Pues al fin me decidí a escribir algo de Code Geass, para bien o para mal es un poquito Universo Alterno y le hice cambio de sexo a Lelouch (no, no me molesta escribir temática boy love, pero me antoje de Lelouch mujer). Estuve buscando el significado del nombre Lelouch para ver si tiene una versión femenina (Luluko suena lindo, pero es japonés y no creo que Charles acepte ponerle un nombre japonés a uno de sus hijos) pero no tuve suerte… sólo piensen que es un nombre unisex, ¿ok? La historia fantástica la dejé de un lado, es decir que no habrá ojitos con poderes.

Advertencia: Esta historia tendrá algo de Suzaku x Lelouch, a las fans de Euphie, por favor no me vengan exigiendo desde ya que la deje con Suzaku. También habrá un poquito de incesto entre Schneizel y Lelouch… por lo menos hasta que me decida que pareja se quedará al final.

Disclaimer: Code Geass le pertenece a Sunrise.

Orgullo y Prejuicio

Capitulo I: El Ascenso de la Princesa Negra

"¿Entonces te marcharás a Japón este fin de semana?" Preguntó Milly Ashford, cuya imagen a color se presentaba en la pantalla de la video llamada. "Felicitaciones Lelouch, tu esfuerzo al fin a rendido frutos." Dijo la joven heredera, sonriendo.

"Así es, Milly. Es una lastima que tengas que repetir el año en la escuela, te habría llevado como mi Asistente Personal." Comentó la princesa Lelouch, mientras se arreglaba frente al espejo. "Lo que realmente me sorprende es que tengas que pasar por los formalismos de repetir el año. Tu familia es dueña de la Academia, estoy segura que podían haber hecho algo al respecto."

La sonrisa de su amiga pasó de ser de felicidad a una mueca de vergüenza. "No me quiero aprovechar de mi status, debo de dar el ejemplo…"

"O…" Interrumpió la pelinegra con una media sonrisa, dándose la vuelta en la pequeña banca para estar de frente a la cámara que le enviaba su imagen a la Milly. "… quizás sea una maniobra para evitar tu matrimonio con el Conde Asplund."

La heredera de los Ashford suspiró sonoramente y agachó la cabeza en señal de derrota. "Me conoces muy bien, Lulu." Dijo la chica, usando un tono más suave y lleno de sentimiento. Milly era la única (además de Nunnally, pero ella siempre le decía 'hermana') que podía usar ese sobrenombre. Ese era el nivel de confianza y aprecio que existía entre ambas. "¿Qué haré sin ti?"

"Eso lo debería preguntar yo. Ciertamente estaré perdida sin ti a mi lado para ayudarme con las relaciones humanas."

"Lulu…"

"Milly, te prometo que haré todo lo posible para lograr el favor de mi padre. Haré que tu familia recupere sus títulos de nobleza y ya no te verás obligada a contraer matrimonio a la fuerza."

Los labios de Milly Ashford no dejaban de temblar y sus ojos azules se veían más cristalinos que de costumbre gracias a las lágrimas que se rehusaba a dejar caer. "Ay, Lulu… no quería que me vieras llorar en nuestra última conversación." Expresó la muchacha con la voz un tanto ahogada; la doncella que se encontraba a su lado le alargó un pañuelo para que secara sus ojos. "¿Estás segura que no podemos encontrarnos antes de tu partida? Shirley y los demás te van a extrañar mucho y estoy segura que les hubiera gustado poder despedirse de ti en persona. Incluso yo."

La pelinegra negó con pesar. "Lo siento, pero me resulta imposible. En los próximos dos días estaré ocupada en reuniones con jefes militares y mandatarios. Apenas tendré tiempo de despedirme de Nunnally y Rolo, y eso será esta noche. Después de mañana nuestros horarios no coincidirán."

"Comprendo. Está bien, aún tenemos el correo electrónico, ¿verdad?" Lelouch asintió y por unos segundos ambas permanecieron en silencio hasta que Milly volvió a hablar. "Lo que en verdad fue una sorpresa es que tu padre hubiera aceptado tu petición de ir a Japón."

"Sí." Murmuró la princesa, dirigiendo su mirada hacia la ventana. "Yo también me sorprendí bastante…"

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Las puertas dobles de la Sala de Conferencia se abrieron ante ella y por primera vez tuvo la oportunidad de entrar y participar de la reunión que muy pronto comenzaría.

