La luz de la mañana entra por las rendijas de la persiana y golpea los ojos cerrados de mi compañero. Cuando las personas duermen, se ven pacíficas y dulces. Fudou Akio es probablemente la única excepción. Se ve igual que siempre y la sonrisa que adorna su rostro lo hace ver exactamente igual que cuando sonríe con sorna después de hacer algún comentario acido.

Sonrío ante ese pensamiento y miro el cielo raso.

Cuando estaba en el equipo de atletismo y pensaba en el futuro siempre me veía como el campeón atleta de la escuela y universidad a las que asistiera. Estudiaría la carrera que mis padres quisieran y crecería para ser el presidente y dueño de las empresas de mi papá… Es increíble ver como el destino cambia.

Tal como alguna vez le dije a Miyasaka, el futbol me apasiona. Sé que pase lo que pase debo seguir con mis estudios universitarios y en algún punto tendré el poder de la compañía familiar, pero ahora es algo que no me interesa tanto. Estoy seguro que tengo un futuro brillante en el futbol y perseguiré ese futuro así no pueda dormir todos los días.

Llevo viviendo con algunos de mis compañeros de Raimon cerca de cuatro meses. Mis papás piensan que aunque soy muy maduro para mi edad debo aprender un poco más sobre responsabilidad y eso se refiere a vivir sin ellos y las comodidades. Obviamente ellos me dan dinero mensualmente, puesto que con la carrera y los entrenamientos no tengo tiempo de trabajar. Vivimos en una buena parte de la ciudad, en una casa que mi padre y el padre de Kidou consiguieron a un "buen precio". Los demás estaban muy animados con que pudiéramos vivir juntos y que hubiera salido "barato", pero Kidou y yo sabemos que un buen precio para nuestros padres podría ser el precio de tres casas normales.

La casa tiene siete habitaciones, y en ella vivimos doce personas. Kidou y yo fuimos los primeros en llegar aquí, puesto que su padre y el mío son amigos y fue su papá quien planeo todo esto.

Antes de siquiera llevar tres días aquí, Fudou llego con una maleta y se instaló en mi cuarto.

-¿Qué crees que estás haciendo Fudou?

El solo ignoro a la pregunta de Kidou y abrió el closet. Se quedó mirando mi ropa y luego se giró y nos preguntó:

-¿Cuál de ustedes dos duerme aquí?

A pesar de que yo no salía de mi asombro le respondí que yo. El me dedico ese mohín despectivo tan suyo y dijo con una simpleza alarmante: "Sonríe porque eres mi nuevo compañero".

Kidou me miro y ambos alzamos nuestros hombros. Era una batalla perdida.

Poco a poco fueron llegando más amigos. Los siguientes fueron los chicos del Sun Garden. Hiroto y Midorikawa tomaron una habitación; Suzuno y Nagumo tomaron otra. Luego Kidou decidió que quienes vivían fuera de la ciudad debían vivir con nosotros y así fue como Afuro y Fubuki terminaron compartiendo habitación, al igual que Tsunami y Kogure.

Hace poco Sakuma se mudó a la habitación de Kidou y son una pareja, lo cual trae una ración de bromas a la casa, y a pesar de lo que muchos dicen, todos somos felices por ellos.

Lo que más me sigue sorprendiendo es que Kidou no diga nada sobre la relación de Haruna y Kogure. Todos hemos hecho nuestras apuestas sobre sus razones y yo me inclino por creer que Kidou no ha terminado de entender que su pequeña –ya no tanto- hermana este saliendo con el diablillo del equipo, y cuando lo comprenda va a arder Troya. Aun así, Hiroto piensa que él lo entiende, pero siendo Haruna y Kogure sabe que no va a pasar nada más allá del cariño que se tienen y que por eso lo permite. Endou, como siempre involucro de alguna manera el futbol con la situación y la hizo aún más bizarra.

-¿En qué piensas princesa?-. Dice la voz ronca y sensual de Fudou.

La primera vez que me hablo de esa manera me caí de mi cama y me golpee la cabeza. Cuando ya el dolor fue soportable y pude decir "chicos estoy bien", los demás suspiraron y Akio rompió en una larga y cruel carcajada.

