—Amy, hemos revisado la zona solicitada, y no hay indicios de Infinite o del Doctor Eggman. Tampoco se han divisado badniks. Procedemos a la búsqueda de materiales y útiles.

—Entendido.

Aunque la guerra hubiera terminado, la reconstrucción era un trabajo realmente duro, especialmente por el hecho de que el paradero del peligroso chacal era desconocido. Sabían que ya no sería ningún peligro, ya que todos los prototipos del Phantom Ruby han sido destruidos. También el del villano

Eran días de paz, pero muy atareados. Amy estaba a rebosar de trabajo, y le resultaba imposible tomar un buen descanso. A su favor, contaba con el apoyo de Knuckles, quien la sustituía en alguna misión o revisión del entorno. Con esos pequeños detalles, ya le facilitaba mucho la vida.

La rosada desconectó el audífono por unos segundos, exhalando todo el aire en sus pulmones. El cansancio podía con ella, pero tenía que resistir; la necesitaban, y ella estaría allí para todos.

Además, sabía que cierto erizo que su corazón anhelaba estaba dando lo mejor de él. Y ella no sería menos. ¡Le demostraría que era digna de su amor!

Pero...

¿Por cuánto más tiempo?

Ella cerró los ojos por unos instantes, intentado enfocar a su amado en su mente. Los breves, pero hermosos recuerdos que atesoraba revivían una vez más en su memoria. Mas eran lejanos, de una distancia importante. El ahora ya pasado lamentable conflicto los separara sin piedad alguna, obligándoles a priorizar el resto de deberes a su amor.

Ella no lograba que su ser olvidara tales sentimientos; su corazón aún palpitaba ante una mera imagen de él, el flujo de su sangre aumentaba de velocidad por cada milésima de su presencia cerca, su alma se rompía cuando eran separados o él no mostraba ni el mas mínimo interés en ella.

Se reprimían, se alejaban aposta. Sabía que si permanecía por mucho tiempo con el erizo, que se lanzaría a sus brazos en busca de atención y afecto. No debían; podían, pero les necesitaban, y procuraría llegar a las expectativas de todos, porque eran por una buena causa, no por mero capricho. Sus sentimientos no importaban ahora, el mundo y su reconstrucción era la verdadera prioridad ahora.

—¿Por cuánto tiempo tendré que esperar? —Aunque no le gustaba ser impaciente o descentrarse, lo echaba mucho de menos. Suspiró, volviendo a activar el audífono, acercándose al escritorio con el ordenador.

[...]

—Shadow, te aproximas al objetivo. Activando código de desbloqueo. Desactivaré la seguridad en unos minutos.

El erizo azabache se lanzó al vacío, localizando la entrada que su compañera estaba a punto de abrir. Avistando un par de robots vigías, se enrolló en sí mismo y se abalanzó sobre ellos, provocando su destrucción, acabada en una explosión poco peligrosa que lo impulsaba al siguiente, para terminar siendo impulsado hacia las puertas que se abrían gracias al trabajo de Rouge.

—1 minuto para terminar de hackear del sistema de seguridad.

Observó los alrededores, en busca de cualquier amenaza. Sólo cámaras de vigilancia inútiles, ya que no quedaba nadie dentro, o eso es lo que suponían. Muchos robots estaban desactivados y pocos quedaban encendidos, principalmente por algún resto de batería que poseían o por animalitos, que acababa por liberar del metálico interior.

La base parecía vacía, sin mucha cosa de valor. Aún así, quedaban robots; algo que no debería de ser, ocurriendo la desactivación de la batería general de Eggman hace ya más de dos meses.

Esto extrañaba a la resistencia, así que el Team Dark fue enviado a investigar este suceso, primariamente por ser uno de los equipos más dinámicos y efectivos para este tipo de misiones.

Shadow lo notaba, sentía como esta base contenía mucha más energía que cualquier otra que hubieran investigado. Como si esta base abandonada contuviera un secreto tan importante y peligroso como lo fue el de Infinite.

No le gustaba esa sensación.

—Esto me da mala espina... —Se dijo para sí mismo, incómodo y preparado para una emboscada. ¿Por qué sus sentidos no dejaban de estar en alerta?

—¿Shadow? ¿Por qué avanzas de una manera sigilosa? ¿Has divisado algo?

—Rouge, estoy obteniendo muy malas vibraciones. Algo no debe estar bien. Algo está oculto.

—¿Razones?