El salón tenía forma circular, sin ninguna ventana pero tenía paneles de luz blanca artificial en el techo que inundaba la habitación. En el centro había una mesa circular con ocho asientos; el del centro era el más grande y estaba reservado para el Emperador. Para su padre. Uno de los guardias le indicó su asiento y sin pensarlo dos veces, tomó su lugar para esperar por los demás participantes. Por unos segundos Lelouch cerró sus ojos e imaginó a su madre, vestida con su uniforme militar, sentada en ese mismo asiento analizando planes de batalla y dando informes sobre sus victorias bélicas. Con suerte, la Princesa Lelouch podría llegar a la altura de la difunta Emperatriz Marianne.

Las puertas se volvieron a abrir y en esta ocasión cinco mujeres, las cinco Consortes del Emperador, entraron a la Sala de Conferencia. Todas vestidas con indumentarias negras u oscuras.

La mirada de Lelouch cayó primero sobre la Emperatriz Gloria el Britannia. Ella era la madre de Schneizel y era una mujer atractiva pero con una presencia fuerte, elegante y autoritaria. En sus labios era tan seguro encontrar una sonrisa como lo era la salida del Sol. De todas las esposas del Emperador, ella era la que personificaba la definición académica de Emperatriz. Al ver a Lelouch, la Emperatriz Gloria se aproximó a la joven y besó sus mejillas mientras le elogiaba lo mucho que había crecido. A pesar de que el guardia que le había indicado su asiento le había mencionado que los asientos eran personales, la graciosa Emperatriz decidió ignorar el protocolo y se acomodó en el asiento a mano derecha de Lelouch.

La segunda en saludar a la Princesa, pero de forma menos efusiva, fue la madre de sus hermanas Cornelia y Euphemia, la Emperatriz Elizabeth. Era obvio que Euphemia era una copia al carbón de su madre, porque al igual que su hija, la Emperatriz Elizabeth poseía un aire de gentileza y bondad. Sin embargo, el día de hoy había algo más. El día de hoy se notaba algo decaída y triste, y por lo tanto se limitó a saludar y a tomar su asiento al lado derecho de la silla del Emperador.

Minerva U Britannia siempre había sido la más difícil de soportar de las Emperatrices. Quizás era porque Minerva era una mujer bastante orgullosa y el hecho de que fuera la Primera Esposa del Emperador y la primera en darle un hijo varón no ayudaba a bajarla de su nube. Aún así, la Emperatriz era una mujer amargada y llena de sentimientos negativos; para empezar, sentía un inmenso desprecio hacia las demás Emperatrices, en especial la Emperatriz Gloria. Ambas eran contemporáneas, sin embargo la madre del Príncipe Schneizel, aunque envejecía, parecía hacerlo a un paso más desacelerado. Su cabello rubio no mostraba rastros de opacarse, mientras que algunas secciones de la cabellera castaña de Minerva ya se veían invadida por canas. Mientras que las arrugas eran poco notorias en el rostro de Gloria, en el rostro de la Primera Emperatriz eran bastante profundas, probablemente producto de tener siempre una mala cara.

La Emperatriz Minerva ignoró a las presentes y tomó su lugar al otro lado de la silla del Emperador.

La última en entrar fue la Emperatriz Katherina; ella también es contemporánea con Gloria y Minerva. Ella era la madre de las Princesas Guinevere y Carline, y como la madre de Lelouch, tampoco era de familia noble. Antes de contraer nupcias con el Emperador, Katherina era una bailarina y por eso era la más coqueta (y abiertamente sexual) de las Emperatrices. El Emperador, a los ojos de Lelouch, era un hombre que no tenía tiempo para cosas mundanas como el matrimonio y la consumación del mismo; su comportamiento hacia ver que no pertenecía más que a las fiestas de la nobleza y sin embargo aquí se encontraba. La Emperatriz tomó el asiento a la derecha de Elizabeth.

Todavía quedaban dos asientos vacíos. Uno de ellos le pertenecía a la Emperatriz Gabrielle La Britannia, madre del fallecido Príncipe Clovis. Luego de la muerte de su hijo, Gabrielle había tenido un colapso nervioso y por ordenes de los doctores se le había recomendado permanecer en reposo absoluto en el Palacio Warrick, su residencia personal. El otro pertenecía a la fallecida Emperatriz Alana, la madre de Rolo. Lelouch no la recordaba tanto, ya que desde que tenía uso de memoria, Alana siempre había tenido una salud delicada y nunca dejaba los confines del Palacio Celeste. Fue una lastima, o al menos así lo sentía ella, que la Emperatriz hubiera muerto mientras daba a luz a su único hijo.