-Vaya manera de despertar Kaeeeeruuuu-. Canto el estúpido apodo que me dio y me sonrió sarcásticamente. Yo me levante y golpee lo más duro que pude su cabeza.

Negué con mi cabeza ante el recuerdo y miro a mi compañero.

Su cabello ha crecido un poco pero los mechones blancos permanecen. Ahora tiene un aspecto más moderno y no tan rudo. Se ve sensual sin su camisa y me sorprendo al darme cuenta de algo.

¿Se ve sensual?

Me quedo mirando su rostro y caigo en cuenta de que está esperando una respuesta.

-¿Te interesa, gamberro sucio?-. Fudou sonríe y me dedica una obscenidad con su dedo medio.

-Te pregunto por qué ese rostro que pones al concentrarte me calienta.

Ese tipo de respuesta ya era tan habitual que a veces –solo a veces- le respondía de la misma manera.

-¿Ah sí? Entonces ven cariño-. Le lanzo un beso y él se carcajea.

Me incorporo pesadamente en mi cama y estiro los brazos. Fudou se enrolla más en su cama, y cubre su cabeza con la cobija.

-No te atrevas a sacarme de la cama si no quieres que este sucio gamberro te bese-. Me reta infantilmente y yo sonrío en un intento de verme seductor a pesar de que él no me está mirando.

-Vamos Kioooo, ayúdame hacer el desayuno, por favorrrrrr-. Odio hablar con este tono, y alargar las palabras, pero así me habla él y yo disfruto de las pequeñas venganzas, ya que él lo odia más que yo.

-No me digas Kio, Kazemaru.

Descubre un ojo y me mira fríamente. Yo adopto mi mejor cara de indiferencia, la cual Suzuno dice que es genial.

-Oblígame. O mejor, deja de llamarme Kaeru tú.

-¡Nunca jamás en la vida K-a-e-r-u!

Yo río divertido y le doy la espalda. Siento como mi cabello acaricia mi espalda y doy un par de pasos, escucho como Fudou se relaja pensando en que voy a salir de la habitación. Aprovechando mi agilidad me giro sin hacer ruido y levanto la cobija alrededor de sus pies.

-¡Sorpresa!-. Grito y tomo uno de sus tobillos y paso un dedo por su planta del pie. La piel de esa zona es suave y limpia.

Fudou grita y se abalanza hacía mí. Puesto que estoy en el borde de la cama el brusco movimiento me hace inclinar hacia el suelo. Fudou al ver que voy a caerme me toma de los hombros para impedir que me caiga, pero al hacerlo toma un mechón de cabello y grito de dolor. Aunque su intención era impedir que callera, su peso y el mío nos dan un último impulso y finalmente ambos caemos al suelo llevándonos la cobija.

Quisiera decir que Fudou amortiguo el golpe, pero la parte trasera de mi cabeza se llevó la mayor parte de él. Como él se agarró de mí, una parte de su cuerpo cayó sobre el mío, sin embargo se golpeó su frente con un sonoro golpe.

Mantengo mis ojos cerrados para combatir con la jaqueca que me da. Oigo abrirse la puerta y escucho como Kidou se ríe.

-¿De qué te ríes Yuuto?

-La pose es demasiado gay para un par de "heterosexuales" Ichirouta.

Abro mis ojos finalmente consiente de las palabras de mi amigo. Cuando pensé en una "parte" del cuerpo de Akio sobre mí, pensé que era una pierna, no toda su extensión. Además yo estoy sin camisa y Fudou igual.

-Cállate Yuuto-. Murmuro molesto y miro a Akio.

Su cara se estrelló contra el piso. Los mechones de cabello tapan parcialmente su rostro, aun así puedo ver que tiene los ojos cerrados desenfadadamente y de su nariz brota un poquito de sangre. Deslizo un brazo de debajo de su cuerpo y destapo su rostro.

-Esta inconsciente-. Dice Hiroto.

Como no había mirado hacía la puerta no me percate que ya casi todos estaban allí. Hiroto estaba a mi lado con Kidou. Nagumo es el único que seguía riendo.

-Haruya, cállate y ayúdalos.

Le sonrío a Suzuno mientras me ayudan a mover con cuidado a Akio. Sigue con los ojos cerrados pero ya podemos ver que la hemorragia es leve.

