras se acomodaba en un asiento, pegada a la ventana. De repente sintió su celular sonar, lo tomo y soltó una risa a medias al notar un mensaje. -Otra vez este idiota. - Balbuceo.
-"Buen día mi bella señorita ¿Cómo amaneciste?" -Decía el mensaje. La chica rodo los ojos y se puso a teclear;
-"Estaba bien hasta ahora, acosador"- envió. No tardo en recibir una respuesta.
-"¿Acosador? Jejejeje ¿Así me llamas?" -La chica soltó una pequeña risa y nuevamente tecleo;
-"Eso es lo que eres ¿Qué persona normal envía regalos, mensajes, notas y otras tonterías desde el sexto grado? Y para colmo ni das la cara, solo te haces llamar como el admirador secreto. Si no fuera porque me ayudaste en esa ocasión y por lo cual estoy agradecida, y también por todos los años que han pasado, creería que me estas tomando el pelo, aunque eso no quiere decir que lo haya descartado por completo…pero al menos me tomo la molestia de contestarte." -envió.
-"Bien… seré el acosador entonces. Solo te escribía para desearte un bello día. Y respecto a lo de no dar la cara, bueno, te informo que este año hare acto de presencia, solo espero no llevarme algún puñetazo de tu parte jejeje."
-"No se… En fin, no molestes, voy muy ocupada." Tecleo rápidamente.
-"No me digas, ¿acaso vas ocupada pensando en Arnold? Jejeje, cuídate bella, buen día." -Se despidió.
Helga movió la cabeza de lado a lado mientras guardaba su celular. Desde hace años que la chica suele recibir estos mensajes, desde el sexto grado para ser preciso y hoy ingresaban a su primer día en el undécimo grado. Estaba ya acostumbrada, al punto de sentir como si ese personaje fuese su amigo. Le ha contado un sin número de cosas, sentía una extraña confianza, aunque le preocupaba a veces la idea de que fuese un "desconocido" (al menos hasta ahora para ella), pero no podía negar que esa ayuda que recibió justo esa vez, la apreciaba mucho y si, tal vez tratándolo así era la única forma que encontraba de agradecérselo.
Sus pensamientos fueron removidos cuando un peculiar chico subió al autobús llamando su atención. Se le vio amablemente saludar uno por uno a los iban en el autobús.
-Pero que molesto es, ¿tiene siempre que ser tan amable? – Pensaba Helga mientras lo escuchaba. -Siempre tan amble mi chico perfecto, la mayor motivación que tengo para seguir levantándome cada día… mi bello ángel de cabellos rubios…- Soltó un suspiro.
-Hola Helga. -Se escuchó la voz masculina sacándola de su trance.
-¿Eh? -Sacudió la cabeza y vio al rubio sentándose al lado de ella. - Pero ¿qué te pasa cabezón? Tienes un montón de asientos y tienes que caer aquí. - Reacciono molesta.
-Vamos Helga, ¿todavía sigues molesta por lo que te dije?
-¿Molesta? ¿Yo? Estas alucinando. -Se cruzó de brazos y se pegó más a la ventana.
-Si sabes que tengo algo de razón, ya estamos algo grandes para seguir con las mismas peleas de cuarto grado, ¿no crees?
-Si, si, entiendo…- Bajo un poco la guardia. - Pero eso no quiere decir que dejare de llamarte zopenco, cabezón, camarón con pelos, ¡ni mucho menos cabeza de balón! Yo soy Helga G. Pataki para quien le guste y quien no se puede ir a la…
-Entiendo Helga. – El chico soltó una risa. - ¿Amigos entonces? – Levanto su mano esperando que la rubia lo estrechara.
-"No puedo creerlo, mi amado aquí, sentado a mi lado, extendiéndome su mano esperando que le dé la mía, pero que dichosa forma de comenzar este estúpido año" -Esta bien. -Le dio la mano demostrando muy poco animo e interés. Arnold repentinamente bajo un poco la vista con una mirada un poco preocupada, cosa que la rubia detecto de inmediato. "Algo está preocupando a mi ángel…" - ¿Te pasa algo? - Pregunto de forma brusca.