"Es como una maldición." Comentó Minerva, silenciando la conversación, o más bien el monologo de Gloria. "Una por una van cayendo, me pregunto quién será la siguiente." La Primera Emperatriz miró disimuladamente al lugar de Lelouch y ésta le contestó apartando la mirada.

"¿Cómo puedes decir esas cosas, Minerva?" Cuestionó Elizabeth, un tanto alterada. "La tragedia que le ha sucedido a Gabrielle es horrible y es muy cruel comentarlo como si fuera un tema cualquiera. Las muertes de Alana y Marianne también fueron acontecimientos penosos, pero no por eso…"

Las puertas volvieron a abrirse y todos los guardias realizaron el saludo oficial al Emperador. Charles di Britannia era un hombre ocupado y por eso sus pasos eran rápidos. Rápidos para llegar a su destino, ejecutar lo que le correspondía y continuar con el itinerario al mismo ritmo. Sin mirar a los presentes ni saludar, Charles tomó su lugar.

"He sido llamado a Conferencia por alguna de ustedes y me gustaría resolver el asunto que tengan en manos inmediatamente. Así que no nos retrasemos con formalidades."

La Emperatriz Elizabeth se puso de pie y encaró al Emperador. "Su Majestad, yo he organizado esta Conferencia porque creo que el tema en cuestión es bastante serio."

Los presentes la escuchaban atentamente, todos curiosos por saber cuál era la situación que tenía a la Emperatriz Elizabeth Li Britannia tan azorada.

"Es sobre la Princesa Euphemia… no creo que sea la indicada para ocupar el cargo de Gobernadora General en Japón. Le pido que por favor la retire de su puesto y asigne a alguien con más capacidad y experiencia…"

Minerva giró sus ojos, liberando un suspiro exasperado, mientras que Katherina ladeó un poco su cabeza. "¿Por eso nos llamaste a reunión? ¿Porque estás preocupada por tu hija?" Preguntó en tono burlón la Emperatriz Minerva. "Veo que no quieres ser la siguiente que deje la sala de reuniones por un colapso o una muerte misteriosa."

"Sí, me preocupo por mi hija, p-pero más que nada me preocupo por el Imperio. Soy la madre de Euphemia y la conozco muy bien, sé que ella no podrá manejar la situación actual. Por favor, Su Majestad, entre sus hombres existen quienes son más capaces para esta tarea. Tiene que traer a Euphemia devuelta." La voz de la mujer era suplicante.

"Con todo el respeto, y lamento mi comentario anterior, creo que la Emperatriz Elizabeth tiene la razón. Euphemia debería volver a la Madre Patria. En su lugar, el Príncipe Odysseus podría ocupar el cargo." Expuso Minerva, usando un tono de voz más suave y meloso.

"Pero… según tengo entendido, Odysseus se encuentra ocupado con su compromiso con la Emperatriz de la Federación China. Si queremos mantener la hermandad, no sería conveniente que Odysseus deje su tarea actual. Por otra parte, estoy segura que Guinevere estaría encantada de tomar el cargo de la Princesa Euphemia." Señaló Katherina mientras Elizabeth, más pálida que un fantasma, tomaba asiento.

"¿Guinevere? Lo siento, pero no creo que la situación solicite a una experta en arte. Necesitamos a alguien instruido en política." Acató la Primera Emperatriz, con veneno en su voz. Katherina le dirigió una mirada de desprecio e infló su pecho, una tarea un tanto ardua ya que su corsé estaba bastante ajustado y su escote parecía a punto de expulsar sus senos.

Lelouch jamás pensó que estas reuniones serían así, cada Emperatriz tratando de empujar a sus hijos en la escala de favores. Sólo ella y la Emperatriz Gloria, que todavía lucía una sonrisa que decía que se había llevado la mejor parte del trato, había permanecido en silencio, observando la discusión de las dos mujeres.

La pelinegra cerró sus ojos y apretó con fuerza sus puños, arrugando la falda de su vestido en el proceso ya que sus manos se encontraban sobre su regazo. Esta era su oportunidad, era el momento de iniciar su legado y enaltecer aún más el de su madre.

"Yo podría ir." Dijo con seguridad y las mujeres guardaron silencio. Tanto Minerva como Katherina la observaron con detenimiento, Elizabeth lucía tan asombrada que sus ojos podrían haberse salido de sus puestos correspondientes. El Emperador parecía interesado.

"Prosigue." Le dijo.