-¿Qué paso Kazemaru?-. Me pregunta con calma Afuro.

-Le estaba haciendo cosquillas en un pie y nos caímos. ¿Tienen una aspirina? Mi cabeza va a estallar.

-Claro cariño, ya la traigo.

Fubuki sale corriendo y Midorikawa le grita:

-¡Trae un paño y agua también!

Yo ya estoy sentado en la cama y Fudou esta acostado. Sakuma está palpando su cabeza.

-Necesito una linterna para poder ver sus pupilas. Por lo demás parece ser solo un golpe.

-Gracias al cielo eres doctor Sakuma.

-Sí, ya lo sé. Déjame verte Kazemaru, ¿dónde te golpeaste?

No digo nada y con mi mano toco la parte trasera de mi cabeza. Sakuma quita mi cabello y toca la zona. Ahogo un gemido de dolor y cierro los ojos. El dolor de cabeza se acentúa y me abstengo de gritar "¡SHIROU FUBUKI, DONDE ESTA MI ASPIRINA!"

Como si leyera mi pensamiento Tsunami me avisa que Fubuki ya viene con todo lo que necesitamos. Mientras tomo el vaso con agua y la pequeña pero potente pastillita que me extiende Midorikawa, Fubuki junto con Afuro se dedican a limpiar la cara de Fudou.

Luego dejan un paño sobre la frente de mi amigo y salen del cuarto a limpiarse las manos.

-Creo que sería bueno que durmieran. Solo fue un golpe feo. Tú tienes un chichón y Fudou se levantará con una migraña terrible, pero no es nada grave. Descansa y Kidou hará el desayuno.

Escucho el bufido indignado de Yuuto y la risa de Nagumo.

-Eres un pesado Haruya, anda a hacer el desayuno con Kidou.

Nadie niega nada ante Suzuno, así que ambos bajan enfurruñados.

-Gracias chicos.

Mi voz fue un susurro vergonzoso. Miro a Fudou y ladeo mi cabeza para esconder el sonrojo involuntario que se forma en mis mejillas al verlo. Kidou me toca el hombro y lo miro a los ojos. Tiene una expresión indescifrable lo cual me deja fuera de lugar. ¿No sé qué es lo que está pensando uno de mis mejores amigos?

-¿Qué sucede?

-No te enamores de Fudou-. No puedo controlar la expresión de sorpresa en mi rostro y finalmente reconozco lo que Kidou me dice con sus ojos: "no quiero volver a verte como antes".

Siento como las lágrimas llegan a mis ojos y muerdo mi labio con mucha fuerza.

No.

No.

-Kidou, no vayas allí…- mi voz es un siseo amenazante pero Kidou no se inmuta.

-Ven cariño, acuéstate-. Me dejo llevar por mi amigo y me siento en mi cama.- No muerdas tu labio así.

Suelto mi labio y me recuesto. No me permito llorar… cuando todo paso jure no volver a derrumbarme como lo hice.

-Descansa un poco amigo.

Kidou me besa la frente y se gira. Cierra la puerta y solo en ese momento lloro. Me permito recordar todo lo que llevo guardando hace dos años. Tomo mi celular y marco el número que se me de memoria, el número del hombre que rompió mi corazón…

-¿Aló?

La voz suena somnolienta y me quedo callado. No contesta el portero de Raimon, si no Natsumi… me trago el nuevo sollozo que ataca mi garganta y consigo decir:

-¡Natsumi! Hola… llamaba para invitarlos a comer hoy-. Soy un gran mentiroso.

-¡Kazemaru! Claro que iremos, ¿ya le dijiste a Goenji y los demás?

-No, ¿quieres llamarlos o lo hago yo?

-Lo haré yo. Tu solo has una deliciosa comida-. La risa cantarina y el tono meloso de Natsumi me abren la herida mental de una manera espantosa, pero me trago todo y sonrío con franqueza.

-Apuesta que lo haré-. Rio y a pesar de todo es un risa real.

-Claro dulzura, luego nos vemos.

Natsumi tranca su teléfono y yo lo miro con expresión vacía. Tres años… Sacudo mi cabeza y miro a Fudou. Sigue inconsciente, por lo que me levanto de mi cama y me acerco a él.

No te enamores de Fudou.

Llego tarde el concejo amigo.