Cap. 01
El mensajero
Antes de empezar... este fic me ayudó a escribirlo Lady Gloria, espero sea del agrado de muchos... y que no nos vayan a linchar, jeje ñ.ñU
Pasaban de las tres de la mañana, los santos de bronce dormían apaciblemente en el departamento de Seiya, puesto que había echo planes para todo el resto de la semana y querían pasar una buena noche. En la cama dormían Seiya (por ser propietario de la casa) y Shun, que había ganado en el mini torneo de piedra papel o tijeras. En un lado de la habitación, dormía Ikki, con no más que su almohada, y a la izquierda de la cama, estaban cada quien en un futón Hyoga y Shiryu.
Era verano, hacía ya largo tiempo que las batallas habían terminado, y en aquella cálida noche, nada parecía ir mal... hasta ese instante.
Una sombra se deslizó por debajo de la puerta y cobró forma humana, era apenas una silueta negra, de la cual solamente se notaba su cabello largo hasta los hombros.
Con la gracia de un gato se deslizó sobre Shun, el cual dormía como un bebé. Deslizó sus manos negras sobre el rostro del caballero de Andrómeda y las deslizó por su cuerpo, el chiquillo hizo una ligera mueca de molestia, y la sombra retiró sus manos.
Después se colocó sobre Seiya. Tocó levemente el pecho del caballero de bronce y se agachó para escuchar su corazón, sonrió levemente y continuó con la exploración, sin embargo, no le era suficiente, así que se hizo a un lado.
Sus ojos se posaron en el fénix, se acercó y acercó su mano, pero, como si de una flama contra la palma de la mano se tratase, retrocedió de inmediato.
Miró a Hyoga y colocó su mano sobre la frente de este, para después acariciar sus labios y recorrer sus brazos. Igualmente, no le era suficiente, y se mostró con cierta molestia cuando el caballero del cisne tembló ante el contacto de sus manos heladas.
Y finalmente, se dirigió a Shiryu. Le observó largo rato y tocó su mejilla sin mucho convencimiento, pero tras unos segundos, se acercó y tomó su rostro con ambas manos, sonriendo.
- Perfecto...
Se colocó sobre Shiryu y llevó sus manos a los botones del pijama del dragón, desabotonándolos con mucho cuidado, dejando al descubierto el firme pecho lampiño. Exploró con sus dedos la piel desnuda, y bajó en línea recta hasta el vientre del dragón, para después alejar sus manos hasta los pantalones, los cuales bajó con cuidado, dejándoselos al final de la cadera. Shiryu hizo una leve mueca de molestia, por lo que el desconocido detuvo su exploración, hasta que finalmente, el dragón se calmó.
Tras unos momentos de quietud, la sombra colocó su cuerpo sobre el de Shiryu, prácticamente sentado sobre sus muslos. Deslizó sus dedos sobre el pecho del caballero y comenzó a trazar círculos y líneas, los cuales conforme iba pasando sobre la piel del joven, iban quedando grabados, como si de una quemadura se tratase. Los ojos de Shiryu se cerraron con fuerza, pero aún así, no despertó.
Después, bajó sus manos a través del cuerpo del caballero, trazando líneas llegando hasta su vientre, trazando algunos círculos, para finalmente, dibujar un extraño símbolo que abarcaba hasta sus caderas.
Una sonrisa cínica apareció en su rostro mientras su mano izquierda sujetaba con fuerza el estómago del joven, mientras la derecha la levantaba y colocaba sus dedos a forma que de una cuchilla se tratase... cerró sus ojos.
Habló en una lengua desconocida, y sus palabras hacían eco en la habitación, hasta que finalmente abrió los ojos y sonrió.
- Por la gloria futura.
Y sin más, lanzó su mano a toda velocidad, clavándola de golpe en el estómago del santo. Shiryu arqueó de golpe la espalda ante el impacto, y sus ojos se abrieron, pero estaban completamente en blanco, y ahora, en lugar de estar dormido, estaba inconsciente.
El cuerpo del extraño comenzó a brillar, creando líneas de luz las cuales viajaban por todo su cuerpo hasta su mano derecha, entrando en el de Shiryu. Finalmente, las luces terminaron y un frío intenso llenó la habitación. Tal y como había entrado, la mano del desconocido salió del cuerpo de Shiryu...
En ese instante, los ojos de Shiryu se abrieron de golpe, lo mismo que su boca en un grito mudo, intentó enfocar a su alrededor pero no había absolutamente nadie.
