Fandom: Once Upon a time.
Pairing: Rumpelstiltskin/Bella
Disclaimer: Los personajes no son míos, pertenecen a sus creadores.
Sumario: Cuando se trata sobre Bella y Rumpel, el desayuno raramente puede llegar a ser normal. Así que cuando un visitante inesperado llega a una hora inesperada, debería de haber esperado lo inesperado...
NA:/ Siguiente Shortfic de la serie Momentos perdidos y cosas cotidianas. Secuela de Corazones desgarrados; Pozos, abrazos y encuentros; Cayendo en la ducha y El blanco más fácil.
Un Tostado Incidente.
Capítulo 1.
Bella admiraba confusa la esponjosidad del cuadrado de pan que sostenía entre sus manos, comprobando si todas sus partes eran iguales al tacto de sus dedos. Tras un giro, llegó a la conclusión de que el borde marrón era lo única parte dura de aquel alimento.
Observó el resto de los cuadrados que había desperdigado por la mesa y frunció el entrecejo. ¿Que había hecho Rumpelstilskin para que aquellos pedazos blandos, se volvieran crujientes y sabrosos? No había usado magia e incluso si lo hubiera hecho, ella no poseía esas habilidades. Podría haberle preguntado pero no quería perderse la satisfacción de descubrirlo por si misma.
Buscó con cautela por la cocina, intentando encontrar algo para poder tostar el pan. Vio el moderno horno y supo que podría servir para tostar las tostadas pero llevaría más tiempo del necesario. Él lo había hecho en unos minutos y por lo tanto, aquello no era lo que buscaba. No era el artilugio adecuado.
Su mirada se posó en una caja rectangular y caminó hacía el objeto mientras sujetaba una rebanada en cada mano. La mañana anterior, Rumpelstilskin había pasado algún tiempo en esta zona de la cocina. Miró hacia abajo, vio que la caja metálica tenía dos agujeros y se aventuró a meter las rebanadas dentro. Bella esbozó una sonrisa de satisfacción y clavó los dientes que tenía el objeto al final de la cola, en lo que Rumpel había llamado enchufe. Bajó la palanca que estaba en un lado de la caja y observó como el pan se adentró en el artefacto. Se agazapó con curiosidad y observó como los órganos internos de la pieza de metal, se volvían rojizos. Parecía que el objeto iba a acabar inmolándose así mismo desde dentro.
Mientras esa cosa hacía su extraña magia, empezó a buscar la tetera y las tazas de porcelana para preparar el té. Cuando encontró los objetos que buscaba, llenó la tetera de agua y la puso a calentar en el fuego. Y como Rumpelstilskin le había dicho que hiciese, giró el botón que estaba sobre la cocina.
Estaba orgullosa de poder ser útil de nuevo y no ser una carga para las personas que le importaban. Pero, lo más maravilloso era que empezaba a sentirse querida de nuevo. Durante mucho tiempo había sido como un despojo olvidado, pero gracias a la ayuda y el apoyo de Rumpelstilskin, estaba volviendo a sentirse viva de nuevo. Inspiró hondo, esperando relajarse con el aire fresco que iba a entrar en sus pulmones, pero sus fosas nasales captaron el olor a comida quemada.
Giró su cuerpo alarmada, buscando el foco del olor y del humo que se había propagado por la estancia. Cuando vio de donde provenía, corrió hacía el maldito objeto de tostar.
Bella maldijo entre dientes y se puso en acción. Cogió un trapo para coger las rebanadas y no quemarse, pero cuando intentó tirar de ellas el monstruo no las soltaba de sus fauces. Con un gruñido exasperado, tiró el trapo a un lado, cogió la tostadora entre sus manos y la sacudió con violencia. El humo negro salió de la boca metálica y manchó las cortinas y los azulejos a su paso. Viendo que aquello tampoco daba resultado, dejó el objeto de golpe sobre él mármol, y como si su amenaza violenta hubiese surtido efecto, la bestia escupió las tostadas, que ahora estaban más negras que el carbón de las chimeneas.
Cogió las tostadas con el trapo, pero estas no sobrevivieron al contacto y se deshicieron en sus manos. Observó con furia el paquete de rebanadas y alargó su mano con intenciones de estrangular el plástico del paquete, pero en su lugar, acabó respirando profundamente.
