Esta historia está... bueno, no ambientada si te lo preguntas, pero se sitúa en una época mayor a esta. Pero no hay que viajar demasiado en el tiempo, solo unos cuantos años. ¿Que tanto?. Solo hasta que cierta rubia de ojos azules, tenga aproximadamente 27 años. En fin

La historia que les contare, no es nada especial, ni fantástica, ni sorprendente, ni romántica. Es una historia común y corriente, sin nada de otro mundo. Cuenta como fue que un deseo, se hizo realidad.

Y como toda historia común y corriente, esta empieza con un suceso de lo más normal que le podría suceder a cualquiera

"ya es demasiado tarde, hoy también tuve que hacer tiempo extra"

Sugiura Ayano... Una chica de cabello largo y hermoso de color morado, estacionó su coche en el garaje de su casa, suspiro derrotada y caminó despacio hacia la entrada de la misma. Había sido un día pesado y eso era reflejado en su semblante cansado, ser una abogada de tiempo completo en un bufete jurídico no es nada fácil, y mucho menos teniendo que mantener a alguien especial... ah... para ella claro.

Volvió a suspirar derrotada al encontrar la casa desordenada. Había papeles esparcidos por toda la sala, ella recogió unos cuantos que estaban llenos de garabatos, todo era un absoluto caos. Ayano aún no sabía porque de su desdicha, cuando era una simple estudiante de preparatoria, se imaginaba su futuro... no tan brillante, pero al menos feliz en compañía de la mujer que amaba. La última parte si se le hizo realidad, ella se casó con la mujer que amaba y aun ama, pero...

"Kyōko... Kyōko"

Una chica rubia de ojos azules dormía plácidamente sobre el sofá de su sala. Ayano trato de despertarla de la mejor manera posible, privarla de su sueño agradable podría considerarse de mala educación. Bien... pero hay que tener en cuenta que Kyōko es Kyōko. Ayano sacudió a la rubia bajo una pila de papeles, cuyos hojas antes blancas, ahora estaban garabateadas, a la vista de Ayano, con los dibujos hechos por la rubia

"Kyōko... ¡DESPIERTA!"

"¡aaah!... ¿que?... ¡que!," la rubia se incorporó en el sofá y froto sus ojos "Ayano... ¿ya es hora de cenar?" pregunto bostezando.

No había ni un solo 'bienvenida' o '¿Cómo estuvo tu día?'. Costumbres que por más simples que sean, dan un aire de conformidad a quienes están dirigidas

"si, ya es hora, y supongo que la cena ya está lista"

"wow, eres increíble Ayano, por favor me la traes aquí, voy a ver tv"

Kyōko... la rubia de ojos azules... que podemos decir sobre ella. Bueno muchos de Uds. ya la conocerán como era en su época de colegiala... me refiero, a que era perezosa, egoísta, caprichosa, un poco cabeza hueca, en fin... la lista sigue. Y ahora ¿cómo es ella?... bueno aparte de que está casada y tiene 27 años pues... es igual. Kyōko siempre tuvo un sueño, ser la más grande Mangaka, reconocida en toda la tierra por sus obras en el mundo de la manga y quien sabe... tal vez también del anime. Aunque hay que reconocer que sus dibujos son bastante buenos, su carrera aun no despega.

Ayano observo por unos instantes a su esposa, quien presionaba con esmero los botones del control remoto en busca de algún entretenimiento en la caja idiota. Ella sabe que no puede seguir aguantando esa situación, todos los días era lo mismo. Ella tenía que trabajar incluso horas extras para mantener los caprichos de Kyōko, llegaba del trabajo a las ocho de la noche, y lo único que ella quería era que Kyōko la recibiera con un beso, con la cena lista, y con un buen masaje, o simplemente le dijera 'te amo' de vez en cuando, para Ayano ese era un sueño que iba muriendo lentamente. Todo eso no significaba que Ayano se enamoró a ciegas, al contrario, ella tuvo el tiempo suficiente para saber de qué pata cojeaba la rubia.

