Ya sabeis que no puedo estar mucho tiempo sin traer una nueva historia. Esta empezó a dibujarse en mi mente hace algunas semanas, y por fin hoy he decidido darle una oportunidad. Actualizaré todas las semnas, pero no creo que pueda actualizar más de una vez a la semana. Espero que os guste. Acepto críticas. Las reviews dan vida a las historias


Capitulo 1

Rick terminaba de llegar a casa antes de meterse en la cama decidió prepararse un bocadillo, había sido una noche bastante movida por lo que no había habido tiempo para cenar, sacó una botella de cerveza de la nevera y colocó todo sobre una bandeja llevándolo hasta el salón y dejándolo sobre la mesa auxiliar. Antes de sentarse fue al dormitorio principal para cambiarse de ropa y ponerse un pijama limpio.

Al entrar en el cuarto se quedó parado al lado de la puerta, mirando como su mujer dormía plácidamente, giró sobre sí mismo y abrió la puerta contigua, sonrió al ver cómo su pequeña hija dormía abrazada a su osito preferido. Suspiró, odiaba llegar a esas horas a casa, porque nunca podía estar con sus mujeres, siempre que llegaba a casa ellas estaban dormidas.

Regresó a su dormitorio y cogió el pijama, con él en las manos se dirigió al baño de la entrada y se cambió allí como hacía cada día para no despertar a su esposa, por fin se pudo sentar a cenar y tomarse su cerveza.

Después de comerse el bocadillo y tomarse dos cervezas llegó la hora de irse a dormir, el reloj marcaba las cinco de la mañana, en dos horas su mujer se levantaría, y en dos horas y media ella y su hija saldrían rumbo a la guardería y el trabajo.

-¿Qué hora es? – Preguntó una somnolienta Meredith.

-Duerme cariño, aún es pronto – Contestó Rick abrazando a su mujer, sintiendo casi de inmediato la respiración pesada de ella.

El incesante sonido de su móvil hizo que se despertase comprobó la hora, tan sólo eran las nueve de la mañana, sólo había dormido cuatro horas, nada más contestar al teléfono saltó de la cama, cogió el primer pantalón y camiseta que encontró, se puso unas viejas deportivas y salió corriendo de su casa.

Castle decidió tomar su moto, por las noticias que había recibido sabía que moverse por la ciudad en coche sería imposible, llegó al World Trade Center, pocos minutos después de recibir el aviso.

En el vestíbulo se había creado un centro de mando, según iban llegando tomaban sus equipos y comenzaban a recibir órdenes de sus superiores, las primeras unidades entraron en el edificio y comenzaron a subir las escaleras.

Castle había entrado en el cuerpo de bomberos siguiendo los pasos de su padre, su abuelo y su bisabuelo. Alexander Castle falleció en un terrible incendio en los muelles, su hijo tan solo tenía diez años, pero desde ese mismo día el pequeño Rick había decidido que él también sería bombero.

Castle escuchó como su capitán le llamaba tan pronto le vio aparecer, sus órdenes de entrada fueron organizar un mando móvil también fuera, en Vesey Street.

-Jefe, ¿está seguro de que situar ahí el móvil sería acertado? – Rick elevaba su vista hacia las torres.

-No es idea mía, Castle, el jefe lo ha decidido. Cuando lo hayas organizado todo te quiero en la Torre Norte – Castle asintió pese a sus reticencias.

Una vez organizado el mando móvil y antes de ir hacia la Torre, sacó su móvil para llamar a su esposa, esperaba que aquel día la reunión de primera hora que tenía fuese fuera de las oficinas centrales, porque de lo contrario su mujer se encontraba dentro de la Torre Sur. El móvil no daba señal, el no poder hablar con Mer le ponía aún más nervioso, pero de momento debería centrarse en su trabajo y respecto a Mer sólo le quedaba rezar.

Cuando estaba a punto de entrar en la Torre su móvil sonó, pero antes de poder contestar perdió la cobertura.

-Castle, te necesito dentro – Se giró y vio a su capitán llegando a la carrera- Quiero que inspeccionéis las plantas por debajo del impacto y que saquéis a todas las personas que encontréis, pero os quiero fuera en cuanto os lo diga. ¿Está claro? – Castle asintió- Mueve a tus chicos, os quiero de vuelta.

