Hola!

Como he dicho en el resumen, esta historia consta de capítulos independientes sobre diferentes personajes masculinos de Fairy Tail.

Si os apetece algún capítulo con unos personajes concretos viviendo situaciones concretas solo tenéis que pedírmelo e intentaré complaceros.

Saludos y abrazos!


El dragonslayer de rayos esperaba irritado y furioso debido al transcurso del trabajo que estaba realizando. A pesar de que sabía que podía con ellos de sobra, le estaba costando mucho esfuerzo y auto control no acabar con la vida de los molestos magos oscuros de un clan menor que estaba atemorizando a una pequeña aldea mediante la exigencia y el cobro ilegal de peajes y demás tributos que se inventaron. Lo que más le irritaba era la espera tan larga que estaba sufriendo mientras llegaban a su guarida, donde no había podido hacer otra cosa que no fuera esperar y mirar a las musarañas.

Pero mientras se miraba los bolsillos buscando algo de comida, se encontró con un papel que no recordaba haber metido antes ahí. Lo abrió y lo leyó despacio.

¡Laxus!

NO te olvides que hoy cenas en mi casa. Perdiste la apuesta y tienes que seguir las reglas.

Te estaré esperando…

Freed…

Sonrió recordando la apuesta que había hecho con su capitán; si perdía tendría que ir a cenar a su casa… y perdió, así que le tocaba pasar una velada en casa de su compañero. No es que le importara, Freed cocinaba de maravilla, pero por dentro sentía que no lograba ver del todo las intenciones que tenía, algo había en sus actos que lograba confundirlo a veces desde hace tiempo. Pensó en las cosas que hacía para él continuamente y suspiró, Freed siempre había estado a su lado, para lo bueno y para lo malo, y a veces veía en sus ojos algo más que lealtad o admiración, pero el dragonslayer no podía imaginarse que es lo que realmente albergaba en el fondo de su corazón.

Por fin aparecieron los magos, les amenazó demostrándoles que les pasaría si volvían a atemorizar a esa gente y se marchó contento y con paso ligero a casa de su capitán sin molestarse siquiera en cambiarse la ropa del viaje. Entró en su casa sin llamar, desactivando sus runas como siempre hacía y le llamó al no verle por allí.

-¿Freed?-

-¡Ahora mismo salgo!-

Se sentó en su sillón con un suspiro de alivio debido al día tan aburrido que había tenido y esperó a que saliera del cuarto de baño. Mientras aparecía pudo oler un exquisito aroma que provenía de la cocina y distinguió que se trataba de su comida favorita, guiso de carne con setas y patatas. Sonrió una vez más y murmuró en voz baja:

-¿Cómo logra saber siempre lo que quiero?-

-Porque te conozco muy bien, Laxus Dreyar-

-Vaya… no sabía que tenías ese oído tan fino-

-Estaba cerca… E-es pronto ¿Q-quieres dar una vuelta?- le preguntó sin poder evitar ruborizarse ligeramente.

-Sí, porque no… necesito despejarme de esta mierda de día- le dijo a la vez que se hipnotizaba con el olor a aire fresco que desprendía el jabón que había usado para ducharse.

Freed dio gracias por lo lento que era Laxus a la hora de fijarse en detalles como su rubor o lo arreglado que estaba y salieron de su casa quedándose en un inusual silencio del que Laxus sí se percató.

-¿Qué pasa, Freed?-

-¡N-nada! ¿ha-has visto la nueva tienda de pasteles? Podríamos comprar alguno para... ¡para el postre!-

-Como quieras- le contestó encogiéndose de hombros.

El corazón de Freed latía con fuerza, aunque no era la primera vez que salía con Laxus a solas, esta vez era diferente ya que no estaban trabajando y se las había ingeniado para tener una cita con él, pero el problema era que su acompañante no lo sabía.

-¡Mira! Es aquí- dijo eufórico mientras agarraba su brazo y le arrastraba hacia la pastelería.