El dragón se sentó bastante alarmado, llevó sus manos a su pijama y la abrió, observando que no había absolutamente nada extraño en su cuerpo, haciéndolo suspirar aliviado.
Shiryu se acostó de nuevo y se tapó con la sábana que tenía al lado. Era extraño, era una noche calurosa, y ahora tenia frío. No le dio importancia, solamente estaba asustado por su pesadilla, así que cerró sus ojos y se relajó lo más posible.
Aspiró el aroma frío de la noche y su ceño se tensó por un momento... le había sido imposible aspirar nada de aire. Algo dentro de él comenzó a arder, todo su cuerpo comenzó a temblar, abrió sus ojos asustados y aspiró por la boca, pero igualmente, no logró que el aire entrara a su cuerpo. Sus entrañas le quemaban, era como si hubieran llenado su cuerpo de brazas ardientes.
- A...uxi...lio...
por...
Jalaba aire con toda su fuerza, pero nada sucedía, comenzó a sentir dolor en sus pulmones, y en su interior, era como si una aguja se clavase y continuara avanzando, desgarrando y quemando sus entrañas.
Shiryu miró a su izquierda, ahí estaba Hyoga completamente dormido, lo mismo que todos los demás, ajenos a lo que le ocurría al dragón.
Desesperado, Shiryu movió su brazo izquierdo, el cual sentía que pesaba demasiado, por lo que le estaba costando demasiado moverlo, y finalmente, lo dejó caer sobre la cara de
Hyoga, el cual gruñó levemente.
- No molestes.
Dijo él para después darse la vuelta, ignorando al dragón.
Shiryu cerró sus ojos con fuerza totalmente desesperado, apenas y había logrado meter un poco de aire a su organismo, pero no le era suficiente. El dolor aumentaba a cada segundo, necesitaba ayuda, y era demasiado urgente.
Como última esperanza, y comenzando a sentir su cabeza explotar debido a la falta de aire, Shiryu alcanzó un zapato de Seiya, y lo lanzó, pidiendo con todas sus fuerzas que golpeara algo que le ayudase, y en efecto, golpeó la cara de Ikki.
¡PERO QUIEN DEMONIOS!
Ikki se incorporó y tomó el zapato, reconociéndolo de inmediato como de Seiya, en eso, sus oídos captaron el sonido desesperado de alguien tratando de jalar aire con todas sus fuerzas. Por un momento pensó que se trataría de Shun, pero el sonido venía de más hacia su izquierda, pero en la oscuridad le era imposible ver absolutamente nada.
Se lanzó de inmediato a encender la luz de la habitación, y sus ojos se desorbitaron al ver tan deprimente escena.
El rostro de Shiryu estaba pasando de azul a morado, su espalda creaba un enorme arco debido al dolor que lo acosaba, sus ojos suplicantes le miraban y mientras una mano estaba apretada con fuerza, la otra estaba extendida hacia él, suplicándole por ayuda.
¡SHIRYU¡LEVÁNTENSE DE UNA VEZ, BOLA DE IMBÉCILES!
Ikki se acercó al dragón, pisando a Hyoga, el cual despertó de golpe.
¿Otra vez con tu...? Pero que...
¿Qué pasa?
¿Oigan¿Qué sucede?
Todos voltearon y observaron a Ikki sosteniendo a Shiryu en sus brazos, con una mano rodeando su cintura y la otra colocada en su rostro, las bocas de ambos unidas. Seiya sonrió enormemente.
¡Oigan, pero que es esto!
¡Hermano, pero que haces!
- Vaya muchachos, que guardadito se lo tenían.
¿No crees que es mejor que se besen en lo oscurito? Seiya, apaga la luz, ahí que nos cuenten en la mañana.
¡Pero que demonios les pasa idiotas!
Ikki se enderezó y observó a todos de mala manera. En cuanto su cabello dejó de tapar sus expresiones y las de Shiryu, se hizo un horror general.
Los ojos del dragón estaban completamente blancos, su boca abierta y no estaba haciendo ningún movimiento al respirar, de echo, parecía que no lo estaba haciendo.
¡Pero que sucede!
Los caballeros de bronce se colocaron alrededor de Shiryu, mientras Ikki lo recostaba de nuevo en su futón, para después colocar su oído sobre su corazón.
- Con un demonio... ni se te ocurra, dragón.
¿Qué sucede?
- Su corazón no late.
Seiya se quedó helado, lo mismo que Hyoga y Shun.
Ikki volvió a intentar hacer que Shiryu respirara, para después hacerle una vez más masaje al corazón.
