Prologo

No sé si alguna vez van a ser capaz de perdonarme, me persigue el pensamiento de lo que deben decir de mí. no los culpo, no después de lo que hice,¿ cómo alguien iba a querer hablarme de nuevo?lou
Miro hacia calles están solas, el letrero del café barato titilaba débilmente y estaba lloviendo a cantaros. Tengo que dejar de castigarme, todo lo que hice desde que comenzó esta guerra fue proteger a los que amaba, o al menos eso creía hasta hace unas horas…
Me devuelve a la realidad el ruido de una taza caer y partirse en mil pedazos. Cuando me giro veo a la mesera levantando los trozos con un gesto de aburrimiento en la cara, al menos ella seguro sigue teniendo una familia.
Basta, tengo que dejar de culparme, no puedo hacer nada ahora, ya no.
Irme de mi hogar, mis amigos, mi familia fue lo más duro que hice alguna vez pero era lo necesario, los amo demasiado como para seguir lastimándolos.
Pago el café y las tostadas que no pude comer, el nudo en mi estomago no me lo permitía. Me levanto y salgo por la puerta del café hacia la oscuridad de la noche.

Capitulo 1:

-¿Puedes levantarte de una vez? Ya es la 3era llamada de alistamiento, ¡vamos a llegar tarde y a los superiores no les va a gustar eso!
No puedo evitar meter la cabeza debajo de la almohada y bostezar ruidosamente, levantarme de la cama era lo último en mi lista de lo que quiero hacer.

Siento que me agarran los tobillos y me tiran con fuerza hacia el piso desgarrándome de las sabanas de mi cama hacia el piso. Aterrizo con el cuerpo en el duro y frio suelo. Me retumba el pecho por el impacto, no puedo evitar sentirme furiosa y me doy vuelta para responder.

-¿¡se puede saber que demonios te pasa?! ¡No estaba lista para salir de mi cama todavía! Y no necesito que una imbécil me este tirando hacia el piso como buenos días.

Me levanto frustrada y contemplo la cara de mi hermana , trish ,ante lo que dije.
Trish era una chica alta delgada de unos 19 años, con cabellos rubios hasta la cadera, facciones perfectas y unos ojos brillantes como el cielo, nada parecida a mí, especialmente en su actitud, ella era una de las personas más inteligentes y aplicadas que conozco, no había cosa que hiciera mal,

-¿estás de broma? Ya te lo dije antes hermanita, tenes que llegar temprano a la iniciación hoy si no te veras con los superiores y créeme no es algo que quieras para tu primer día.

me deja una bandeja con un te de canela y miel con unas tostadas , se da media vuelta y se va por la puerta de mi cuarto.
Es cierto, no necesito la furia de los superiores hoy, especialmente en mi primer dia como iniciada en la academia de venatores et vindicum
Todos los integrantes de la comunidad a los 16 años se deben unir a la academia para comenzar con su entrenamiento de cazadores y protectores.

Nunca cuestione esta ley, aunque no se está permitido hablar mucho de ella ,una vez cuando tenia 5 años le pregunte a mi madre por que era necesario la protección de estos profesionales en la matanza , nunca vi a mi mama tan nerviosa y sin habla como en aquel momento cuando se recupero me dijo "esto no es un juego robin, no puedes ir haciendo estas acusaciones por la vida, la existencia de los cazadores es esencial para nuestra forma de vida, necesitamos cuidarnos unos de los otros pues nadie lo hará por nosotros. Un día serás lo suficientemente grande para poder entender y formar parte de la comunidad. Tendras que cumplir con tu deber, cuidar la ciudad de aquellos peligros que la rodean. Espero no tener que repetir esto nunca más"

Luego de eso no volvimos a hablar de la necesidad de tener los cazadores y protectores, ella era uno de ellos, a veces se iba por días y no volvía dejándome con trish en casa. He llegado escuchar llorar a trish por la puerta de su cuarto cuando mama se iba por muchos días, podía decir tenía miedo de que no vuelva de sus misiones.

Nosotros como hijos de guerreros tenemos que completar nuestros estudios iníciales, matemáticas, literatura, historia, materias aburridas. Siempre me pregunte cuando empezaría lo divertido y especial de la vida de una cazadora, aunque lo sabía perfectamente. Cuando trish termino el ciclo inicial con 16 años comenzó el instituto de cazadores "venatores et vindicum", la veía irse cada mañana con sus ropas de recién ingresada y no volvía hasta pasada la hora del té, por lo general tan cansada que ni siquiera cenaba y se iba a dormir hasta el dia siguiente, a veces con magulladuras y grandes cardenales en el cuerpo y la cara.

