Titanomaquía
Prólogo
Depués de la derrota de Ragnarok, la Federación Shimpaku se había vuelto la pandilla mas poderosa de la ciudad. Muy pocas agrupaciones quedaban por miedo a ser las siguientes en ser destruidas, Nijima sacaba provecho de aquellas personas haciéndolos sus sirvientes o subordinados. Por una u otra razón Kenichi seguía en la federación, para ser mas precisos el motivo por el cual por fin había aceptado ser el comandante supremo era que Miu formó a ser parte de ellos.
En uno de aquellos días de paseo Sigfrit y Thor caminaban platicando sobre música y sumo cuando por accidente alguien tropezó con ellos. Para sorpresa de todos, el gran luchador había caído por el choque.
-¡Oye ten mas cuidado por donde caminas!- Gritó histérico.
-Lo siento- Hizo una reverencia y se fue corriendo.
-Que chico tan respetuoso- Sonrió su amigo, bajo su mirada notando que algo se le había caído a aquel muchacho. Al recogerlo vio que era un guante blanco con dos rayos verticales dentro de un circulo, eso hizo recordar el guante de Berseker -¿Qué es esto?- Se preguntó.
-Oye Sigfrit llegaremos tarde a tu concierto si no te apuras-
-Ya voy- Guardó el guante en su bolsillo.
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Kisara y Ukita también caminaban, charlando sobre gatos y fotografías. Les sucedió lo mismo que a Thor y Sigfrit. Kisara fue quien recogió el guante, este tenia un rayo vertical y otros dos unidos en forma de "v".
Takeda y la asistente de Kisara encontraron un guante con tres rayos, figurando un tres romano.
Freya y sus valquirias chocaron con una chica dejando en el suelo un guante con cinco romano, igualmente con lo que parecía ser rayos.
Hermit cruzó camino con otra muchacha, pero esta le entregó el guante en vez de dejarlo tirado en el suelo. Tenía un seis.
Berseker intercambio miradas con otro sujeto, también le entregó el guante pero de forma retadora, esta llevaba un siete.
A Nijima prácticamente le metieron el guante en la boca, al sacársela un ocho adornaba la blanca tela.
Kenichi y Miu entrenaban el del dojo, como siempre el chico en ningún momento pudo siquiera tocar a la rubia. Su abuelo veía la pelea con una amplia sonrisa al igual que el resto de los maestros.
-Ma atiende a nuestra visita- Dijo de pronto, el chino asintió con la cabeza desapareciendo al instante, pasaron un par de minutos pero no volvía –Apachai ve a ver que pasa- El grandote asintió con su típico "Apa", pasaron dos minutos e igualmente ni rastro del moreno –Sakaki, Akisame, creo que se nuestro invitado tiene algunos inconvenientes- Su cara se puso totalmente seria. La pelea terminó en un buen rato, tiempo en que no tuvo señales de que los maestros volvieran, tosió un poco solo para volver a sonreír jovialmente –Tienes mucho talento pequeño, ¿a que debo tu visita al Ryosanpaku?-
-No fue mi intención molestar, solo quería entregarle esto a Shirahama Kenichi- Le lanzó el guante al venerable, sin siquiera voltear este lo atrapo en su mano –Gracias por darme un poco de su tiempo- Hizo una reverencia y se marchó. El venerable se quedo viendo la prenda, esta tenia un rayo vertical, el número uno en romano –Creo que la calma a dejado paso a la tormenta- Rio viendo a Kenichi tirado inconsciente en el suelo con una expresión de zombi en su rostro
