Disclaimer: Los personajes pertenecen enteramente a Stephenie Meyer. Yo solo me adjudico la trama de esta historia.
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Summary: Dos rayitas, una carita feliz y un "embarazada" me decían que las sospechas de mi mejor amigo, Edward, eran ciertas: estaba jodidamente embarazada de uno de los tantos hombres que han pasado por mi cama.
Error de Cuentas
Capítulo 1: Promesas Rotas
Bella POV
Tomé mis tacones y mi bolso, revisando que nada se me quedara por ahí y salí por la puerta de entrada del departamento. Cerré con cuidado para no despertar al chico con quien acababa de estar. No recordaba su nombre. ¡Mierda! Me había prometido que no haría esto cuando estuviera en Denver, pero, una vez más, rompí una de mis cuantas auto-promesas.
Mi celular sonó dentro de mi bolsa y lo saqué mientras esperaba el ascensor. Tenía 12 mensajes de texto y unas cuantas llamadas perdidas. El bolso había quedado olvidado en algún rincón de la sala del apartamento que acababa de salir, mientras que con el chico rubio nos besuqueábamos y nos dirigíamos a trompicones a su recámara.
¿Era rubio o moreno?
Mientras el ascensor bajaba leí cada uno de los mensajes que tenía:
.
Bella, dónde estás?
Llamé a tu casa luego de tratar miles de veces con tu móvil, y Charlie me dijo que saliste con Rose. Llámame cuando puedas.
Alice
.
Supongo que te estás follando a un buen hombre por ahí…
Digo, no contestas el teléfono así que es probable.
Recordarás su nombre mañana?
Rose
.
Bells, llámame cuando veas este mensaje.
Edward
.
Te parece si vamos a ver una película? :)
Edward
.
Estoy aburrido, Bells!
Te dije que no era bueno venir a Denver estas vacaciones, Esme está como loca preparando pasteles y galletas -.-
Edward
.
Olvidé mencionarlo, Esme pregunta si quieres venir a probar sus pastelitos.
Son de chocolate!
Edward
.
Lo prometiste, Bells!
Ven a mi casa ahora mismo, dijiste que no me dejarías solo con mi abuela!
Edward
.
Bella, hija, cómo van tus vacaciones?
Podrás venir a Jacksonville este verano? Hay una piscina esperando por ti ;)
Mamá
.
Ok… Ya entendí la indirecta.
No contestas, por lo que supongo que tu plan "no follar en Denver" falló.
Suerte con ello, espero que te toque uno bueno ;)
Edward
.
Ten un par de orgasmos por mí, sí?
Esta sequía me está matando
Edward
.
Belly-Bells! Tanto tiempo sin saber de ti, primita :)
Dime, estás en Denver?
Jasper
.
Hey, cuando termines de follártelo como loca, podrías venir a mi casa?
Estoy que muero de lo aburrido que estoy aquí…
Edward
.
Me reí de cada uno de los mensajes de Edward. Él es mi mejor amigo desde que tengo memoria, fuimos vecinos cuando pequeños, así que fue inevitable formar una amistad con el niño colorín, como solía llamarlo cuando pequeña.
Fui a mi agenda telefónica del teléfono y busqué a Alice entre mis contactos. Marqué su número y al primer pitido me contestó:
—¡Bella! ¿Estás bien? ¿Dónde estás? —preguntó atropelladamente.
Suspiré cansinamente. Alice era una de mis mejores amigas, además de Rose, pero a diferencia de ésta última, no me apoyaba del todo en mi estilo de vida. Quiero decir, Alice Brandon era una niña buena, no como yo que era una jodida zorra. Sin embargo, seguía siendo mi amiga, y la amaba por preocuparse tanto de mí, pero a veces llegaba a desesperar. La conocí cuando recién iba en primaria, Alice era nueva, por lo que yo me acerqué a ella de inmediato, yo no era de muchos amigos que digamos, sólo tenía a Edward. Luego de eso, nos hicimos inseparables.
—Sí, Allie, no te preocupes, todo está bien. Sólo salí a caminar, ya sabes.
—O sea que te estabas follando a alguien de por ahí, ¿verdad? —dijo con humor. Sí, había dicho que Alice era una niña buena, pero no era que digamos una santa paloma, también tenía sus deslices, pero nunca quedaban de sólo una noche, siempre terminaban en algo más, y es que así era la pequeña Alice.
