Disclaimer:

Todos los personajes que se mencionan/mencionaron en esta lectura, pertenecen a Hajime Isayama, del manga "Shingeki No Kyojin/進撃の巨人" .

Pareja: Eren Jaeger / Levi Ackerman.


::::prólogo:::::: Hello masterpiece

02:30 a.m

/Alemania, Konvikt strasse, apartamento N° 45, piso 6./

El tic tac del reloj que cuelga en la pared me parece abrumador. Sin embargo, de alguna manera un tanto patética y fuera de lugar, me hace sentir acompañado, como que no soy el único en estás cuatro frías y deprimentes paredes. La lluvia cae insistentemente y golpea el grueso vidrio de mi ventana, haciendo que mi cuerpo se relaje por unos momentos, ¿podría haber algo mejor que el arrullo de la lluvia al caer?

Supongo que no lo hay, y mientras muchos duermen yo estoy aquí. Con mi aturdida e inquieta mente trabajando a mil por hora. Los ojos me pesan y la cabeza comienza a dolerme, las ojeras cada día se hacen más marcadas y evidentes en mi piel, no he estado durmiendo bien, no he podido dormir bien. Qué más da, después de todo insomnio y yo ahora somos los mejores amigos, sólo insomnio ha permanecido conmigo en las noches difíciles, en donde me desmorono un poco más. Insomnio ha sido mi fiel confidente, testigo de mis más oscuros pensamientos y miedos surrealistas. Espectador silencioso de todos mis recuerdos rotos y vacíos. Testigo presencial de sueños y promesas incompletas y agrietadas.

Me removí inquieto en la enorme y mullida cama, fue así que quedé boca arriba, mirando hacia... en realidad, a la nada, mi habitación siempre ha sido muy oscura por las noches y era casi imposible mirar tu propia mano si la colocabas frente a tu rostro. Aún así, nunca me ha desagradado ésta fría y densa oscuridad, me siento a salvo en ella, extrañamente siempre he adorado la oscuridad.

No era la clase de persona que es artística, pero joder, amaba toda esa clase de cosas que la gente considera como pasada de moda; los poemas, las pinturas de un museo, la música clásica, las cartas... y sobre todo amaba dibujar. Y no era por alardear, pero lo hacía bien, desde que tengo memoria he sabido hacerlo bien, es lo que las personas llamarían "talento natural".

Mi madre siempre me dice que toda esta clase de cosas raras que yo encuentro hermosas han alejado a la gente de mí. Y sí, yo soy un antisocial de mierda, la gente no es más que un fastidio asqueroso e insípido, era por esto que sólo tenía dos amigos, Hanji y Erwin, aunque pensándolo bien, no sé si éste último aún encaje en esta categoría, ya que era algo así como mi novio ahora. Haji y Erwin tenían un montón de amigos, con los que desde luego yo también cruzaba palabras, pero ellos eran punto y aparte. Me gustan los colores pastel, las obras de arte desgastadas, las rosas marchitas, los libros que comienzan a deshojarse, las tazas de porcelana agrietadas por el paso del tiempo y los pequeños golpes, me gustaban todas esas cosas olvidadas y descoloridas, porque al final... yo me sentía de esa manera.

Tenía tantos libros que ya ni siquiera cabían en el enorme librero de mi habitación, algunos incluso estaban regados por el piso, los tengo de todos tamaños y colores, iban desde el terror hasta el romance, pasando por poesía y un poco de realismo y naturalismo. También tenía uno que otro de historia, álgebra y arte clásico. Había tantas ideas y toda clase de historias en mi cabeza y a veces, sólo a veces, necesitaba hablarlo con alguien.

Erwin siempre me dice que después, pero ese momento nunca llegaba, no entendía de poesía y arte, en realidad yo diría que le aburría. Eso dejaba a Hanji y bueno, ella... ella es Hanji, entiende de cosas científicas y teóricas, pero no de lo verdaderamente importante como apreciar una buena obra de arte en un museo, o leer un libro lleno de aventuras a mitad de la noche. No tenía a nadie para desahogar todo este basto mundo de conocimientos que se desbordaban en mi cerebro, por eso la mayoría del tiempo era retraído y callado. Prefería quedarme en silencio, sumido en mi propio mundo de teorías y conspiraciones, de fantasía y amores imposibles, tal vez todo esto que acumulaba en alguna parte de mi cabeza era la razón de mi insomnio.

Cansado de cada pensamiento asfixiante, miré por décima vez en la noche la hora en mi celular.

03:11 a.m

—Esto es una completa mierda.

Murmuré al mismo tiempo que mis ojos iban a dar nuevamente con el enorme ventanal de mi habitación, la lluvia había cesado por fin y ahora el vapor se extendía por todo el vidrio, haciendo que las luces de la ciudad se vieran cada vez más distorsionadas. Giré mi cuerpo sobre el colchón y cerré los ojos, volviendo a sumirme en esa oscuridad tan anhelada. Pensando en que no era el único que se sentía tan fuera de órbita, que había alguien igual a mí en algún lugar del mundo. Y entonces caí en un profundo sueño cuando menos lo imaginé, pero también fue uno de esos sueños en los que sientes que dormiste menos de cinco minutos, de esos sueños que lejos de recargarte las pilas, te las bajonea aún más.