"Dentro de un año cumpliré la mayoría de edad, pero… y no quiero sonar arrogante…ya he cumplido con mis créditos universitarios. Mis tutores les pueden informar que académicamente estoy apta para ocupar el puesto. Además, mi objetivo es dedicarme a la carrera militar y la Academia Militar estacionada en Japón es una de las mejores para el entrenamiento. Por último, creo que puedo hacer una buena labor por mi Madre Patria."

"Yo… también pienso lo mismo."

"¡Gloria!" Exclamaron las otras tres Emperatrices. Minerva y Katherina porque no era el desenlace que esperaban y Elizabeth porque no quería poner en riesgo a Lelouch.

"Yo confío en el nivel de Lelouch; ha demostrado que es una de las mentes más brillantes del Imperio y creo que es hora que sea puesta a prueba. Si bien todavía es algo joven, pero el talento natural no debe ser frenado, ¿verdad, Su Majestad?"

Una media sonrisa se dibujó en los labios del estoico Emperador. "No veo el motivo para sacar a Euphemia de su puesto, todavía no ha cometido un error. Pero… creo conveniente enviar a alguien como Vice-Gobernador y líder de batallón para la defensa del Consulado de Britannia. No queremos que algo como lo ocurrido a Clovis vuelva a suceder. Si Lelouch desea el puesto, entonces acepto la proposición."

Katherina suspiró derrotada y Minerva frunció el entrecejo. "Supongo que ya no hay nada que podamos hacer."

"No, esta es la decisión. Lelouch irá a Japón."

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"Lelouch, ven conmigo." Le pidió la Emperatriz Gloria cuando estaba a punto de entrar a su carruaje. La princesa despidió a su cochero y entró al finamente decorado carruaje de la Emperatriz. "Debo decir que me alegra que por fin hayas decidido entrar al escenario de la política, Marianne estará muy orgullosa de ti."

"Eso espero." Murmuró la princesa. "Aunque presiento que las demás Emperatrices no están de acuerdo con el resultado de la reunión."

Gloria dejó escapar una carcajada y se cubrió la mitad del rostro con su abanico de mano. "Elizabeth es muy anticuada, jamás aceptará que es la hora que jóvenes talentosos como tú tomen las riendas de la situación. Por Dios, si tampoco está de acuerdo con que Cornelia pertenezca al ejercito y actualmente este comando un batallón en los combaste contra los rebeldes del Área 10. Katherina y Minerva sólo desean poder y supremacía, así que me alegro que las cosas no hayan resultado como ellas deseaban."

"¿Entonces por qué no recomendó a mi hermano Schneizel? Estoy segura que él sería más que capaz para esta situación."

"Aah, eso." Musitó la mujer, como si estuviera a punto de revelar una gran verdad. "Verás, Lelouch. A pesar de que Odysseus es el Primer Príncipe al Trono, no creo que lo logre. Aquí en Britannia la sucesión al Trono no es de quien nace primero, sino de quien la gane." La Emperatriz cerró con un solo movimiento de muñeca el abanico. "Ambas sabemos que Schneizel ocupará ese puesto, así que no tengo que preocuparme por prostituir a mi hijo para que gane puntos."

Lelouch reconocía que su hermano mayor era un hombre talentoso, pero que la Emperatriz lo dijera de esa manera la hería un poco en su orgullo. Como si ella no fuera capaz de ganar el Trono. Gloria sintió la incomodidad de la Princesa y le sonrió amablemente.

"No pongas esa cara; es la verdad, aunque sea cruel. Sin embargo…" La mujer acarició con su dedo índice la suave mejilla de la Princesa Lelouch. "… estoy segura que serás una fantástica Emperatriz para Schneizel. Sí, tenerte a ti a su lado es lo más apropiado."

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"Lelouch… Lelouch… ¡Lelouch! Te estás sonrojando bastante, ¿te sientes bien?" Preguntó Milly desde la pantalla.

"Sí, sí, lo siento. Me distraje."

Dos toques fueron escuchados desde la puerta; la pelinegra dio la autorización para que pasara adelante y la doncella entró a la habitación con la cabeza baja. "Su Alteza, la Princesa Nunnally y el Príncipe Rolo han llegado a la Villa."

"Muchas gracias, iré en seguida." Tomando un respiro, la chica se dispuso a despedirse de tu amiga. "Prometo escribir lo más que pueda."

"Yo haré lo mismo, cuídate." Y la pantalla se volvió negra.

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La cena con sus hermanos fue tranquila, pero le hizo cuestionarse si había hecho lo correcto. Nunnally había aceptado la noticia y se sentía orgullosa de su hermana mayor. Rolo, por otra parte, todavía era muy pequeño para comprender por qué su hermana mayor tenía que ausentarse por tanto tiempo. Nunnally le había dicho que el pequeño había llorado todo el camino desde Florida, donde se encontraban de vacaciones, y todavía ahora, un par de horas de haber llegado a la Villa Imperial de Aires, los ojos color fucsia del niño seguían lagrimeando.