Con los ánimos por el piso, Ayano se dirigió hacia la cocina, ella aun usaba su traje, no tenía tiempo de cambiarse de ropa, si quería comer pues tendría que preparar la cena vestida de esa forma. Mientras iba por los ingredientes a la nevera, se percató de una pequeña nota pegada sobre la puerta de la misma. Ella reconoció la letra, si así es, Ayano la había escrito en esa mañana; en ella le pedía a Kyōko que comprara la despensa, sin ingredientes para la cena Ayano resoplo molesta, ¿qué demonio fue lo que hizo Kyōko todo el día?.

"¡Kyōko!" grito Ayano desde la cocina "¡Kyōko!" pero como la rubia no respondía, fue en su búsqueda "Kyōko, ¿me puedes decir porque no compraste la despensa?" al decir verdad no es la primera vez que Ayano se enoja con Kyōko, todos los matrimonios tienen discusiones alguna vez, solo que en este, todos son provocados por la rubia.

"¿qué cosa?" Kyōko ignoro la pregunta de su esposa. Ayano no soporto la actitud de la rubia, se colocó detrás del televisor y lo desconecto de la corriente eléctrica.

"oye oye, yo estaba viendo eso" la rubia se levantó molesta protestando contra Ayano

"¿me puedes decir porque no compraste la lista de víveres que te deje en la cocina?" Ayano ya había cruzado sus brazos, lo que para la rubia no era buena señal

"bueno pues..." dijo Kyōko rascándose la mejilla

"¿Ahora que vamos a cenar?"

"si es por eso no hay problema, ordenamos comida y ya"

Ayano se suavizo por ahora "bien, puedes darme el dinero que era para la despensa" dijo extendiéndole la mano

"¿Para qué?" Ayano era muy paciente con la rubia, pero la paciencia tiene un limite

"para pagar la comida... o no me digas que..."

"es que, me fui al cine... y después me dio hambre... y"

"¡Toshinō Kyōko!" grito Ayano "porque... porque hiciste eso, se supone que ese dinero era para la despensa, y yo ya no tengo más efectivo" Ayano trataba de la mejor manera hacer entender a la rubia el error que había cometido

"no te preocupes podemos pagar con tu tarjeta, no le veo el problema" pero era inútil

"yo no poseo tanto dinero, como para andar gastándolo en tus tonterías" Ayano volvió a gritarle a la rubia

"entonces deberías trabajar horas extras, así no habría problema con el dinero" Kyōko es bastante tonta, a tal punto de enojarse con Ayano, ignorando que solo ella es la que tiene la culpa en primer lugar

"el problema no es el dinero, el problema eres tú"

"¡yo! ¿Ahora que hice?"

"te parece poco, estar de perezosa durante tres años, solo dibujando tonterías"

"no son tonterías, mis mangas me harán famosa" dijo con orgullo

"¿pero cuando?... hay veces en las que desearía que dejaras de ser infantil, y te apegaras a la realidad"

"no me trates como una niña"

"pues entonces compórtate como una adulta, si tuvieras un trabajo yo podría pasar más tiempo..."

Ayano se detuvo en un instante, sintió ira dentro de ella. Con respiraciones constantes trato de calmarse. Ayano no quería pelear con Kyōko, pero habían veces en las que la rubia buscaba conflicto.

Ayano agacho la mirada negándosela a Kyōko, dando media vuelta ella se alejó de la rubia

"¿a... a dónde vas?"

"Kyōko... ¿esto fue un error?"

"..."

Kyōko no supo que responder, pues no sabía a qué venia esa pregunta. Ayano interpreto su silencio. A paso lento salio al pasillo rumbo hacia la escalera, bajo la mirada de la rubia parecía una persona decaída. Pero eso no era así, Ayano quería que Kyōko se disculpara, que la detuviera y la abrazara mientras le decía que amaba.

"Ayano... ¿estás bien?" dijo la rubia con tono de preocupación

"¡no! ¡No estoy bien!" Ayano se detuvo en medio de la escalera, pero aún se negó a mirar a la rubia

"es... es culpa mía ¿verdad?"

"no... todo es mi culpa"

"no debería castigarte así, es..."