—La energía de esta base es mucho mayor que muchas otras. Me atrevo a decir que es tan fuerte como la de la base oculta donde Infinite y los Phantom Ruby.

—Esta es otra base oculta de Eggman. La resistencia temía que encontráramos cualquier cosa que el doctor no hubiera mencionado. Investiga y encuentra la fuente de tal energía.

—Entendido.

El veteado cambió su rumbo, siguiendo sus instintos en la búsqueda del nuevo objetivo. Un sentimiento de nostalgia lo invadió, extrañándose a sí mismo por ello. Sin prestarle atención, volvió a centrarse en la misión.

Desbloqueando puertas, avanzaba con cautela, pero confiado. El aire se volvía cada vez más ligero y puro, lo notaba. Era como si hubiera entrado en una zona de depuración. De repente, mucho vapor salió de las paredes, alertando a Shadow, que estaba a punto de destruir los rociadores de tal substancia; pero cuando distinguió que era vapor totalmente natural y purificado, abandonó su posición de combate, retomando su camino.

El erizo no sabía que esperarse. ¿Otro Phantom Ruby? ¿Un nuevo Infinite? ¿Un enemigo incluso más peligroso que el chacal?

Descendiendo por unas largas escaleras, el lugar se veía más luminoso y vivo que la desordenada entrada con apenas algún badnik en funcionamiento. Shadow agudizó sus sentidos en caso de ataque, y miraba continuamente a los lados, esperando cualquier cosa. Así estuvo hasta que llegó a una reforzada puerta de titanio. Ligeramente asombrado por tal seguridad, decodificó la contraseña de la puerta con velocidad, entrando ya en el momento en el que se abrió.

Luz por todas partes, muchas máquinas y cables conectados. Toda la habitación estaba llena de esa energía que el azabache sentía. En el medio, un tubo que estaba tapado por una columna metálica, estando rodeada a continuación por mesas de control y experimentación. Una tecnología prácticamente igual a la de Infinite. ¿Qué se ocultaba bajo esa cortina metálica?

—Rouge, he llegado a la fuente de toda esa energía.

—¿Otra batería de Eggman?

—No. Creo... Creo que es un proyecto igual al de Infinite.

—¿Otro Infinite?

—No, otro Infinite no. Es... Algo más. Realmente lo desconozco. Los mandos de control siguen activos; más bien toda la sala sigue activa. Sea lo que sea que está escondido en esa columna, puede que sea peligroso. ¿Puedes acceder a estos controles?

—Puedo intentarlo, pero tendrían que haberse apagado junto con el resto de la base... Es más, tu actual localización es clara, pero tu punto a veces desaparece. ¿Estás muy adentro?

—No lo sé... A dos metros bajo el suelo.

—Te envío a Omega, él será quien acceda al sistema. —Con eso dicho, Rouge cortó la conversación. Shadow siguió analizando el lugar. Nada era distinto a su antigua cápsula, de la que surgió en la colonia espacial ARK. ¿Y si...?

—Rouge. —La llamó a través del comunicador.— Rouge, esa cápsula puede albergar una copia mía, o de Infinite o de algo peor. Si así es el caso, no dudaré en destruirle.

—Entendido, ten cuidado.

Al poco de terminar el comunicado, Omega apareció, preparado para asistir a su compañero.

—Omega, levanta la cortina metálica a través de la mesa de comandos.

El robot se dispuso a hacer lo ordenado, mientras el otro observaba, atento.

La cortina se levantó lentamente, escuchándose una voz electrónica avisar de tal acción.

Los ojos de Shadow poco a poco se fueron abriendo al reconocer a la figura de la cápsula. Conteniendo la respiración, se aproximó con rapidez a la mesa.

—¿Cómo..?

—¿Shadow? Estoy notando interferencias en tu localización. ¿Qué ocurre? —Pero el de ojos carmesís no respondió, aún en estado de trance. Omega simplemente esperó al siguiente movimiento del agente, el cual al poco salió corriendo, subiendo por unas pequeñas escaleras a la plataforma donde una figura se hallaba encerrada dentro, dormida e inconsciente de lo que estaba ocurriendo. El erizo, desesperado, buscó el botón para liberar al ser.

—Omega, busca la forma de abrir la cápsula.

El robot obedeció al instante, conectándose al sistema. A continuación tecleó y pulsó varios botones. Un mensaje de error aparecía continuamente en el monitor.

—Error. Imposible realizar lo ordenado.

