A/T: Bien, esta es la secuela del fic "Duelo", así que si no han leído ese, les sugiero que lo hagan. Es un one-shot, así que no les tomará mucho tiempo. Bueno, "Fieles a Dumbledore" es obviamente después del Misterio del Príncipe, y es una historia de los esfuerzos de Harry y Snape te terminar con los poco que queda de Voldemort en el mundo –algo que no tendrían que hacer si su lealtad y confianza hacia Dumbledore durante la guerra hubiera sido suficiente para superar su odio por el otro… disfruten!

Y por cierto, en este fic todo el mundo se habla de tu! Ya sé que en los libros Harry obviamente trata a Snape de 'usted', pero en inglés no existe esa distinción y de esta forma se me hace más fácil, espero que no les moleste.

Capítulo Uno: Huída

"Porqué no has pensado en de tus amigos, Potter?" Preguntó Snape a Harry mientras caminaban por el bosque que rodeaba Little Hangleton.

"Les dejaré saber que estoy bien una vez que esté fuera de alcance," dijo Harry sin darle importancia. Pensó que eso era idílico, Snape preocupándose por los sentimientos de sus amigos.

Después de recoger sus varitas, se habían escabullido rápidamente del campo de batalla hacia los árboles, caminando hacia afuera de la enorme barrera anti-aparición que los aliados de Voldemort habían puesto en el pequeño pueblo. Mantenían el ojo abierto por si encontraban algún Mortífago que también estuviera escapando. Ambos estaban heridos –de pelearse entre ellos tanto como con los seguidores de Voldemort. En un momento, Harry se tropezó y cayó de rodillas. Gruñendo de dolor mientras trataba de levantarse, sintió como Snape le ayudaba.

"Suéltame!" exclamó él, sorprendido y avergonzado, y Snape se rió y lo soltó –tan rápido que Harry no pudo recuperar el balance y cayó otra vez. Miró sobre su hombro al escuchar a Snape reírse de él. Tal vez esto no es tan buena idea, pensó, levantándose e imaginando sus próximos días sin más compañía que Maldito Severus Snape.

Harry odiaba a Snape. Descubrir la razón por la cual su antiguo profesor había matado a Albus Dumbledore no había cambiado eso. Si se puede, había hecho que Harry odiara a Snape mucho más. Ahora entendía porqué se había enojado tanto la noche en que Dumbledore había muerto y Harry lo había llamado traidor. Snape había sido la persona en la cual Dumbledore más había confiado, incluso más que en él. Snape había sido el único con el coraje de cumplir el pedido más difícil del Director… matarlo.

Harry siempre odiaría a Snape por eso. Dumbledore le había pedido a Snape que lo matara aquella noche en la Torre de Astronomía, lo había hecho. Justo en frente de Harry. Harry había amado a Dumbledore y le había sido fiel sobre todas las cosas, y había tenido que verlo morir. No sabía si alguien como Severus Snape era siquiera capaz de amar, pero de una cosa estaba seguro: Snape solo había hecho lo que Dumbledore le había pedido. Él también le había sido fiel a Dumbledore sobre todas las cosas.

Suficientemente fiel para matarlo. Y por eso, Harry siempre le odiaría.

Casi tanto como Snape odiaba a Harry.

Harry sabía que Snape lo odiaba, claro –no que le importara. Pero había sido por Harry que Dumbledore había mandado a Snape como espía, a sufrir, y finalmente, a matar a su propio mentor. Al menos así era como Snape lo veía. Dumbledore no había pedido esas cosas por si mismo, sino por Harry, para que Harry pudiera ganar la guerra, pero también… también porqué había amado a Harry. Snape siempre había odiado a Harry por eso.

Y aún así allí estaban. Porqué en ese caso, Harry y Snape preferían pasar los días siguientes al final de la guerra con alguien que los odiaba pero que al menos los dejaría en paz, en vez de con el Ministerio y los reporteros y todo el maldito mundo mágico con sus preguntas y suspicacias y agradecimientos.

Harry Potter, el Niño-Que-Vivió, el Elegido, el gran mago que había derrotado a Voldemort…

Ugh. No, prefería tratar con Snape. Más vale malo conocido, y todo eso.

Alcanzaron el final del bosque al amanecer, y miraron cansadamente hacia las montañas. "A donde vamos?" preguntó Harry.

"Eso lo decides tu, no crees?" dijo Snape si ganas.