Laxus suspiró y se dejó llevar por su capitán mientras pensaba en la actitud tan extraña que estaba teniendo esa tarde. Le esperó con los brazos cruzados ignorando a las chicas que estaban admirando sus músculos hasta que por fín terminó de comprar y se lo llevó agarrando su bíceps derecho a la vez que decía a sus admiradoras:

-¡Dejad a Laxus!-

El dragonslayer siguió sus pasos por la transitada calle principal sin saber muy bien que intenciones tenía ni por qué estaban andando por allí, cuando le dijo de ir a dar una vuelta se imaginó que irían a algún lugar tranquilo y relajado y no a la calle comercial más abarrotada.

-¿Q-quieres que tomemos un café en esta cafetería? Me ha dicho Ever que es exquisito-

-Sí, un café me apetece bastante. No conocía este sitio-

-Yo tampoco, me habló ayer de él-

Freed estaba eufórico, le gustaba pasar tiempo a solas con Laxus y aunque no fuera una cita real, estaba muy a gusto y cómodo. Pidieron dos cafés y mientras esperaban a que se los sirvieran, charlaron tranquilamente sobre el trabajo que tenían planeado hacer dentro de dos días, pero de repente una explosión cercana les sobresaltó, se pusieron alerta y escanearon con la mirada en todas direcciones para ver de donde provenía el ataque.

Laxus se fue a la calle principal y Freed se quedó en la cafetería por si alguien de los que allí se encontraba necesitaba ayuda. Intentaba calmar a todos los que habían entrado en pánico y ayudaba a los camareros a evacuar a la gente hasta que vio una bola de fuego ir directa hacia una madre que intentaba calmar a su hija, sin pensárselo dos veces salió corriendo y se interpuso en la trayectoria del hechizo absorbiendo todo el impacto con su cuerpo. Se aseguró de que las dos estaban bien y jadeando hincó las rodillas en el suelo y se sumió en la oscuridad.

Se encontraba cómodo y a gusto, se acurrucó y subió más su manta hasta taparse el cuello. Agarró con sus dos manos la mano grande y fuerte que acariciaba su hombro y comenzó a jugar con sus dedos hasta que se sobresaltó al escuchar una voz familiar:

-Freed… ¿estás bien?-

El peliverde le soltó avergonzado y le intentó contestar sin que las palabras le fallaran:

-¡L-Laxus! S-sí, creo que sí ¿Qué ha pasado?-

-Según los que estaban allí hiciste el idiota y te pusiste en la trayectoria de una bola de fuego- le dijo Laxus molesto.

-Y-ya es que…-

-¡Es que, ¿que?!... ¿¡Estás loco!? ¡Si no llego a estar yo allí te hubiera matado mientras estabas inconsciente!-

-L-lo siento, Laxus- bajó la mirada y le dijo -Hubieran muerto si no me hubiera dado a mí-

-¿Quienes?- le preguntó rebajando su tono.

-Una mujer que estaba con su hija pequeña… no podía quedarme quieto… lo-lo siento-

El dragonslayer se quedó en silencio y sorprendido, la tristeza que se reflejaba en la cara de su compañero le estaba poniendo nervioso y sabía que tenía que disculparse, pero lo que había hecho pudo acabar con su vida y eso le asustó. Cuando le vio tirado en el suelo a punto de recibir el golpe de gracia del mago oscuro que había atacado la ciudad por capricho, entró en pánico y por primera vez en su vida, Laxus Dreyar podía decir que había sentido lo que era el miedo.

Decidió bajar su tono y regañarle con más suavidad.

-No vuelvas a hacer una locura así… podrías haberte transformado o escribir alguna runa rápida. No te dejes llevar por los instintos-

-Sí, Laxus- dijo con el mismo tono triste y apagado.

-¿Qué pasa, Freed?-

-Na-nada- volvió a tumbarse en su cama y a enterrarse bajo la manta, pero Laxus se la retiró de la cara e insistió.

-Qué paaaasa, dímelo-

-M-me lo estaba pa… pasando muy bien-

-¿Q-qué?- Laxus estaba realmente sorprendido ese día con su capitán.

-No puedo mover el cuerpo, me duele todo- dijo cambiando de tema.