"¡¿y a quien castigare?! ¡A ti!" dijo mirándola por fin "quien no tiene idea de lo que sucede a su alrededor"

"siempre he sido yo, todo yo" Kyōko apretó sus puños deseando por una vez que Ayano hablara claro. Pero ella ya había hablado, solo Kyōko estaba entendiendo mal "no puedo saber lo que te pasa si no me lo dices"

"has tenido suficiente tiempo para preguntármelo, incluso ya lo he dejado claro pero tú nunca escuchas"

"pero si casi nunca estas en la casa, ¿Cómo voy a saber lo que sientes? Llegas y lo único que haces es gritarme"

"Kyōko..."

"desearía ser famosa, así el dinero ya no sería un problema y me dejarías en paz!." Kyōko se cubrió la boca con sus manos, pero el daño ya estaba hecho. Para Ayano estaba todo muy claro

Toda la casa se sumió en un absoluto silencio, tanto que casi podría haberse escuchado el corazón de Ayano rompiéndose en mil pedazos. Kyoko vio reflejado en aquellas gotas cristalinas que corrían por la mejilla de Ayano el error que había cometido.

"pues... desearía... ¡que tu deseo se haga realidad!" Ayano grito dolida por las palabras de la rubia, ella se marchó con lágrimas en sus ojos rumbo a la habitación que comparte con Kyōko. Kyōko solo pudo escuchar un fuerte portazo y nada más.

Kyōko había cometido un error, ella lo sabe, pero decidió darle espacio a su esposa, trataría de arreglas la situación cuando se calmen las aguas. Fue entonces que partió de casa, donde la escucharían sin importar cuan mal estén sus ideas, no, no es el apartamento de Yui, sino un club, la misma en la que ha buscado refugio cada vez que discutía con Ayano, mejor, huir de sus problemas. Mientras iba conduciendo el auto, no podía dejar de preguntarse el porqué de muchas cosas, entre ellas el tener una boca floja y una mente idiota.

Kyōko ama a Ayano con todo su ser, ella no se imagina una vida sin ella, pero si ambas se aman... ¿qué es lo que están haciendo mal?. Kyōko debería saber que el amor no basta para garantizar la felicidad, cosa que Ayano si tiene claro

Kyōko es muy talentosa en lo que hace, le dedico tanto empeño y esfuerzo a su manga que ella no sabe hacer otra cosa. Tal vez ella piense de esa manera, pero para una dibujante con su gran talento no hay ninguna puerta cerrada.

Cuando Kyōko llego a su destino, un bar no muy lejos de su casa. Entro y se acercó a la barra, le sorprendió al encontrar el lugar vacío, tal vez no haya tantas mujeres en desdicha aquel día.

"un Peach Mojito por favor" le pidió a la barmaid

"¿Kyōko-chan?" Kyōko le prestó atención a la chica, debido a que reconoció aquella voz

"¡Akari-chan!... ¿pero que haces aquí?" pregunto sorprendida de encontrarse con ella

"trabajando, enseguida te doy tu bebida" ella con gran agilidad mezclo los ingredientes para preparar la bebida suave que pidió Kyōko "aquí tienes"

"gracias..." ella bebió un poco, pero no evito el impulso de preguntar "pero dime, ¿que haces aquí?"

"ya te lo dije, trabajo... necesito el empleo" contesto como si nada la chica pelirroja

"pero esta algo desierto este lugar"

"si... pero cuéntame, ¿cómo esta Ayano?"

"creo que mal, acabamos de tener una discusión bastante fuerte, es por eso que estoy aquí"

"bueno, eso es normal, hasta en los mejores matrimonios sucede"

"pero hay veces en las que creo que Ayano no me entiende, siempre se enoja conmigo por alguna tontería" eso no venía a la conversación, aun no

"Kyōko-chan... lamento decírtelo, pero... todo es culpa tuya" Akari sabe todo sobre la rubia, y al mismo tiempo sabe casi todo sobre Ayano, para la pelirroja era fácil saber quién era la verdadera culpable

"¡mía!... ¿porque?, es ella la que casi nunca está en casa, se supone que debe cuidar de mí, ella lo juro en el altar" bueno, tengan paciencia, es lógico que la rubia se cayó de la cuna cuando era pequeña, eso explicaría muchas cosas

"Kyōko-chan, así no es como funciona..." Akari suspiro y agregó "mira, Sugiura-senpai es muy atenta si se trata de ti. Por lo contrario dudo... veamos... sabes al menos la fecha de su cumpleaños"

"4 de agosto... ¿creo?" Kyōko es muy olvidadiza, pero olvidare del cumpleaños de su esposa durante tres años... eso está a otro nivel.