Como le hubiera molestado eso a Harry, si no estuviera tan cansado. En vez de eso, solo murmuró, "No, yo no tengo a donde ir. Ni tampoco conozco ningún lugar."

Sintió los ojos de Snape sobre él, pero no lo miró. Después de un momento, Snape dijo, "Había un lugar que Dumbledore había preparado, en caso de que alguna vez me descubrieran. No creo que la Orden sepa de su existencia. Debería ser suficiente." Harry asintió. "Le parece eso suficiente, mi Señor?"

Harry lo miró duramente. Después se relajó. "Oh, por favor," gruñó, enojado consigo mismo por dejar que Snape le molestara. "Solo llévanos allí. Tenemos que aparecernos?"

"Si." Snape le tomó del brazo, y Harry suprimió un escalofrío. Ser tocado por Snape le ponía la piel de gallina. "Quédate quieto."

Aparecerse estando herido era una mala idea, recordó Harry mientras caía al suelo una vez que habían llegado. Snape también estaba herido, pero Harry estuvo demasiado distraído por varios minutos para ver como su compañero había tomado el viaje. Para el momento en que se había recuperado, Snape caminaba hacia la puerta trasera de una pequeña casa que se veía más bien vieja.

"Donde estamos?" preguntó Harry, mirando alrededor. Habían varias casas en la misma calle, pero en ninguna había movimiento a esa hora.

"En un refugio de la Orden, a las afueras de Belfast."

"Y piensas que nadie va a venir aquí?" preguntó Harry dubitativamente.

"Claro que van a venir. Pero solo vamos a quedarnos la noche." Disparó Snape ante su confusión. "Ninguno de nosotros está en buen estado como para aparecernos a través del Océano Atlántico."

"Te iba a enviar e Estados Unidos?" Harry se sorprendió ante esto.

"Hay otros países en el Nuevo Mundo además de Estados Unidos, Potter," le informó Snape. "Por el momento debo atender mis heridas, así que te sugiero que duermas un poco."

A Harry le hubiera gustado decir que Snape ya no podía ordenarle como a un niño pequeño. También le hubiera gustado romperle la nariz, pero el problema era que estaba demasiado cansado para hacer tal esfuerzo, sin importar cuan tentador era. Así que hizo lo que Snape decía, dirigiéndose a una de las pequeñas habitaciones y peleando con la urgencia de hacerle una mueca al hombre mientras se iba.

"Albus, yo..."

"Dios mío Severus, que haces levantado a esta hora?"

"Algo malo pasó!"

"Entra, siéntate y cálmate. Ahora, estás vivo y sano hasta donde puedo ver, así que eso calma mis peores preocupaciones."

"Narcissa Malfoy y Bellatrix Lestrange vinieron a verme."

"Interesante. No una visita oficial, me imagino?"

"Cuando el Señor Oscuro ha mandado a Narcissa a algo oficial? No, ella quería que yo interviniera por su hijo. El Señor Oscuro le ha dado una misión."

"En serio, Severus, desearía que te permitieras decir su nombre –"

"Maldita sea, Albus, podrías escucharme? Me he puesto entre la espada y la pared. Voy a ser expuesto. Hice una Promesa Inquebrantable. Bella estaba mirando… ella ya sospechaba, y yo pensé que podría hablar para salir del problema…"

"Severus, por favor, cálmate. Como concierne todo esto a Draco?"

"El Señor Oscuro le ha dado una misión, aquí en Hogwarts. Yo prometí protegerlo, yo… si él falla… tengo que hacerlo yo. Pero yo… Director, yo sabía que el Señor Oscuro me lo ordenaría algún día, pero ahora lo sabrá. Bella me va a exponer, si la Promesa no me mata primero. Dios, Draco probablemente va a morir también."

"Severus, no puede ser tan malo. Podemos encontrar una forma para que Draco sea ayudado en su misión y al mismo tiempo proteger la Orden. Su objetivo no puede ser tan serio."

"Si puede."

"Confiaría Voldemort en Draco para una misión importante?"

"No, y ese fue el punto de la visita de Narcisa. Piensa matar a Draco en castigo por su fracaso, pero en realidad es para castigar a Lucius."

"Ah. Ya veo. Bueno, en ese caso, estuviste en lo correcto al prometer protegerlo."

"Albus… la misión es matarte."

"Oh cielos. Eso es todo?"

"Albus!"

"Severus, todos hemos sabido que Tom intentaría quitarme la vida muy pronto. Tu mismo dijiste que esperabas que te lo ordenara algún día. Esto no es una sorpresa."