-Claro que te duele, fue un maldito golpe directo-

-Has acabado con él ¿verdad?-

-Sí… era un inútil, no sé qué pretendía pero no duró mucho-

-¡No hay nadie que pueda siquiera hacerle sombra a tu fuerza, Laxus!… por cierto ¿Cuánto he estado inconsciente?-

-Nada, una media hora- le dijo levantándose y acercándose a la ventana.

De repente Freed emitió una exclamación, estaba en su cama y él no había ido allí solo, así que… Laxus le había llevado. Una sonrisa se tatuó en su cara mientras volvía a esconderse entre sus sábanas, estaba feliz solo con saber que su dios le había llevado en brazos hasta su casa y le había metido en la cama. Suspiró ensimismado en su propio mundo hasta que su dios le sacó de él.

-Oye… ¿puedes levantarte?-

Freed vaciló… ¿podía?... claro que podía pero, ¿quería hacerlo?... de eso no estaba seguro. Le estaba gustando que se preocupara por él y que le atendiera, pero no quería engañarlo. Debatió unos instantes consigo mismo sobre sus dos opciones y al final su felicidad y necesidad ganaron la batalla.

-N-no… eeeh, me duele m-mucho- ocultó su rubor gracias a las sábanas con las que se había tapado y sonrió cuando le escuchó decir.

-Vale… ¿tienes hambre?-

-Hm- le dijo asintiendo tímidamente.

-Lo que preparaste está ya hecho ¿no?-

-Sí, solo hay que servirlo-

-Bien, ahora vuelvo- Laxus se alejó camino a la cocina dejando a un feliz Freed en la cama.

-¿Qué le pasa? Está muy raro hoy- comenzó a servir la comida mientras pensaba en lo que le pasaba a su capitán -y no ha sido por lo del hechizo, ya estaba así antes- se echó un buen plato de guiso y agarró otro plato para Freed -me está poniendo nervioso- mientras sostenía el cucharón lleno se quedó quieto -Está jodidamente irresistible hoy- -¿¡QUÉ!?- La comida se cayó al suelo e intentó limpiarla rápidamente con el corazón acelerado.

-¿¡Laxus!? ¿¡Estás bien!? ¿¡Por qué has gritado!?- le preguntó desde la habitación.

-¡S-sí! eeeeeh… ¡s-se me ha caído comida! ¡No p-pasa nada!- -Mierda, Laxus… ¡contrólate!-

Cuando estuvo de nuevo calmado se dirigió con la comida al cuarto de Freed, le dejó la bandeja en las piernas y se sentó en su escritorio a comerse su comida. Mientras se metía en la boca la primera cucharada no podía dejar de mirarlo; estaba sonriente y se le veía muy feliz a pesar de que estaba en la cama sin apenas moverse y con todo el cuerpo dolorido. Su cara estaba ligeramente ruborizada y sus movimientos eran lentos pero seguros. Mientras seguía concentrado en su capitán, este le miró y Laxus reaccionó rápidamente volviendo su mirada al plato de comida.

-¿No te gusta, Laxus? No estás comiendo- dijo con una cara de tristeza que asustó de nuevo al dragonslayer.

-S-SI… ¡Sabes que sí me gusta! Por eso lo has hecho ¿no?- -¿¡Qué!? ¿Por qué he dicho eso?-

-¿E-eeeh? ¡sí! Sé que siempre te pones muy contento cu-cuando comes este guiso-

-¿Sí?-

-¡Sí!- le dijo con una gran sonrisa.

Acabaron su comida, Laxus se llevó los platos a la cocina y Freed se quedó en la cama pensativo, se arrepentía de haber fingido que estaba convaleciente ya que era él quien había invitado, o más bien obligado, a Laxus a ir a su casa a cenar y no le gustaba la idea de que estuviera fregando sus platos, así que puso los pies fuera de la cama y caminó con dificultad a la cocina… después de todo parecía que no se encontraba todo lo bien que se había imaginado.