-¿Eh?, no nada, solo un par de cosas en las que estoy pensando, nada más. -Miro a la rubia y le entrego una cálida sonrisa.
No puede negar Helga que se derritió prácticamente al verlo sonreír así, pero como siempre encontró la forma de disimularlo, el tiempo incluso paso rapidísimo, ni se percató de cuando habían llegado a la escuela hasta que vio a su acompañante diciéndole "Llegamos".
-¡Pero ahí está mi chica! – Grito un tipo que venía a toda prisa acercándose a ellos.
-No puede ser…- Reclamo la rubia dándose con toda la palma de la mano contra la frente.
-¿Ese no es Wolfgang? -Pregunto Arnold un poco extrañado.
Helga no hallaba donde meterse, se había encontrado para su desgracia con Wolfgang en sus vacaciones y desde esa vez no ha dejado de molestarla.
-Mejor corro de aquí. -Hablo finalmente la rubia. - ¡Ese idiota no ha parado de molestarme y ya me tiene harta!
-¿Y le has explicado que no quieres que te moleste? – Pregunto el chico.
-¡Por supuesto! ¿Qué crees? -Le respondió molesta.
-¡Oye linda! No paro de pensar en ti eh. Te veías tan sexy en ese bikini, de veras que te he dedicado varios ratos… ya sabes. -Soltó una risa.
-¡Cállate idiota! No puedo creer las estupideces que dices. -Le grito furiosa.
-Oye Wolfgang -Lo llamo Arnold. La rubia quedo paralizada al ver el rostro molesto que tenía. -Helga no está interesada en escuchar esas cosas, ni mucho menos yo. Ten más respeto con una mujer.
-¡Ay, pero si la niña tiene a un ñoño que la defienda! -Dijo entre risas. - ¿Quieres pelea? Si no, no te metas.
-No quiero pelea, solo entiende y razona alguna vez Wolfgang, no hay para que ser tan cavernícolas. -Respondió Arnold, los acompañantes de Wolf solo reaccionaron con un "uh…" que solo echaría más leña al fuego.
-"Arnold…"- La chica no podía ni reaccionar, estaba congelada. –"mi cabeza de balón me está defendiendo… "-Es todo lo que entraba a su cabeza.
-¿Helga qué está pasando? - Llego corriendo Phoebe junto a Gerald, preocupada por el escándalo que escucho.
-¡Phoebe! Me encontré con este idiota en las vacaciones y justo se me ocurrió usar bikini y no para de molestarme por eso. -Le explico.
-Viejo, pero que haces…- Gerald preocupado se acercó a su amigo.
-¡Pero qué bien! Llego otro más. Así puedo practicar los primeros golpes de año. – Wolf se comenzó a subir las mangas de su chaqueta y empuño las manos.
-Bueno viejo, no sé en qué locura te acabas de meter, pero aquí estoy, por ultimo compartamos el dolor de esos puñetazos. -Ambos se pusieron a la defensiva esperando lo peor.
-No es necesario llegar a este punto Wolfgang, las cosas pueden conversarse. -Insistía Arnold intentando calmar la situación.
-¿Por qué no paras Wolfgang? -Dijo un chico acercándose al lugar del conflicto.
-No te metas Lorenzo, este no es asunto tuyo. -Dijo fastidiado.
-Son mis compañeros, claro que es asunto mío también, conociéndote de seguro hiciste algo para molestar. – Respondió desafiante.
-¡Ah! -Reclamo molesto. -Váyanse al diablo. -Dijo dándose la media vuelta. -De todos modos, ya van a comenzar las clases. -Sin más se fue dejando a Arnold y Gerald relajados.
-¿Y eso? – Dijo Helga. - ¿Acaso ese gorila te tuvo miedo?