—Exacto —reí entre dientes—. ¿Qué querías de mí, enana?
—Sólo quería saber si querías salir mañana por la tarde. ¿Te parece bien un día de compras? —preguntó.
Y sí, Alice era una compradora compulsiva, lo cual realmente era bueno porque sabía qué diseñador estaba de moda y sus consejos sobre moda me ayudaban para pescar a un par de hombres por ahí.
—Estaría bien, pero déjame ver qué quiere hacer Edward mañana. Le prometí que saldríamos a alguna parte.
Un taxi iba pasando, y como buena neoyorkina que era, di un fuerte silbido para que parara.
—¡Taxi! —grité agitando mi mano libre. El auto había parado cuando silbé fuerte, pero me aseguré con el grito para que nadie lo tomara.
—Supongo que estás ocupada ahora, te llamo mañana para ver lo del día de compras, ¿sí? —dijo Alice al otro lado de la línea, mientras yo me subía al taxi.
—Al 2675 de Forest St. —le dije al taxista—. De acuerdo, Allie, nos vemos.
—Adiós, Bella, cuídate —se despidió y cortó la llamada.
Suspiré viendo la hora de mi iPhone, era recién media noche, ya era tarde como para alcanzar a ver a mi papá despierto. Seguramente se quedó dormido en la sala viendo televisión.
Aún tenía que llamar a Renée, mi madre, pero decidí hacerlo mañana temprano, tal vez si la llamaba ahora, la despertaría, y sí que es una bruja cuando la despiertan de improvisto. El verano pasado no había ido a Jacksonville solo porque me fui con Edward a Brasil de viaje. Y fue el mejor viaje del mundo. Así que estas vacaciones sí o sí tendríamos que visitar a mi mamá. Y digo tendríamos, porque Renée siempre espera que Edward vaya conmigo. Y aceptémoslo, es mucho mejor pasar unos días con mi madre con Edward cerca. De esta manera, los discursos llenos de regaños de Renée se disipaban mucho más rápido.
Pasé mi dedo por la pantalla táctil para escribirle un mensaje a mi primo, Jasper. No lo veía hace bastante tiempo. Y, joder, sí que lo extrañaba. Jasper estaba primero y último en la lista de mis primos favoritos, o sea, que sólo él me caía bien, el resto de mis primos eran todos unos desperdicios para el mundo, sobre todo la hermana menor de Jasper, Jane, quien sí que era una puta. Yo podría acostarme con un tipo desconocido, sin compromisos, pero ella lo hacía con cinco por noche, mientras que tenía novio. Al menos yo era un poco honesta y no entraba en una relación sabiendo que no duraría. A veces me avergonzaba que ella fuera mi prima; aunque pensándolo bien, sonaba un poco hipócrita de mi parte.
.
Hola, Jazz! :)
Sí, estoy en Denver, quieres juntarte un día de estos?
Bella
.
—Llegamos, señorita —avisó el taxista. Le pagué por el viaje y me bajé rápidamente, dirigiéndome a mi casa.
Abrí la puerta lentamente, y rápidamente me fijé que la televisión de la sala estaba prendida. Caminé unos cuantos pasos, con mis tacones resonando suavemente por el piso de madera. Encontré a mi papá dormido en su sillón reclinable. Sonreí suavemente, apagué la televisión y lo cubrí con una manta.
Luego de poner una notita en la nevera que le informaba a Charlie que estaría en casa de Edward, salí de nuevo de casa y crucé los jardines de nuestras casas para llegar al patio trasero de la casa de Edward, la ventana de su habitación daba hacia el patio trasero, así que siempre me colaba por allí, era la suerte de vivir en casas de un piso. Su ventana estaba abierta, así que seguramente había esperado que yo me metiera en su habitación como siempre. O simplemente tenía calor. Levanté una pierna, haciendo que el vestido se me subiera mucho más, la pasé por el marco de la ventana e hice el mismo proceso con la otra hasta estar dentro de la recámara de Edward.
Esto era normal para nosotros; siempre que queríamos, nos colábamos en la habitación del otro. Desde que éramos unos niños lo hacíamos, aunque Edward fue el primero en hacerlo.