No importaba que tantos abrazos y promesas de llamadas telefónicas le hiciera su hermana, el niño no quería que ella se marchara. Pero al final Rolo tuvo que contentarse con compartir la cama de Lelouch durante las últimas noches de su estadía en Britannia. Esa era una de las ventajas de tener 6 años.

Ahora mismo Rolo se encontraba profundamente dormido en la cama de Lelouch; la joven Princesa vigilaba el sueño del pequeño desde su sillón, donde se encontraba leyendo un libro. El reloj de pared le indicó que faltaban quince minutos para las diez.

La pelinegra se puso de pie y se acercó a su cama; Rolo se había movido un poco en su sueño y se había quitado la frazada, así que la joven se la volvió a colocar suavemente sobre la pequeña figura y aprovechó para separar la mano derecha de los labios del pequeño, ya que el pulgar amenazaba con entrar en su boca. No era conveniente que ahora que se marchaba Rolo tomara la costumbre de chuparse el dedo. Todo lo hizo con suavidad y destreza, no era la primera vez que vigilaba el sueño de su hermano menor, y una vez teniéndolo acomodado a satisfacción, Lelouch salió de su habitación.

El edificio principal de la Villa Imperial de Aries era amplio y los ventanales dejaban entrar la luz de la luna así que no necesitaba encender las luces para moverse dentro del recinto. Lelouch llegó a su estudio, donde tenía, además de varios estantes llenos de libros y un gran escritorio, una pequeña mesa con un tablero de ajedrez con las piezas en medio de un juego. La chica tomó asiento y espero a que la pantalla que tenía enfrente se encendiera.

Varios minutos después las siglas 'SEB' en color blanco sobre el fondo oscuro aparecieron en la pantalla y luego fueron reemplazadas la imagen de su hermano.

"Llegas tarde, hermano. No es natural en ti."

"Me disculpo. La cena con el Primer Ministro Europeo y su esposa fue bastante larga. El Primer Ministro es un hombre respetable e inteligente, pero tiene un gusto un tanto agotador por las conversaciones largas."

"¿Cómo están las cosas, hermano? ¿Crees que los culpables de la muerte de Clovis sean de la Unión Europea?"

"Todavía no sabemos; la situación aquí es bastante tensa pero espero poder disipar la animosidad muy pronto. ¿Continuamos nuestra partida?" Gesticuló Schneizel al tablero con las piezas en la misma posición que tenían las de Lelouch.

"Por supuesto."

Así, los hermanos pasaron 40 minutos, solamente hablaban cuando ordenaban el movimiento de alguna pieza. Schneizel llevaba la delantera en el partido, pero aún así su hermana lo seguía presionando. Al final, no hubo un ganador.

"¿Empate?" Sugirió Schneizel.

"No hay de otra." Respondió Lelouch, apoyando su espalda por primera vez en los 40 minutos de juego en su espaldar. "Hemos jugado miles de veces y todavía no he sido capaz de ganarte, hermano."

"Puede ser así, pero yo ya no puedo derrotarte en 20 minutos. Y los últimos 25 juegos que hemos tenido han terminado en empate, creo que es un gran avance."

"Supongo que tienes razón."

"Mi madre me llamó esta tarde, me dijo que serás la nueva Vice-Gobernadora de Japón y que además comandarás al batallón de defensa de la Embajada."

"Así es, olvidé decírtelo. Estaba más preocupada por terminar el partido que se me pasó informarte de este nuevo acontecimiento."

"Entonces acabo de encontrar otro lado positivo al desenlace de nuestra partida. Dice mucho de tu forma de ser actual."

"¿Cuál?"

Schneizel se carcajeó de una manera muy similar a su madre y le dedicó a su hermana predilecta una mirada encantadora que la hizo sonrojar y recordar las palabras de la Emperatriz Gloria. "Tus enemigos tendrán dificultades para poder hacerte perder."

TBC

Ok, acepto que es bastante extraño: Lelouch no es tan Light Yagami, Nunnally camina y ve, el Emperador tampoco es tan malo… ¿Se estarán preguntando qué le hice a Geass? Quien sabe…

En el próximo capítulo aparecerán más personajes: CC, Jeremiah, Euphemia y Suzaku, entre otros. No se lo pierdan.

Gracias por leer y no olviden los reviews.