Todavía no habían ganado la guerra y ella no iba a rendirse sin luchar.
/.../
Los oídos del adormilado Rumpelstilskin, comenzaron a captar pequeños golpecitos que provenían del piso de abajo. Disgustado, soltó un gruñido desde su garganta y giró su cuerpo para abrazarse al de su adorada, pero cuando deslizó su brazo, solo encontró una cama vacía.
Su cuerpo se puso rígido y sus ojos se abrieron de golpe. Miró a su alrededor buscando indicios de su presencia; un signo de que aquella semana no había sido un sueño de su mente para manipular sus sentimientos. Cubrió su rostro con sus manos por unos segundos, intentando recuperar el control sobre sí mismo. Respiró hondo y cerró los ojos; fue entonces cuando pudo volver a escuchar unos golpes similares a los que lo habían despertado.
Bella estaba abajo y no pudo evitar esbozar una sonrisa, al escuchar como ella soltaba algún sonido frustrado. Seguramente estaba satisfaciendo su curiosidad con las cosas que todavía eran nuevas para ella.
Retiró las sabanas de sus piernas y se sentó en el borde de la cama. Cogió su bastón, que estaba recostado en el borde de la mesilla de noche, y se levantó mientras sentía una pequeña punzada en su rodilla. Un dolor poco novedoso en él. Se inclinó levemente para masajear su rótula y observó el reloj antes de erguirse y caminar hacia las escaleras para llegar al piso inferior.
No se detuvo hasta que se encontró con la puerta medio abierta de la cocina. Con su mano libre, la empujó despacio y cuando sus ojos visualizaron la pequeña espalda de Bella, soltó un suspiro de alivio que no se había dado cuenta de que había estado conteniendo.
Observó como ella se apoyaba en sus brazos, estrujando algo sobre la mesa de madera. Con cada movimiento que ella hacía, un polvillo blanco se agitaba por el aire hasta caer sobre los muebles y el suelo.
Rumpelstilskin ladeó la cabeza con curiosidad y poco a poco, se fue acercando para ver que estaba haciendo. Cuando vio lo que tenía entre manos, no pudo evitar que una pequeña risa emergiera de entre sus labios. Ella detuvo sus movimientos y sin mostrar un ápice de miedo, giró su rostro para hacer contacto visual con él. Un gesto que pocas personas podían hacer.
-¿Pan, querida? -dejó su bastón apoyado en el borde de la mesa, deslizó su mano por la delicada seda azul que cubría la blanca tripa de Bella y entrelazó sus brazos alrededor de su cintura.
Ella gruñó y volvió a revolver la masa de pan.
-Es mucho mejor que esas rebanadas.
-No lo niego pero no tienes porque molestarte en hacer estas cosas. Bella, ya no eres una sirvienta -Rumpelstilskin apoyó su barbilla sobre el hombro de ella y observó como seguía torturando el pan con sus expertas manos.
-Ese pan no es tan bueno como crees. Además, ya que tuve que aprender a hacerlo en tu castillo, no voy a desaprovechar ahora mi talento -golpeó con más violencia de lo normal la masa blanca, un gesto que provocó que la barbilla de él, botara un par de veces sobre el hombro de ella.
Gimió con descontento y volvió a acomodarse al lado de la curvatura de su tentador cuello. Inhaló su aroma y empezó a darse cuenta de que mientras él había estado dormido, algo había pasado para ponerla en aquel estado.
-Bella...¿Qué ha pasado con el pan de molde?
Ella detuvo su frenética acción unos segundos y murmuró algo con una voz que le recordó a cuando dejó caer la taza de porcelana, aun así, no fue lo suficientemente clara como para que él pudiese entender sus palabras. Él frunció el entrecejo y ella continuó con su tarea sin mostrar intenciones de hablar de nuevo.
-¿Qué has...? -Ella se dio la vuelta, interrumpiendo su pregunta y su confortable apoyo. Ante aquella acción, él dio un paso atrás.
-Lo he quemado -apuntó al objeto metálico que ahora estaba cubierto de hollí engendro con tripas de fuego ha carbonizado todo el pan. He intentado preparar el desayuno y acabo destrozándolo todo. No se cocinar con todos estos artefactos.