-¡Freed! ¿¡Qué haces!? Ya lo hago yo… vuelve a la cama, no puedes andar y vas a…- usó su velocidad del rayo para ir a su lado y agarrarlo antes de que cayera al suelo -a caerte-

-Laxus…- el rubor se intensificó cuando los poderosos brazos lo sostuvieron, su corazón latía a toda velocidad y sus manos comenzaron a sudar... estaba tan cerca del cuerpo de su dios que no podía hacer nada para evitar su excitación.

-Vamos, te ayudaré a volver… deja de hacer el idiota-

Le dejó con cuidado en la cama y cuando iba a incorporarse para irse Freed le agarró el cuello de su camiseta.

-Espera-

Laxus volvió a sorprenderse por enésima vez ese día y apartando su mirada de sus ojos azules le dijo.

-¿Qué pasa ahora?-

-Gracias-

-¿Por?-

-Por quedarte conmigo para ayudarme-

-¿Pero qué me pasa?- pensó Laxus mientras se perdía en sus ojos -N-no pasa nada-

-Nunca hemos hecho nada juntos que… que no sea trabajo- dijo soltando su camiseta.

-Lo hemos hecho hoy-

-Bueno… no ha sido como q-quería que fuera pero…- se calló de golpe consciente de que había hablado más de la cuenta.

-¿Pero?-

-Na-nada… e-estoy bien si quieres irte, m-mañana estaré recuperado y podré...-

-No cambies de tema. Has estado muy raro hoy ¿Qué pasa, Freed? ¿Hay algo que me estás ocultando?- le preguntó mientras se le aceleraba el pulso de nuevo.

-N-no… bueno ¡sí! pe-pero-

Su cara sonrojada, su tartamudeo, su pulso, el dragón que habitaba dentro de Laxus distinguió todos esos indicadores con facilidad durante todo el día, pero ahora misteriosamente logró atar cabos. -Así que era eso-

Laxus siempre había tenido pegado a Freed, pero como él acababa de decir, no solían hacer nada juntos que no fuera trabajo y el mago de runas era muy responsable como para dejarse llevar por sus sentimientos cuando trabajaba. Por tanto se podía decir que hoy era el primer día en el que el peliverde había podido ser quien realmente era… y a Laxus le estaba gustando esta nueva cara de su capitán, divertido, tierno, cariñoso, tímido…

-E-es que quería pasar un rato contigo fuera del trabajo y…-

El dragonslayer no pudo más con toda esa ternura e impulsivamente agarró su barbilla y le besó rozando sus labios muy superficialmente, nunca había besado a otro hombre y tampoco tuvo tiempo para pensar bien si realmente quería avanzar su relación con su capitán hasta esos niveles, pero cuando escuchó a Freed gemir con ese simple contacto, quiso más. Intensificó el beso y se sentó en el borde de la cama con sus manos en el colchón, su boca exploraba la de su compañero con curiosidad y sentía que cada vez le estaba gustando más.

Después de un par de minutos se separó, acarició su mejilla y retiró un par de lágrimas que asomaban de sus ojos.

-¿Querías esto?-

Freed asintió y le logró decir a pesar de su nerviosismo -Sí-

-¿Desde cuando?-

-¿Q-qué?-

-¿Desde cuándo has querido esto?-

-Laxus… desde… desde siempre, yo…-

-Tranquilo, Freed. Cálmate- le silenció juntando sus labios de nuevo, esta vez una de sus manos se posó en su muslo derecho y lo acarició con la yema de sus dedos. Agarró su cintura y le sentó en su regazo mientras aumentaba la intensidad del beso escuchando esos gemidos a los que empezó a hacerse adicto. Freed empezó a reaccionar y le devolvió el beso tímidamente rodeando su cuello con sus manos temblorosas, el dragonslayer notó que seguía muy nervioso y se propuso calmarlo enjaulándolo entre sus brazos.

-Ven aquí… no estés tan nervioso-

Freed se apoyó en su pecho escuchando el ritmo acelerado de su corazón y sonrió pensando que después de todo el temido y poderoso dragonslayer también era humano.

