¡Hola, gente fanática de pokémon!
No sé si alguien leerá, estoy pero ok... Soy Dolores, 19 años, fanática de pokémon desde los 5 o 6, aunque admito que hace años lo había dejado de ver (cuando empezó la Advance Generation) pero ahora lo estoy retomando. Hoy estaba aburrida en estas vacaciones de verano y pensé ¡voy a escribir un fanfic de Pokémon! Abrí el Word y empecé a escribir de la nada, con apenas una idea en la cabeza que me había surgido en la ducha (momento de inspiración, ja). Y en un par de horas, acá está el primer capítulo, espero que les guste! Soy de Argentina, así que disculpen si en algún momento se me escapa un "vos" en vez de "tú", aunque reviso varias veces antes de postear algo soy muy despistada! No digo nada más porque no quiero anticipar nada! Sorpréndase oooh!
Feliz año nuevo, si les gustó el capítulo y les gustaría saber más, háganme saber con un review :-)
CAPÍTULO 1
El primer día
Ash Ketchum, un chico de 13 años, dormía plácidamente en la cama de su nuevo dormitorio, en su nueva casa, en su nueva ciudad. Había pasado dos semanas desde que Ash se mudó de su natal Pueblo Paleta a la Ciudad Viridian, porque Delia, su madre, había conseguido un nuevo trabajo. Las vacaciones de verano ya habían terminado y ahora Ash estaba por empezar la adolescencia en un nuevo hogar, y la secundaria en un nuevo colegio… y había olvidado ponerse su despertador.
"¡Ash!" irrumpió su madre en su cuarto "¡Despierta, llegarás tarde a tu primer día de escuela!"
Pero su hijo era de sueño profundo, y a pesar de los gritos de su madre seguía durmiendo con la boca abierta, una pierna colgando de su cama y unos fuertes ronquidos. Delia le sacó la sábana de encima y le sacudió suavemente los hombros, intentando despertarlo.
"No, mamá… déjame dormir cinco minutos más…" dijo entre sueños Ash.
"¡Nada de cinco minutos más, llegarás tarde, levántate ahora mismo!"
Al ver que su hijo seguía durmiendo, Delia salió del cuarto, pero volvió a los dos minutos con un vaso de agua fría en la mano, que luego se la arrojó a la cara del chico. Ella era una madre amorosa y tranquila, pero no dejaría que su único hijo llegara tarde a su primer día de la secundaria.
"¡Ahhh! ¡Mamá! ¿Por qué hiciste eso?" se quejó Ash incorporándose, con la cara empapada.
"¡Para que te despiertes de una vez! Vamos, vístete rápido y ven a la cocina que ya está tu desayuno listo o vas a llegar tarde."
Dicho esto, Delia salió del cuarto para dejar a su hijo prepararse. Ash miró el reloj que estaba en la mesa de luz junto a su cama; marcaba las 07:10. Se había quedado dormido, genial. Tenía solo 20 minutos para alistarse, desayunar y llegar a su nueva escuela. Con esfuerzo salió de la cama, dando un gran bostezo y estirándose. Se sacó su pijama y se puso lo primero que encontró en su armario: una camiseta negra, una camisa azul abierta encima con cuello y mangas blancas, unos jeans, zapatillas blancas y negras, unos guantes verdes con los dedos cortados y una gorra roja y blanca que no se la quitaba ni para bañarse. Agarró su mochila verde, que por suerte ya tenía lo necesario adentro y corrió hacia la cocina, donde lo esperaba su madre con el desayuno servido. Ash tragó rápidamente su café con leche.
"¡Ahhhh! ¡Quema!"
"Claro que quema, Ash ¡está caliente! Ten más cuidado"
El chico bebió unos sorbos de jugo de naranja para aliviar su garganta, y se metió una tostada entera en la boca.
"Bueno, será mejor que me vaya" dijo intentando no ahogarse con la comida.
"¿Quieres que te acompañe hasta la escuela?"
"No gracias, mamá. Ya estoy en la secundaria, me veré como un bebé si mi madre me acompaña hasta la puerta de la escuela" contestó mientras agarraba otra tostada para comerla en el camino.
Delia sonrió mientras miraba a su hijo. Seguía siendo algo torpe, despistado y bruto, pero había crecido tanto…
"¡No importa cuántos años tengas, siempre serás mi bebé!" exclamó abrazando fuertemente a su hijo, quien intentaba respirar.
"Por favor… mamá… me estás asfixiando…"
"Lo siento" Delia lo soltó y caminaron juntos hacia la puerta de la casa "Suerte en tu primer día, Ash"
"Gracias, mamá" sonrió Ash y salió de su casa
"¡Se educado con todos y presta atención en clase!" escuchó gritar a su madre, mientras corría hacia su nueva escuela.