"Me alegro que no estés preocupado por tu vida, pero el asunto más importante es que la Orden pronto se va a quedar sin su más importante fuente de inteligencia. Oséa yo"

"Que modesto eres."

"Podrías por favor parar de molestarme y decirme que rayos debo hacer ahora? Tenemos planes que hacer; debemos decidir que información es la más vital que debo obtener en el tiempo que me queda entre ellos."

"Creo que te estás apresurando, eso es todo."

"No te importa que en unos pocos meses, voy a tener que romper la Promesa Inquebrantable, exponerme como espía, y probablemente terminar muerto en el proceso?"

"Para nada, yo solo pienso que no deberías apresurarte en abandonar tus deberes. Te necesito entre ellos, Severus, más que nunca."

"Por el amor de Dios, Albus, no tenemos opción. No hay nada que quisiera más que proteger a Draco, pero no hay ni una maldita forma para que él realice la misión, y yo no puedo ayudarlo en matarte."

"Por el contrario, Severus, eso es exactamente lo que deberías hacer."

"… qué?"

"Ayúdale. Realiza su misión por él. Dios sabe que el pobre Draco no podrá hacerlo por si mismo, como tú, Tom, y Narcissa han observado. Debes ayudar a ese chico si tiene alguna posibilidad de sobrevivir este año."

"Ayudarle a…"

"Matarme. Si, Severus, tú y Draco tendrán que matarme."

"… eso…NO…es…gracioso, Albus."

"My querido chico, te puedo asegurar, que no estoy bromeando."

"Si claro. Yo no puedo matarte."

"Claro que puedes. Es más, te estoy pidiendo que lo hagas."

"Maldita sea, Albus, de verdad odio tu sentido del humor,"

Severus se despertó sobresaltado, saliendo inmediatamente del sueño a un sentido de alerta como siempre lo hacía, gracias a décadas de entrenamiento. La luz del sol asomaba por las ventanas del refugio que daban al oeste; estaba anocheciendo otra vez. Se desperezó; las peores heridas habían sanado bien. Podrían llegar al refugio probablemente en 48 horas, dependiendo de cómo Potter se estuviera recuperando.

Con el chico irritantemente en su cabeza (y maldiciendo a Albus el doble), Severus se levantó de su cama y fue a buscarlo. Encontró a Potter todavía durmiendo, tan pesadamente que no se despertó cuando Snape entró a la habitación. Verlo así, durmiendo pacíficamente, tan inocente y joven… Snape quería echarle un Crucio. Una apariencia inocente funcionaba poco con Snape; Harry Potter no había traído más que miseria en su vida. Por culpa de chico, y a petición de Albus, él se había arriesgado a exponerse una y otra vez, se había puesto en peligro, a la Orden, y a las pocas personas que podría llamar amigos si no hubieran sido Mortífagos. A petición de Albus, Severus había matado para proteger a Harry Potter. Había matado a Albus. Y por los últimos seis años, había visto a Albus preocuparse por el chico. El hecho de que Dumbledore había amado al chico con todo su corazón solo lo hacía peor. A él nunca le había importado Snape como le importaba ese chico.

Apretando los dientes en contra de la urgencia que tenía de agarrar a ese engreído por el cabello, o de echarle una maldición bien puesta, Severus gritó, "Potter!" El chico despertó saltando, agarrando su varita, y Severus retrocedió por instinto. Le molestaba haber retrocedido ante Harry Potter, pero su instinto de evitar maldiciones en potencia era MUY bueno, y era cierto, lo tenía que admitir, que el poder de ese chico no debía tomarse a la ligera. "Levántate," le ordenó. "Tenemos que seguir."

Esperó ver algún signo de molestia o irritación o alguna debilidad en el chico, pero para su disgusto, solo hubo un vago asentimiento mientras Potter se quitaba las cobijas de encima, se ponía los lentes, y se levantaba. Severus se dio la vuelta y empezó a caminar hacia afuera de la casa, pero pudo caminar apenas tres pasos antes de que el sonido de la respiración del chico cambiara abruptamente, y miró hacia atrás a tiempo para ver a Potter desvanecerse. Los ojos de chico se desenfocaron y se cerraron, y Severus lo sostuvo antes de que callera al suelo. "Maldita sea, chico! Cual es el problema?"

Un par de cachetadas trajeron de vuelta a Potter. "Que… donde…"

"Potter, tienes alguna herida sin curar?"

