Disclaimer: One Piece no es mío, sino Zoro y Robin ya habrían tenido hijos, para desgracia del cocinero.
Se levanta de la hamaca cuidadosamente para no despertar a nadie, aunque no hace falta porque los estruendosos ronquidos de los más jóvenes de la tripulación no son más que una muestra de que tienen el sueño muy pesado. Pero él es una persona muy considerada, por lo que se mueve con cierto sigilo para subir la escalerilla y salir a cubierta.
La brisa marina le azota deliciosamente el rostro, y en especial las fosas nasales. Siente un poco de frío e inmediatamente se lleva la mano al bolsillo, no tarda ni un segundo en encender un cigarrillo y en darle una profunda calada. El calor le quema las entrañas, y espera que la nicotina comience a calmarle los nervios, pero no lo hace, y se acaba el cigarro rápidamente con la vana esperanza de sentirse un poco más tranquilo, mas ni el escalofrío en la parte baja de la columna ni el malestar en el estómago se van.
Se dice a sí mismo que no son nervios, al tiempo que enciende otro cigarrillo. Se ha estado diciendo lo mismo todas las noches desde hace casi tres semanas.
Masculla, irritado, que no son nervios, que no es nada, mientras ya va por el tercero.
Comienza el cuarto cigarrillo cuando suspira, resignado, y va a la cocina. Muele granos de café mientras el agua hierve en la tetera. Preparar el café se ha convertido en un ritual, y es eso lo que realmente le ayuda a calmarse, porque mientras lo hace en su cabeza no hay espacio para nada más, por lo que el suave cosquilleo en la parte baja de su vientre y el escalofrío en la espalda son ignorados olímpicamente. Es cuando saca los tazones para el café y los coloca en la encimera que se pone nervioso nuevamente.
No, no son nervios. Se lo dice una y otra vez mientras vierte café dentro de un termo. Y la verdad es que no son nervios lo que lo aqueja, es más bien una mezcla extraña entre ansias y excitación reprimidas. Jamás lo admitirá, pero ha esperado este momento todo el día.
Monta los tazones uno sobre el otro y encaja el termo dentro de uno, abandona la cocina y baja a cubierta, camina hasta el mástil y trepa por la escala de cuerdas ayudándose de una sola mano, la otra sostiene firmemente el termo con los tazones montados.
Cuando llega al puesto del vigía, no se sorprende al ser recibido por una mueca de disgusto.
Aún así, le lanza un tazón al vigía de turno y se sirve un poco de café en el tazón que queda para él. El otro coge el tazón con un gruñido.
-Se dice 'gracias', bastardo sin modales -masculla, moviendo un poco el cigarrillo de su boca para darle un sorbo a su café. Espléndido, como siempre.
El otro gruñe nuevamente y coge el termo que él le lanza sin aviso alguno. Está rumiando algo entre dientes mientras se sirve un poco de café en el tazón, se le nota la voz un poco adormilada.
Sanji le da otro sorbo a su café, y disfruta deliciosamente del suspiro de satisfacción que el otro arroja al llevarse el tazón a los labios. Siente un tirón placentero en el vientre y siente un escalofrío recorrer su columna desde abajo hacia arriba.
-De nada. -Disimula la sonrisa tras su tazón de café.
Esto es producto del insomnio y de ganas incontenibles de escribir a las 3 am.
Primer intento de ZoSan, que ni es mi OTP, pero bueeeh...
