Este ficki va para ti, para que veas que si tiamuh muchu! Espero te guste. OXO.
TU NOMBRE
Antes, antes de soñar de nuevo tengo que olvidarme de tus labios. Antes tengo que arrancar de mi memoria cada beso que empezaba….
Creyó que estaba preparado.
Creyó que el tiempo y la distancia habían logrado acorazar su corazón.
Creyó que cuando volviera a verle no pensaría en nada más que en el enfrentamiento por venir.
Se equivocó.
Al verlo en la cima de aquel peñasco, con su porte recio y elegante. Con ese atuendo samurai que ataviaba su cuerpo y le favorecía en demasía, inflamando su ya innato aire de superioridad.
El tiempo se detuvo.
El esfuerzo de su entrenamiento, su decisión por encontrarlo y superarlo, la misión del equipo. Todo quedó reducido a nada cuando sus intensos ojos negros se clavaron en los suyos.
Y de nuevo era aquel hiperactivo chiquillo de escasos doce años infantilmente infatuado por Él.
-Maldito bastardo…- musitó Naruto golpeando su cabeza contra la dura superficie de la pared de su habitación una y otra, y otra vez. Buscando. Necesitando sentir el doloroso aturdimiento que embotaría su cabeza para intentar olvidar.
Para olvidarlo.
Cuando Él se marchó lo hizo llevándose el corazón de Naruto junto consigo. No necesitó mucho para ello. Sólo un beso. Aquella última noche que el rubio lo vio, lo había arrinconado contra una pared. Sus profundos ojos negros clavados con ferocidad en las confusas pupilas cielo, lo hicieron permanecer estático y expectante de lo que haría.
No hubo insultos. No hubo desplantes. No hubo explicaciones.
Él simplemente se inclinó sobre un sorprendido Naruto y se apoderó de sus labios. Fue su primer beso real, no un accidente casual. Y por todo lo que Naruto conocía lo suficientemente poderoso para hacer que sus piernas no pudieran sostenerlo.
Aún ahora, luego de los años transcurridos desde aquel día y a pesar de obligarse a sí mismo a refundir en el más oscuro y lejano rincón de su memoria aquel beso, el rubio aun podía sentir el latente roce que Él tatuó sobre sus labios.
Sólo le bastaba cerrar los ojos y los labios del Él se cerraban nuevamente sobre los suyos. Atrapando el inferior y succionándolo lentamente. Aun podía sentir el agradable cosquilleo que revolvió su estómago y el intenso calor que embargó sus mejillas.
Podía perderse en la sensación de su lengua frotarse suave contra sus labios y su cuerpo se estremecía al recordar la manera en que Él lo sujetó por la cintura para apegarlo a su cuerpo cuando se sintió caer, envolviéndolo en un reconfortante abrazo.
Recordaba también la instintiva manera en que sus brazos se alzaron y enredaron en el cuello del pelinegro y esa cálida sensación de pertenecía que encontró entre sus brazos.
-Desgraciado… -
Por años había intentado olvidar aquel beso. Olvidar lo que sintió.
Por años se esforzó en concentrarse en su entrenamiento. Concentrarse en su amistad con Sakura. Concentrarse en relacionarse con su nuevo compañero. En continuar existiendo.
Creyó que lo había logrado.
Hasta que lo volvió a ver.
Él ya no era el orgulloso y atormentado niño que conoció. Ya no era su rival. Ya no era su mejor amigo. Por mucho que le doliera admitirlo, el chico que junto a Orochimaru y Kabuto lo observaron desde lo alto de aquel risco, no era la persona por la que su corazón palpitaba ante el recuerdo de aquel beso.
Naruto se irguió.
Con un movimiento brusco limpió las lágrimas que habían escapado de sus ojos y apretando los puños se encaminó hasta la ventana, mirando la noche cubrir con su oscuridad los alrededores mientras se hacía una promesa.
No más lágrimas.
No más esperanza.
No más recuerdos.
Él era un ninja y tenía una misión.
Cumpliría su misión, aun si eso significaba pasar sobre Él.
Su despedida fue un beso.
-Adiós… Sasuke. –
Esta era la suya.
FIN
Esta es la última vez que canto, tu nombre.