¿Qué no es eso lo que se hace a los ahogados?
- Cállate Seiya y no seas imbécil. Además...
El Fénix se cayó un momento para darle respiración de nueva cuenta al dragón.
- ...además, no se me ocurre otra idea.
De repente, Shiryu jaló con todas sus fuerzas aire, el cual entró satisfactoriamente, haciendo un sonido extraño en esta acción.
Dicho sonido les devolvió la esperanza a todos, mientras sus ojos regresaban a la normalidad.
¡Shiryu, amigo, estás bien?
El dragón volteó y observó a Pegaso, sonriendo levemente. Después miró a Ikki, el cual le observaba bastante ansioso.
- G-gracias...
Ikki sonrió.
- No hay de que.
¡Shiryu¿Cómo estás?
- ...no se.
Shiryu se llevó una mano al pecho.
- Me duele todo...
- Tranquilo.
- Me-me...
El joven comenzó a temblar incontrolablemente, para después aferrarse a lo primero que encontró, que resultó ser el brazo de Hyoga.
- Oye, vamos, respira...
Pero no era útil Shiryu comenzó a convulsionarse con violencia, mientras de su boca surgía un hilo de sangre.
- Con un demonio...
Hyoga se lanzó de inmediato hacia sus cosas y sacó las llaves de su auto.
¡Vámonos al hospital!
Todos aceptaron con la cabeza, Seiya reaccionó mucho más rápido que Ikki y tomó a Shiryu en brazos, sin embargo, era demasiado difícil manejarlo debido a las convulsiones, y mientras el Pegaso corría escaleras abajo rumbo al auto de Hyoga, Shun se colocó detrás de él y con ambas manos tomó la cabeza de Shiryu, procurando que no decayera debido a la difícil tarea que tenía Seiya en mantenerlo en sus brazos.
Subieron al auto y Hyoga arrancó a toda velocidad, mientras Shun observaba como el cuerpo de Shiryu comenzaba a calmarse, pero no por ello su mirada había regresado.
El Fénix y el Cisne estaban definitivamente enfadados debido al tráfico, pero después de todo, era sábado, y era normal que hubiera muchos jóvenes en la calle, aunque ninguno iba tan rápido como ellos, que ya habían estado a punto de chocar varias veces.
En eso, una luz roja y azul llamó su atención, mientras Ikki hacía una mueca de fastidio.
- Si te paras, te juro que te mato pajarraco.
¡No, párate Hyoga! Ellos pueden ayudarnos.
Hyoga hizo una mueca de fastidio y se orilló a un lado de la calle, tal y como había pedido Shun, mientras Seiya estaba demasiado ocupado intentando hacer reaccionar a Shiryu.
El hombre de la patrulla se acercó a los jóvenes y les observó de mala manera.
¿De donde se supone que vienen muchachitos¿De robarse un...
¡Mire, cállese imbécil!
¡QUÉ?
¡VE A ESE CHICO PELOS LARGOS AHÍ ATRÁS¡ESTÁ GRAVE, VAMOS AL HOSPITAL!
- ASÍ ES, ASÍ QUE O NOS AYUDA, O NO NOS MOLESTE¿ENTENDI"?
Sin decir más, Hyoga volvió a hacer girar la llave del auto, y arrancó con un chirrido, emprendiendo de nuevo el camino al hospital.
El policía se quedó totalmente pasmado por tales palabras, mientras la patrulla se acercaba y se colocaba junto a él.
¡Rápido, súbete que se largan esos mocosos!
¡Síguelos!
El hombre se subió de inmediato a la patrulla, y no bien hubo subido y la patrulla arrancado, comenzó a hablar.
- Hay que hacerles camino.
¿QUÉ?
- Traen a un muchacho atrás, iba vomitando algo de sangre, los ojos en blanco, demasiado pálido.
¡Es obvio, estaban borrachos¡Claro que van a traer un accidentado!
- Tu no entiendes, andan en pijamas, estaban dormidos y algo le pasó al chico que traen atrás, créeme, no están borrachos.
- Pero...
- Y el niño de atrás, un muchachito de cabellos verdes, iba llorando.
El otro policía hizo una mueca de disgusto, pro después aceleró su patrulla y alcanzó a los jóvenes, y a base de varias señales, les abrieron camino hasta el hospital más cercano...
N/A´s.
Lady Gloria: Qué habrá sucedido? Jeje, no dejen de verlo en el próximo capítulo...
Lady Grayson: Estem... Gloria¿Que fumaste antes de empezar a escribir?
lady Gloria: ñ.ñU