Sonó la alarma de mi celular, con el ya tan conocido sonido ensordecedor. Rápidamente me incorporé en el colchón y tallé mis ojos, luego me estiré de manera perezosa, haciendo que algunos huesos crujieran en el proceso. Seguí mi metódica y cómoda rutina de siempre, la cuál consistía en: bañarme, vestirme y después desayunar.

Al salir de mi habitación y caminar por el estrecho pasillo del modesto departamento en el que vivía, pronto el olor a comida recién hecha se coló por mis fosas nasales. Me encaminé hasta donde provenía ese olor a huevos y tocino cociéndose, no me sorprendí para nada con la escena que se presentaba ante mis ojos, más bien, era algo de todos los días desde que tenía memoria; mi madre se encontraba cortando un poco de fruta mientras cantaba a todo pulmón una canción que tiene por nombre Sweet child O'mine de los que creo que eran ¿Guns n' roses?, no tenía la menor idea, estoy seguro que ella lo mencionó alguna vez, después de todo era su canción favorita en todo el mundo.

Mi madre era una mujer fanática de el rock de los 80's y 90's, a pesar de que ahora es una mujer independiente y elegante, no ha podido dejar ese gusto culpable por los vocalistas de cabellos largos y presencia imponente, ruda, rebelde y hasta cierto punto salvaje. Al verla de simple vista nadie imaginaría que tuviera gustos tan alocados. Kushel Ackerman, además de tener este gusto peculiar entre las mujeres de su edad, también era una persona muy sensible y artística, podía escribir toda clase de basura romántica y derretir el corazón del más rudo. Pero no le bastaba con eso, además sabía dibujar bastante bien, mejor de lo que yo lo hago, siempre quiso asistir a una escuela de artes pero mis abuelos nunca la dejaron, alegando que trabajar como contador era una profesión que venía de generación en generación en la honorable familia Ackerman, ahora ella era una de las contadoras más exitosa que había, pero no era cien por ciento feliz con su profesión.

Al girarse y encontrarse conmigo, dio un pequeño respingo.

—¡Levi! Por lo menos avisa que ya estás aquí, siempre me sacas estos sustos— Murmuró intentando parecer enojada, pero en realidad estaba avergonzada por haber sido sorprendida por quinta vez en la semana cantando como si no existiera un mañana— Anda, ya siéntate a desayunar.

—Si no estuvieras tan ocupada pensando en lo bueno que solía estar el vocalista de esa banda, seguro que me habrías notado.

Tomé asiento en el lugar que siempre ocupaba y vi de reojo como mi mamá me asesinaba con la mirada, recordarle que todos esos tipos ya no eran los "sexy machos" de antes y que ahora sólo eran viejos barrigones, era una sentencia de muerte y por supuesto, escuchar reclamos y reclamos durante todo el día. En cuanto estuvo todo listo en la mesa, tomó asiento frente a mí y comenzó a servir jugo de naranja para ambos.

—¿Cómo amaneció mi obra de arte?

Preguntó como era su costumbre, yo sólo me limite a rodar los ojos. Ella siempre me decía a mí y en general, se encargaba de decirle a todo el mundo, que yo era su obra de arte, ya que de todas las cosas que ella había hecho a lo largo de su vida, yo era su más grande expresión artística. Gracias a eso, se me había quedado ese apodo y a veces eran tan fastiodioso que me siguiera diciendo así.

—Bien, cada día más descolorida y gastada.

Llevé un trozo de mango cortado en cubito a mi boca y la vi fruncir el ceño a manera de disgusto pero no me discutió, supongo que después de recibir las mismas respuestas agresivas de siempre, ya había llegado a su límite de paciencia. Anteriormente, nosotros vivíamos en un pequeño pueblo de Francia, de allá somos originarios, pero por cuestiones del trabajo de mi mamá tuvimos que mudarnos a Alemania cuando yo tenía diez, no me disgustaba vivir en Alemania, para nada, pues todo era demasiado tranquilo, pero había veces en las que sin duda, anhelaba regresar a mi patria.

Cuando llegamos a Alemania, mi mamá contrató a un maestro particular que nos enseñara a ambos el idioma. Ese no era otro que el padre de Erwin, de está manera fue que nos conocimos él y yo, logrando hacer una estrecha amistad que después se convertiría en algo más. A Hanji la conocí en la preparatoria, sólo le pedí la hora y eso había bastado para que se pegara a mí como lapa. Mi vida siempre había sido relativamente tranquila, pero siempre he oído decir que en la vida de una persona siempre tiene que llegar ese "bonito desorden" a complicar y cambiar las cosas. Yo nunca he creído en esas cosas, mi vida era normal y seguiría siendo normal, esa clase de desordenes bonitos, preciosos o como quieran llamarlos, sólo ocurrían en las películas y en los libros. Porque por lo menos a mí, nunca me pasaría eso...

¿verdad?


¡Hola! Espero que te encuentres muy bien, antes que nada, muchas gracias por llegar hasta aquí. Bueno, Green eyes fue el primer fanfic oficial que escribí y terminé, anteriormente se encontraba la obra completa en Wattpad, pero he decidido editar ciertas cosillas y ahora me animé a publicarlo de poco a poco por acá, completamente editado. Espero que éste fic llegue a ser de su agrado. Sin nada más que agregar, nos estamos leyendo para la próxima, ¡saluditos!

All the love.🐉🌹