No existía cosa que me diera más miedo que la academia, pero igual tenía en mi interior un deseo de experimentar la sensación de ser parte de los guerreros de los cuentos que tanto había escuchado.

Y ahora había llegado mi turno de enfrentar esta aventura.

Cuando termino mi desayuno me voy rápido hacia el vestidor y agarro mis ropas nuevas de iniciada, una remera musculosa gris pálido y una falda a juego con la insignia de la academia, unas llamas que tenían en el centro una gran espada enlazada mediante una enredadera, que nunca supe identificar, una corona dorada, esa era la insignia de los cazadores.

Acompañando esto tenía una gran túnica gris oscura con la insignia estampada en el lado izquierdo de la capa, tenía una capucha lo suficientemente grande para que casi me tapen los ojos y me llegaba hasta un poco más largo de los tobillos, me sentía estúpida con estas ropas.
Me detengo un segundo frente al espejo y me observo con cuidado, nunca había sido como mi hermana, agraciada , con curvas y pelo tan claro como el sol, más bien era flaca , casi sin curvas y tenía un pelo castaño como el café y unos rulos que me llegaban hasta el final de las costillas. Lo que me identificaba desde que puedo recordar eran mis ojos, tenía el derecho de color verde como los de mi madre y el izquierdo de un color azul turquesa casi transparente , según los médicos esto no era de importancia y no había necesidad de alarmarse, así que solamente era un rasgo más de mi imperfecto ser.

Me arreglo el pelo intentando de controlar mis rulos y corro hacia la sala de mi casa.

Trish me mira de arriba abajo con un gesto de aprobación

-nada mal eh, te queda perfecto el uniforme de iniciada-me dice trish abotonándome la túnica mejor de lo que yo había logrado- ahora recuerda, no hables si no se te lo ordena, no llegues tarde a las clases y ¡por favor intenta de mantenerte fuera de los problemas!
La miro a trish con desdén, ¿desde cuándo yo me había metido en problemas?

-¿trish por favor podes confiar en mí un poco? Ni que tuviera en mente matar a un par de iniciados y romper los ventanales de la academia.- trish suelta un una carcajadas y se detiene cuando se queda sin aire, a pesar de estar divirtiéndonos podía ver un destello de preocupación en su mirada

-pero por favor robin, hazme el favor de no molestar a los superiores, todavía no sabes cómo son ellos, esto que vas a vivir no se parece en nada a lo que venias haciendo hasta ahora, estas empezando una nueva etapa de tu vida, una que te va a marcar como parte de esta comunidad.- no entiendo por qué no dejan de repetir eso.

Ruedo los ojos, le doy un abrazo fugas y salgo hacia la puerta, cuando estoy por tocar la manija una voz me llama desde la cocina.

- Robin! Robin! Espera- se asoma una mujer de unos treinta y siete años con el pelo recogido por un rodete perfectamente armado por la puerta de la izquierda, se veía cansada y con manchas negras debajo de los ojos.

- Mama! ¿Cuando has llegado de tu misión? Pensé que no estarías para mi primer día de la academia…- se me quiebra la voz al terminar la frase y salto a sus brazos con un gran abrazo, se había ido hacia dos semanas en una misión por las fronteras de la ciudad , no la esperábamos hasta dentro de tres días, nunca se nos permite saber sobre sus misiones, aunque sospecho que son peligrosas, mi madre siempre volvía agotada y hasta lastimada de ellas por lo general necesitaba una recuperación de un par de días para volver a retomar el ritmo de la vida de la ciudad.

- Volví antes de la misión, no podía perderme tu primer día de iniciación, te extrañe tanto. Llegue hoy a las 4 de la mañana y le pedí a trish que no te dijera nada, quería que fuera una sorpresa – mi madre me mira con sus grandes ojos verdes y una mueca que no supe descifrar en ese instante pero se podría pensar que era orgullo,¿ orgullo de mi?

-bueno- me dijo.-te dejo que vayas a la academia que se está haciendo, tarde te veo a la vuelta robin, pásala lindo!
Y me fui por la puerta hacia mi nueva vida en el instituto como una iniciada.