—Edward —susurré, no queriendo despertar a los demás habitantes de la casa. La habitación estaba a oscuras así que no podía ver nada—. Edward, joder, ¿dónde estás? —dije con un tono más alto. Caminé lentamente, hasta que alcancé la cama. Un faro de la calle iluminaba muy poco de su habitación, por lo que acostumbrándome un poco a la oscuridad, pude ver su silueta acurrucada bajo las mantas.
Prendí la lámpara de su mesilla de noche, haciendo que Edward se quejara un poco, removiéndose por la cama.
—Edward, soy yo, Bella.
—¿Ah? ¿Bella? —musitó con la voz ronca. Si hubiera sido otro hombre que dijera eso, con el mismo tono de voz, de seguro lo encontraría de lo más sexy, pero como sólo era Edward, mi mejor amigo, sólo lo encontraba gracioso.
—Sí, dormilón, despierta —dije, zarandeándolo un poco.
Se restregó los ojos y se sentó en la cama, apoyando su espalda en el respaldo, dejando a la vista su pecho desnudo. Suspiró y finalmente abrió sus ojos, mirándome fijamente.
—Al fin llegas —dijo con su voz patosa. Se aclaró la garganta y habló de nuevo—: ¿Leíste mis mensajes?
—Uh-huh —asentí—. Perdón por dejarte solo con tu abuela. Sé que lo prometí, pero ya era tiempo de romper el celibato —me reí entre dientes.
Negó con la cabeza, mientras una pequeña sonrisa se posaba en sus labios.
—Nunca cambiarás, ¿eh?
—Nop —negué con la cabeza—. Me gusta mi vida así —me encogí de hombros—. Además, ¿a quién le interesa si me comporto como una puta?
Edward se rio entre dientes, sacudiéndome mi melena.
—¿Tuviste ese par de orgasmos que te pedí? —alzó las cejas en un gesto lascivo.
Bufé sonoramente.
—Si hubiera leído ese mensaje antes de estar con el tipo ese, le hubiera obligado a que me diera un par de orgasmos más para no quedarme sólo con uno luego de obtener los tuyos.
—¿Es en serio? ¿Sólo te dio tres orgasmos? —Su rostro era de incredulidad.
—¿Qué? Fue una noche buena —me encogí de hombros—. Hacer que te corras tres veces no lo hace cualquiera.
—Uff… Y yo que pensaba que tenías expectativas más altas para los hombres.
—¿Y es que acaso tú eres de los que da orgasmos múltiples? —arqueé una ceja, casi burlándome de él.
Edward era un chico guapo. Tenía unos ojos verdes irresistibles y un cabello rebelde que alteraría a cualquier mujer, y qué decir de su tonificado cuerpo. Todas las chicas caían a sus pies. Sin embargo, Edward no era de los típicos mujeriegos arrogantes que se aprovechan de que las mujeres babean por él. No. Él fue educado por Esme Cullen, la mujer más bondadosa que conozco en el mundo, por lo que siempre tuvo relaciones serias donde trataba a la chica como si fuera una pieza única y extravagante. De lo que llevamos de amistad, que son más de 20 años, he conocido a todas sus novias, sus tres novias que ha tenido a lo largo de sus 23 años.
—Sólo diré que depende de la chica y, claro, tener habilidades especiales —meneó las cejas y me miró lascivamente.
Me reí entre dientes y lo empujé un poco con mi mano en su hombro desnudo.
—Y bien, señor habilidoso, ¿por qué te dormiste y no me esperaste? —pregunté dejando sobresalir mi labio inferior un poco.
—No sabía si vendrías o no —se encogió de hombros—. Me aburrí de esperarte y me quedé dormido. No siempre estaré despierto cuando te coles a mi habitación, ¿sabes?
—Ahora lo sé… —Luego de un pequeño momento en silencio, le pregunté—: ¿Podría quedarme a dormir? Ya le puse una nota a Charlie diciéndole que volvía mañana.
—¿En serio lo preguntas? —dijo incrédulo. Me encogí de hombros ante su mirada—. Ya sabes la respuesta, Bell. Supongo que no trajiste pijama. —Negué lentamente con la cabeza—. Bien, te daré una camiseta para que estés cómoda.
Edward se levantó de la cama y se dirigió a su armario. Él sólo llevaba un bóxer puesto, por lo que dejaba en vista su perfecta espalda, su perfecto trasero y sus perfectas piernas; en síntesis, Edward tenía un cuerpo perfecto, que si le perteneciera a otro hombre, de seguro me lo estaría follando en este mismo instante, pero sólo era Edward, mi mejor amigo, mi casi hermano. Sería un poco asqueroso si lo hiciera, de todas maneras.
