Había acabado la guerra, al fin, estaba sentado en una silla de la mesa de Gryffindor con mi abuela, viendo como muchos de mis amigos lloraban la perdida de algún ser querido y en realidad yo también lloraba, algunos de mis amigos más estimados habían muerto en esta guerra injusta.

Pero había gente que ha perdido más que yo, por ejemplo los Weasley con la perdida de Fred, era muy bueno conmigo y con todos además de muy gracioso y amable, lamento mucho su muerte. Alguna gente que no conocía pero igual, no merecían morir si estaban en nuestro bando.

Yo buscaba con la mirada a la única persona que en esos momentos quería ver, la chica que siempre me gusto, desde primer año, esa Huffelpuff que había luchado en la guerra como todos, quería saber si estaba bien, si no le ocurría nada, si no tenía heridas, todo estaba confuso, en estos momentos solo deseas ver a la gente que amas. Lo malo es si no la encontraba, eso significaría lo peor.

Pero entonces la vi, con un suspiro de alivio le sonreí, al notar que ella me miraba, al parecer también estaba buscándome, sonrojada, me devolvió la sonrisa.

Me sorprendí, no esperaba que ella me buscara a mí, entre tanta gente que había me buscaba. Buscaba al chico endeble, torpe y subestimado. Una chica tan perfecta como ella.

-Hola Neville- dijo Hanna acercándose a mí y mi abuela- hola señora ¿Cómo están? Espero que todo les vaya bien.

-Si Hanna tranquila, todo va bien, en realidad va perfecto, lamentándose un poco las muertes de nuestros amigos y compañeros, no merecían morir- dije bajando la cabeza triste, quería llorar pero era un valiente Gryffindor, no me iba a permitir hacer eso, no delante de todos.

Ya me mostré débil en muchas ocasiones, ahora no.

-¿Qué tal si vamos a dar un pequeño paseo Neville? Me gustaría hablar contigo a solas. Si no le importa a tu abuela por supuesto- dijo rápidamente mirando a la anciana.

-No me importa, pero Neville… regresa pronto. Quiero irme ya a casa, no aguanto estar aquí. Además quería pasar a ver a tus padres.

-Hanna, ¿Qué te parece si vamos a ver a mis padres? Así les conoces un poco- dije intentando fingir una sonrisa, los únicos que sabían de mis padres eran Harry, Ron, Hermione, Ginny y Luna. Nunca pensé que nadie más lo iba a descubrir-.

Ella asintió y nos fuimos directos a San Mungo, Hanna miraba extrañada a todos lados, pero no dijo nada, gracias a dios, no sería capaz de decirle lo que pasaba.

Llegamos y para mi gran sorpresa mis padres estaban mucho mejor, pero no aun curados del todo, mis lágrimas amenazaban con salir, pero no iba a llorar, no enfrente de ella. Por otro lado ella me miro con lágrimas en los ojos y me abrazo.

-Vaya Neville, no sabía esto, lo siento mucho, pero ya veras, dentro de poco los veremos bien, sanos y espero estar allí a tu lado cuando eso suceda- dijo ya muy sonrojada.

-Hanna yo… quiero que estés en ese momento, en realidad quiero que de ahora en adelante estés en todos los mementos felices de mi vida.

-vaya Neville, para mí sería un gran honor y quiero que sepas que yo siempre te amé y hasta ahora no he sido capaz de decirte nada, pero no me arrepiento ya que al final tuve el suficiente valor de decir todo.

Entonces la bese, fue un beso tierno que decía todo lo que con palabras no era capaz de transmitir. Al separarnos los dos sonreímos y nos fuimos con mis padres.

-Papa, mama, esta es mi novia Hanna Abbott. Hanna, estos son mis padres Alice y Frank.

Como si se dieran cuenta mis padres sonrieron, si ahora estaban mucho mejor, y diciéndole esto al oído nos fuimos a casa.

-Siempre te amé Hanna, jamás lo olvides.