-Laxus-

-Dime-

-¿Por qué me has besado?-

-¿QUÉ?- Laxus se sobresaltó con la pregunta… -¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Es que no está claro?- -Freed, tu inteligencia está por encima de la media ¿De verdad me has preguntado eso?-

-¡N-no! es que… quiero decir que… ¿qué sientes tú por mí?-

El dragonslayer suspiró y le dijo -Lo que ahora mismo sé es que quiero que estés entre mis brazos y que quiero besarte otra vez en cuanto dejes de preguntar tonterías-

-Ya he dejado de preguntar t-tonterías-

-¿Seguro?- le preguntó retirando una lágrima aislada de su mejilla.

-Hm… sí-

Laxus sonrió y volvió a besarlo, esta vez su lengua pidió permiso para entrar rozando sus labios y estos se lo concedieron sin dilación abriéndose para que paseara a su antojo. Sus lenguas se conocieron y se acariciaron lentamente mientras sus manos hacían lo mismo y se entrelazaban con timidez en la pierna del dragonslayer.

Los gemidos suaves que Freed estaba emitiendo constantemente estaban alterando el cuerpo de Laxus, sus acciones se hicieron más apremiantes y sus manos pasaron a conocer zonas de la anatomía de su compañero que le hicieron sobresaltarse a sí mismo rompiendo el beso.

-L-lo siento es que…- dijo Laxus arrepentido de ese sobresalto.

-Si no quieres podemos p-parar… s-sé que no te gustan los hombres y…-

-Deja de poner palabras en mi boca, tú eres un hombre ¿no?-

-S-sí pero…-

-Cállate-

Selló sus labios de nuevo y esta vez la mano invasora no vaciló, acarició la ingle derecha de Freed, que involuntariamente abrió un poco más sus piernas, y se entretuvo deslizándose por esa zona de su muslo, aumentando la presión a medida que la excitación del dragonslayer aumentaba.

Cuando notó que su entrepierna estaba despierta tumbó a Freed en la cama y acarició su mejilla intentando aplacar los nervios que tenía.

-Ayer nunca me hubiera imaginado que esto pasaría entre tú y yo-

-Y-yo tampoco- le dijo Freed sin atreverse a tocar su cuerpo.

-¿Estás bien?-

-Nunca he estado mejor-

-Entonces… es que no te gusta mi cuerpo- dijo con una sonrisa.

-¿QUÉ?- le gritó sentándose de nuevo -¿Por q-qué dices e-eso?-

-Porque pareces una estatua-

-¡N-no! E-es que yo…-

-¿Tienes idea de cuánto me gusta esa timidez?... Ven aquí-

Le sentó en su regazo de nuevo, esta vez colocó las piernas del peliverde rodeando su cintura y le atrajo a su cuerpo todo lo que pudo hasta que su erección estuvo debajo del cuerpo de Freed.

-¿Notas eso?-

Freed asintió sintiendo un intenso rubor y apartó la mirada de sus ojos.

-Es por tu culpa… eso es lo que me haces sentir, me da igual que seas un hombre, creo que eso ya no me importa en absoluto… Así que deja de tener miedo y haz lo que dices que siempre has deseado-

Freed volvió a mirarle con la respiración peligrosamente acelerada, su mano temblorosa se posó en sus perfectos pectorales y bajó en cámara lenta hacia sus abdominales, entreteniéndose con cada línea de sus músculos durante una eternidad. Alguna lágrima aislada seguía cayendo de vez en cuando por su rostro mientras Laxus iba perdiendo la paciencia con el tiempo que se estaba tomando.

-Freed… no… no me tortures así-

-S-siempre he soñado con… con tocar e-este cuerpo tan perfecto- puso sus dos manos en su pecho y le miró a los ojos -Dime que no estoy soñando-

-Mierda… no, no estás soñando-

El dragón agarró su cintura y le tumbó en la cama de nuevo, se situó entre sus piernas y le besó de una forma distinta a las anteriores… con desesperación. Su mano tocaba el cuerpo de Freed como si le perteneciera y le hacía estremecerse acariciando su bajo vientre.