—¡Busca la manera! —Obedeció de nuevo, pero el mensaje que imposibilitaba el cumplimiento de lo mandado reaparecía.

—Error. Imposible realizar lo ordenado.

—¿Por qué? ¿Qué se necesita?

Tecleó una vez más, esta vez siendo capaz de encontrar tal información.

—Necesarios 10 discos de memoria.

—''Para liberar al sujeto, introducir los 10 discos de memoria en las ranuras.''

—Joder... Omega, ayúdame a localizar esos malditos discos de memoria.

Comenzando la búsqueda, Omega retiró los discos de memoria de 2 máquinas que los retenían, como cargándolos. Dirigiéndose a la cápsula, introdujo ocho de los diez discos.

—Faltan 2 discos de memoria.

—¡Los tengo! —Sacándolos con fuerza de otra máquina, fue a la posición de su compañero. Los introdujo veloz, alejándose un poco de la columna.

—''Diez discos de memoria conectados. Sujeto 002 preparado para ser liberado.'' —Informó la voz electrónica.

—Omega, tu turno.

Conexionándose con los mandos de control una vez más, volvió a realizar todo el tecleado que anteriormente resultaba como error.

—''Liberando Sujeto 002''.

Shadow contuvo de nuevo la respiración. Una luz rodeó el cuerpo de la vida, atribuyendo la información de los discos. Al cabo de unos minutos, el líquido verde en el que el ser flotaba se fue vaciando poco a poco. Los cables solapados a su cuerpo se fueron soltando y retrayendo.

La figura, afectada ya por la fuerza de la gravedad, cayó al frente, pero fue atrapada por el erizo.

El azabache notaba pelaje mojado, los movimientos del pecho como consecuencia de la respiración y el peso del cuerpo. Era un ser con vida, como él. Para ser concretos, una eriza.

Con cuidado, removió las púas frontales que ocultaban sus ojos, los cuales se abrieron al percibir su tacto. Unos orbes azules celestes brillaban con intensidad. Sus labios temblaron por un momento, abriéndose pausadamente para hablar.

—¿S-Shadow? —Su voz tembló, respirando hondo para ganar estabilidad.

Los ojos carmesí que la miraban se llenaron de lágrimas, que el azabache quería eliminar, pero no lograba. No se lo creía, no se creía que estuviera de vuelta.

Sabía que era ella, sus ojos, su voz... No necesitaba nada más para saber que era ella.

—¿Tú..? ¿Por qué..?

—¿Shadow..? ¿Estás bien? —Preocupada, esperaba por la respuesta de su amigo, pero no respondía. Él la abrazó, respirando profundamente para poder soltar las gotas de agua que amenazaban con surgir en aumento.

—''Sujeto 002 liberado. Apagado de sistema en curso. Cerrando puertas de la base en 3 minutos.'' —La voz electrónica informó, interrumpiendo el momento entre los dos erizos.

—Mierda... ¡Omega, recoge los discos!

Mientras su compañero recuperaba los discos de memoria, Shadow tomó a la eriza en brazos, asegurándose de poder protegerla en caso de encontrarse con alguna amenaza. Terminado cada acción, atravesaron la entrada de la habitación, dirigiéndose lo más rápido posible a la entrada de la base.

—Agárrate fuerte.

La eriza, sabiendo que era para ella, se abrazó más fuerte al veteado, ocultando la cabeza en su pecho. Ambos agentes agilizaron el paso, saliendo de milagro del lugar.

Rouge les avisó de que acudía a recogerlos, preocupada de su estado, ya que ninguno informó de su actual situación.

Fue poco el tiempo de espera, pero el suficiente para reconocer el entorno y recordarlo para poder describirlo en el informe.

Una nave descendió, aterrizando momentáneamente. La murciélago se sorprendió cuando vio a la eriza en brazos de Shadow, pero este se negó a hablar, y la rescatada no se atrevía a comunicarse con nadie que no fuera su serio salvador.

Después del despegue, Rouge interrogó a su compañero sobre todo lo ocurrido allí dentro. Él, aunque omitió detalles por la presencia de la eriza, explicó que sucediera en la base, dejando a Rouge perpleja, pero pensativa. Al menos, después del rescate, esa fuente de energía se apagara ella sola. Pero... ¿Por qué la eriza? ¿Qué escondía Eggman al retenerla allí dentro? ¿La secuestrara o la creara?

—Rouge, te presento a María Robotnik.