-Cap Beckett, ¿qué frecuencia usaremos? – Castle preguntaba con su radio en la mano.

-La tres – Contestó su capitán, Rick localizó la frecuencia y salió escaleras arriba con sus hombres.

El capitán Jim Beckett, llevaba en el cuerpo de bomberos desde los veintitrés años, pese a los esfuerzos de sus padres por hacerle estudiar una carrera, él siempre lo tuvo claro, quería ser bombero y finalmente logró lo que siempre quiso.

Su móvil en el momento de ir nuevamente hacia el puesto de mando.

-Jim, ¿qué está pasando?

-Tranquila cariño, ha habido un accidente aéreo, pero lo tenemos controlado – Mentía intentando tranquilizar a su esposa.

-Jim, no es un accidente, dos aviones contra las torres y hablan de un tercer avión secuestrado, esto suena más a atentado que accidente.

-Johanna, tengo que volver al trabajo, siento tener que dejarte – Jim sabía que su esposa estaría intranquila hasta que le viese aparecer por casa.

-Te quiero de vuelta, Jim, dime que Katie no está por ahí – Johanna suplicaba porque su hija no estuviese en la zona.

-No lo sé, no la he visto – Fue lo único que Jim pudo contestar.

Johanna Beckett escuchaba todas las noticias que llegaban en la televisión de su despacho en los Juzgados de Queens, proveniente de una familia de policías Johanna se decantó por estudiar derecho y con los años había logrado ser una de las jueces más respetadas de la ciudad de Nueva York.

Faltaba un minuto para las diez de la mañana cuando la Torre Sur colapsaba, llevándose con ella a cintos de bomberos, policías y trabajadores que no tuvieron tiempo de salir.

Castle llegaba al vestíbulo de la Torre Norte al mismo tiempo que la Sur se desplomaba, en ese instante su corazón dejó de latir, suplicó porque Mer estuviese fuera o de estar en su oficina del último piso que hubiese tenido tiendo de salir.

-Castle, te necesito en los escombros –Gritaba el capitán Beckett cuando le vio aparecer.

-Sí señor – Castle y sus hombres corrieron hacia aquel lugar.

En su carrera chocaron con varios agentes de policías.

-Vengan con nosotros – Fue lo único que Castle les dijo.

-¿Qué tenemos que hacer? – Castle se giró encontrándose con una joven agente.

-Buscar supervivientes – Dijo al tiempo que comenzaba nuevamente a correr- ¿Cuál es tu nombre?- Ella le miró alzando una ceja- Es para poder gritar tu nombre y no un "Eh tú" en caso de tener que salir a la carrera.

-Kate – Contestó ella.

-Bien, Kate, soy el teniente Richard Castle, pero puedes llamarme Castle, como todos.

Tan solo veintiocho minutos después la Torre Norte se venía abajo.

-¡Mierda! – Gritó Castle- ¡Llamad al resto de los chicos! Quiero saber si están fuera.

-El centro de mando, ha desaparecido – Castle se giraba viendo cómo todo había dejado de estar en pie- ¿buscamos al capitán? – Castle asintió.

-Ve tú Espo, necesitamos toda la información posible, el resto continuad con los escombros.

-Castle, ¿Quién es el capitán que estáis buscando? – Preguntaba Kate mientras sacaban una nueva víctima de los escombros.

-Cap Beckett – Castle vio como la cara de la joven agente palidecía- ¿Estás bien?

-Es mi padre – Dijo con los ojos llorosos.

-¿Tú eres la pequeña Katie? Tranquila seguro que tu padre está a salvo. ¿Cuántos años tienes ya? – Decidió darle conversación para evitar que continuase pensando en su padre.

- Veintiuno, ¿crees que soy joven para ser policía?

-Para nada, yo entré en el cuerpo de bomberos a los veinte, ahora tengo treinta y dos, una mujer y una hija pequeña – Kate asintió.

-Por eso me sonaba lo de Castle, mi padre habla a menudo de ti, dice que eres quien le sustituirá.

-¡Katie! – Kate se giró y corrió hacia su padre.

-¡Papá! – Jim miró a Castle que sonreía ante la escena, no estaba mal encontrar algo bueno en un momento tan catastrófico como el que estaban viviendo.

Las horas pasaban, las listas de policías, bomberos, sanitarios desaparecidos crecían, la ciudad de Nueva York estaba cerrada, las noticias sobre un avión chocando contra el pentágono llegaron.