"Uh-uh," murmuró el adolecente, pero Severus escépticamente comenzó a hacer Hechizos de Diagnóstico. Potter se sentó en el suelo, arrimando la espalda a la cama con los ojos cerrados, mientras Severus determinaba que había, aunque las apariencias decían lo contrario, logrado curar la mayoría de sus heridas físicas. Pero no le tomó mucho tiempo a Snape determinar el problema.

"Podrías haber mencionado que estabas sufriendo de shock mágico," observó.

Los verdes ojos de Harry trataron de enfocarse en él. "Estás bromeando, verdad?" Potter sonaba incrédulo. "Me he pasado el último año persiguiendo pedazos del alma de Voldemort alrededor de todo el maldito mundo mágico y tratando de no dejar que me matara antes de que yo pudiera matarlo primero; he estado en un maldito shock mágico desde hace meses!"

"Y yo que pensé que había caído más bien con facilidad," se burló Severus. Potter trató y falló de arremeter contra él. "Siéntate, niño estúpido. Tus poderes deben recuperarse antes de que nos arriesguemos a viajar a cualquier lado. Vuelve a dormir. Te traeré un Poción Restauradora en poco tiempo." Se levantó, sin preocuparse de ayudar al chico a volver a la cama, pero las protestas de Potter lo siguieron.

"Y que hay acerca de la Orden? Por cuanto tiempo nos podemos arriesgar a estar aquí?"

"Este refugio no se ha usado por años," replicó Snape. "En cualquier caso, no puedo imaginar que te moleste tanto ver a tus amigos."

"Imagínalo," dijo el chico, volviendo a la cama y dándole la espalda a Snape.

Severus dejó la habitación negando con la cabeza. Maldito desagradecido.

Pero cumplió los deseos de Potter y no hizo ningún intento por alertar a la Orden, incluso cuando obtuvo una copia del diario El Profeta y vio un gran titular acerca de la búsqueda del héroe perdido del mundo mágico. Gracias al diario, se enteró que la mayoría de los miembros de lo Orden con los cuales había trabajado estaban vivos, así como todos los amigos de Potter. Pero para su intriga e irritación, Potter solo le dio una mirada superficial al diario y no dio señal de querer volver.

Era tan egoísta como su padre.

Después de cuarenta y ocho horas, Potter insistió en que siguieran. Severus los apareció en otro refugio en el campo irlandés, y se vio forzado a ver al chico enfermarse otra ves. "Yo te advertí que era imprudente viajar tan pronto."

"Cállate," replicó Harry con un gruñido mientras se levantaba. Severus puso en su mano otro vaso lleno de Poción y como antes, le dejó a su libre albedrío por el resto de su estadía.

La única vez que Harry había vuelto a Hogwarts el año pasado había sido para hablar con el retrato de Dumbledore. Todo lo que el Director decía era que tenía algo importante que debía saber, pero insistía en que tenía que aprender Occlumancia primero. "Es información vital, Harry, pero como es muchas veces el caso con información vital, las consecuencias de ser descubierta por las personas equivocadas serían catastróficas. Tienes que estar absolutamente seguro que nadie pueda leer tu mente."

Harry ya no tenía muchos Maestros en Occlumancia con quien practicar –no que con el que si había practicado había ayudado mucho –pero había trabajado furiosamente, primero para aclarar su mente, y luego para cerrarla. De todos. Para todos. Ron, Hermione, y Ginny habían practicado con él, junto con la ayuda del Profesor Lupin y la Directora McGonagall.

Después de un año, había vuelto a la oficina del Director. "Ahora puedo proteger la información," le dijo al retrato de Dumbledore.

Y aparentemente, el retrato de Dumbledore le había creído, porqué éste se abrió, revelando un espacio en la pared que contenía varias botellas pequeñas. Harry las reconoció como memorias. "El Pensadero está en el armario," Le dijo Dumbledore. "Lo que verás son mis memorias, y son verdaderas, Harry. Debo advertirte que serán una gran sorpresa, pero debes tratar de aceptarlas."

Harry tomó la primera botellita en la línea, volteándola una y otra vez en su mano. "Por favor Harry," pidió Dumbledore suavemente. "Yo nunca te mentiría en cosas tan importantes. Tienes que creerme."

Con esa advertencia, Harry vació la primera botella en el Pensadero, y descubrió la verdad.

"NUNCA!"

"Severus, por favor..."

Snape caminaba furiosamente de un lado a otro en la oficina de Dumbledore mientras el Director lo miraba. "Este es mi límite, Albus, NO lo haré!"