Llegó cinco minutos tarde. Era un colegio grande, mucho más grande que su vieja escuela de Pueblo Paleta. Tenía nivel primario y secundario, tres pisos, un patio enorme y hasta una cancha de fútbol. Ash corrió por los pasillos y casi se choca con una mujer.
"¡Cuidado! No se puede correr por los pasillos" debía tener unos veinticinco años, era alta, con pelo azul y uniforme azul también "¿No deberías estar en clase?"
"Lo siento. Soy nuevo en la ciudad y en la escuela y llegué un poco tarde y no encuentro mi salón… soy de primer año"
"Está bien. Soy la preceptora Jenny. Tu salón está en el segundo piso, sube por esas escaleras. Pero ten más cuidado."
Ash asintió con la cabeza, dio las gracias y se apresuró a subir las escaleras. Al llegar al segundo piso encontró un aula con un cartel que decía "1° año". Respiró unos segundos y golpeó la puerta.
"¡Ash! Qué bueno verte, pensé que no llegarías"
El chico levantó la vista y se encontró con un hombre de unos cuarenta años, algo canoso, con un guardapolvo blanco.
"Profesor Oak, perdone el retraso"
El profesor Oak era oriundo de Pueblo Paleta, tal como los Ketchum, y en ese lugar todos se conocían. Tenía un laboratorio cerca de su casa en el que investigaba Dios sabrá qué cosas. Hacía dos años que decidió dejar su laboratorio y la investigación para mudarse a Ciudad Viridian y dar clases de Biología y Química. Fue él quien le consiguió un trabajo nuevo a la madre de Ash a través de unos contactos que tenía. Ash sabía que el profesor Oak le daría clases, lo cual le parecía genial ya que era la única persona de la nueva escuela a quien conocía.
"Está bien, recién empezamos la clase. Adelante…" Ash entró al salón y el profesor cerró la puerta. A pesar de que era un colegio grande (o al menos más grande que el de Pueblo Paleta) no había tantos alumnos dentro del curso como Ash esperaba… unas quince personas quizá. "¿Quieres presentarte, Ash?"
"Eh, de acuerdo" dijo él y miró a sus compañeros, algo nervioso. Era el primer día de clases de la secundaria para todos ¿pero acaso él era el único nuevo en la escuela? "Mi nombre es Ash Ketchum, soy nuevo en esta escuela y en esta ciudad, vengo de Pueblo Paleta. Mucho gusto." Luego miró al profesor "¿Soy el único nuevo alumno aquí?"
"Como verás es un curso chico y la mayoría ya son alumnos de esta institución desde la primaria. Hay unos pocos además de ti que son nuevos, ya se presentaron, pero como llegaste tarde…" Ash sonrió algo avergonzado "Bien Ash, ve a sentarte"
Eran pupitres individuales, ordenados en cuatro hileras. Ash encontró uno libre, entre una chica pelirroja que lo miraba con curiosidad y un chico castaño que también tenía una gorra en la cabeza. Decidió sentarse ahí.
Luego de quizá una hora o dos milenios (Ash estaba tan aburrido que el tiempo parecía eterno) sonó la campana y el Profesor Oak se despidió y retiró del aula.
"¡Sí! ¡Recreo al fin!" festejó Ash quizá un poco alto
"No es recreo… es cambio de hora" escuchó decir a la pelirroja que estaba sentada a medio metro a su derecha.
"Oh…"
Entro una nueva profesora, de Geografía. Ash intentaba prestar atención pero su cerebro parecía que iba a estallar. Las vacaciones de verano lo habían hecho desacostumbrarse del estudio y las clases. Además, este nuevo colegio parecía mucho más exigente que su vieja escuela.
Cuando por fin había llegado el recreo, a eso de las 10 de la mañana, Ash salió del salón junto a sus demás compañeros. La mayoría se dirigía hacia el patio, así que fue hacia allá. Pudo ver que había una especie de kiosco y sintió su estómago gruñir. Sabiendo que faltaría un par de horas para la hora del almuerzo, corrió hacia el kiosco y al llegar empezó a mirar las cosas que tenían. Golosinas, caramelos, chocolates, papas fritas, gaseosas… era el paraíso.
Con la boca hecha agua, agarró una barra de chocolate y le preguntó a la vendedora el precio. Luego metió una mano es su bolsillo…
"¡Oh, no! ¡Olvidé mi dinero en casa!" miró a la vendedora con su mejor sonrisa suplicante "¿No quiere regalarme uno, por favor?"
Con simplemente la mirada poco amistosa que le echó la mujer, Ash entendió el mensaje. Sintiendo como si el mundo se derrumbara, colocó el chocolate de vuelta en su lugar, pero vio como otra mano lo agarraba y se lo mostraba a la vendedora mientras le extendía un billete.
"Me llevo este"
Era su compañera pelirroja. Ash gruñó. No era justo…
"Ten"
Levantó la vista. La chica le estaba ofreciendo el chocolate.