"es el 20 de enero... a ver una más fácil... dime la fecha de su aniversario" no es que a Ayano le importe mucho, pero se ha sentido triste en ambas fechas, y creo que saben porque. Ayano no desea un regalo, pues todo lo que una vez deseo ya lo posee

"¡25 de diciembre!" dijo levantando un dedo, emocionada, queriendo atinar a todas las preguntas que Akari lanzaba

"Kyōko-chan esto no es un concurso, y deja de mirar esa mosca"

"lo siento Akari-chan, es que es difícil tomarte en cuenta" Dijo la rubia tomando la copa

"Kyōko-chan... veamos... ¿Qué pensarías si te dijera que puedo concederte un deseo?"

"pensaría que eres la persona más mentirosa que existe, o que tratas de impresionar a la audiencia con trucos baratos" por razones desconocidas para Kyōko, Akari no se molestó en lo absoluto, en cambio pareció sonreír con disimulo

"bueno... pero eso no quiere decir que no podamos jugar" la rubia se encogió de hombros dándole paso a Akari para que continúe, y es que Kyōko tenía cierta curiosidad "okay... dime Kyōko-chan ¿Cuál es tu mayor deseo?"

"ser una gran Mangaka reconocida en todo el mundo" eso fue rápido, de seguro y su cabeza hueca no proceso la información pensó Akari

"¿estas segura?..." Kyōko asintió con entusiasmo "Kyōko-chan, eres la persona más egoísta que yo haya conocido" dijo pero Kyōko estaba poniendo atención en otro lado

"¡¿que?!... ¿Qué dijiste?, no te escuche estaba mirando aquella mosca volar y volar"

"uhu Kyōko-chan" hacia pucheros Akari "mejor vete, ve abraza a tu esposa, dile que la amas y que intentaras por lo menos, en no poner la casa de cabeza"

"está bien, eso haré..." tomo su bebida "gracias Akari-chan nos vemos" Kyōko se despidió, pero Akari la detuvo antes de que abandonara el local

"¡hey Espera!, debes pagar el Peach"

"eso... apuntalo a la cuenta de Ayano" y así Akari vio cómo su gran amiga rubia abandonaba el bar

Kyōko condujo de regreso a casa, en el transcurso pensó en la mejor manera de pedir perdón, seguir el consejo de Akari no estaría mal, abrazar y decirle a Ayano que la ama es una buena forma de comenzar. A la alocada mente de la rubia llego la pregunta de Akari '¿cuál es tu mayor deseo?', Kyōko cerró los ojos y se imaginó su deseo hecho realidad, sin percatarse que su vida pronto dará un giro. No, en serio su vida dará un giro. Por mantener los ojos cerrados mientras conducía, Kyōko se pasó un alto, su auto fue impactado por una camioneta a alta velocidad, el automotor de Kyōko giro bruscamente, dando giro y medio quedando de cabeza, se deslizo por el pavimento con la rubia a bordo, no fue hasta que un poste detuvo su andar irregular que se pudo apreciar con mayor detalle el daño del auto, Ayano va a estar furiosa cuando se entere. Kyōko colgaba inconsciente dentro del vehículo, ayudada por el cinturón, había vidrio esparcido por todo el lugar y dentro de la cabina, y también un trozo se le enterró en el cuerpo de la rubia que le provocó un ligero dolor.

"mi... mayor... deseo... es Ayano"


No se que me sucedió, algo estaba mal en mi cabeza y arruine esta historia. La volveré a publicar, pero ahora solo tendrá 20 capítulos y el final será aquel que tenia planeado desde un principio.