Dumbledore suspiró. "No hay ninguna otra forma de salvarte."

"Entonces moriré. Supimos desde el principio que esa era una posibilidad. Toda la información en el mundo no compensa tu pérdida." Snape cruzó los brazos. "Era solo cuestión de tiempo antes de que él diera una orden que yo no pudiera cumplir; y esta es. Ha terminado, Albus."

"Severus, no estoy dispuesto a sacrificarte ahora," dijo Dumbledore, parándose e intentando poner una mano en el hombro de Snape, pero éste lo esquivó.

"Yo si lo estoy. No voy a tenerte en mi conciencia encima de todo lo demás."

"Y Draco?" presionó Dumbledore despacio.

Snape retrocedió un poco. Y cerrando los ojos, murmuró, "Haré lo que pueda por él."

"Puedes hacer más por el si –"

Snape rodeó al Director. "TÚ puedes hacer más por él de lo que yo nunca podré! Demonios, Albus, deberías preocuparte de poner a Draco a salvo en vez de este ridículo deseo de muerte!"

"Yo no puedo salvar a Draco, Severus. Él no confía en mi. Él confía en ti."

"Yo desconfié de ti una vez. Tú puedes ganarte a Draco," dijo Snape neciamente.

"No tenemos tanto tiempo, Severus, lo sabes tanto como yo," el Director puso una mano en el hombro de Snape otra vez, y esta vez Snape no lo esquivó. "Severus. Te pido esto a ti como el único miembro de la Orden a quien puedo confiárselo. Tengo más fe en tu coraje que en el de ningún otro, incluso mis Gryffindors," admitió.

Snape giró y lo miró, pálido, y con los dientes apretados. "Esto tiene algo que ver con Potter, verdad?"

"El ganar la guerra siempre tiene que ver con Harry."

"Eso no es una respuesta."

"Harry no me necesita para ganar la guerra."

"ESO NO TE HACE PRESCINDIBLE!" rugió Snape. "Me estás pidiendo que sacrifique lo que queda de mi humanidad y de mi honor, para matar al único amigo que he tenido –PORQUÉ?"

Dumbledore se paró en frente del aturdido hombre, mirándolo a los ojos. "Porque tu papel en esto es más importante que el mío. Y además, dada la oportunidad de elegir entre tu vida y la mía, yo siempre escogería tu vida. O la vida de Draco. O la vida de Harry. Tu mereces ver el final de esta Guerra mucho más que yo. Lo digo en serio, Severus." Tomó ambos hombros de Snape, y Snape dejó caer su cabeza temblando, y miró al piso. "Te necesitamos. Necesitamos tu coraje. Necesitamos al que puede hacer todo lo necesario, sin importar cuan doloroso sea, para terminar con la guerra. Todos nosotros. Tú eres más valiente que yo, mi amigo. Yo no podría enfrentar los horrores que tú has enfrentado todos estos años a su servicio. Nuestro lado te necesita."

"Y Potter. Esto es acerca de él de alguna forma."

"Harry también te necesita, Severus."

"Albus…" la voz de Snape se redujo a un susurro, y seguía sin levantar la vista. "No puedo. Por favor, no me pidas esto…"

"Te lo estoy pidiendo. Debo hacerlo."

Snape se alejó, dándole la espalda a Dumbledore. Con voz ronca de desesperanza, dijo, "Me destruiría."

"No lo hará. Tienes que cuidar a Draco, y una guerra que ganar. No hago esto porque si, Severus; tú eres el hombre más valiente que he conocido nunca. Ni todos los demonios del infierno podrían destruirte." Dijo Dumbledore suavemente.

Snape comenzó a respirar más rápidamente, y caminó hacia la puerta, todavía mirando hacia abajo. Dumbledore llamó. "Severus… por favor…"

Snape paró en la entrada y miró hacia atrás sobre el hombro. Había odio y desprecio escrito en cada línea de su rostro. "Vine a ti por clemencia y juré hacer lo que sea que pidieras. Y nunca he roto ese juramento."

"Entonces cuando el momento llegue, y yo te pida que…?"

"Yo…"

"…Severus?"

"Lo que tu quieras, Albus."

Y la puerta se cerró fuertemente detrás de Snape.

