N/A: Hola, weno estube estudiando sobre el amazonas y se me ocurrió este ff. No es muy real porque mezclo la época moderna (con Miroku, Kagome e Inuyasha); y una época muy antigua, cuando aún existían las amazonas (que serán Sango, Ayame, Kagura, Kanna y alguien más). Espero que no se hagan un lío. Y también espero que les guste. Ya me dirán que les pareció. Besos, se despide Cherry.
Una amazona
Capítulo 1
Un joven de 19 años se encontraba sentado frente a su escritorio, leyendo un folleto sobre un viaje al río Amazonas. Este muy interesado no oyó como otro chico un año mayor que el entraba en la habitación después de haber llamado a la puerta repetidamente.
-Inuyasha¡Miorku! –dijo el joven de largo cabello negro y ojos marrones al ver que este no advertía su presencia ni estándole a un metro.
-Miroku¿Eh¿Qué? –dijo el joven levantando la vista, tenía cara de cansado y eso que recién había comenzado su faena como heredero de una de las empresas más importantes y ricas de el mundo, y se había ganado los adjetivos severo y estricto -. ¡Ah! Hola Inuyasha. ¿Qué quieres?
-Inuyasha: Te traigo estos papeles, debes de mirarlos y firmarlos si estás conforme.
¿Estás bien?
-Miroku¿Qué pasaría si no los firmara?
-Kagome: Eso no estaría bien, Miroku –dijo una joven pálida de cabellos azabache, entrando en la habitación.
-Inuyasha: Hola Kagome –dijo dándole un beso en la mejilla a su prometida.
-Miroku¿Por qué no? Inuyasha me dijo que leyera y firmara si me parecía bien. Pues bueno, hago ver que los he leído y digo que no a todo. Es fácil –dijo mirando a ambos con cara de aburrido.
-Kagome: Tu mismo –dijo con una sonrisa –Aquí tienes las peticiones de citas con otras compradores para esta semana, ya me dirás cuales aceptas –dijo dirigiéndose hacia la puerta –Adiós Inuyasha, adiós Miroku, y yo de ti leería todo ese papeleo, a no ser que prefieras asistir a un mogollón de reuniones para dar tus excusas de no ser válido –dijo cerrando la puerta.
-Miroku¿Qué! –dijo levantándose de golpe de la silla –yo soy incapaz de asistir a esas reuniones, que vaya otro.
-Inuyasha: Ya Miroku, pero eres tu el jefe y nadie te puede sustituir –dijo sonriendo malévolamente –pero bueno, no vine a eso; ¿te parece hacer un descanso y vamos a comer?
-Miroku: Si, después ya leeré todo esto –dijo con pocas ganas señalando el montón de papeles.
Los dos amigos salieron del despacho y salieron del edificio dirigiéndose a una cafetería que había cerca. Ya sentados una joven camarera se les acercó alegremente y les tomó nota.
Mientras esperaban la comida, Miroku sacó del bolsillo de su abrigo el folleto que antes miraba en su despacho. Y lo siguió leyendo.
-Inuyasha¿Qué es eso?
-Miroku: Inuyasha¿tienes algo pensado para estas Navidades?
-Inuyasha: Bueno, puede que vaya con Kagome a pasar las Navidades con su familia ¿por?
-Miroku¿No os gustaría hacer un viaje?
-Inuyasha: Am… no se…
-Miroku: Por favor, acompáñenme, yo les pago el viaje si ese es el problema –dijo insistiendo el joven.
-Inuyasha¡Feh! Eres un hijo de papá. Está bien se lo diré a Kagome pero en todo caso nosotros nos pagamos nuestras entradas.
-Miroku¡Gracias!
-Inuyasha¡Todavía no dije que iríamos!
A la noche en casa de Inuyasha
Kagome e Inuyasha se encontraban en la cama, esta cogida a su brazo y apoyando la cabeza en el hombro de el, intentando conciliar el sueño.
-Inuyasha: Kagome…
-Kagome¿Si? –dijo la joven abriendo los ojos y mirando los del chico.
-Inuyasha: Miroku me propuso de hacer un viaje al río Amazonas en Navidad. ¿Tú querrías ir?
-Kagome: Bueno –dijo sonriendo y cerrando los ojos, volviendo a su posición inicial.
-Inuyasha¿Pero y tu familia?
-Kagome: Podemos ir a verlos en otro momento, es mejor ir de viaje y cambiar de aires ¿no? Además alguien va a tener que vigilarlo, y ese serás tu.
-Inuyasha: Bueno pues mañana se lo diré… -dijo pasando su brazo por los hombros de Kagome y acariciándola quedaron los dos dormidos.
Navidad
Miroku, Kagome e Inuyasha se encontraban ya en el avión que los llevaría a las tierras de América del Sud. Los tres hablando animadamente durante el viaje. Además les pasaron una película y Kagome se durmió apoyada en el hombro de Inuyasha. Así al final llegaron a su destino, bajando todos del avión y encontrándose frente a unas tierras llenas de árboles. Cuando bajaron las escaleras, un joven de ojos azules y cabello negro recogido en una coleta de caballo se dirigió a ellos como su guía.