Edward se dio la vuelta y me lanzó una camiseta, la cual alcancé antes de que me llegara al rostro. Le miré burlona como siempre que él no podía cumplir su objetivo: golpearme en la cara.
Me levanté de la cama, sacándome los tacones y dando un gemido de placer al sentir la alfombra en mis pies desnudos. Aunque me encantaban los tacones, siempre eran una tortura cuando corría para alcanzar un taxi. Me saqué el vestido por encima de mi cabeza y lo doblé, caminando para dejarlo en la silla del escritorio de Edward. Caminé de vuelta a la cama, tomando la camiseta que Edward me prestó para ponérmela. Luego de ponerme la gigantesca camiseta de Edward, desabroché mi sujetador y me lo saqué sin remover la camisa. Gateé por la cama hasta llegar a la cabecera y me metí bajo las cobijas, dejando mi espalda apoyada en el respaldo. Le sonreí a Edward que estaba lavándose los dientes en su baño, lo podía ver gracias a que la puerta estaba abierta de par en par.
Luego de unos minutos, ambos estábamos bajo las mantas de la cama, con la cabeza sobre la almohada y nos mirábamos de frente.
—¿Quieres devolverte a Nueva York? —preguntó Edward con el ceño fruncido.
—No, ¿por qué lo preguntas? Hemos llegado recién anoche.
—No lo sé… Sólo lo digo porque el objetivo principal de este viaje ya acabó…
Fruncí el ceño, confundida.
—No porque haya roto la estúpida promesa de no follar en este viaje, voy a querer devolverme a nuestro departamento.
Sí, nuestro departamento. ¿Había olvidado mencionar que vivía con él?
Encogió un hombro.
—¡Joder, no! No quiero devolverme a Nueva York aún, Edward —aclaré—. Son nuestras vacaciones y, mierda, quiero disfrutarlas en vez de estar encerrada en un apartamento.
—Bueno, prácticamente no pasarías encerrada, te la pasarías en fiestas para buscarte un hombre con quien follar —meneó sus cejas.
Lancé una suave carcajada y le pegué en el brazo. Amaba esto de nuestra amistad. Ambos nos molestábamos, pero nunca nos enojábamos. Era simple estar con Edward.
—Touché. Pero de todas maneras no quiero volver a Nueva York aún. Quiero pasar tiempo con papá, lo extraño demasiado a lo largo de todo el año.
—Lo sé. Nos quedaremos más si quieres.
—No. Está bien. Quiero tener al menos una semana para visitar a mamá y recompensarle que no la fui a ver el verano pasado. Aunque sea casi una tortura.
—Cierto. ¿Me ha invitado este año? —puso sus ojitos de cachorritos marca Cullen, y tuve que desordenarle el cabello por eso.
—Sabes que ella siempre espera que vayas conmigo a visitarla —le sonreí y bostecé, cerrándolos ojos. Supuse que ya no íbamos a hablar más, así que di por terminada nuestra noche—: Buenas noches, Edward.
—Buenas noches, Bells —pronunció bajito.
Luego de unos minutos de silencio me quedé profundamente dormida.
Hola de nuevo! Luego de mucho tiempo, he vuelto con una nueva historia. En un principio pensé que demoraría menos en subirla, pero luego de inseguridades y un montón de revisión casi inútil, aquí estoy :) Primero quería agradecer a Kären Lorena Parra Dueñas por la hermosa portada que hizo :3 y también a Emily Reina que leyó antes todo el desastre y me apoyó :)
Espero de verdad, de verdad que les haya gustado el primer capítulo. Y solo una aclaración por hacer: Bella NO está enamorada de Edward, al menos de momento :3 El segundo capítulo será este, pero contado desde la perspectiva de Ed ;)
No hay mucho que decir sobre la historia, ya que todo está en el summary. Pero por si acaso, esa escena estará en el capítulo 6 ó 7, aún no lo sé, porque tengo escrito solo hasta el 5, lo que nos lleva a que actualizaré una vez por semana (los viernes) para no atrasarme :)
Comenten si les gustó o no :) Ya saben, eso ayuda a la inspiración ;)
Cuídense mucho, mucho. Un beso y un abrazo n.n
Saludos desde Chile ;)
Lizzie
