DISCLAIMER: Todos los personajes y/o lugares conocidos del mundo de HARRY POTTER le pertenecen a la maravillosa escritora J.K. ROWLING. Sólo la trama es mía.


Este fic ha sido creado para los "Desafíos 2.0" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".


COBARDIA, DESEO Y AMOR

Por: Aurora Caelestis


Primera viñeta

Principios tormentosos

Todo en la vida tiene un comienzo y un final. El comienzo entre Hermione Granger y Draco Malfoy no fue precisamente uno de color de rosa. Durante los primero seis años que se conocieron su relación había sido a través de insultos, humillaciones, golpes y odio. Sobre todo un odio fingido entre ambos. Un sangre pura que era incapaz de dejar todas sus creencias por una impura que más que odiarla, simplemente la amaba y la envidiaba.

La envidiaba porque ella si podía vivir la vida que quisiera, mas él tenía que obedecer a su padre y a un loco mestizo con complejo de grandeza y ansias de poder. Ella si era libre de elegir su propio camino, mientras que él se había dejado marcar como ganado y luchaba por unos ideales que en el fondo no eran los suyos. Porque las creencias de su familia habían dejado de ser las suyas. No le beneficiaban en nada. Solo le traían dolor y sufrimiento. No era feliz y punto. Es que ni siquiera recordaba cuando lo había sido.

La envidiaba porque ella era bondadosa, fuerte y valiente. Mientras que él simplemente era cruel, prepotente y traicionero. Él simplemente era un cobarde que le temía al señor Tenebroso, a su padre y hasta sus propios sentimientos. Porque no sabía cómo expresar lo que ella le hacía sentir. Porque era un sentimiento que no conocía o simplemente porque lo hacía débil y su única forma de mostrárselo era con un odio desmedido que no solo la lastima a ella, sino que lo destruía así mismo.


Él se encontraba parado observando, con la misma mascara de frialdad que llevaba siempre, como la loca de su tía torturaba a la mujer que odiaba y amaba al mismo tiempo. Porque si la amaba aunque no quisiera reconocerlo. Porque si la odiaba, porque no podía tenerla. La mujer que envidiaba porque realmente sabía lo que quería. Porque tenía amigos verdaderos que la querían de verdad. Que estaban a su lado simplemente por lo que era ella. Inteligente, astuta, bondadosa, fuerte, luchadora, valiente y fiel. Porque ella era eso y más. Él no tenía amigos verdaderos. Él no era valiente. No luchaba por lo que quería. Simplemente era prepotente, cruel, déspota y cobarde.

Su rostro se mantenía imperito mientras ella gritaba con cada tortura. Fingía cuan buen actor que sus gritos no perforaba como dagas su frio corazón. Porque la mirada suplicante de ella le atravesaba el alma, pero él fingía ser inmune a su dolor. Por qué le molestaba las burlas de los demás, pero no era capaz de levantar la varita para defenderla y protegerla. Simplemente se quedaba mirándola a los ojos con su máscara de frialdad, mientras su corazón le gritaba cobarde.

Porque a él no le importaba que fuera una impura. Porque él simplemente la amaba. Porque la deseaba como no había deseado a ninguna otra chica. Porque le gustaba su cabellos alborotado, su ojos color miel, sus labios jugosos y cada parte de su anatomía. Porque para el simplemente era perfecta. Porque se moría por sentir su piel junto a la suya. Porque quería tocarla con la yema de sus dedos, hasta hacerla temblar de deseo. Besarla hasta robarle el aliento. Oírla susurrar su nombre y decirle que lo amaba. Porque eran muchas las cosas que deseaba de ella, pero no había hecho nada para merecerlo.

Se quedó allí viendo como uno de los asquerosos amigos de su padre se la llevaba hacia las mazmorras de su casa. Porque lo único que escuchaba de ella era un quejido doloroso. Porque ella había aguantado cada una de las torturas de su tía. Y era tan cobarde que dos horas después se quedó sentado en las escaleras escuchando como la chica seguía gritando con una nueva tanda de crucios. Y él no hacía nada por ayudarla. Ni siquiera cuando ya no podía mantener su máscara de frialdad y una lágrima bajaba por su rostro.

En la madrugada bajo a las mazmorras. Quería verla. No podía dormir. Aun cuando ya no gritaba, aun escuchaba dentro de sí sus gritos y cuando cerraba sus ojos solo veía los de ella llenos de lágrimas y suplicas. Entro en su celda esperando ver lo peor, pero no, su leona estaba sentada en el suelo abrazándose las piernas. Él se quedó allí parado observándola como respiraba pausadamente y soltaba un leve quejido. Sabía que estaba adolorida, frágil y cansada.

"¿Vas a quedarte ahí parado observándome o tú también vienes a torturarme, Malfoy?"—pregunto la leona levantando el rostro mirándolo a los ojos. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar. No había vida en ellos. Solo tristeza y decepción. Y él no sabía que decirle, ni siquiera un insulto salía de su boca. Simplemente se acercó, la tomo por los brazos y la levanto. Se quedaron observándose por varios segundos.

Hasta que levanto su mano y le acaricio la mejilla. Sin pensarlo acerco sus labios a los de ella y la beso. Sus labios sabían a sal. Sabían a lágrimas, dolor, tristeza y pena. Entonces se dio de cuenta que ella no correspondía a su beso y se apartó. "Herm…."—ni siquiera termino de decir su nombre, cuando ella lo abofeteo. Había sacado las pocas fuerzas que le quedaban y lo golpeo. Pero Malfoy como un hombre cruel, déspota y cobarde le devolvió la bofetada tirándola al suelo.

"Pero que te crees, sangre…"—Y las palabras se le atragantaron. Solo miraba la mano con la que la había golpeado. Porque él pudo haberla odiado, insultado y humillado, pero jamás la había golpeado ni ella ni a ninguna otra mujer. Porque ella y el nunca tuvieron un buen comienzo, pero ese instante era el principio de algo tormentoso y doloroso para ambos, porque él la amaba y ella a él… también.


Nota de la autora: Este fic se lo dedico a dos personas. La primera a mi hermana Lu (The Ladycat 69), gracias por tu apoyo y sugerencias. La segunda a Miss Lefroy Black, gracias por soportar mis preguntas, orientarme y ayudarme no solo para este desafío, sino para todos los retos.


Nos vemos en la segunda viñeta.

Aurora