-Me encantan esos gemidos... eres tan dulce-

-Laxus-

La posesiva mano se metió por debajo de la goma de sus pantalones de pijama y bajó el ritmo, dejó a un lado la rudeza y volvió a ser tierna y suave mientras acariciaba su erección con timidez. Jadeaba sintiendo el miembro de Freed en su mano y escuchando sus sonidos de placer, le masturbó despacio al mismo tiempo que le besaba de nuevo y bajó sus pantalones con delicadeza a la vez que se desabrochaba los suyos, pero no sin antes preguntarle.

-¿Quieres que pare?-

-¡N-no! Sigue-

Una vez libre de restricciones y cuando comprobó que no estaba haciendo nada que no quería su capitán, terminó de desnudarse. Freed se quedó sin aliento cuando vio el cuerpo sin ropa de su dios y se tumbó de nuevo dejando que Laxus hiciera con él lo que quisiera. Se mordía la mano intentando acallar los numerosos gemidos que querían salir de su garganta e intentaba que las lágrimas no volvieran a salir.

-No me prohibas escucharte… tranquilízate, no estás haciendo nada malo. Me gusta oir como disfrutas-

Freed sentía que con cada palabra que su dios pronunciaba el clímax se acercaba dando saltos a la vez que su miembro comenzaba a gotear ligeramente y a temblar bajo el dominio de la poderosa mano que aumentaba su velocidad cada vez que el se retorcía gimiendo como le había pedido. Laxus aumentó el ritmo y frotaba el borde de su glande una y otra vez mientras le susurraba que se relajara y que no se resistiera… y Freed no pudo más, sin decirle nada por la vengüenza que sentía se incorporó en la cama apoyando sus codos en el colchón y con varios gritos cortos observó como eyaculaba gracias a las deliciosas y placenteras caricias de la enorme mano de su dios.

-¿Te ha gustado?- le preguntó Laxus retirando las lágrimas de su mejilla.

-M-mucho- le dijo temblando por la excitación.

Cuando su orgasmo cesó se le quedó mirando nervioso sabiendo que ahora era su turno. Se incorporó para volver a poner sus manos en él aunque esta vez sin vacilar y con más decisión. Recorrió con las dos su enorme torso, agarró con ellas su erección arrancando un gemido de su garganta y le masturbó con ambas recorriendo toda su longitud de arriba abajo. El dragonslayer no se esperó esa técnica, no podía frenarlo, quería que esas manos suaves y delicadas siguieran haciéndole sentir las emociones que recorrían su cuerpo, le habían masturbado muchas veces, pero ninguna había sido tan dulce y tierna como la que Freed le estaba regalando, esta vez no era lujuria desesperada, sino que se desprendía amor y cariño con cada caricia.

-Freed… voy a… no puedo más- le advirtió cuando pasaron unos minutos.

El peliverde tragó saliva y aumentó el ritmo masturbándole con una sola mano mientras juntaba sus labios con los de su dios de nuevo sentándose de lado en su muslo. Laxus agarró su cadera y le acarició al borde del clímax, agarró su miembro semi flácido y dejó que su orgasmo se liberara cuando escuchó como Freed gemía en su boca.

El capitán de los Raijinshuu se miró la mano cubierta de semen y su rubor se intensificó cuando Laxus la sostuvo entre las suyas y la acarició.

-No me esperaba que usaras esa técnica… Parece que no eres tan tímido como aparentas-

-¡La-Laxus! ¡S-soy hombre también!… s-sabía q-que te gustaría-

El dragonslayer sonrió y le besó brevemente con suavidad y le dijo.

-Vístete-

-¿¡Qué!?-

-Voy a enseñarte una cosa que te va a gustar-

-¿Qué es?- preguntó intrigado sonriendo.

-Lo verás cuando lleguemos-

El dragonslayer sonrió y se vistió con decisión, sabía que Freed se alegraría de saber que recordaba perfectamente donde se encontraba la cascada de agua en la que se conocieron el día que Laxus agarró su mano hace 15 años impidiendo que se cayera por ella. Era el mejor escenario para confesarle lo que sentía realmente por él.