-Eso mismo quería preguntar yo. – Se integró Gerald.
-Gracias Lorenzo, la verdad no quería llegar a ese punto. No soy de pelear. – Arnold le dio la mano y el pelinegro respondió de la misma forma.
-Ya pues hijito de papi, explícanos que fue lo que acabamos de ver. – Exigió la rubia.
-Bueno, resulta que ustedes saben que desde sexto grado que Wolfgang vive molestándome, por esto decidí tomar clases de defensa personal hasta que pude enfrentarlo, desde ahí que me dejo en paz. -Explico Lorenzo.
-Ya veo… Si hasta yo recuerdo como te pisoteaban en una de esas veces, me toco hasta ayudarte. -Agrego la rubia.
-Bueno, gracias viejo, nos salvaste de una y eso que todavía no empezamos el año. -Dijo Gerald soltando una risa.
-De nada chicos, yo me voy al salón, no quiero llegar tarde a las clases, pronto harán sonar el timbre. -Miro su reloj y se fue solo al salón.
-Nosotros también no vamos. - Dijo Gerald llevándose al rubio que por un instante giro su cabeza viendo a la rubia.
-¿Vamos Helga? -Pregunto la oriental al ver pensativa a la rubia.
-"Mi Arnold me defendió… ¡Sí! Me defendió" – Decía dentro de la cabeza de la rubia.
-¡Oye Hel! -La llamo Phoebe.
-¿Qué? Si, vamos…- Respondió la chica, pero se detuvo recordando algo. - ¡Espérame, ve al salón tu mientras, yo te alcanzo! – Se dio vuelta y corrió hasta los casilleros. Al llegar una risa salió de su boca y saco la flor que estaba pegada a su casillero junto a una nota.
-"Que tengas buen día mi bella, quería decirte que este año si o si me presentare ante ti, así que prepárate…
O bien mejor me preparo yo… psicológicamente y mentalmente, digo. El pensarlo me pone nervioso… Un beso mi linda."
-Idiota. - Balbuceo la chica lanzando la flor y la nota dentro del casillero, lo cerro y se fue a clases.
-Bien chicos -Hablaba la profesora. -espero que hayan tenido unas muy buenas vacaciones, pero ya entramos a clases y este es su penúltimo año ya, es hora de que vean y piensen en lo que quieren hacer una vez que terminen la escuela. También quiero comentarle de la tradición que tenemos aquí y esta será su tarea más larga e importante.
-¡Noooo! -Gritaron en conjunto la mayoría de los alumnos.
-Calma chicos, es una costumbre que los alumnos de undécimo grado les presenten una obra a los alumnos del duodécimo grado como despedida, deberán presentarla en 7 meses más.
-¡Que! -Dijeron la mayoría en forma de protesta mientras se armaba un alboroto.
-Es decir, ¿usted quiere que hagamos el ridículo en frente de esos simios? – Dijo Helga.
-¡Eso es una total locura! -Le siguió Rhonda.
-Bueno chicos la obra se llamará "Amor, cacerolas y ladrones" ahora designaremos los papeles; quienes se encargarán de escenario, vestuario y los tramoya obviamente. Lo dejaremos totalmente al azar así que -Puso sobre su escritorio una pecera con papeles. – pasen al frente y saquen un papel. Necesito que a quienes les haya tocado actuar pasen al frente y me digan para anotarlos de los primeros, luego los que se encargaran de los detalles del escenario, los de vestuario y por último los tramoya por favor. -
Y así fue, Cada uno saco un papel, y luego se fue a anotar con la profesora. Para el descontento de la rubia, le toco actuar…
-Helga será Catalina entonces. -Anoto la maestra. -Sheena será el ladrón 1, Arnold el ladrón 2, Rhonda el ladrón 3, Lorenzo será Federico y por ultimo Harold el perro.
-¿Cómo que seré un perro? -Reclamo Harold a la maestra.
-Tendrás que comer, dormir, molestar y babear, nada nuevo para ti Harold ¿Qué te preocupa? - Le dijo Helga.