Harry nunca estuvo muy seguro de como regresó ese día a la Madriguera, porque realmente no recordaba nada después de la oficina de Dumbledore y de haber visto las memorias. Había habido otras después de esa, de Snape reportando lo que Draco y los Mortífagos hacían, Dumbledore haciendo planes… y presionando a Snape para que mantuviera su promesa cada vez que este se comenzaba a arrepentir. Harry nunca antes había visto a Dumbledore tan… intimidante. Tampoco se hubiera imaginado que Snape era el tipo de dejarse intimidar.

Pero al final, no había sido la intimidación la que había mantenido la promesa de Snape… había sido la súplica.

"Severus… Severus… por favor…"

Dumbledore no le había suplicado por su vida como Harry había creído esa noche. Le había suplicado a Snape que la terminara. Mientras Harry había estado allí parado, atrapado y vulnerable, desesperado… Dumbledore había hecho que Snape mantuviera su promesa. Que lo matara.

No era ninguna sorpresa de los Weasleys y Hermione estuvieran tan preocupados cuando regresó. "Donde has estado?" preguntó Ron, sentándose en la cocina con Hermione. "Te ves muy mal!"

Harry miró a sus amigos, tratando de que su mente dejara de moverse tan lentamente. Ron se había parado frente a él antes de que pudiera responder, "Hogwarts. Tenía que… hablar con…"

Hermione sonrió tristemente. "El retrato de Dumbledore. Te hace sentir como si todavía estuviera cerca, no crees?"

"Estás bien?" preguntó Ron poniendo una mano en el hombro de Harry.

"Si," murmuró Harry, pensando que necesitaba salir de allí y pensar, si solo pudiera recordar como llegar a su habitación… "solo necesito…"

Era como si una niebla gris se levantara y lo tragara por unos momentos; se le doblaron las rodillas, y a la distancia escuchó a Ron gritar, "Woa! Rayos Harry! Estás bien? Alguien deme una mano!"

Harry se había caído sobre el hombro de su amigo, quien trataba desesperadamente de mantenerlo en pie, pero Harry se sentía muy desorientado para hacer algo excepto dejar que Ron y Hermione lo llevaran hasta el sofá. El mundo parecía salirse de foco por un momento, y él terminó apoyando la cabeza en el regazo de Ginny mientras la Sra. Weasley trataba de darle una poción. "Harry, querido, cual es el problema? Luces terrible!"

"Yo… estoy bien," logró gruñir, y se levantó rápidamente. Tenía que salir de allí, tenía que pensar…

"Siéntate, obviamente has tenido una conmoción muy grande," protestó Hermione, como hicieron los otros, pero Harry se separó de ellos y corrió escaleras arriba.

No había bajado para la cena, y todavía estaba levantado, mirando por la ventana, cuando Ginny entró a la habitación alrededor de las tres de la mañana. "Harry. Pensé que todavía estarías levantado."

Su voz parecía venir de muy lejos. Se giró a mirarla cuando ella se sentó a su lado, pero no logró que ningún sonido saliera de su garganta. Ella pareció entender, y no dijo nada más, solo permaneció sentada junto a él. No fue hasta que él se arrimó hacia ella que puso un brazo a su alrededor, dejando que descansara en su hombro.

"No se cual es el problema," susurró ella, frotándole la espalda. "Dumbledore le dijo a mamá que no estaba él decirlo, poro lo que sea que sea… estamos aquí, si?"

Harry trató, en serio trató, pero no pudo hablar. Solo la abrazó fuertemente, escondiendo la cara en su cuello, y estuvieron así sentados por largo tiempo. Sin duda ella se preguntaba que había pasado para que él estuviera aquí, desmoronándose en sus brazos, pero como podía decirle? Incluso descontando el peligro para ella si alguien se enteraba de que sabía… si sentía que solo así ya lo estaba matando.

Como podía decirles que Dumbledore se había suicidado?

Harry había abandonado la Madriguera al día siguiente y no había vuelto desde entonces. No había sido sino hasta antes de la batalla final que Harry finalmente había cumplido su promesa con Dumbledore y le había dicho a la Directora McGonagall acerca de Snape, dejándole las botellitas con las memorias para que ella las viera. Dumbledore había sido muy insistente en que el nombre de Snape se limpiara y "se reconociera su inocencia."

Pero Harry se había resistido, y a pesar de todo lo que le había dicho al retrato de Dumbledore, no era solo por el deseo de no revelar la decisión del Director. La razón era… que admitir la verdad acerca de Snape forzaría a Harry a absolver a su antiguo profesor de la culpa por todo lo que había pasado, y Harry no quería hacerlo.

Dicho simplemente, él quería seguir odiando a Snape.