La adoraba cada vez que se frustraba. La forma en la que arrugaba su nariz y la cadencia de su voz era entrañable. Él no pudo evitar echarse a reír.
-No te rías Rumpelstilskin.-regañó ella-. Esto es serio, no puedo ir quemando todo o rompiendo cada objeto que intento hacer funcionar -ella posó sus manos en sus caderas y niveló su mirada con la de él.
-Bueno, la última vez no rompiste nada y la tostadora sigue intacta.
-Pero fui atacada por una ducha.-él se inclinó y besó su frente, deleitándose al sentir su piel bajo sus labios.
-Le gustabas.-dijo en un intento de broma.
Ella resopló y él sonrió. En vez de escuchar una réplica que había esperado, Bella acabó arrojando un puñado de harina en su cara y riéndose abiertamente. Él solo cerró los ojos como acto reflejo e intentó protegerse del malvado ataque con sus manos. Aun con restos de la risa, Bella se adentró entre su barrera y tomó sus mejillas con sus manos manchadas de blanco.
Al escuchar su pequeña risa, Rumpelstilskin abrió los ojos y no pudo evitar imitar su sonrisa mientas la felicidad le contagiaba. Cuando ella pudo contenerse, le dio un beso casto. Él la tomó entre sus brazos y acabó acariciando su mejilla contra la de ella, compartiendo el polvo blanco con el que ella lo había marcado antes.
-Bella.-dijo él recobrando la seriedad por un momento-. No me importa que quemes o que rompas todo. Lo único que me preocupa es que te hagas daño en el proceso. -ella suspiró con lentitud y posó las manos a ambos lados de su cuello, enredando sus dedos con su ahora pelo blanquecino.
-Se que hay muchas cosas nuevas y que me llevará un tiempo adaptarme, pero es normal que me lleve algún arañazo en el camino. -él gruñó malhumorado y continuó escuchando-. Rumpelstilskin, no soy de cristal.
-Hay muchos peligros en este mundo. Además, ya sabes que...yo no...no podría soportar perderte otra vez. -la abrazó con fuerza, asegurando sus palabras y su apoyo-. Me aseguraré de ello. Dije que te protegería y lo haré, no importa que sea contra una estúpida ducha o una tostadora. Me aseguraré de que ni las personas, ni las cosas te hagan daño.
Bella dejó escapar una corta risa y besó su mejilla.
-No se si tendrás mucho éxito espantando a la gente porque con esas pintas que tienes ahora, pareces un árbol cubierto de nieve.
-Oh, que encantadora eres -contestó con un fingido sarcasmo mientras preparaba su siguiente movimiento sigiloso. Ella agrandó su sonrisa, ajena a los movimientos que había a su espalda-. Al parecer te parece más ridículo que este cubierto de harina, que con la piel verde.
-No estas ridículo, más bien, estas adorable, encantador.
-Entonces, no te importará si comparto mi encanto, ¿verdad? -susurró mientras se acercaba a su oído.
Ella giró su rostro, acariciando lentamente su piel contra la de él a propósito, y buscó sus labios. Él sonrió sobre sus labios mientras comenzaba a espolvorear por encima del impoluto pelo de su amada, la harina que tenía en su puño. Cuando ella notó las pequeñas partículas cayendo sobre ella, se separó bruscamente y golpeó su brazo en el proceso. Su mano se abrió sin remedio, dejando que el contenido de su puño cayera de golpe sobre ella.
-¡Rumpelstilskin! -ella sacudió su pelo con su mano para quitar el máximo de harina posible mientras él dejaba escapar una risilla, que podría asemejarse a las que tenía cuando estaban en el castillo oscuro-. Acababa de lavármelo.
-Entonces no tendrías que haber atacado primero -llevó sus labios a su cuello y ella soltó un gemido.
-Eres un oportunista. -rio ella al notar como él la obligaba a apoyarse en la mesa de madera -. No tendrías que estar aquí hasta que hubiese terminado de preparar el desayuno.
-¿Y perderme el poder disfrutar esto? No lo creo.
-Ah pero fuiste tu el que dijo que tendríamos tiempo para todo.-murmuró ella mientas desabrochaba los primeros botones de la camisa rojiza de su pijama. -Asumí que también te referías a esto.