"¿Eh?"
"¿Lo quieres? Escuché cómo te gruñía el estómago en clase…"
Ash sintió vergüenza, ruborizándose un poco. Miró el chocolate, luego a su compañera
"No, gracias. No soy un muerto de hambre, puedo esperar hasta el almuerzo" le contestó de una forma un poco grosera.
"Bien, como quieras." Le contestó algo ofendida, dándose la vuelta.
"¡Espera! Eh… podemos compartirlo, si quieres."
La chica dudó unos segundos pero luego asintió y se sentaron en una de las pocas mesitas altas que había en el kiosco, con dos banquetas enfrentadas. Abrió el paquete, partió un pedazo de chocolate y se lo ofreció a Ash.
"Gracias" le dijo el chico con una sonrisa y se llevó el trozo de chocolate a la boca, tragándolo casi sin masticar "¡Qué rico!"
"¿Cómo sabes que es rico, si apenas lo saboreaste?" respondió su compañera, llevándose un trozo más pequeño y masticando de forma civilizada.
"Es que tengo hambre" se defendió Ash, esta vez sirviéndose el mismo de un poco más de chocolate. "Bueno, somos compañeros de curso, así que dime ¿cómo te llamas?"
"Misty. Tu nombre es Ash, ¿cierto?" Ash asintió, con la boca llena "Yo también soy nueva en esta escuela y en la ciudad, vengo de Ciudad Celeste"
"Qué bueno. Es un alivio saber que no soy el único nuevo en este lugar…"
"¿Ash? ¡Pero si eres tú!"
Ash se dio la vuelta y vio a un chico un poco más alto que él, de pelo castaño y sonrisa burlona, con una gaseosa en la mano.
"¿Gary? ¿Qué haces aquí?"
Gary Oak. Nieto del profesor Oak, un chico arrogante. Solía ser vecino de Ash en Pueblo Paleta e iban a la misma escuela, aunque no al mismo curso ya que Gary era un año mayor. Aún así se cruzaban todo el tiempo, en la escuela, en el pueblo, en fiestas… y siempre había habido una cierta rivalidad entre los dos.
"Pues vengo a esta escuela, Ash. Con mis padres nos mudamos aquí en las vacaciones de verano, para estar más cerca de mi abuelo y también porque Pueblo Paleta ya nos quedaba chico… ese lugar estaba lleno de fracasados. Me sorprende que hayas salido de allí"
Ash le gruñó "Para que sepas, mi mamá consiguió un nuevo trabajo en una oficina de esta ciudad, y por eso nos mudamos… y no hables así de Pueblo Paleta, es mi hogar y te recuerdo que el tuyo también."
Gary sonrió y luego miró a Misty. "Bueno, mejor me voy y las dejo a ustedes chicas hablar tranquilas, pero antes… límpiate el hocico, Ash. ¿No sabes ni comer un chocolate?"
Ash se tocó la boca y se dio cuenta de que estaba todo manchado de chocolate. Se limpió con el dorso de la mano y fulminó con la mirada a Gary. Este se echó a reír y salió del kiosco.
"Estúpido Gary…"
"Pensé que no conocías a nadie aquí. ¿Quién era ese chico tan odioso?"
Ash le contó a Misty de su relación con Gary y la rivalidad que los unía desde que eran pequeños. Así empezaron a conocerse un poco, a hablar de sus viejas vidas, sus familias, Pueblo Paleta y Ciudad Celeste, descubriendo algunas cosas en común.
"Ey ¿conoces a ese niño?" le preguntó Ash a Misty, señalando al chico castaño con la gorra en la cabeza que se sentaba cerca de él. Estaba sentado solo en una mesa, mirando fijo algo entre sus manos. "Está en nuestro salón"
"No sé cómo se llama… pero se ve bastante solo. Quizá es nuevo, como nosotros."
"Vamos a hablarle" propuso Ash y ambos se levantaron y caminaron hacia el chico. "Hola, soy Ash, estaba sentado al lado tuyo en el salón"
"Mi nombre es Misty y también soy compañera tuya."
"Hola. Yo soy Ritchie" respondió el chico apenas levantando la mirada de la cosa que tenía en las manos. Ash no sabía que era, pero parecía una especie de juego electrónico.
"¿Qué es eso?" preguntó, curioso
"Un Gameboy"
"¿Qué es un Gameboy?"
"Rayos, olvidé comprar pokebolas…" murmuró Ritchie para sí mismo
"¿Eh?"
"Vamos, Ash, dejémoslo jugar tranquilo"
"Oh, lo siento" se disculpó Ritchie y puso pausa al juego. Levantó la mirada hacia sus compañeros y les ofreció una sonrisa amable "Es que cuando juego al Pokémon me aíslo del mundo"
"¿Pokémon?" preguntaron Ash y Misty al unísono.