Oh, lo había hecho, por supuesto, como Dumbledore le había pedido, y sin duda el papel de Snape en la caída de Voldemort y los Mortífagos ya había capturado la imaginación del mundo mágico. Pero eso no significaba que a Harry tenía que gustarle.

Recorriendo la casa la mañana después de que llegaron al segundo refugio, encontró a Snape mirando por la ventana. Solo ver al hombre hizo que el odio le recorriera. Snape había matado a Dumbledore, cualquiera que fuesen las razones o pedidos detrás de esto. Harry había amado a Dumbledore, y Snape lo había matado. Harry lo necesitaba; no tenía que haber muerto,

Dumbledore… Sirius… Mamá y Papá, él mató a todos los que yo amaba!

Snape miró sobre su hombro y vio a Harry allí parado. Sintiendo que el hombre quería que se marchara, Harry sonrió y se sentó desafiantemente en una silla vieja, Snape lo miró y luego giró la cabeza.

"Cuando partimos otra vez?" preguntó Harry, deliberadamente sonando casi alegre.

"Eso depende de si puedes aguantar el viaje," Otra persona lo hubiera tomado como preocupación, pero dadas las circunstancias, Harry sabía que no.

"Me estoy sintiendo bien," dijo él. "Y quiero estar fuera de aquí antes de que la Orden empiece a revisar los refugios. Se les va a ocurrir la idea tarde o temprano."

Snape se dio la vuelta y lentamente avanzó hacia él, buscando en el rostro de Harry como lo había hecho de vuelta en el colegio cuando estaba convencido de que Harry estaba envuelto en alguna travesura en clases. "Por qué estás tan determinado en cortar todo contacto con la Orden, Potter?" Antes de que Harry pudiera inventar una excusa, Snape siguió, "Y no trates de insultar mi inteligencia; tenía muchas fuentes de información sobre tus actos antes del final de la guerra. No tuviste ninguna pelea con ellos, nada que justifique que te niegues a informarles de tu suerte. Tus amigos deben estar indudablemente histéricos a este punto."

Maldito sea ese hombre. Harry evadió su mirada, incluso cuando estaba mucho más seguro de sus habilidades en Occlumencia de lo que había estado hace un año. "Solo quiero olvidarme de todo esto, es eso tan difícil de entender?" suspiró.

"Si, Potter, perdóname si no lo entiendo."

"Por supuesto que tu no," se burló Harry, tomando la ofensiva. "Tu siempre estuviste celoso de mi padre, y de mi. Tu querías esa… esa popularidad, verdad? La atención que siempre me acusaste buscar – la querías! No puedes entender cuan desesperante es." Viendo a Snape palidecer, sus ojos negros llenos de furia, Harry fue un poco más lejos, sintiendo un extraño sentimiento de satisfacción. "La hierba siempre puede ser más verde, no es cierto? Bien, pues adivina qué, Quejicus, por todo lo que me importa, tú puedes TENERLA! Desearía que TÚ hubieras sido el que creció sin familia, que te dijeran que eras un fenómeno por algo que ni siquiera entendías, que tuvieras gente que te siguiera todo el tiempo esperando de ti algo que no eras, mintiendo sobre ti en los malditos diarios, tomándote fotos todo el tiempo!" Evadió un intento de su profesor de golpearle, y se rió amargamente. "Puedes tener toda mi fama si quieres. Yo no trataría de mantenerla."

A través de dientes apretados, Snape le gruño, "Pero eso no explica a tus amigos. Por muy desagradables que sean, su interés por ti no se debe a tu fama, pero aparentemente has escogido abandonarlos a su tristeza y preocupación. Incluso si toda la miseria descrita en tu patético discurso es cierta, tu egoísmo es evidente. Aunque tomando en cuenta el teatro que me has puesto aquí, tal vez no me debería sorprender de tu capacidad de crueldad hacia aquellos que se preocupan por ti."

Harry pateaba el suelo mientras caminaba alrededor de la habitación. "Ellos tampoco lo entienden. Hermione tiene todas estas grandes ideas de cómo podría utilizar mi fama para hacer del mundo mágico un lugar mejor, y Ron todavía no entiende porque no me gusta firmar autógrafos. Solo quiero que me dejen en paz." Estornudó por el polvo que levantaba al caminar, y giró para mirar a Snape. "Tú dijiste que harías lo que yo quisiera. Y esto es. Quiero irme lejos. Quiero que me dejen solo."