-¿Eso significa que tengo que ignorarte?-él sonrió complacido y posó sus manos sobre las caderas de Bella.
-Me sentiría ofendida si lo hicieras.
Ella atacó sus labios y Rumpelstilskin la aceptó con gusto mientras giraba sus cuerpos. Con un movimiento de su brazo, rastrilló toda la harina y la masa de pan, dejando caer todo al suelo y provocando que unas nubes de polvo blanco ascendieran por el aire.
Tan pronto como la masa de pan chocó contra el suelo, Bella saltó encima de la mesa y cogió el borde de su camisa desabrochada para traerlo hacia ella. Él sonrió socarronamente y apretó su cuerpo contra el de ella. Cuando sintió como ella acariciaba la piel descubierta de su pecho, no pudo evitar que un sordo gorgoriteo sonara dentro de su garganta. Con tan solo notar una pequeña caricia, podía llegar a tener la cabeza embotada de emociones.
Atrapó sus labios, presionando delicadamente. Ella rodeó su cuello con sus brazos, sujetándose mientras él la guiaba para que se tumbase en la mesa medio cubierta por harina. El pecho de ella tembló por los efectos de una pequeña risa mientras él deslizaba sus labios por su clavícula.
-Vamos a acabar como dos ovejas. -murmuró ella hasta que se voz se convirtió en un gemido cuando él mordió la piel blanquecina. Rumpelstilskin elevó su rostro y con la yema de su dedo, acarició la punta de la barbilla de Bella.
-¿Esto te incomoda? -él no dudaría en parar si ella se lo pedía.
-En absoluto -ella rodeó sus caderas, provocando que el delicado camisón, se deslizara hacía abajo. La vista era modesta, pero aun así, era más de lo que cualquier mortal que no fuese él, tenía vedado de ver. Esas partes de su cuerpo solo podían ser vistas por sus ojos.
A medida que deslizaba sus manos por sus piernas, su mente se desquiciaba por los deseos y sentimientos que él todavía no se había acostumbrado a sentir. Después de estar tantos años solo, era difícil no caer en aquel deleite. Bella arqueó su cuerpo contra el suyo, entregándose a las sensaciones que la invadían.
-Rumpelstilskin...yo...
El martilleo de la puerta de la cocina invadió la estancia y ambos se paralizaron. Giraron sus rostros hacia la puerta, intentando ver quien era el intruso que quería contactar con ellos en aquella mañana tan temprana, pero las cortinas granates, bloqueaban la vista.
-¿H-hola...?...¿Bella...? -ella abrió sus ojos atónita al escuchar aquella voz-. S-soy yo...no estoy seguro de si debería haber venido pero...aquí estoy.
-Por todos los dioses...-imploró ella en un susurro.
Él elevó sus hombros con indiferencia y tras besar a su atónita dama, retiró su cuerpo de encima del de ella. Rumpelstilskin extendió su mano para ayudarla a incorporarse y cogió su bastón. Ella abrochó los botones de la camisa de su pijama y saltó de la mesa para colocarse el camisón de una forma en la que cubriese su cuerpo lo máximo posible. Cogió una bata de seda, que él no había notado que había estado encima de una de las sillas hasta ahora, y se la puso por encima de los hombros. Desafortunadamente también estaba cubierta por harina y creó un divertido espectáculo para sus ojos. Aquello no iba a ser suficiente para ocultar los resultados de sus juegos.
Bella trató de acicalarse el pelo despeinado, pero por mucho que sacudiera sus cabellos, la capa de harina se mantuvo aferrada a ella. Poco después, se acercó a la puerta, y como si estuviera vestida para un baile, levantó su barbilla con elegancia y puso su mano en el picaporte de la puerta.
Él bajó su rostro para poder esconder una sonrisa.
Aquello iba a ser interesante.
Continuará...
Espero que os haya gustado y si teneís tiempo dejar lo que os parece por aquí. Este tendrá dos capítulos asi que...Estad atentos ;)
PD: Este fic está basado en la pelicula: Marilyn Hotchkiss (Un toque de seducción) Este hombre me deleitó con todos los sentimientos que pone en la peli :3