-¿Seré un ladrón? - Dijo indignada Rhonda. - ¿Han visto acaso como se visten? ¡Qué horror!
-Tranquila princesa, ni siquiera sabemos de qué rayos se tratará la estúpida obra. -Le contesto Helga.
-¿A ustedes les toco actuar? -Llego Lila preguntando tímidamente a los chicos que se habían agrupado de forma inconsciente.
-Si, Lila ¿Qué te toco a ti? -Le pregunto Arnold.
-Debo ayudar con el vestuario. -Respondió.
-A mi igual. - Dijo Phoebe integrándose.
-Bien chicos entonces debemos organizarnos para comenzar a ensayar y todo eso. -Añadió Lorenzo.
-Cálmate hijito de papa. -Le contesto la rubia. -Aún no tenemos ni los libretos y la dichosa obra será en 7 meses más ¿Cuál es el apuro?
-Chicos iré a buscar los libretos, si quieren por mientras agrúpense y organícense, vuelvo en seguida. -Comento la maestra y salió por la puerta.
Caso omiso le hicieron a la maestra, todos conversaban sobre sus vidas, sobre chismes u otra cosa. La rubia no paraba de pensar en que su amado la había defendido esa mañana, quiso contemplarlo unos segundos, pero se percató que Arnold no estaba bien del todo. Su rostro reflejaba entre nerviosismo y preocupación, vio como jugaba con sus dedos impaciente y no dejaba de menear los pies en el piso. Hasta que se levantó de su asiento con una cara más decidida pero aun así nervioso.
-No puedo creer que vayas a hacer esto hermano… -Balbuceo Gerald al verlo moverse hacia el frente de la clase. -Ahí viene el momento vergonzoso del año, no quiero ver…- Se tapó los ojos, nervioso.
Al llegar al frente, Arnold se aclaró la garganta preparándose para hablar, todos lo notaron y lo miraron curiosos. -Disculpen…- Soltó por fin, tímido y nervioso.
-¿Qué te pasa cabezón? - Dijo Helga. - ¿Pretendes hacer tú la clase? -Se burló a lo que algunos respondieron con risas.
-Bien…- Dijo finalmente el rubio. -Creo que esta será la locura más grande que puedo hacer, pero… -Trago un poco de saliva al mismo tiempo que se sonrojaba de forma gradual. -haría… cualquier cosa con tal de que entiendas… - Respiro nervioso. -lo mucho que me gustas Lila. Quisiera que aceptaras ser mi novia.
De inmediato los chicos comenzaron a gritar cosas, a incentivar a la pelirroja, que estaba paralizada en su silla, de que aceptara a Arnold de una vez.
-Que…- Balbuceo Helga, helada. Phoebe la miro de reojo preocupada por la reacción de la rubia.
-Hasta que lo hizo. -Dijo Gerald soltando una risa. -Ahora falta que Lila lo rechace delante de todos y así sellamos este día glorioso…- Menciono de forma sarcástica.
-¡Pero qué lindo! -Grito emocionada Rhonda. -Lila no puedes decir que no, mira esos ojos de cachorrito…
Entre los gritos, y desorden que había provocado la situación, Helga solo se limitó a sacar un cuaderno, agacho la cabeza y comenzó a hacer líneas, puntos y distintas cosas en una de las hojas. –Esto no me puede afectar, no me debe afectar…- Pensaba mientras intentaba deshacerse del ruido que había a su alrededor. -Iba bien este día… iba bien… ¿Por qué? - Se decía dentro de sí mientras contenía una lagrima con todas sus fuerzas…
Bien, espero que hayan disfrutado este capitulo, intentare subir al menos una vez a la semana. Cualquier sugerencia, reclamo, felicitación (XD) o comentario me lo pueden hacer llegar en los reviews.
Saludos y lindo día, tarde o noche (depende de donde estén, aquí al menos es tarde ejejje)
¡Cariños!