"Estás equivocado en la naturaleza de mi promesa a Dumbledore, Potter." Snape blandió la varita para volar el polvo lejos de él –de vuelta a Harry, causándole estornudar otra vez. "Mi promesa fue ayudarte y protegerte, no obedecer cosas ridículas."

"Sabía que encontrarías una forma de salirte de esta. Haces eso con frecuencia, verdad?"

"Evítame el discurso. Si estoy bajo la impresión de que estás actuando en contra de lo que debería ser tu buen juicio, entonces no vacilaré en imponer el mío." Harry se dio por vencido en tratar de evitar el polvo y en ves de eso abrió las ventanas, mirando de lado a Snape con irritación. "No vamos a dejar este país hasta que le hayas comunicado a la Orden tu condición y tus intensiones y que les hagas saber que estás a salvo."

"Cuidarme nunca va a compensar todos los miembros de la Orden que murieron por tu culpa," replicó Harry. Los labios de Snape se fruncieron, pero no respondió. Y con un furioso bufido, Harry salió de la casa.

Un par de horas después, estaban listos para partir. Potter se había negado a dejar que Severus leyera la carta que estaba mandando a la Madriguera, pero le permitió que utilizara Legilimencia en él lo suficiente para convencer al hombre que de verdad estaba cumpliendo con el trato.

Fueron primero a un correo de lechuzas a mandar la carta, y después se alejaron de la civilización, tanto mágica como muggle, para intentar la aparición intercontinental que necesitaban para llegar a su destino. "Porqué no usamos un Traslador?" quiso saber Potter.

"Porque los Trasladores pueden perderse funcionar mal, chico ignorante. Sin mencionar que si yo lo hago, la locación secreta del refugio estaría comprometida. Solo Dumbledore o yo podríamos encontrar ese lugar," Snape cogió el brazo del chico. "Ahora. NO te muevas."

Fue solo un poco gratificante el sentir que el pulso de Potter se aceleraba antes de que partieran.

El descanso y las Pociones perfectamente hechas en los días anteriores habían curado al chico lo suficiente como para prevenir que se debilitara gracias a una Aparición tan larga, pero igual estuvo un poco desorientado por largo rato después de que llegaron. Cuando Potter al fin se enderezó, su pequeña irritación por la debilidad se convirtió en real curiosidad mientras miraba sus alrededores.

Severus tenía que admitir que había reaccionado igual la primera vez que lo habían traído a este lugar.

El refugio era una cabaña bien cuidada en una montaña cubierta de árboles que terminaban en un precipicio, el cual a su vez daba a las heladas aguas del norte. Ese lugar solo podría ser navegado con mucho cuidado alrededor de las orillas, en la parte que daba al bosque detrás de ellos o en la expansión de playa cubierta de piedras que estaba entre ellos y la montaña. La playa se convertía en un gran bosque de oscuros y altos árboles que escondían cualquier rastro de actividad humana en el área. El agua que rodeaba la montaña no era del océano, pero era capaz de gran ferocidad gracias a las grandes rocas que movía.

Potter se levantó del suelo café-rojizo para inspeccionar las pequeñas olas que aparentemente eran sus nuevas vecinas. "Donde estamos?"

"Agawa Bay, Ontario-Canadá," le informó Snape. "En la orilla norte del Lago Superior. Los habitantes mágicos en esta parte del mundo son escasos a lo mucho, e incluso los habitantes Muggles, cuando no es verano." Miró al chico es busca de cualquier signo de aprensión hacia su casi total soledad, pero no había ninguno.

Mirando hacia los rieles de tren que pasaban por una montaña al otro lado de la orilla, los ojos de Potter se oscurecieron. "De verdad que tampoco quiero tratar con Muggles."

Algo en la voz del chico hizo que Severus lo mirara con aprensión, pero su rostro no revelaba más información. Idiota egoísta. Con ese pensamiento, Severus giró hacia la casa y dejó a Potter solo en lo alto de la montaña, asimilando su nuevo hogar.

Ron Weasley y Hermione Granger
La Madriguera
Ottery San Catchpole, Inglaterra

Estoy bien. Solo quiero que me dejen solo.

Dejen de buscarme.

H.P

Sin dirección de remitente..

Continuará...

Harry y Snape encontraron un lugar para esconderse del resto del Mundo Mágico, pero no se pueden esconder de los demonios que llevan dentro. Eso y más en el próximo capítulo: Refugio, que espero actualizar la próxima semana.

R&R!!!!!