Los hombres estaban exhaustos, pero aún así continuaban luchando por encontrar nuevos supervivientes. A las cinco y veinticinco cae un nuevo edificio, en ese mismo instante Castle se derrumba y comienza a gritar.

Tiene la mirada fija en su móvil, por fin ha recuperado la cobertura y le ha llegado un mensaje de voz. Kate llegó hasta él, intentó que reaccionase pero Castle estaba como ido.

-¡Cap Beckett! – gritó Kate- Algo le pasa a su teniente.

Jim se acercó hasta su hombre, le arrancó el móvil de las manos y una vez escuchó el mensaje de voz no pudo evitar que las lágrimas comenzasen a escapar de sus ojos.

-¿Qué sucede? – Preguntó Kate al ver la reacción de su padre.

-La esposa de Castle, estaba en la Torre Sur, era una llamada de despedida – Kate se tapó la boca con sus manos y clavó su mirada en aquel hombre que llevaba horas dando órdenes y salvando vidas, tirado sobre la calle, llorando como un bebé- Quiero que lo saques de aquí, llévatelo, id buscar al colegio a la pequeña Alexis, llévales con tu madre, está en casa de la tía Teresa.

-Pero, aquí sigue habiendo mucho que hacer – se quejó Kate.

-Agente Beckett, es una orden, no soy su capitán pero soy el único capitán que ahora mismo hay aquí, ¿piensa desobedecerme? –Kate aceptó a regañadientes las órdenes de su padre.

-¿Y si se niega?

-Le esposas, y te lo llevas a la fuerza, ¿eres o no eres policía?

-Castle debemos ir a por Alexis – Dijo Kate poniéndose en cuclillas junto a Castle, éste al escuchar el nombre de su hija se puso en pie.

Alexis corrió a los brazos de su padre cuando le vio llegar, Castle abrazaba a su hija con fuerza y llenaba su cara de besos.

-¿Ya has terminado de trabajar?

-Sí cariño, ahora vamos a casa de una amiga – Alexis se agarraba con fuerza al cuello de su padre.

-¿Y mami? – Rick cerró los ojos, no podía contestar.

-Hola, soy Kate una amiga de papi, y vamos a ir a jugar a casa con mi madre, ¿quieres? Tiene un columpio super chulo en el jardín y un cachorro – A Alexis se le iluminaron los ojos al escuchar eso.

-Ale, tienen un perro – Dijo mirando a su padre.

-Sí cariño, vamos – los tres se montaban en el coche patrulla de Kate.

Cuando los tres llegaron a casa de Teresa, Johanna salió corriendo a recibirlos, abrazó con fuerza a su hija.

-Dios, me alegro tanto de tenerte aquí- Dijo Johanna separándose un poco de su hija.

-Debo regresar – Dijo ella.

-No, de eso nada, las órdenes de tu padre son que no te muevas de aquí – Johanna se acercaba hasta Castle y su hija- Rick, querido – empezó a decir pero se le rompió la voz de inmediato.

-Alexis porque no vas con Teresa a ver al cachorro – Teresa estaba de pie en el porche, la niña asintió y salió corriendo.

-Gracias Johanna, gracias – decía Castle roto por el llanto- Tu hija tiene razón ambos debemos regresar, aún hay muchas cosas por hacer – Kate asintió.

-Rick, te conozco desde hace años, sé lo importante que es para ti tu trabajo, pero ahora mismo tienes que pensar en Alexis, no puede perder a sus dos padres el mismo día – Castle agachó la cabeza- Piensa en tu hija, por favor – le dijo posando su mano sobre el brazo de Castle.

- Mi madre tiene razón, debes quedarte con tu hija – Castle asintió, no le quedaban fuerzas para negarse- Pero yo debo regresar.

Pese a las insistencias de Johanna su hija regresó a la Zona Cero.

Aquel 11 de Septiembre de 2001 quedaría gravado en la mente de millones de personas, entre esas personas se encontraban Richard Castle el cual perdió a su esposa en el derrumbe de la Torre Sur, Alexis Castle que perdió a su madre, la familia Beckett que vio como gran parte de los hombres a las órdenes de Jim morían luchando por salvar a otras personas. Y Kate Beckett que aquel día creció no sólo como policía sino como ser humano.