-Koga: Buenos días, mi nombre es Koga y yo seré su guía en estas dos semanas que vivirán aquí. Todas las preguntas que tengan sobre este lugar se las podré responder. Ahora si me siguen les llevaré a su hotel.
Koga cargó el equipaje en el jeep y cuando todos estaban dentro arrancó.
-Koga: A la derecha podrán observar como un jaguar está persiguiendo su presa matutina. A la izquierda podrán ver una manada de elefantes bebiendo y bañándose en el río.
-Kagome¡Que bonito! –dijo la joven como una niña mientras veía una cría de elefante jugando con la cola de su madre.
-Koga: Ya hemos llegado –dijo el joven parando el jeep delante de una zona con vallas –si me hacen el favor de seguirme, el equipaje se lo llevarán luego a sus estancias.
Todos travesaron la muralla, encontrándose con un terreno lleno de pequeñas casas de madera y techos de paja.
-Koga: Si no me equivoco reservaron dos habitaciones… -dijo mirando una lista.
-Miroku: Si, una para ellos y otra para mi.
-Koga: Muy bien, una es esa –dijo señalando una de las casitas más grandes – y la otra esta de aquí. Si gustan algo más estaré en el restaurante –dijo señalándolo.
Koga se fue y los demás se fue cada uno a su habitación. Cuando hubieron echado una ojeada, salieron y encontrándose los tres, decidieron ir al restaurante a comer algo.
A la tarde
-Kagome: Esto… ¿podríamos ir a pasear?
-Koga: Oh si, por estas zonas no hay animales peligrosos, si ustedes no les molestan no les pasará nada. ¡Ah! Y tengan cuidado con quien se encuentran, es que hay un poblado de amazonas aquí cerca y deben estar enfadadas por como estamos cambiando su ecosistema. Son muy buenas luchadoras.
-Miroku: Ja que se atrevan a tocarme un pelo, que me las cargo.
-Koga: Oiga señor, nada de matar ¿si?
-Inuyasha: Era broma, era broma –dijo el joven empujando a su amigo hacia la salida.
Ya fuera del poblado Kagome e Inuyasha riñeron a Miroku.
-Kagome: Miroku eres un bocas.
-Miroku¡Que hice ahora¡Solo dije la verdad! Si me tocan les hago una técnica de artes marciales y listo.
-Inuyasha: Es verdad, que tu padre te hizo tomar clases cuando eras niño temiendo de tu seguridad.
-Miroku: Si, y ya ves de quien me he de proteger, de todo ese papeleo del trabajo –dijo aburrido.
-Kagome: Shhhhhhh callaros.
-Inuyasha¿Qué pasa?
-Kagome¿No lo oís? Alguien llora –dijo corriendo hacia done oía el llanto. Los dos chicos la siguieron y pronto llegaron a la orilla del río donde una niña de seis años se encontraba arrodillada llorando frente a otra de unos diez que intentaba consolarla. Las dos con ropas extrañas, faldas cortas y tops, y el pelo adornado con piedras y flores.
-Kagura: Kannna¿te has hecho daño? –decía la mayor mirando el tobillo de la pequeña.
-Kanna: Me duele el tobillo… -dijo la niña llorando y apretándose fuerte el lugar del dolor.
Kagome, Miroku e Inuyasha salieron de su escondite alarmando a las dos niñas. La mayor que se puso en defensa con su lanza, delante de su hermana los miraba desafiante.
-Kagome: No queremos haceros daño, solo quiero ayudaros.
Kagome se fue acercando lentamente hasta que consiguió que las dos la aceptaran y vendó el tobillo de la pequeña.
-Joven¡Kagura, Kanna! –gritó una joven de largo cabello marrón recogido en una cola de caballo, llegó hasta ellas, corriendo con un pequeño tigre detrás.
-Kagura¡Sango! Kanna se hizo daño y esa chica le ayudó –dijo señalando a Kagome que se había alejado asustada al ver llegar al tigre.
La chica que acababa de llegar miró a los tres con cara de pocos amigos. Luego volteó a ver a las pequeñas.
-Sango¡Os prohibí tratar con extraños! –dijo la joven enfadada.
-Kagura: Pe-pero ella nos ayudó.
-Sango¡Ellos no ayudan¡Solo destrozan¡Si queréis seguir en nuestro pueblo no volváis a desobedecer mis normas ¿Quedó claro! –dijo la joven mirando a la mayor de las chicas. Miroku, Kagome e Inuyasha observaban sin decir nada, temiendo que si se movían el tigre podría atacarlos.
-Kagura: Si, jefa.
-Kanna: No te enfades Sango –dijo llorando la niña.
Sango sonrió y cargando a la pequeña se fue seguida de Kagura y el tigre.
-Kagome¿Esas chicas son las amazonas? Pues si que están enfadadas –dijo la joven.
-Inuyasha: Es normal, a su vista parecemos conquistadores. Bueno¿nos volvemos? –dijo cogiendo de la mano a Kagome.
-Miroku: Que guapa –dijo casi inaudible el joven.
-Inuyasha¿Qué? –dijo volteando a verlo.
-Miroku: Nada, nada; que mejor volvamos.
Continuará en el capítulo 2
